Índice del libro Discurso preliminar de la Enciclopedia de Jean Le Rond D´AlembertCapítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

Explicación detallada del sistema de conocimientos humanos

Los seres físicos actúan sobre los sentidos. Las impresiones de aquellos seres excitan las percepciones de éstos en el entendimiento. El entendimiento se ocupa de sus percepciones sólo de tres maneras, según sus tres facultades principales: la memoria, la razón, la imaginación. O el entendimiento hace, con la memoria, enumeración pura y simple de sus percepciones; o, con la razón, las examina, las compara y las digiere; o se complace en imitarlas y en rehacerlas mediante la imaginación. De donde resulta una distribución general del conocimiento humano, que parece bastante bien fundada, en: historia, que es cosa de la memoria; filosofía, que emana de la razón y poesía, que nace de la imaginación.

MEMORIA, DE DONDE HISTORIA

La historia es hechos; los hechos son o de Dios, o del hombre, o de la Naturaleza. Los hechos que son de Dios corresponden a la historia sagrada. Los hechos que son del hombre corresponden a la historia civil, y los hechos que son de la Naturaleza corresponden a la historia natural.

HISTORIA

I. Sagrada. - II. Civil. - III. Natural.

I. La historia sagrada se divide en historia sagrada e historia eclesiástica; la historia de los profetas, cuyo relato ha precedido al acontecimiento, es una rama de la historia sagrada.

II. La historia civil, esa rama de la historia universal, cujus fidei exempla majorum, vicissitudines rerum, fundamenta prudentiae civilis, hominum denique nomen et fama commissa sunt, se divide, según su objeto, en historia civil propiamente dicha e historia literaria.

Las Ciencias son obra de la reflexión y de las luces naturales del hombre. El canciller Bacon tiene, pues, razón en decir, en su admirable obra De dignitate et augmento scientiarum, que la historia del mundo, sin la historia de los sabios, es la estatua de Polifemo sin el ojo.

La historia civil propiamente dicha puede subdividirse en memorias, antigüedades e historia completa. Si es cierto que la historia es la pintura de los tiempos pasados, las antigüedades son dibujos de la misma casi siempre estropeados, y la historia completa, un cuadro cuyas memorias son estudios.

III. La división de la historia natural la determina la diferencia de los hechos de la Naturaleza, y la diferencia de los hechos de la Naturaleza, la diferencia de los estados de la Naturaleza. La Naturaleza, o es uniforme y sigue un curso determinado, tal como se observa generalmente en los cuerpos celestes, los animales, los vegetales, etcétera, o parece forzada y desviada de su curso ordinario, como en los monstruos; o está sometida a diferentes usos, como en las artes. La Naturaleza lo hace todo, bien sea en su curso ordinario y determinado, bien en sus desviaciones, bien en su empleo. Uniformidad de la Naturaleza, primera parte de la historia natural. Errores o desviaciones de la Naturaleza, segunda parte de la historia natural. Usos de la Naturaleza, tercera parte de la historia natural.

Es inútil extenderse sobre las ventajas de la historia natural uniforme. Pero si nos preguntan para qué puede servir la historia de la Naturaleza monstruosa, contestaremos: para pasar prodigios de sus desviaciones a las maravillas del arte; para seguir desviándola o para volverla a su camino, y, sobre todo, para corregir la temeridad de las proposiciones generales, at axiomatum corrigatur iniquitas.

En cuanto a la historia de la Naturaleza obligada a diferentes usos, podría hacerse con ella una rama de la historia civil, pues el arte en general es la industria del hombre aplicada, por sus necesidades o por su lujo, a las producciones de la Naturaleza. Como quiera que sea, esta aplicación se hace sólo de dos modos: o acercando, o alejando los cuerpos naturales. El hombre puede algo o no puede nada, según que el acercamiento o el alejamiento de los cuerpos sea o no sea posible.

