Índice de La esencia del cristianismo de Ludwig FeuerbachPrólogo a la primera edición alemanaCapítulo IBiblioteca Virtual Antorcha

PRÓLOGO
A la segunda edición alemana

Los juicios absurdos y pérfidos que han sido emitidos sobre este libro a raíz de su aparición no me han causado ninguna extrañeza, pues no esperaba otros ni podía esperarlos razonablemente. He tenido la increíble osadía de decir ya en el preámbulo que también el cristianismo ha tenido sus tiempos clásicos y que sólo lo verdaderamente grande y clásico es digno de ser pensado y que lo demás pertenece al foro de la sátira, de lo cómico; que yo, por lo tanto, para poder considerar el cristianismo como un objeto digno de pensar, prescindo del cristianismo disoluto, sin carácter, confortable, literario, versátil, epicureo, de hoy ...

El tono del alto mundo social, el tono neutro, sin pasión, rebosante de ilusiones y mentiras convencionales, es, pues, el tono reinante, el tono normal del tiempo moderno, tono en el cual no solamente las cuestiones políticas -cosa que se comprende- sino también los asuntos religiosos y científicos, vale decir, los males de nuestro tiempo, deben ser tratados. La simulación es la esencia del tiempo actual. Simulación es nuestra política, simulación nuestra moral, simulación nuestra religión y nuestra ciencia. El que dice la verdad es un impertinente, un inmoral; en cambio, el que en realidad actúa inmoralmente, pasa por un ser moral; la verdad, en nuestro tiempo, es inmoralidad. Moral y hasta moral autorizada y honrada es la negación intrínseca del cristianismo que adopta la apariencia de una afirmación del mismo; pero la verdadera negación moral del cristianismo, la negación que confiesa serlo, es conceptuada inmoral. Se considera moral la arbitrariedad que niega un artículo fundamental de la fe cristiana afirmando el otro -o simulando afirmarlo-, pues el que niega un solo artículo de fe, los niega todos, como dijo Lutero (1); pero la liberación verdadera del cristianismo por una necesidad intrínseca, es considerada inmoral ... En una palabra: moral es solamente la mentira, porque ella esquiva y esconde el mal de la verdad o, lo que es lo mismo, la verdad del mal.

Pero precisamente por ello la grita contra mi libro no me ha desconcertado en lo más mínimo; más bien he sometido esta obra nuevamente a una crítica severa histórica y filosófica, librándola en lo posible de sus defectos formales y enriqueciéndola con nuevas ideas y testimonios históricos. He interrumpido paso por paso el desarrollo de mi análisis, refirmando mis aseveraciones con documentos históricos, y espero que ahora el mundo se convencerá y, si no se empeña en ser ciego, confesará -aún contra su voluntad que mi libro es una traducción fiel y exacta del lenguaje oriental de la fantasía, propio de la religión cristiana, a un lenguaje más accesible. Otra cosa: mi libro no quiere ser sino una traducción fiel, o dicho metafóricamente, un análisis empírico-histórico-filosófico, una explicación, en fin, del enigma que representa la religión cristiana . . .

Ludwig Feuerbach


Notas

(1) Lutero se expresa sobre eso también en la siguiente forma: O se cree todo, enteramente todo, o nada, El Espíritu Santo no se deja ni dividir ni separar como si pudiera enseñar o hacer creer una cosa como verdad y otra cosa como error. Cuando una campana se rompe ya no tiene ningún sonido y es absolutamente inservible. Bien dicho. Los toques de campana de la fe moderna ofenden el sentido musical. Pero también ¡cómo está de rota esta campana!

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