Índice del Bhagavad-gita de autor anónimoCapítulo octavoCapítulo décimoBiblioteca Virtual Antorcha

CAPÍTULO NOVENO

El muy venerable prosiguió:

Ahora voy a exponerte, ya que no eres blasfemo, la misteriosa ciencia y el discernimiento espirituales, con el conocimiento de lo cual te librarás del mal. Ésta es la ciencia suprema, el misterio supremo, el sacrificio más elevado, fácil de comprender, verdaderamente religioso, muy fácil de practicar y eterno. Los hombres que no tienen fe en esta religión, oh tormento de tus enemigos, retroceden sin poder alcanzarme, y continúan dando vueltas en el mundo de la muerte. Yo, encarnado en una forma imperceptible, he desenvuelto todo este mundo. En mí están todos los seres, mas yo no estoy puesto en ellos, ni tampoco en mí los seres; considera éste mi supremo misterio. Mi espíritu, que es causa de todo lo que existe, es el que sostiene a todos los seres, no el sostenido por ellos. Considera: así como el impetuoso viento que va por todas partes está constantemente en la atmósfera, así están en mí todos los seres. Todos los seres que existen, oh hijo de Kunti, entran en mi naturaleza a la conclusión de un Kalpa (1). Luego yo vuelvo a crearlos (2) al empezar otro Kalpa. Apoyándome en mi naturaleza (3), emito una y otra vez todo este conjunto de seres existentes, necesariamente, por necesidad de mi naturaleza, Estos actos no me obligan, oh despreciador de la riqueza, pues permanezco tranquilo, como si extraño fuera a ellos, sin interesarme por los mismos. Bajo mi providencia, la naturaleza produce las cosas movibles y las inamovibles (4). Ésta es la causa, oh hijo de Kunti, por la que el mundo se va reproduciendo. Encarnado yo en un cuerpo humano, me desprecian los necios que desconocen mi suprema existencia, la cual es señora de todo lo existente, y con sus vanas esperanzas, sus vanas acciones y su presumida ciencia, privados de meditación, se inclinan hacia la naturaleza de los Rakshasas y de los Asuras, que los infatúa. Pero los hombres magnánimos, que se inclinan hacia la naturaleza divina, sin pensar en otra cosa más que en mí, oh hijo de Pritha, me adoran y conocen como eterno principio de todas las cosas. Los que siempre me glorifican, perseveran con firmes votos y se postran ante mí con constante devoción, me adoran. También otros, ofreciendo el sacrificio de su ciencia, me adoran, como que estoy presente en todo lugar, de muchas maneras, con mi individualidad y unidad. Yo soy el poder del sacrificio, el mismo sacrificio, la ofrenda que se ofrece a los manes, la medicina, el himno, la manteca del sacrificio, el fuego, el incienso, el padre, la madre, el sostenedor y el abuelo de este mundo, la ciencia espiritual, el objeto que purifica, la sílaba ¡Om!, el Rig, el Sama y el Yajur-Veda, el camino, el sostenedor, el señor, el testigo, la habitación, el refugio, el amigo, el origen, la disolución, el lugar, el receptáculo y la semilla indestructible. Yo doy el calor (al mundo); yo contengo y esparzo la lluvia; soy la muerte y la inmortalidad, el ser y el no ser, oh Arjuna. Los que conocen los tres Vedas, los que beben el Soma, los que purgan sus pecados honrándome con sacrificios, imploran de mí la consecución del paraíso. Éstos, alcanzando como premio el paraíso de Indra, comen en el cielo el celestial manjar de los dioses, y después de haber disfrutado el gran mundo del paraíso, vuelven al mundo de la muerte, cuando su premio se ha extinguido. De este modo los que siguen la ley de los Vedas y condescienden con sus deseos, obtienen una felicidad inestable (5). Yo tengo la garantía de los bienes que han de disfrutar aquellos hombres que, pensando únicamente en mí, me adoran con constante devoción. Aun aquellos que llenos de fe y siendo devotos, adoran a los otros dioses, me adoran a mí, oh hijo de Kunti, pero no conforme prescribe la ley. Pues yo soy el señor y el que disfruto de todos los sacrificios; mas aquéllos no me conocen verdaderamente, y por esto yerran. Los devotos de los dioses a los dioses van; los que lo son de los Pitris, a los Pitris van; a los Bhutas van los que a los Bhutas adoran; sólo vienen a mí los que me son devotos. Cuando me ofrecen con devoción una hoja, una flor, un fruto o agua, yo lo acepto, si me lo ha ofrecido con piedad un hombre de alma piadosa. Ofréceme, oh hijo de Kunti, cuanto hagas, cuanto comas, todo lo que sacrifiques, lo que des y cuantas mortificaciones te impongas. De este modo, sean buenos, sean malos sus resultados, te librarás de los lazos de la acción, y siendo aplicado a la devoción y renunciación, cuando dejes el cuerpo, vendrás a mí. Soy el mismo para todos los seres; ni tengo enemigos ni amigos; pero los que me adoran con devoción están en mí y yo estoy en ellos. Así, quien observa una muy mala conducta, si me adora no siendo devoto de otro objeto, ha de ser considerado como bueno, pues ha sabido juzgar bien; éste viene pronto a ser de alma religiosa y entra en la eterna quietud; pues has de saber, oh hijo de Kunti, que ninguno que me sea devoto perece. Porque, oh hijo de Pritha, si buscan refugio en mí, aunque deban su nacimiento al pecado, aunque sean mujeres, Vaizyas o Zudras, todos logran el supremo camino. ¡Cuánto más los virtuosos brahmanes y devotos Rajarshis! Ya que has alcanzado este mundo finito y desdichado, adórame. Pon tu corazón en mí, séme devoto, sacrifícame y hónrame; a mí vendrás, en efecto, si, siendo devoto con tu alma, pones en mí tu intención.

Tal es ... en el venerable Bhagavad-Gita ... el capítulo noveno, titulado:

LA DEVOCIÓN MEDIANTE LA CIENCIA DIVINA Y EL MISTERIO DIVINO


Notas

(1) Un día de Brahma.

(2) Literal, a emanarlos.

(3) Prakriti, o naturaleza, la esencia material, mirada como parte del Ser Supremo, la cual es considerada como materia y como espíritu.

(4) Los seres animados e inanimados.

(5) Literalmente, que viene y se va.

Índice del Bhagavad-gita de autor anónimoCapítulo octavoCapítulo décimoBiblioteca Virtual Antorcha