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La conquista.
Desde que el Papa Alejandro VI promulgó, el 4 de mayo de 1493, la bula por medio de la cual concedía a los monarcas católicos españoles, Fernando e Isabel, dominio pleno sobre las tierras e islas ubicadas de acuerdo a un meridiano, se iniciaron una serie de procesos de colonización y conquista en el aquel entonces considerado como Nuevo Mundo.
En la bula se decía:
... asignamos perpetuamente a vos y a los reyes de Castilla y León, vuestros herederos y sucesores; y hacemos, construimos y deputamos a vos, y a los dichos vuestros herederos y sucesores señores de ellas con libre, lleno y absoluto poder, autoridad y jurisdicción: con declaración, que con esta nuestra donación, concesión y asignación no se entienda, ni pueda entender que se quite, ni haya de quitar el derecho adquirido a ningún príncipe cristiano que actualmente hubiese poseído las dichas islas y tierras firmes hasta el susodicho día de Navidad de nuestro señor Jesucristo, y allende de esto, os mandamos en virtud de santa obediencia que así como también lo prometéis, y no dudamos por vuestra grandísima devoción y magnanimidad real, que lo dejaréis de hacer, procuréis enviar a las dichas tierras firmes e islas hombres buenos, temerosos de Dios, doctos, sabios y expertos para que instruyan a los susodichos naturales y moradores en la fe católica y les enseñen buenas costumbres, poniendo en ello toda la diligencia que convenga. Y del todo inhibimos a cualesquiera personas de cualquier dignidad, aunque sea real o imperial, estado, grado, orden o condición, so pena de excomunión latae sententiae, en la cual por el mismo caso incurran, si lo contrario hicieren: que no presuman ir por haber mercaderías o por cualquier causa sin especial licencia vuestra y de los dichos vuestros herederos y sucesores a las islas y tierras firmes halladas y que se hallaren descubiertas, y que se descubrieren hacia el Occidente y Mediodía, fabricando y componiendo una línea desde el Polo Ártico al Polo Antártico, ora las tierras firmes o islas sean halladas y se hayan de hallar hacia la India, o hacia otra cualquier parte, la cual línea diste de cualquiera de las islas, que vulgarmente llaman de los Azores y Cabo Verde cien leguas hacia el Occidente y Mediodía, como queda dicho ...
Por Real Cédula expedida el 5 de febrero de 1504, los monarcas hispanos pusieron en vigor la primera medida recaudatoria que alcanzaría al denominado Nuevo Mundo. En aquella Real Cédula los reyes ordenaban que todos los vasallos, vecinos y moradores de Indias, pagasen el quinto, esto es, la quinta parte del mineral que encontrasen, explotasen o arrebatasen a los naturales, mismo que debía enterarse a los oficiales de la Real Hacienda de la provincia que se tratase.
Mas tarde, en 1511, se establecería el Consejo de Indias, organismo legislativo y arbitral del cual emergió el conjunto normativo que debía regir en la zona del Nuevo Mundo dominada por España, considerándose entre éstas a las leyes hacendarias. Tenía este Consejo facultades de asesoramiento en cuanto a las delegaciones administrativas nombradas y enviadas por la Corona para que en su nombre gobernasen los nuevos territorios. A este Consejo se encontraba subordinada la llamada Casa de Contratación de Sevilla, la que entre otras cosas servía para concentrar las exportaciones destinadas a los territorios de ultramar, y en la que se cobraban los derechos pertinentes, se supervisaban las flotas, su carga y sus pasajeros, recibiéndose las importaciones y los caudales provenientes para la Corona.
También del Consejo de Indias dependía el gobierno eclesiástico en los territorios del Nuevo Mundo, hecho este de gran importancia en cuanto al aspecto recaudatorio, lo que se comprenderá si se toma en cuenta la bula del Papa Alejandro VI expedida en diciembre de 1501 en la que otorgaba a la monarquía hispana la facultad de la recaudación, administración y uso del diezmo en las tierras de Nuevo Mundo.
Os concedemos - se señalaba en esa bula - a vosotros y a los que por tiempo os fueren sucediendo, de autoridad apostólica y don de especial gracia por el tenor de las presentes, que podáis percibir y llevar lícita y libremente los diezmos en todas las islas y provincias de todos sus reinos y moradores y habitadores que en ellas están o por tiempo estuvieren, después que como dicho os las hayáis adquirido y recuperado, con que primero realmente y con efecto por vosotros y por vuestros sucesores de vuestros bienes y los suyos se haya de dar y asignar dote suficiente a las iglesias que en las dichas Indias se hubieren de erigir, con la cual sus prelados y rectores se puedan sustentar congruentemente, y llevar los cargos que por tiempo incumbieren a las dichas iglesias, y ejercitar cómodamente el culto divino a honra y gloria de Dios omnipotente y pagar los derechos episcopales conforme la orden que en esto dieren los diocesanos que entonces fueren de los dichos lugares, cuyas conciencias sobre esto cargamos.
