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Cómo las leyes de la esclavitud civil tienen relación con la naturaleza del clima
I.- De la esclavitud. II. Origen del derecho de esclavitud, en los jurisconsultos romanos. III. Otro origen del derecho de esclavitud. IV.- Otro origen del derecho de esclavitud. V. De la esclavitud de los negros. VI.- Verdadero origen de la esclavitud. VII. Otro origen del derecho de esclavitud. VIII.- Inutilidad de la esclavitud entre nosotros. IX. De las naciones en que se halla generalmente establecida la libertad civil. X. Diversas especies de esclavitud. XI.- De lo que deben hacer las leyes con relación a la esclavitud. XII.- Abusos de la esclavitud. XIII.- Malas consecuencias de tener muchos esclavos. XIV.- De los esclavos armados. XV. Continuación de la misma materia. XVI. Precauciones que deben tomarse en los gobiernos moderados. XVII.- Reglamento de las relaciones entre el amo y los esclavos. XVIII.- De las manumisiones. XIX.- De los libertos y de los eunucos.
De la esclavitud civil
La esclavitud propiamente dicha es la institución de un derecho que hace a un hombre dueño absoluto de otro hombre, o a este último propiedad del primero, que dispone de sus bienes y hasta de su vida. La institución no es buena por su naturaleza; ni siquiera es útil para el amo ni para el esclavo: para el esclavo no lo es, porque le incapacita para hacer algo en pro de la virtud; para el amo tampoco, porque le hace contraer pésimos hábitos, acostumbrándolo insensiblemente a faltar a las virtudes morales y haciéndolo duro, altivo, colérico, voluptuoso, cruel.
En los países despóticos, donde ya se está sujeto a la esclavitud política, es más tolerable que en otras partes la esclavitud civil. Todos allí se dan por muy contentos con tener el sustento y conservar la vida. En tales países, la condición de esclavo no es más penosa que la de súbdito.
Pero en la monarquía, donde importa mucho no envilecer la naturaleza humana, la esclavitud no puede ser conveniente. En la democracia, donde todos los hombres son iguales, y en la aristocracia, donde las leyes deben procurar que todos lo sean hasta donde lo permita la índole de aquel gobierno, la esclavitud es contraria al espíritu; no sirve más que para darles a los ciudadanos un poder y un lujo que no deben tener (1).
Notas
(1) Esta esclavitud indignaba a Montesquieu por parecerle odiosa, la imputaba por entero al despotismo de Oriente y la declaraba incompatible con la constitución de un Estado libre, olvidando que todas las democracias de Grecia habían tomado la servidumbre doméstica para asentar en ella la independencia social. (Villemain, Elogio de Montesquieu).
Origen del derecho de esclavitud, en los jurisconsultos romanos
Parece increíble que la esclavitud haya tenido su origen en la piedad de las maneras (1).
El derecho de gentes consentía que los prisioneros fuesen reducidos a la esclavitud, pero no que se les diera muerte. El derecho civil de los Romanos permitió que los deudores se vendieran ellos mismos, para que sus acreedores no los maltrataran como podían hacerlo. Y el derecho natural ha querido que los hijos de esclavos, si no podían sus padres mantenerlos, fuesen esclavos como sus padres para tener un amo que los mantuviera.
Estas razones de los juristas romanos carecen de solidez:
1°. Es falso que en la guerra sea lícito matar, salvo caso de necesidad; pero si un hombre hace prisionero a otro, no puede decirse que tuviera la necesidad de matarlo, puesto que no lo hizo. El único derecho que da la guerra sobre los cautivos, es el de asegurarse de sus personas para que no puedan hacer daño (2). Los homicidios que a sangre fría cometan los soldados cuando ha cesado la lucha, son reprobados por todas las naciones (3).
