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CAPÍTULO DÉCIMOQUINTO (1)
El muy venerable continuó:
Dicen que la eterna higuera sagrada tiene sus raíces hacia lo alto y sus ramas hacia abajo. Las hojas de ella son los himnos (del Veda); quien la conoce, conoce los Vedas. Sus ramas (2) se extienden hacia arriba y hacia abajo, nutridas por las cualidades, y siendo sus retoños el objeto de sus sentidos; las raíces que se extienden hacia abajo son los lazos que la ligan a la acción del mundo humano. Ni su forma es comprendida aquí en el mundo, ni su fin, ni su principio, ni su constitución. Cuando uno, habiendo cortado esta higuera sagrada, que tiene largas y potentes raíces, con el hacha firme de la indiferencia, ha llegado a la suprema mansión, que es a la que debe tender, una vez allí ya no vuelve a renacer. Me refiero a este primer espíritu, del cual ha emanado la eterna corriente (de la vida). Los hombres que, exentos de arrogancia y error, han dominado sus vicios y pasiones, contemplan constantemente el Adhyatman, hacen cesar todos sus deseos y están libres de la influencia de los contrarios, conocidos con los nombres de placer y pena, llegan sin confundirse a la mansión eterna, a la cual ni ilumina el sol, ni la luna, ni el fuego; una vez llegados allí, no retroceden; ésta es mi suprema morada. Una eterna porción mía, habiendo tomado vida en el mundo de los vivientes, atrae el corazón y los cinco sentidos, que descansan en la naturaleza material. El supremo espíritu, siempre que entra en un cuerpo o lo abandona, se apodera de éstos (sentidos y del corazón), y los penetra, como el viento arrebata el perfume de las flores. El espíritu, presidiendo al oído, vista, tacto, gusto, olfato y corazón, les ayuda a buscar sus propios objetos. Los necios no conocen ni cuándo (él) abandona el cuerpo, ni cuándo en él está, ni cuándo disfruta (del mundo), puesto en acción por las cualidades. Quienes poseen los ojos de la ciencia, lo ven. Los devotos que se esfuerzan, lo ven, morando en sí mismos; pero los que son incontinentes están privados de razón, y, aunque se esfuercen, no lo ven. Has de saber que de mí procede el brillo del sol, el cual alumbra a todo el mundo, y el de la luna y el del fuego. Penetrando yo la tierra, sustento a todas las criaturas con mi vigor y nutro todas las hierbas, viniendo a ser su sabroso jugo. Yo, convertido en fuego, entro en el cuerpo de todos los animales, y asociado a su inspiración y espiración, cuezo la digestión de las cuatro especies de alimento (3). Yo habito en el corazón de todo ser, y de mí proceden la memoria, la ciencia y el discurso. Yo solamente debo ser conocido por todos los Vedas; yo soy el autor del Vedanta y el intérprete de los Vedas. Estos dos espíritus (4) existen en el mundo, el divisible y el indivisible; el primero está en cada uno de los seres; el segundo lo penetra todo. Mas hay otro supremo espíritu denominado Alma Suprema, la cual, habiendo penetrado los tres mundos, los sostiene y es su imperecedero señor. Por lo que yo (5), que soy superior al divisible, y más excelso que el indivisible, soy, en el mundo y en los Vedas, llamado Supremo Espíritu. Quien, estando exento de error, me conoce como Supremo Espíritu, lo sabe todo y me adora en todos los estados en que se encuentre, oh descendiente de Bharata. Ya te he expuesto esta misteriosa ciencia, oh inmaculado. Quien la sepa, sabio es y cumplidor de su deber, oh descendiente de Bharata.
Tal es ... en el venerable Bhagavad-Gita ... el capítulo decimoquinto, titulado:
LA DEVOCIÓN MEDIANTE LA ADQUISICIÓN (DEL CONOCIMIENTO) DE LA SUPREMA PERSONA
Notas
(1) Trata este capítulo de la naturaleza del espíritu en general. Comienza con una alegoría, comprendiendo todo el Universo en la forma de la higuera sagrada; describe luego el espíritu en el cuerpo, o sea el alma individual; continúa hablando del espíritu universal, y, por último, especifica el espíritu que lo individualiza en el Ser Supremo.
(2) Los cuerpos de todos los seres nutridos por las tres cualidades.
(3) Que son: 1. Brakshya, los que pueden ser mascados, como el pan; 2. Bhoiya, los que pueden ser engullidos, como el requesón; 3. Lehya los que pueden ser lamidos, como el regaliz; 4. Choshya, los que pueden ser chupados, como la jalea.
(4) El individual y el universal.
(5) Krishna, refiriéndose a su identidad con el Ser Supremo.
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