Índice del Bhagavad-gita de autor anónimoCapítulo undécimoCapítulo décimoterceroBiblioteca Virtual Antorcha

CAPÍTULO DUODÉCIMO

Arjuna preguntó:

Entre los (hombres) que así (1) con devoción constante y siendo fieles te adoran, y los que adoran al (ser) indivisible e imperceptible, ¿quiénes entienden mejor la devoción?

El muy venerable contestó:

Aquellos que con constante devoción y dotados de la mayor fe, me adoran, habiendo puesto en mí su corazón, los tengo por los más devotos. Mas aquellos que adoran al (ser) indivisible, indemostrable, imperceptible, omnipresente, incomprensible, que lo penetra todo, inmoble y firme, si han reprimido todos los sentidos, estiman por igual a todos los seres y se complacen en el bien de todas las criaturas, logran también mi posesión. El trabajo de éstos es mucho mayor, pues sus pensamientos se dirigen al (ser) imperceptible, y el camino que es imperceptible se recorre con dificultad por los mortales. Yo soy el que, sin mediar tiempo, oh hijo de Pritha, libro del Océano del mundo de los mortales a aquellos que, habiendo puesto en mí sus pensamientos, han renunciado en mí todos sus actos; y, no teniendo otro objeto fuera de mí, con exclusiva devoción me contemplan y adoran. Dirige a mí tu corazón, fija en mí tu pensamiento, que sin duda ninguna habitarás en mí allá en lo alto, después de este mundo. Mas, si no puedes poner en mí tu pensamiento de un modo fijo y constante, esfuérzate por llegar a mí con asidua devoción, oh despreciador de la riqueza. Si aun en la asiduidad no puedes mantenerte, ten ánimo de dirigir hacia mí todos tus actos, porque realizando tus actos para mi honor, alcanzarás la felicidad. Mas, si aun impotente eres para hacer esto, ven a buscar refugio en mi devoción; reprímete entonces y abandona el interés que tengas por el resultado de tus actos. La ciencia es mejor que la asiduidad; la contemplación vale más que la ciencia; el desinterés en el fruto de la acción es superior a la contemplación; el resultado inmediato del desinterés es la emancipación final. Quien, exento de odio, amante y compasivo con todas las criaturas, humilde, desinteresado, de ánimo constante en el placer y el dolor, sufrido, contento, siempre devoto, teniendo dominio sobre sí y resuelto, ha depositado en mí su corazón y su pensamiento y me adora, es amado por mí. Quien no causa al mundo impresiones ni del mundo las recibe, y, por lo tanto, está libre de las emociones de placer, cólera y miedo, es amado por mí. Quien, no esperando nada (de este mundo), es puro, justo, no se preocupa de nada (mundano), está exento de ansiedad, es desprendido en todas sus empresas y me adora, es amado por mí. Quien ni se deleita, ni odia, ni llora, ni ama, y siendo desprendido en la dicha y la desdicha, me es muy devoto, es amado por mí. Quien es el mismo para el amigo y el enemigo y se mantiene lo mismo en el honor que en la ignominia, en el frío y el calor, en el placer y el dolor, y libre de interés, siendo igual en el vituperio y en la alabanza, es silencioso, está contento con todo, no tiene morada, es constante en su pensar y me es muy devoto, es amado por mí. Pero quienes, como te he dicho, están atentos (a comer) esta sagrada ambrosía y llenos de fe hacia mí se dirigen y me son fieles, son muy amados por mí.

Tal es ... en el venerable Bhagavad-Gita ... el capítulo duodécimo, titulado:

DEVOCIÓN POR LA ADORACIÓN

Notas

(1) Este así se refiere al final del capítulo anterior.

Índice del Bhagavad-gita de autor anónimoCapítulo undécimoCapítulo décimoterceroBiblioteca Virtual Antorcha