Para el tema que nos ocupa, ubicamos el periodo de la conquista de México desde el momento en que el gobernador de Cuba, Don Diego de Velázquez, decide organizar en el año de 1519 una expedición cuyo fin sería la exploración de las islas circundantes, colocando a su cabeza a Hernán Cortés, hasta el año de 1522, cuando el Rey Carlos I de España y V de Alemania nombra a Cortés Gobernador y Capitán General de la Nueva España.
Así, en opinión nuestra, el proceso de la llamada conquista de México se inicia cuando Diego de Velázquez, gobernador de la isla de Cuba nombrado por el Rey hispano, decide enviar una expedición encabezada por Hernán Cortés para que, explorando las tierras que se encontrara, recaudase todo tipo de riqueza poniéndola en custodia de un veedor y un tesorero, los que habrían de responsabilizarse ante escribano por todo lo que se pusiese bajo su guardia.
Hernán Cortés, contrariando las órdenes del gobernador de Cuba, decidió convertir a su expedición en una expedición de conquista y no de simple exploración. Así, cuando desembarcó en tierra continental, lo primero que hizo fue fundar un pueblo al que bautizó con el nombre de la Villa Rica de la Vera Cruz, y una vez instalado el Ayuntamiento del mismo, le utilizaría para tomar las primeras medidas hacendarias al nombrar a Bernardino Vázquez de Tapia como factor , a Alonso Dávila como contador y a Gonzalo de Mejía como tesorero, autonombrándose Gobernador de las nuevas tierras y concediéndose por tal motivo el llamado derecho de quinto, mismo que tan sólo al Rey correspondía.
Habiendo enviado una embajada a Cuba para hacer del conocimiento del gobernador la fundación de la Villa Rica de la Vera Cruz, marcha, al frente de su expedición, tierra adentro. En la travesía que culminaría con su llegada a Tenochtitlan, ciudad capital de la nación mexica, una de las conformantes de la confederación de la triple alianza, establece relaciones con muchas de las naciones con las que a su paso se topa. Varias de ellas, declaradas enemigas de las naciones conformantes de la triple alianza, decidieron establecer con él unión, generándose los primeros tributos otorgados a los expedicionarios, mismos que fueron enterados, como marcaba el protocolo, a las autoridades hacendarias que acompañaban a la expedición, mar-cando el inicio del proceso contributivo, tributario e impositivo de México desarrollado por los conquistadores hispanos.
Cuando las fuerzas expedicionarias españolas y los integrantes de las naciones aliadas que les acompañaban arribaron a Tenochtitlan, contaron con la suerte de encontrarse con un señor universal, Moctezuma II, cuya superstición era tan grande que, suponiendo que los recién llegados representaban el regreso de Quetzalcoatl, prefirió unírseles antes que enfrentárseles. Moctezuma II terminó convirtiéndose en rehén de las fuerzas españolas y sus aliados, diciéndose que llegó a prestar juramento de vasallaje al monarca español, y que el escribano Pedro Fernández dio de ello fe. Pero aquel juramento de vasallaje quedaría sin efecto cuando una multitud enardecida decidió desconocerle como señor universal terminando por lincharle. Fue aquella enérgica actitud tomada por la mayoría de los grupos sociales individualizados pertenecientes a la nación mexica, el detonador de la guerra en contra de los expedicionarios hispanos y sus aliados. La victoria de éstos últimos consumaría el acto de dominio realizado por los vencedores, imponiendo a los vencidos impuestos y gravámenes de diferente índole.
El marqués , escribió Motolinía refiriéndose a Hernán Cortés, mandó que se juntasen en Coyoacán todos los principales de la comarca de México y todos los demás que buenamente pudiesen. Y así juntos les dijo: sabed que ya no habéis de tributar a Moctezuma ni a los otros señores universales, ni habéis de labrarles las tierras como solíais, sino solo habéis de servir al emperador y en su nombre a estos españoles y cada pueblo de los que son algo principales ha de ser por sí. Y así lo aceptaron los que allí se hallaron y se repartió la tierra en los españoles y cada uno se concertaba con el cacique, señor y principales del pueblo que le encomendaban que tanto le habían de dar cada ochenta días.
Una vez triunfante, el jefe de la expedición decidió recompensar a sus colaboradores mediante el repartimiento de lo que podría considerarse botín de guerra, mismo que incluía la servidumbre de pueblos enteros para con los conquistadores. De más está el señalar la irregularidad mostrada por el jefe de la expedición conquistadora al tomarse atribuciones que definitivamente no poseía pasando, incluso, por encima de la autoridad real.
Cuando en 1522 la Corona española otorga a Hernán Cortés los títulos de Gobernador y Capitán General de la Nueva España, el monarca hispano nombra, para que se hicieran cargo de la actividad hacendaria en México, a Alonso Estrada como tesorero; Gonzalo de Salazar como factor; Rodrigo de Albornoz como contador; Peralmides Chirinos como veedor y Alonso Suazo como asesor, quienes arribaron en 1524 instituyendo el Tribunal de Cuentas, que fue la primera oficina hacendaria establecida en México y cuya función era la de regular el proceso contributivo, tributario e impositivo que la monarquía hispana pretendía establecer en esa región del Nuevo Mundo.
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