, del compañero y amigo Jorge Robles, constituye, sin lugar a dudas, un fundamentado trabajo que desnuda, por decirlo de alguna manera, los tejes y manejes del poder en el México de la tercera década del siglo XX.Con ese trabajo la legislación laboral mexicana, que más de uno se ha ufanado en elevar al séptimo cielo como clara manifestación de los logros alcanzados durante el proceso revolucionario mexicano, queda en evidencia al exponer la deuda que para su elaboración, el regimen político imperante en aquellos años debió a la estructura del Estado fascista italiano.
Quienes tuvimos oportunidad de estudiar la carrera de derecho y, particularmente de cursar la materia de Derecho del Trabajo II, con el insigne maestro Trueba Urbina, recordamos cómo a principios de la década de 1970, cuando formamos cuatro compañeros un pequeño grupo de estudio, discutíamos apasionadamente, la mayoría de las veces en la misma clase, con el maestro Trueba, precisamente sobre este tópico, esto es, la indiscutible presencia de un innegable tufo fascistoide corporativista en la legislación laboral mexicana. En respuesta, el maestro Trueba recurría, como defensa, a un argumento que ciertamente en aquel momento resultaba aplastante: Compañeros, nos decía, sin duda sus apreciaciones tienen fundamento, pero ... ¿qué otra posibilidad se abría ante el general Calles, si por aquellos entonces el Estado fascista era considerado por propios y extraños como el non plus ultra de la organización política?, ¡claro!, añadía, la otra posibilidad era la de basarse en la estructura del Estado estalinista, pero esa otra opción, de principio estaba vedada. Nosotros, en nuestra fogosa juventud argüiamos en contra, más sin embargo esta sentencia del maestro Trueba nos desarmaba.
Ahora, cuarenta años después de aquellas apasionadas conversaciones, leemos con gusto el ensayo del compañero Robles quien, de manera puntual y por demás correcta, inside en el asunto que ocupó nuestra atención en esos momentos.
Ciertamente este tema, aunque ha sido tratado en el campo estrictamente jurídico en algunas ocasiones, no se le ha dado la divulgación debida. Es por ello que, aprovechando el ofrecimiento del compañero Jorge Robles de que difundieramos lo que considerásemos interesante de la compilación Poder Obrero. Historia de vida y lucha sindical, nos inclinamos por su ensayo Contacto en Italia. La presencia del fascismo en la legislación laboral mexicana, esperando que todo aquel interesado, extraiga elementos de valía que le ayuden a comprender la conformación normativa laboral en México, y el papel que en ello tuvo el corporativismo fascista.Omar Cortés
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IntroducciónAntes de la promulgación de la Ley Federal del Trabajo la tarea de los sindicatos no era fácil, pues ya estaban implementadas las Juntas Conciliación y Arbitraje como mecanismo de intervención en la vida sindical; el Departamento del Trabajo y la Secretaria de Industria Comercio y Trabajo (SICT) y era frecuente la intervención del ejército o la policía para reprimir los movimientos.A pesar de todo, la existencia de los sindicatos dependía únicamente de la voluntad soberana de los trabajadores para conformarlo, elaborar sus estatutos, establecer sus formas de lucha, sus tiempos de negociación bilateral con las empresas, el estallamiento de las huelgas y sus motivos, pudiendo coexistir dos y hasta tres sindicatos en una empresa.
Después de 1917 cada presidente estableció su propia política laboral, algunos reprimiendo como Carranza, otros aprovechando el impulso sindical para ganar adeptos como De la Huerta, otros combinando concesiones con represión como Obregón y otros reprimiendo abiertamente al sindicalismo independiente como Calles.
Mientras los caudillos de la Revolución Mexicana se repartían el poder en el interior de la República, la presidencia se peleaba literalmente a muerte. Con la reelección de Obregón y su posterior asesinato el sistema de reparto del poder hizo crisis y el presidente en turno, Plutarco Elías Calles, resolvió formar un partido de Estado que regulara el reparto del poder. Para desarrollar este proyecto Calles se valió de intelectuales que recorrieron Europa para copiar modelos de estructura partidaria y mecanismos de gobernabilidad que le permitieran controlar a los grupos sociales los sindicatos independientes y las organizaciones campesinas.
