Con la proclamación, por parte del Coronel Florencio Villarreal, del Plan de Ayutla, mediante el cual púsose en marcha un proceso revolucionario cuyos principales objetivos eran, mandar de paseo a quien había tenido la osadía y descaro de autoproclamarse Alteza Serenísima, el en otra hora considerado salvador de la patria, General Antonio López de Santa Anna, y conformar un Congreso extraordinario que finalmente terminó convirtiéndose en Constituyente, la Constitución mexicana de 1857 constituirá la más acabada representación del triunfo de aquel movimiento revolucionario iniciado el 1° de marzo de 1854 en la Hacienda de La Providencia, en el Estado de Guerrero.
En efecto, cuando el 9 de agosto de 1855 Santa Anna decide abandonar la ciudad de México para, días después, hacer del conocimiento público su renuncia a la presidencia de México mediante la expedición de un manifiesto en Perote, Veracruz, la revolución de Ayutla coronaba con el éxito el primero de sus objetivos, encaminándose, desde luego, en pos del segundo, mismo que igualmente alcanzaría cuando el 5 de febrero de 1857, el Congreso extraordinario, devenido en Constituyente dio a conocer el resultado de sus deliberaciones con la expedición de la Constitución mexicana de 1857, en donde campeaban todos y cada uno de los puntos programáticos de las corrientes liberales mexicanas.
El federalismo imponíase triunfante sobre el centralismo, regimen este último al que las corrientes conservadoras habían, por lo general, rendido pleitesía; una refrescante y necesaria declaración de derechos del hombre, lease garantías individuales, manifestábanse esplendorosos reduciendo al olvido las tendencias tiránicas totalitarias presentes en el último gobierno del que tuvo la osadía de autonombrarse Su Alteza Serenísima; una puntual y detallada división de poderes, necesarísima garantía para poner punto final a toda tentación dictatorial, magnificaba tan positivo documento.
En fin, con la expedición de esta Constitución, México parecía encaminarse, ¡al fin!, por la senda del progreso, la democracia y la libertad, pero áun quedaban por vencer fortísimas resistencias, cosa que años más tarde terminaría alcanzándose no sin tener que pagar un altísimo costo en sangre, dolor y sufrimiento.
Nos ha servido de base, para la elaboración de la presente edición virtual, la edición realizada en 1857 a raíz de la promulgación de la Constitución, misma que fue reimpresa de manera facsimilar en 1957 por el Fondo de Cultura Económica como tributo para el centenario de tan importante documento.
Esperamos que la presente edición resulte atractiva para tod@s aquell@s interesad@s en conocer la Constitución mexicana de 1857.
Con la proclamación, por parte del Coronel Florencio Villarreal, del Plan de Ayutla, mediante el cual púsose en marcha un proceso revolucionario cuyos principales objetivos eran, mandar de paseo a quien había tenido la osadía y descaro de autoproclamarse Alteza Serenísima, el en otra hora considerado salvador de la patria, General Antonio López de Santa Anna, y conformar un Congreso extraordinario que finalmente terminó convirtiéndose en Constituyente, la Constitución mexicana de 1857 constituirá la más acabada representación del triunfo de aquel movimiento revolucionario iniciado el 1° de marzo de 1854 en la Hacienda de La Providencia, en el Estado de Guerrero.