La historia de la Naturaleza uniforme se divide, según sus principales objetos, en historia celeste o de los astros, de sus movimientos, apariencias sensibles, etcétera, sin explicar la causa mediante sistemas, hipótesis, etcétera, tratándose sólo aquí de fenómenos puros: historia de los meteoros, como vientos, lluvias, tempestades, truenos, auroras boreales, etcétera, historia de la tierra y del mar, o de las montañas, de los ríos, de las corrientes, de las mareas, de las arenas, de las tierras, de los bosques, de las islas, de las figuras, de los continentes, etcétera; historia de los minerales, historia de los vegetales, historia de los animales. De donde resulta una historia de los elementos, de la Naturaleza visible, de los efectos sensibles, de los movimientos, etcétera, del fuego, del aire, de la tierra y del agua.

La historia de la Naturaleza monstruosa debe seguir la misma división. La Naturaleza puede operar prodigios en los cielos, en las regiones del aire, en la superficie de la tierra, en sus entrañas, en el fondo de los mares, etcétera, y en todo por doquier.

La historia de la Naturaleza empleada es tan extensa como los diferentes usos que los hombres hacen de las producciones de la Naturaleza en las artes, las materias y las manufacturas. No hay ningún efecto de la industria del hombre que no se relacione con algún producto de la Naturaleza. Las artes de las monedas, del batidor de oro, del hilador de oro, del estirador de oro, etcétera, están unidas al trabajo y al empleo del oro y de la plata; las artes del lapidario, del diamantista, del joyero, del grabador en piedras finas, etcétera, con el trabajo y el empleo de las piedras preciosas; las forjas, la cerrajería, la herrería, la arcabucería, la cuchillería, etcétera, con el trabajo y el empleo del hierro; la vidriería, los espejos, el arte del vidriero, etcétera, con el trabajo y el empleo del vidrio; el arte del curtidor, del peletero, etcétera, con el trabajo y el empleo de las pieles la obtención y la manipulación de las lanas, las artes de los tejedores, pasamaneros, galoneros, botoneros, obreros en terciopelos, rasos, damascos, estofas brochadas, lustrinas, etcétera, con el trabajo y el empleo de la lana; la alfarería, la cerámica, la porcelana, etcétera, con el trabajo y el empleo del barro; la parte mecánica del arquitecto, del escultor, del estuquista, etcétera, con el trabajo y el empleo de la piedra; la ebanistería, la carpintería, la marquetería, la tornería, etcétera, con el trabajo y el empleo de la madera; y así todas las demás materias y todas las demás artes, que son más de doscientas cincuenta. Ya se ha visto en el Discurso preliminar cómo nos hemos propuesto tratar de cada una de ellas.

He aquí toda la parte histórica del conocimiento humano, lo que hay que adscribir a la memoria y lo que ha de ser la materia prima del filósofo.

RAZÓN, DE DONDE FILOSOFÍA

La filosofía, o la parte del conocimiento humano que corresponde a la razón, es muy extensa. No existe casi ningún objeto percibido por los sentidos cuya reflexión no forme una ciencia. Pero, entre estos innúmeros objetos, hay algunos que se destacan por su importancia, quibus obscinditur infinitum, y a los cuales pueden referirse todas las Ciencias. Estos objetos principales son Dios, a cuyo conocimiento se ha elevado el hombre por la reflexión sobre la historia natural y sobre la historia sagrada; el hombre, que está seguro de su existencia por conciencia o sentido interno; la Naturaleza, cuya historia ha aprendido el hombre a través de sus sentidos exteriores. Dios, el hombre y la Naturaleza nos proporcionarán, pues, una división general de la filosofía o de la Ciencia (pues estas palabras son sinónimas) , y la filosofía o Ciencia será Ciencia de Dios, Ciencia del hombre y Ciencia de la Naturaleza.