2° No es cierto que un hombre libre pueda venderse. La venta supone un precio; al venderse el esclavo, todos sus bienes serán propiedad del comprador; éste, pues, no dará nada, ni nada recibirá el vendido. Se dirá que el esclavo puede tener un peculio, pero el peculio no es un accesorio de la persona. Si no es lícito matarse, porque sería restarle un hombre a la patria, tampoco es lícito venderse. La libertad de cada ciudadano es parte de la libertad pública, y en el Estado popular es parte de la soberanía. Vender la calidad de ciudadano es una cosa tan extravagante, que en cualquier hombre parece inverosímil (4). Si la libertad es cosa de tanto precio para el que la compra, aún es más preciosa para el que la vende. La ley civil no admite los contratos en que hay lesión enormísima; con más razón declarará rescindido el pacto que ajene la propia libertad.
3° El nacimiento es un medio tan injusto como los otros dos. Si un hombre no puede venderse, menos aun podrá haber vendido a su hijo antes que nazca; si un prisionero de guerra no puede ser reducido a la condición de esclavo, menos podrán serlo sus hijos.
¿Por qué es lícita la muerte de un criminal? Porque la ley que lo castiga ha sido establecida en su favor. Un asesino, por ejemplo, ha gozado de la ley que le condena, ley que le ha conservado la vida en todos los instantes; no puede, por lo tanto, reclamar contra la ley. Al esclavo no le sucede lo mismo; la ley de la esclavitud. siempre ha estado contra él y nunca a su favor, lo cual es opuesto al principio fundamental de todas las sociedades.
Se diría que ha podido serle útil porque el amo le daba de comer. Sería pues necesario limitar su aplicación a los incapaces y a los perezosos; pero a estos hombres que no se bastan para ganarse la vida, nadie los quiere por esclavos. En lo que toca a los niños, la naturaleza há dado leche a sus madres, ha provisto a su sustento; y en el resto de su infancia, tan cerca están de la edad en que pueden ser útiles que quien los alimentase nada les daría.
Por otra parte, la esclavitud es tan opuesta al derecho civil como al derecho natural. ¿Qué ley civil pudiera impedir la fuga de un esclavo, a quien ni alcanzan las leyes, puesto que vive fuera de la sociedad? Solamente podría impedir que huyera una ley de familia, es decir, la ley del amo.
Notas
(1) Justiniano, Inst., lib. I.
(2) Locke (¡parece mentira!) pretende que los prisioneros hechos en una guerra justa deben quedar bajo el dominio absoluto y el poder arbitrario de sus cautivadores, y esto por derecho natural. Principio conforme a la doctrina de Aristóteles sobre la esclavitud, pero indigno de la época moderna.
(3) A menos que se quiera citar a las que se comen a sus prisioneros.
(4) Hablo de la esclavitud en el sentido estricto que tenia entre los Romanos y que tiene todavía en nuestras colonias.
Otro origen del derecho de esclavitud
Prefiero decir que el derecho de esclavitud proviene del desprecio con que mira una nación a otra, sin más fundamento que la diferencia de costumbres.
López de Gomara dice que los Españoles encontraron cerca de Santa Marta unas cestas en que los Indios tenían sus provisiones de boca, apenas consistentes en mariscos, hecho que los vencedores imputaron como un crimen a aquellos desgraciados. El autor confiesa que tal fue el fundamento único del derecho que hacía a los indígenas esclavos, además del hecho de fumar tabaco y no llevar la barba a la española (1).
Los conocimientos hacen amables a los hombres; la razón los lleva a la humanidad: son los prejuicios lo que los hace renunciar a ella.
Notas
(1) Biblioteca inglesa, tomo XIII, parte 2a., art. 39.
Otro origen del derecho de esclavitud
Diría también que la religión da a los que la profesan un derecho a esclavizar a los que no la profesan, para más fácilmente propagarla.
Tal fue la creencia que alentó a los devastadores de América en sus atentados (1); en ella fundaron el derecho de esclavizar a tantos pueblos, porque los conquistadores, siendo tan cristianos como foragidos, eran muy devotos.