El resultado de estas pesquisas en Europa, fue la formación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y del sistema de Estado corporativo que controlara a los y las trabajadoras por medio del control estatal de los sindicatos, el arbitraje obligatorio, la cancelación de la libertad sindical y del nacimiento de esta figura que ahora llamamos Contratos de Protección Patronal.Aquí está contada de manera detallada la historia de este proceso y sus protagonistas por un lado, los sindicatos y sus luchas como actores sociales, los operadores políticos que establecieron lo que aquí llamamos El contacto en Italia, y que ocuparon el puesto de secretario de Industria, Comercio y Trabajo, dos de ellos ex embajadores en Italia: Manuel Y. de Negri y José Manuel Puig Casaunac; el operador político en la Cámara de Diputados, Aarón Sáenz y uno de los más cercanos colaboradores de Calles, Abelardo L. Rodríguez quién viajó de manera expresa a Europa para afinar el proyecto final de Ley Federal del Trabajo (LFT) y que después, como secretario del ramo, lo aplicó de manera implacable en contra de los sindicatos independientes; los operadores sindicales de Calles: primero Morones, luego Lombardo Toledano y al final Fidel Velásquez; los opositores al proyecto, Siqueiros, Campa, Velasco y los sindicatos cercanos a la Confederación Sindical Unitaria de México (CSUM); los empresarios, entre ellos Eugenio Garza Sada, quién recién aprobada la LFT, depositó el primer Contrato de Protección, el de la Cervecería Cuauhtémoc.
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Los Actores SocialesLos sindicatosEn México, el proyecto de control corporativo sobre el movimiento sindical se vislumbra ya desde 1915, con el intento de agrupar a los trabajadores de la Casa del Obrero Mundial (COM) alrededor del constitucionalismo. Para esto, sesenta y siete militantes de la COM establecen un pacto con Carranza, el cual da origen a la formación de los famosos Batallones rojos; aunque, es importante mencionar, que ningún sindicato de los 32 afiliados a la COM lo firmó. Existió sólo una excepción, el caso del sindicato tranviario, cuando su secretario general, según él, fue secuestrado y obligado a firmar papeles en blanco, comprometiendo a los de su gremio, en contra de su voluntad, a afiliarse al constitucionalismo. No es casual que el principal promotor y negociador por parte de los constitucionalistas fuera el pintor Gerardo Murillo (Dr. Atl), quien años después, durante la Segunda Guerra Mundial, manifestó abiertamente su simpatía por los nacionalsocialistas alemanes (1).De esa experiencia nace el proyecto de formar una central sindical ligada al Estado y, a convocatoria expresa del gobernador de Coahuila, Espinosa Mireles, nace la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) con Napoleón Morones a la cabeza. A menos de un año de vida (1919), sus dirigentes forman el Partido Laborista a través del cual consolidan su alianza con el Estado, recibiendo sus respectivas cuotas de poder como gobernaturas, diputaciones y hasta una cartera en el gabinete de Calles.Entre los principales participantes están los sindicatos minero, electricista y tranviario. El comité organizador fue conformado por reconocidos carrancistas como: Alfredo de León, Juan M. Anzures y Juan Lozano. Morones no formó parte del comité organizador de este congreso, debido a que él y su grupo habían sido sancionados por haber formado, en 1916, el Partido Socialista Obrero (2).La CROM aparece como heredera natural de ese grupo sindicalista de la COM que aprendió, en 1915, las ventajas de moverse de acuerdo a las necesidades del Estado.