FILOSOFÍA O CIENCIA

I. Ciencia de Dios. - II. Ciencia del hombre. - III. Ciencia de la Naturaleza.

I. La progresión natural del espíritu humano consiste en elevarse de los individuos a las especies, de las especies a los géneros, de los géneros próximos a los géneros lejanos, y en formar en cada paso una Ciencia, o al menos en añadir una rama nueva a alguna ciencia ya formada; así, la noción de una inteligencia increada e infinita, etcétera, que encontramos en la Naturaleza y que la historia sagrada nos descubre, y la de una inteligencia creada, finita y unida a un cuerpo que percibimos en el hombre y que suponemos en el animal, nos han llevado a la noción de una inteligencia creada, finita, que no tendría cuerpo, y de aquí, a la noción general del espíritu. Luego, existiendo las propiedades generales de los seres, tanto espirituales como corporales, y que son la existencia, la posibilidad, la duración, la sustancia, el tributo, etcétera, se han examinado estas propiedades y se ha formado la Ontología, o Ciencia del ser en general. De modo que, en un orden inverso, hemos tenido, primero la Ontología, y luego la Ciencia del Espíritu, o Neumatología, lo que se llama corrientemente Metafísica particular; y esta ciencia se divide en Ciencia de Dios o Teología natural, que Dios quiso rectificar o santificar con la Revelación, de donde Religión y Teología propiamente dicha; de donde, por abuso, Superstición. En doctrina de los espíritus benéficos o maléficos o de los ángeles y demonios; de donde adivinación y quimera de la magia negra. En Ciencia del alma, que se ha subdividido en Ciencia del alma razonable que concibe y Ciencia del alma sensitiva que se limita a las sensaciones.

II. La división de la Ciencia del hombre nos la dan sus facultades. Las facultades principales del hombre son el entendimiento y la voluntad; el entendimiento, que hay que dirigir hacia la verdad; la voluntad, que hay que someter a la virtud. El primero es el objeto de la lógica; la segunda, el de la moral.

La lógica puede dividirse en: arte de pensar, arte de retener los pensamientos y arte de comunicarlos.

El arte de pensar tiene tantas ramas como operaciones principales tiene el entendimiento. Pero en éste se distinguen cuatro operaciones principales: la aprehensión, el juicio, el razonamiento y el método, de inducción y de demostración.

Pero en la demostración, o se remonta de la cosa a demostrar a los primeros principios, o se desciende de los primeros principios a la cosa a demostrar; de donde nacen el análisis y la síntesis.

El arte de retener tiene dos ramas: la Ciencia de la memoria misma y la Ciencia de los suplementos de la memoria. La memoria, que hemos considerado primero como una facultad puramente pasiva, y que consideramos aquí como una potencia activa que la razón puede perfeccionar, es, o natural, o artificial. La memoria natural es una función de los órganos; la artificial consiste en la prenoción y en el emblema; la prenoción, sin la cual no hay en el espíriu nada en particular; el emblema, por el cual a la imaginación en auxilio de la memoria.

Las representaciones artificiales son al suplemento de la memoria. La escritura es una de estas representaciones; pero, al escribir, nos servimos, o de los caracteres corrientes, o de los caracteres particulares. La colección de los primeros se llama alfabeto; las otras se llaman cifras; de donde nacen las artes de leer, de escribir, de descifrar, y la ciencia de la ortografía.

El arte de trasmitir se divide en: Ciencia del instrumento del discurso y Ciencia de las cualidades del discurso. La ciencia del instrumento del discurso se llama gramática. La ciencia de las cualidades del discurso, retórica.

La gramática se divide en Ciencia de los signos, de la pronunciación, de la construcción y de la sintaxis. Los signos son los sonidos articulados; la pronunciación o prosodia, el arte de articularlos; la sintaxis, el arte de explicarlos a los diferentes puntos de vista del espíritu, y la construcción, el conocimiento del orden que deben tener en el discurso, fundado en el uso y en la reflexión. Pero hay otros signos del pensamiento además de los sonidos articulados, a saber, el gesto y los caracteres. Los caracteres son, o ideales, o jeroglíficos, o heráldicos. Ideales, como los de los indios, que expresan cada uno una idea, y que, por tanto, hay que multiplicar tanto como seres reales existen. Jeroglíficos, que son la escritura del mundo en su infancia. Heráldicos, que forman lo que llamamos ciencia del blasón.

En el arte de trasmitir hay que incluir también la crítica, la pedagogía y la filología. La crítica que restituye en los autores los pasajes corrompidos de las ediciones, etcétera. La pedagogía trata de la elección de los estudios, y de la manera de enseñar. La filología, se ocupa del conocimiento de la literatura universal.

La versificación o la mecánica de la poesía entra en el arte de embellecer el discurso. Omitiremos la división de la retórica en sus diferentes partes, porque de ella no se deriva ni ciencia, ni arte, a no ser quizá la pantomima del gesto, y del gesto y de la voz, la declamación.