Luis XIII mostró sentimiento por la ley que, en sus colonias, convertía a los negros en esclavos (2); pero cuando se le persuadió de que era el medio más eficaz y más seguro para convertirlos, ya le pareció muy buena (3).
Notas
(1) Véase la Historia de la Conquista de Méjico, por Solís, y la Conquista del Perú, por Garcilaso.
(2) Labat, Nuevo viaje a las islas de América, tomo IV, pag. 114.
(3) También era devoto.
De la esclavitud de los negros
El azúcar sería demasiado caro si no se obligase a los negros a cultivar la caña.
Verdadero origen de la esclavitud
Indiquemos ahora el verdadero origen del derecho de esclavitud. Debe fundarse en la naturaleza de las cosas; vamos a ver si hay casos en que se derive de ella. En los gobiernos despóticos es natural venderse; ¿quién ama la libertad civil donde está anulada por la esclavitud política?
Dice un autor (1) que los Moscovitas se venden con suma facilidad. Comprendo la razón: la libertad que tienen no vale nada.
En Achim, todos procuran venderse. Algunos señores tienen hasta mil esclavos, los cuales son mercaderes importantes y tienen a su vez esclavos que les sirven. Donde los hombres libres son tan débiles enfrente del poder público, todos quieren ser esclavos de los hombres influyentes (2).
He aquí el origen verdadero y verdaderamente razonable, de ese derecho de esclavitud, muy benigno, que existe en varios países, y debe ser benigno, por fundarse en la elección de amo que hace un hombre libremente para mejorar su condición, lo cual SUpone convención recíproca entre las dos partes.
Notas
(1) Juan Perry, Estado presente de la Gran Rusia, París, 1717.
(2) Guillermo Dampierre, Nuevo viaje alrededor del mundo, tomo III; Amsterdam, 1711.
Otro origen del derecho de esclavitud
Veamos otro origen del derecho de esclavitud, y aun de esa esclavitud cruel que se ve entre los hombres.
Hay países donde el calor consume el cuerpo y debilita las fuerzas, hasta el punto de que los hombres no trabajarían por el sentimiento del deber y solamente lo hacen por temor al castigo.
En esos países, la esclavitud no repugna tanto a la razón; donde el amo es tan cobarde ante el príncipe como el esclavo ante él, todos son esclavos. También en esos países van juntas la esclavitud política y la esclavitud civil.
Aristóteles (1) quiere probar que hay esclavos por naturaleza: lo que dice no lo prueba. Si es que los hay, serán los que acabo de decir.
Pero como todos los hombres nacen iguales, hay que convenir en que la esclavitud es contraria a la naturaleza, aunque en algunos países tenga por fundamento una razón natural. Y deben distinguirse estos países de aquellos otros en que las mismas razones naturales condenan semejante institución; como sucede en Europa, donde afortunadamente ha sido abolida.
Plutarco afirma, en la Vida de Numa, que en su tiempo no había ni amo ni esclavo. En nuestros climas, el cristianismo nos ha vuelto a aquella edad.
Notas
(1) Política, lib. I, cap. I.
Inutilidad de la esclavitud entre nosotros
Es necesario, pues, limitar la esclavitud nátural a determinados países de la tierra. En los demás paréceme que todo se puede hacer con hombres libres, por duras que sean las labores exigidas por la sociedad.
Lo que me hace pensarlo, es que antes de abolirse la esclavitud en Europa se tenía por tan penoso el trabajo de las minas, que sólo se creía posible hacerlo ejecutar qpor los esclavos y los delincuentes. Pero sabemos hoy que los mineros viven felices (1). Los hay que escogen ese trabajo voluntariamente, que gozan de algunos privilegios y que tienen bastante remuneración.
No hay trabajo tan penoso que no pueda proporcionarse a las fuerzas del que lo ejecuta, con tal que lo regule la razón y no la codicia. Las máquinas que el arte inventa o aplica pueden suplir el esfuerzo que en otras zonas se pide a los esclavos. Las minas de los Turcos en Temesvar, más ricas que las de Hungría, y en las cuales se explotaba el brazo esclavo, no daban tanto rendimiento como las minas húngaras.