El carácter oficialista de la CROM lo determinaba no sólo el patrocinio gubernamental, la militancia a favor del presidente en turno, sino también el papel de operador como central sindical y grupo de presión del gobierno en contra de cualquier opositor al presidente (3). El caso más obvio fue la toma de la iglesia de la Soledad por militantes de esta central para golpear a la iglesia, convirtiendo este incidente en la primera acción de la guerra cristera. Morones, Celestino Gasca y Lombardo Toledano, entre otros, ocupan puestos en el gobierno.Durante el gobierno de Obregón la política obrera fue de dos manos: convivieron la represión con el diálogo. El gobierno acorraló a la central independiente de la época, la anarcosindicalista Confederación General de Trabajadores (CGT) (4), sin poderla vencer.Cuando Morones es nombrado secretario de la recién creada Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo (5) por el presidente Plutarco Elías Calles, éste juega un papel determinante en la política oficial respecto al movimiento obrero. Durante su gestión se reglamentan las Juntas de Conciliación y Arbitraje, y se intenta que todos los conflictos obrero-patronales sean resueltos por medio de ellas. En 1925 se presentó también un fallido proyecto de ley reglamentaria del artículo 123 constitucional (6).La Confederación General de Trabajadores (CGT), nace en 1921 recuperando a las organizaciones sindicales y militantes que rechazaron el pacto de los batallones rojos con el carrancismo y militantes que, aunque sí participaron activamente en él, llegaron a la conclusión que la perdida de la autonomía sindical había sido un costo muy alto que pagó el sindicalismo independiente. Entre sus gremios están entre otros, los telefonistas, tranviarios, trabajadores de la construcción, petroleros, industria del vestido y su columna vertebral, la federación del ramo textil (7).En el año de 1925 la CGT tiene que enfrentar no sólo la lucha cotidiana por mejorar las condiciones de trabajo, sino que al mismo tiempo tienen que enfrentar las embestidas de la CROM por copar sus espacios y apropiarse de ellos. A través de las Juntas de Conciliación y Arbitraje manejadas por Morones, se justifica legalmente la represión directa a las huelgas, como el caso de la toma por el ejército de las instalaciones de la Huasteca Petrolium Co., paralizada por la huelga del sindicato afiliado a la CGT. La toma fue comandada por el general Lázaro Cárdenas, lo que permitió la entrada de los esquiroles afiliados a la CROM (8) y la posterior desaparición del sindicato independiente; otro aporte de la JCA fue la declaración sobre el carácter ilegal de las huelgas por solidaridad (9).Como ejemplo de la combatividad de la CGT, en 1925 la Federación del Ramo Textil realizó cuatro huelgas generales, veinte huelgas parciales, el aumento significativo de sindicalización independiente y un saldo negativo de treinta y cinco militantes detenidos, cinco muertos y cincuenta heridos (10).La Confederación Nacional Católica del Trabajo (CNCT) nació en 1920, primero a nivel regional (Confederación Católica del Trabajo) convirtiéndose dos años después en organización nacional. Fue fundada por el Secretariado Social Mexicano (SSM) (11) y rápidamente se extendió a más de 80 mil miembros, incluyendo sindicatos obreros, campesinos y cooperativitas, todas ellas asesoradas por el SSM. Ante su inesperado éxito, en 1924 su fundador Alfredo Méndez Medina P.J. fue retirado por su congregación y el episcopado mexicano nombró a Darío Miranda cómo director, quién cambió radicalmente el rumbo del SSM, abandonando la asesoría de los sindicatos y cooperativas contentando su acción en la formación de organizaciones piadosas cómo la Asociación Nacional de Padres de Familia.En 1925 el Comité Central de la CNCT informó a la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC), la intención de presentar en el congreso de la CNCT la afiliación a la central internacional para tomar el acuerdo de integrarse a la central internacional (12). El congreso no pudo reunirse nunca más.La CNCT sufrirá este año un ataque demoledor por parte del gobierno de Calles, que la dejará moribunda: Golpeadores de la CROM toma de manera violenta la iglesia de La Soledad, impugnando por la formación de un culto católico nacional alrededor del padre Joaquín Pérez (13). Ante esta situación Darío Miranda director del SSM (14), que ya había abandonado a su suerte a la central católica, se refugia en Italia. Al año siguiente los acontecimientos se precipitan con la implantación de la Ley Calles, que equiparó las infracciones en materia de cultos con delitos del fuero común, además de que limitaba el número de sacerdotes a uno por cada seis mil habitantes y se ordenaba que los sacerdotes se registraran ante las autoridades municipales, quienes les otorgarían una licencia para ejercer el sacerdocio. La Ley prohibió la libertad de enseñanza y el derecho de los padres a educar a sus hijos en la fe católica. Entrada en vigor, se clausuraran numerosos templos, capillas y conventos (15).El conflicto cristero fue acompañado de la simpatía ideológica a la iglesia de un grupo de organizaciones simpatizantes del fascismo, comenzando por el Partido Fascista Mexicano (16), el Sindicato de Agricultores (SA) formada por terratenientes afines al PFM (17), la Liga Política Nacional y los Caballeros de Colón.