La moral, que hemos considerado como la segunda parte de la Ciencia del hombre, es o general o particular. Esta se divide en derecho natural, económico y político. El derecho natural es la ciencia de los deberes del hombre solo; el económico, la ciencia de los deberes del hombre en familia; el político, la de los deberes del hombre en sociedad. Pero la moral sería incompleta si estos tratados no fueran precedidos del de la realidad del bien y del mal moral, de la necesidad de cumplir sus deberes, de ser bueno, justo, virtuoso, etcétera, objeto de la moral general.

Si se considera que las sociedades no están menos obligadas a ser virtuosas que los individuos, nos encontraremos con los deberes de las sociedades, que podrían llamarse derecho natural de una sociedad; derecho económico de una sociedad; comercio interior, exterior, de tierra y marítimo; y derecho político de una sociedad.

III. Ciencia de la Naturaleza. Dividiremos la Ciencia de la Naturaleza en física y matemática. Esta división nos la da la reflexión y nuestra tendencia a generalizar. Hemos adquirido por los sentidos el conocimiento de los individuos reales: sol, luna, Sirio, etcétera. Astros, aire, fuego, tierra, agua, etcétera. Elementos: lluvias, nieves, granizos, truenos, etcétera. Meteoros, y así todo lo demás de la historia natural. Hemos tomado al mismo tiempo conocimiento de los abstractos: color, sonido, olor, sabor, densidad, calor, frío, blandura, dureza, fluidez, solidez, rigidez, elasticidad, peso, ligereza, etcétera; forma, distancia, movimiento; reposo, extensión, cantidad, impenetrabilidad.

Hemos visto, por reflexión, que de estos abstractos, los unos se aplican a todos los individuos materiales, como la extensión, el movimiento, la impenetrabilidad, etcétera. Hemos dicho que son el objeto de la física general, o metafísica de los cuerpos; estas mismas propiedades, consideradas en cada individuo en particular, con las variedades que las distinguen, como la dureza, la energía, la fluidez, etcétera, constituyen el objeto de la física particular.

Otra propiedad más general de los cuerpos y que presupone todas las otras, la cantidad, ha constituido el objeto de las matemáticas. Se llama cantidad o extensión todo lo que puede aumentar o disminuir.

La cantidad, objeto de las matemáticas, podía ser estudiada, o sola e independiente de los individuos reales, y de los individuos abstractos de los que se tenía conocimiento; o en estos individuos reales y abstractos; o en sus efectos buscados según causas reales o supuestas; y este segundo enfoque de la reflexión ha dado lugar a la división de las matemáticas en matemáticas puras, matemáticas mixtas, fisicomatemáticas.

La cantidad abstracta, objeto de las matemáticas puras, se refiere, o al número, o a la extensión.

La cantidad abstracta que se refiere al número ha devenido el objeto de la aritmética, y la cantidad abstracta que se refiere a la extensión, el de la geometría.

La aritmética se divide en aritmética numérica o por cifras, y álgebra o aritmética universal por letras, que no es otra cosa que el cálculo de la cantidad en general, y cuyas operaciones no son propiamente más que operaciones aritméticas indicadas de una manera abreviada; porque, para hablar con toda exactitud, no hay más cálculo que el de los números.

El álgebra es elemental o infinitesimal, según la naturaleza de las cantidades a las que se aplica. El álgebra infinitesimal puede ser diferencial o integral: diferencial cuando se trata de descender de la expresión de una cantidad finita, o considerada como tal, a la expresión de su aumento o su disminución instantáneos; integral, cuando se trata de elevarnos de esta expresión a la cantidad finita misma.

La geometria, o tiene por objeto primitivo las propiedades del círculo y de la línea recta, o abarca en sus especulaciones toda clase de curvas, distinción que da lugar a su división en elemental y trascendente.