No sé si este capítulo me lo ha dictado el entendimiento o el corazón. Quizá no haya en la tierra clima alguno en que no se pueda estimular el trabajo de los hombres libres. Las malas leyes hicieron a los hombres holgazanes; por ser holgazanes se les hizo esclavos.
Notas
(1) Pregúntese lo que pasa en las minas de Hungría y en las de Hartz (Alemania).
De las naciones en que se halla generalmente establecida la libertad civil
Todos los días se oye decir que sería muy conveniente, aquí, tener esclavos.
Sin duda lo sería para el corto número de familias y personas que viven en la abundancia y en la ociosidad; pero viendo la cosa desde otro punto de vista, cabe preguntar: ¿quién ha de ser libre y quién esclavo? No creo que nadie quiera dejar al azar de un sorteo el ser esclavo o libre. Los que más abogan por que haya esclavitud, la mirarían con horror, y los más pobres no les irían en zaga. El clamor que se alza pidiendo la esclavitud lo inspiran el lujo, el vicio y la voluptuosidad; no el amor al bien público. ¿Es posible dudar que cada hombre en particular, se alegraría de ser árbitro de los bienes, la vida y el honor de los demás, y que todas sus pasiones se despertarían ante semejante idea? Pues siendo así, para saber si son lícitos los deseos de cada uno hay que ver los de todos.
Diversas especies de esclavitud
Notas
(1) De moribus Germanorum.
(2) Y esto sigue existiendo en algunos países.
(3) No podríais, dice Tácito, distinguir al amo del esclavo Por las delicias de la vida.
De lo que deben hacer las leyes con relación a la esclavitud
Pero, sea cual fuere la naturaleza de la esclavitud, las leyes civiles deben evitar, por una parte sus abusos, por otra sus peligros.
Abusos de la esclavitud
En los Estados mahometanos (1), el amo no sólo es dueño de la vida y los bienes de las mujeres esclavas, sino también de su cuerpo y de su honra. Es una de las desgracias de esos países el que una parte de la nación, la más considerable, viva a merced de la otra. Esta esclavitud no tiene más compensación que la inactividad en que se deja vivir a los esclavos, lo que es para el Estado una desdicha más.
Esa vida perezosa es lo que convierte los serrallos del Oriente (2) en mansiones de delicias. Gentes que sólo temen el trabajo, pueden creerse felices en aquellos lugares de reposo. Pero bien se ve que esto es contrario al espíritu de la esclavitud.
La razón exige que el poder del amo no alcance más que a lo concerniente a su servicio. Es necesario que la esclavitud sea para la utilidad y no para el deleite. Las leyes del pudor son de derecho natural y debe acatarlas todo el mundo.
Y si el pudor de los esclavos se respeta en los Estados en que el poder no tiene limitación, ¡cuánto más deberá ser respetado en las monarquías! ¡cuánto, sobre todo, en las Repúblicas!
Hay una disposición en la ley de los Lombardos que parece aplicable a todos los gobiernos: Si el amo abusa de la mujer de su esclavo, este esclavo y su mujer quedarán libres. Temperamento admirable para evitar y reprimir, sin extremar el rigor, la incontinencia de los amos.
En este punto, la política de los Romanos creo que no era buena. Soltaron la rienda a la incontinencia de los amos y, hasta cierto punto, privaron a los esclavos del derecho de casarse. Formaban los esclavos, ciertamente, la parte más vil de la nación; pero, por vil y rebajada que fuera, no convenía desmoralizarla. Además, no permitiéndoles el matrimonio, se corrompían los ciudadanos.
Notas
(1) Chardin, Viaje a Persia.
(2) Véase en Chardin, tomo II, la Descripción del zoco de Izagur. - El Corán dispone expresamente que se trate bien a los esclavos y que, si se ve que alguno tiene mérito, su señor debe compartir con él las riquezas que le ha dado Dios. Dice más: No obliguéis a las mujeres esclavas a que se os prostituyan. En Constantinopla se castiga con la muerte al patrono que mata a su esclavo, si éste no había levantado la mano contra él. Y si una mujer esclava prueba que ha sido violada por su patrono, inmediatamente se la declara libre y con derecho a una indemnización. (Voltaire).
Malas consecuencias de tener muchos esclavos
El excesivo número de esclavos produce efectos distintos en los diferentes gobiernos. En los despóticos no son graves los inconvenientes, porque establecida en el cuerpo del Estado la esclavitud política, se siente poco la esclavitud civil. Los llamados hombres libres no son mucho más libres que los otros; y como estos otros que no se llaman libres, en su calidad de eunucos, de libertos o de esclavos, son los que manejan todos los negocios, resulta que la condición de libre y la de esclavo se tocan muy de cerca. Es, por lo tanto, casi indiferente que sean pocos o muchos los esclavos.
Pero en los Estados moderados importa mucho que no haya exceso de esclavos. La libertad política hace que se aprecie más la libertad civil, y el que está privado de la última no puede gozar tampoco de la primera; ve que para él no existe la seguridad que tienen los demás, que hay una sociedad feliz a la que él es extraño, que su dueño tiene un alma susceptible de elevarse, en tanto que la suya se encuentra condenada a perpetua humillación. Lo que más acerca al hombre a la condición de bestia es el no ser libre donde lo son los otros. Y quien vive así, es natural enemigo de la sociedad; para ésta sería muy peligroso que hubiera muchos.
No es sorprendente, pues, que en los gobiernos templados se haya turbado tantas veces la tranquilidad pública por rebeliones de esclavos; lo que rara vez se ha visto en los gobiernos despóticos.
De los esclavos armados
El armar a los esclavos es menos peligroso en las monarquías que en las Repúblicas. En las primeras los tiene a raya una milicia noble; en las últimas todos se creen iguales, y no pueden los ciudadanos mantener sumisos a los que, una vez armados, se consideran tan libres como sus mismos dueños.
Los Godos que penetraron en España se desparramaron por toda la península, y comprendieron pronto que no eran bastante fuertes. Por eso adoptaron tres disposiciones importantes: derogaron la costumbre antigua que les prohibía emparentar con los Romanos por medio del matrimonio (1); dispusieron que todos los libertos fuesen a la guerra (2) so pena de volver a la esclavitud; y ordenaron que los Godos armasen y llevasen a la guerra la décima parte de sus esclavos (3). Este número no era excesivo; y además no se reunían en un cuerpo, no combatían juntos, sino que iban a la guerra al lado de sus señores. Estaban en el ejército, pero continuando en la familia.
Notas
(1) Ley de los Visigodos, lib. III, tito I, párr. 1.
(2) ldem, lib. V, tít. VII, párr. 20.
(3) Ley de loa Visigodos, lib. IX, tito I, párr. 9.
Continuación de la misma materia
Cuando toda la nación es guerrera, es aún menos de temer el armar a los esclavos.
Por la ley de los Alemanes (1), un esclavo que robara lo que viera incurría en la misma pena que se hubiera impuesto a un hombre libre; pero si robaba con violencia, no se le hacía más que obligarle a restituir el objeto robado (2). Entre los Alemanes los actos de valor y los de fuerza no eran odiosos.
Los Alemanes llevaban sus esclavos a la guerra. En las Repúblicas, generalmente, se ha cuidado más bien de envilecer a los esclavos para que perdieran el valor. Pero los Germanos, fiando en sí mismos, procuraban aumentar la audacia de los suyos. Como siempre iban armados nada temían de sus sirvientes que eran siempre instrumentos de sus rapiñas y de su gloria.
Notas
(1) Ley de los Alemanes, cap. V, párr. 3.
(2) Ley de los Alemanes, cap. V, párr. 5, per virtutem.
Precauciones que deben tomarse en los gobiernos moderados