Los empresariosPor el lado de los empresarios, existen asociaciones en varios estados de la República, incluyendo a diversas organizaciones de comerciantes, industriales y banqueros: Confederación Fabril Nacional Mexicana, Cámara Británica de Comercio, Cámara Española de Comercio, Cámara Francesa de Comercio, Cámara Italiana de Comercio, Cámara Nacional de Comercio, Confederación de Cámaras de Comercio, Cámara Nacional de Minería, Unión de Comerciantes e Industriales, S. C. (18) y Confederación de Cámaras Industriales de la República Mexicana (19).El grupo empresarial más importante era sin duda el encabezado por Eugenio Garza Sada que incluye Vidriera Monterrey S.A., el Banco Mercantil, Fábricas de Monterrey (FAMSA), Compañía Hostelera Colonial S.A., Tapón Corona y Envases Titán entre otras (20).Eugenio Garza Sada nació en Monterrey en 1892, integrándose al trabajo del consorcio familiar en 1918, después de haber estudiado en Estados Unidos (21), donde aprendió los modelos de relaciones laborales del fordismo, adaptando el modelo a su emporio, convirtiendo a los empleados, obreros, proveedores en potenciales consumidores de sus productos, desarrollando desde los años veinte el esquema de subcontratación de materia de trabajo: por ejemplo, en una planta se producía la cerveza (Cervecería Cuauhtémoc), otra fabricaba las tapas de la botella (Tapón Corona), otra las cajas de cartón (Envases Titán), otra las botellas de vidrio (Vidriera Monterrey) y otra proporcionaba el financiamiento (Banco Mercantil). Para capitalizar el ahorro de los trabajadores fundó desde 1918 la Sociedad Cooperativa de Ahorros e Inversiones para los empleados y trabajadores de la Cervecería Cuauhtémoc.Merece una mención especial el caso de las empresas de origen italiano, como la fábrica de chocolates La Suiza, los pequeños productores de lácteos del pueblo de Chipilo, las haciendas Nueva Italia y Lombardía, de la familia Cusi (22).A principios de 1925 se realizó en la Ciudad de México el segundo Congreso Industrial sin que los patrones permitieran la participación de los representantes de la central oficial, la CROM, a lo cual el presidente Calles respondió molesto: Se extraña que los empresarios no quieran permitir que los trabajadores asistan a sus sesiones (...) esto debe ser recapacitado para las futuras conquistas, tanto más cuanto que redundará en beneficio para el capitalista y el trabajador (23).El Congreso en su declaración oficial manifestó la voluntad de los empresarios de mantener su autonomía con respecto al Estado y en particular de las JCA; defienden la bilateral como forma de relación laboral con los trabajadores y la necesidad de establecer Contratos Colectivos de Trabajo como mecanismo de regulación:
No se rechaza la agrupación sindical, sino que se acepta de buen grado y se pretende, por lo mismo, el contrato colectivo, reglamentado con responsabilidades para los sindicatos y para los patronos, con clausulados que precisen derechos y deberes para ambas partes (...) para facilitar la inteligencia entre la dirección y la mano de obra, se han propuesto los organismos mixtos en cada fábrica, compuestos por representantes de los trabajadores y de los patrones, para que entre ellos mismos se puedan conocer a fondo las verdaderas necesidades de unos y otros (...) Las Juntas de Conciliación y Arbitraje ... no intervendrán para nada en las relaciones de la mano de obra con el patrón, sino que sólo servirán de organismos de observación, de cuerpo consultivo (24).Ya en estos años los empresarios sufrían la carga de corrupción y extorsión por parte de los funcionarios de la JCA y del Departamento del Trabajo, al mismo tiempo que tenían que enfrentar las reivindicaciones de los trabajadores en los centros de trabajo.
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Los OperadoresContacto en ItaliaPuig Casauranc (25), fue diputado federal por Veracruz en 1921 y 1922 y senador por el Estado de Campeche en 1924-1926. Amigo personal de Calles, en 1926, siendo Secretario de Educación Pública y por el reconocimiento a su capacidad como intelectual, fue designado embajador en la Italia fascista, que no está por demás decir que este país estaba en plena reestructura política en manos de Benito Mussolini. En 1928 Calles lo llamó para sustituir a Morones en la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo para implementar la primera parte de la estrategia legislativa que culminó en la promulgación de la Ley Federal del Trabajo; también trabajó en la investigación de estructuras y funcionamiento de distintos partidos políticos en el mundo (26), para definir la estructura y funcionamiento del Partido Nacional Revolucionario (27).Después de la reforma política que canceló el sistema de gobierno del DF, fue nombrado como el primer Jefe del Departamento del DF, (1928-1929) después de haber cumplido su labor en la formación del PNR e iniciar el proceso de imposición de la LFT. En agosto de 1931 fue nombrado embajador de México en Estados Unidos pero con residencia en México, pues estaba comisionado por Calles a preparar una reorganización del poder ejecutivo, donde Calles ocupó en el nuevo gabinete la Secretaría de Guerra y Marina y con ello el control directo del ejército (28).Ramón P. De Negri relevó a Puig Casauranc en la embajada de Italia. Nació en Hermosillo Sonora. Hijo de Casimira Pérez mexicana de origen estadounidense y francés y de Manuel De Negri, originario del sur de Italia. Inició su carrera en la administración pública cómo telegrafistas en el Estado de Sonora bajo el gobierno de José María Maytorena.
Con Venustiano Carranza ascendió a jefe de oficina de Ferrocarriles y Telégrafos. Por su origen materno norteamericano participó en diversas comisiones financieras y diplomáticas en Estados Unidos: Fue Cónsul General de México en San Francisco y Nueva York, además de encargado de negocios de México en Washington, D.C.
En 1924 fue vocal de la Comisión Nacional Agraria, sustituyendo en 1924 a Antonio I. Villarreal en la Secretaría de Agricultura y Fomento durante el gobierno del también sonorense Álvaro Obregón (29).Fue presidente de los Ferrocarriles Nacionales (1922-1923) y fundador de la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo, Estado de México. Asumió la embajada de de México en Italia (30) y Hungría durante 1928, en pleno auge del fascismo italiano, sustituyendo después a José Manuel Puig Casauranc en la Secretaría Industria, Comercio y Trabajo. Recibió la encomienda de cabildear la reglamentación del artículo 123 constitucional. Él fue el responsable de implementar junto con Portes Gil, (secretario de gobernación entonces) la Convención Obrero Patronal para convalidar el proyecto de Ley Federal del Trabajo en 1928.Su experiencia italiana fue determinante en el enfoque legislativo de la ley, cosa que se nota en la gran similitud de principios de la LFT y el Código del Trabajo que impuso Benito Mussolini en Italia (31).Un tercer operador, fue Abelardo L. Rodríguez, que a diferencia de Puig y de Negri no fue embajador en Italia, pero por instrucciones Plutarco Elías Calles, viajó durante siete meses a Europa para investigar cuestiones relacionadas con la Industria (así se le llamaba entonces al entrono laboral) (32). A su regreso Calles lo instaló cómo su subsecretario de guerra y desde ahí opero la modificación al texto original del 1928, asesorando a Calles que fungió cómo supervisor directo en las comisiones de trabajo de la Cámara de Diputados, cómo lo atestiguan los propios diputados: que algunas de esas juntas (de las comisiones de trabajo de la Cámara de Diputados) fueron presididas por el señor Presidente de la República, con asistencia, cómo invitado de honor, del señor General don Plutarco Elías Calles, enérgico orientador de la Revolución, que no podía ni debía negar sus sabios consejos a obra de tanta importancia y trascendencia para el país (33).Aprobada la LFT sin discusiones de fondo, Abelardo L. Rodríguez fue nombrado Secretario de Industria, Comercio y Trabajo quién de inmediato aplicó con precisión los mecanismos de control: Arbitró en contra de la Alianza de Tranviarios en su demanda de pago de horas extras, mutiló el CCT del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) reduciendo los días no laborales; negó registros sindicales independientes al mismo tiempo que reconoció de inmediato el registro del primeros sindicato de protección: la Unión de Trabajadores Cuauhtemoc y Famosa en las industrias de Eugenio Garza Sada en Monterrey quienes suscriben el primer contrato de protección con las empresas del grupo (34).
El operador políticoHasta ahora los operadores habían realizado un trabajo más técnico que político y no habían logrado ganar voluntades al proyecto. Calles necesitó de un buen operador político probado, y recurre a Aarón Sáenz, un obregonista de derecha que aspiraba a la presidencia de la República pero que se subordinó a la lógica del jefe máximo y declinó su precandidatura para beneficio de Portes Gil.Sáenz había mostrado sus habilidades operativas cómo Secretario de Relaciones al lidiar con la embajada norteamericana en el conflicto cristero. Sáenz era el indicado para ocupar la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo y conseguir la aprobación del Código del Trabajo de Portes Gil.
El operador sindical