Las matemáticas mixtas comprenden tantas divisiones y subdivisiones como seres reales hay en lo que puede ser considerada la cantidad. La cantidad, considerada en los cuerpos en tanto que móviles o con tendencia al movimiento, constituye el obieto de la mecánica. La mecánica tiene dos ramas: la estática y la dinámica. La estática tiene por objeto la cantidad considerada en los cuerpos actualmente en movimiento. La estática y la dinámica tienen cada una dos partes: la estática se divide en estática propiamente dicha, que tiene por objeto la cantidad considerada en los cuerpos sólidos en equilibrio y solamente con tendencia a moverse; y en hidrostática. que tiene por objeto la cantidad considerada en los cuerpos fluidos en equilibrio, y solamente con tendencia al movimiento. La dinámica se divide en dinámica propiamente dicha, que tiene por objeto la cantidad considerada en los cuerpos sólidos actualmente en movimiento; y en hidrodinámica, que tiene por objeto la cantidad considerada en los cuerpos fluidos actualmente en movimiento. Pero si se considera la cantidad en las aguas actualmente en movimiento, la hidrodinámica toma entonces el nombre de hidráulica. Podría incluirse en la hidrodinámica la navegación, y la balística, o disparo de bombas, en la mecánica.

La cantidad, considerada en los movimientos de los cuerpos celestes, da lugar a la astronomía geométrica; de aquí la cosmografía o descripción del universo, que se divide en uranología o descripción del cielo, hidrografía o descripción de las aguas, y geografia; y de aquí también la cronologia y la gnómica, o arte de construir los cuadrantes.

La cantidad, considerada en la luz, nos da la óptica, y la cantidad considerada en el movimiento de la luz, las diferentes ramas de la óptica. La luz en movimiento en línea recta, la óptica propiamente dicha; la luz reflejada en un solo y único medio, la catóptrica; la luz quebrada al pasar de un medio a otro, la dióptrica. La perspectiva hay que incluirla en la óptica.

La cantidad considerada en el sonido, en su fuerza, movimiento, grados, reflexión, velocidad, etcétera, da lugar a la acústica.

La cantidad considerada en el aire, su peso, su movimiento, su condenación, rarificación, etcétera, da la neumática.

La cantidad considerada en la posibilidad de hechos da el arte de conjeturar; de donde nace el análisis de los juegos de azar.

Por ser el objeto de las matemáticas puramente intelectual, no hay que sorprenderse de la exactitud de sus divisiones.

La fisica particular debe seguir la misma división que la historia natural. De la historia, obtenida de los sentidos, de los astros, de sus movimientos, apariencia sensible, etcétera, la reflexión ha pasado a buscar el origen, las causas de sus fenómenos, etcétera, y ha creado la ciencia llamada astronomía física, en la cual hay que incluir la ciencia de sus influencias, llamada astrología; de aquí la astrologia física y la quimera de la astrología judicial. De la historia, obtenida por los sentidos, de los vientos, las lluvias, los granizos, etcétera, la reflexión ha pasado a buscar sus orígenes, causas, efectos, etcétera, y ha creado la ciencia llamada meteorología.

De la historia, obtenida por los sentidos, del mar, la tierra, los ríos, las montañas, el flujo y el reflujo, etcétera, la reflexión ha pasado a la búsqueda de sus causas, orígenes, etcétera, y de aquí ha nacido la cosmología o ciencia del universo, que se divide en uranología o ciencia del cielo, aerología o ciencia del aire, geología o ciencia de los continentes, e hidrología o ciencia de las aguas. De la historia de las minas, obtenida por los sentidos, la reflexión ha pasado a la búsqueda de su formación, trabajo, etcétera, y ha creado la ciencia de la mineralogía. De la historia de las plantas, obtenida de los sentidos, la reflexión ha pasado a la búsqueda de su economía, propagación, cultivo, vegetación, etcétera, y ha engendrado la botánica, de la cual forman parte las dos ramas de la agricultura y la horticultura.

De la historia de los animales, obtenida por los sentidos, la reflexión ha pasado a buscar su conservación, propagación, uso, organización, etcétera, y ha originado la ciencia llamada zoología, de la cual han emanado la medicina, la veterinaria, la cría de caballos; la caza, la pesca y la halconería; la anatomía simple y comparada. La medicina (siguiendo la división de Boerhaave) se ocupa, o de la economía del cuerpo humano y razona su anatomía, de donde nace la fisiología; o de la manera de librarlo de enfermedades, y se llama higiene; o considera el cuerpo enfermo y trata de las causas, diferencias y síntomas de las enfermedades, llamándose entonces patología; o tiene por objeto los signos de la vida, de la salud y de las enfermedades, su diagnóstico y pronóstico, y toma el nombre de semiótica; o enseña el arte de curar, y se subdivide en dietética, farmacia y cirugía, las tres ramas de la terapéutica.

