Parte cuarenta y nueve de El anticristo de Federico Nietzsche. Captura y diseño, Chantal Lopez y Omar Cortes para la Biblioteca Virtual Antorcha
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XLIX

¿Se me ha entendido? El comienzo de la Biblia contiene toda la sicología del sacerdote. El sacerdote sólo conoce un peligro: la ciencia, el sano concepto de causa y efecto. Pero la ciencia prospera conjuntamente sólo en situaciones favorables; hay que tener tiempo, hay que tener espíritu de sobra para investigar. Por consiguiente, se debe hacer al hombre infeliz: ésta fue en todo tiempo la lógica del sacerdote.

Ya se adivina qué ha entrado en el mundo con arreglo a esta lógica: el pecado. El concepto de culpa y de castigo, todo el orden moral del mundo fue inventado contra la ciencia, contra el rescate del hombre de los sacerdotes ...

El hombre no debe mirar fuera de sí, sino dentro de si; no debe mirar las cosas con habilidad y prudencia para aprender; en general, no debe mirar; debe sufrir ... Y debe sufrir de modo que tenga constantemente necesidad del sacerdote. ¡Fuera los médicos! ¡Hay necesidad de un salvador! ¡El concepto de culpa y de castigo, comprendida la doctrina de la gracia, de la redención, del perdón -todas completas mentiras privadas de toda realidad psicológica- fue inventado para destruir en el hombre el sentido de las causas; fue un atentado contra la nación de causa y afecto! ¡Y no un atentado realizado con el puño, con el cuchillo, con la sinceridad con el odio y en el amor , sino partiendo de los instintos más viles, más astutos, más bajos! ¡Un atentado de sacerdotes! ¡Un atentado de parásitos! ¡Un vampirismo de pálidas sanguijuelas subterráneas! ... Si las consecuencias naturales de una acción no son ya naturales, y se imagina que son provocadas por los fantasmas de la superstición, por Dios, por espíritus, por almas, como consecuencias puramente morales, con premio, castigo, indicación, medio de educación, es que se ha destruido la condición primera del conocimiento y se ha cometido el mayor delito contra la humanidad. El pecado, lo repito una vez más, esa forma de masturbación por excelencia, fue inventado para hacer imposible la ciencia, la cultura, la elevación y el ennoblecimiento del hombre; el reino del sacerdote se levanta sobre los cimientos del pecado.

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