La higiene puede ser considerara en relación con la salud del cuerpo, su belleza y con sus fuerzas, y se subdivide en higiene propiamente dicha, cosmética y atlética. La cosmética nos dará la ortopedia o arte de dar a los miembros una bella conformación; y la atlética nos dará la gimnástica o arte de ejercitarlos.

De los conocimientos experimentales o de la historia obtenida por los sentidos, de las cualidades exteriores sensibles, visibles, etcétera, de los cuerpos naturales, la reflexión nos ha llevado a la búsqueda artificial de sus propiedades interiores y ocultas, y este arte se ha llamado química. La química es imitadora y rival de la Naturaleza; su objeto es casi tan vasto como el de la Naturaleza misma; o descompone los seres, o los revivifica, o los transforma, etcétera.

La química ha dado nacimiento a la alquimia y a la magia natural. La metalurgia, o arte de tratar los metales, es una rama importante de la química. Se puede incluir en ella la tintorería.

La Naturaleza tiene sus desviaciones y la razón sus abusos. Hemos incluido a los monstruos entre las desviaciones de la Naturaleza, y en el abuso de la razón hay que incluir todas las ciencias y todas las artes que sólo muestran la avidez, la maldad, la superstición del hombre, y que le deshonran.

He aquí todo lo filosófico del conocimiento humano, y lo que hay que incluir en el dominio de Ia razón.

IMAGINACIÓN, DE DONDE POESÍA

La historia tiene por objeto los individuos que realmente existen, o que han existido; y la poesía, los individuos imaginados o imitación de los seres históricos. No será, pues, sorprendente que la poesía haya seguido una de las divisiones de la historia. Pero los diferentes géneros de poesía y la diferencia de sus temas nos ofrecen dos divisiones muy naturales. O el tema de un poema es sagrado, o es profano; o el poeta cuenta cosas pasadas, o, poniéndolas en acción, nos las hace presentes; o da cuerpo a seres abstractos e intelectuales. La primera de estas poesías será narrativa; la segunda, dramática; la tercera, parabólica. Los poemas épicos, los madrigales, los epigramas, son generalmente poesía narrativa. La tragedia, la comedia, la ópera, la égloga, etcétera, poesía dramática; y las alegorías, etcétera, poesía parabólica.

POESÍA

I. Narrativa. - II. Dramática. - III. Parabólica.

Entendemos aquí por poesía solamente lo que es ficción. Como puede haber versificación sin poesía y poesía sin versificación, hemos creído oportuno no considerar la versificación sino como una cualidad del estilo, e incluirla en el arte oratoria. En cambio, incluiremos la arquitectura, la música, la pintura, la escultura, el grabado, etcétera, en la poesía, pues no es menos exacto decir de un pintor que es un poeta, que del poeta que es un pintor, y del escultor o grabador que es un pintor en relieve o en hueco, que del músico que es un pintor mediante sonidos. El poeta, el músico, el pintor, el escultor, el grabador, etcétera, imitan la Naturaleza; pero el uno emplea el discurso; el otro, los colores; el tercero, el mármol, el bronce, etcétera y el último el instrumento de la voz. La música es teórica o práctica; instrumental o vocal. En cuanto a la arquitectura, no imita a la Naturaleza sino imperfectamente por la simetría de sus obras. (Véase el Discurso preliminar).

La poesía tiene sus monstruos como la Naturaleza; hay que considerar como tales todas las producciones de la imaginación desordenada, y estas producciones puede haberlas en todos los géneros.

He aquí toda la parte poética del conocimiento humano, lo que se puede referir a la imaginación, y el fin de nuestra distribución genealógica (o, si se quiere, mapamundi) de las ciencias y de las artes, que acaso temeríamos haber detallado demasiado, si no fuera de suma importancia conocer bien nosotros mismos, y exponerlo claramente a los demás, el objeto de una Enciclopedia.


Índice del libro Discurso preliminar de la Enciclopedia de Jean Le Rond D´AlembertCapítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha