Índice de Psicología del socialista-anarquista por A. Hamon | Capítulo II: Del espíritu de rebeldía | Capítulo IV: Del amor al yo o individualismo | Biblioteca Virtual Antorcha |
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CAPÍTULO III
Del amor a la libertad
Por la verdad a la libertad, por la libertad a la verdad.
Ulrich de Hutten.
Como hemos demostrado en las páginas precedentes, el socialista-anarquista posee en su mentalidad la característica psíquica: espíritu de rebeldía. La posee en un estado de desarrollo mayor del que se encuentra habitualmente en los demás hombres.
Este carácter mental, no es, por sí solo, específico de la mentalidad filosófica propia de los socialistas-anarquistas. En efecto, esta tendencia a la rebeldía se encuentra en gran número de individuos que no son anarquistas. Todos los socialistas-anarquistas son unos rebeldes, pero no todos los rebeldes son socialistas-anarquistas. Así en el cuadro social y político, todos los socialistas -los anarquistas-socialistas forman una fracción socialista- son rebeldes. Del mismo modo, en el cuadro religioso, científico, artístico, literario, todos los opuestos a las ideas y a las formas admitidas, todos los filoneístas -lo nuevamente amado puede ser una reaparición de formas y de ideas antiguas caídas en desuso-, todos los innovadores son unos rebeldes.
Se concibe, pues, que el espíritu de rebeldía no es bastante suficiente para caracterizar al socialista-anarquista. Es una de las tendencias de su estado esencial, pero no es la tendencia única de su estado de alma.
Debemos buscar, por consiguiente, un nuevo carácter psíquico que sea común a toda esta categoría de individuos que adoptan las doctrinas socialistas-anarquistas. Esta investigación puede efectuarse por medio de la observación o por medio racional. Nosotros procedemos por medio de ambos.
En la lectura de las confesiones que nos fueron remitidas, una vez hubimos hallado la tendencia a la rebeldía, observamos que el amor a la libertad se revela con extaño rigor. El socialista-anarquista ama ardientemente la libertad. Puede juzgarse por los extractos siguientes:
Habiendo estudiado los sistemas gubernamentales, no veo otra cosa que la forma anarquista, universal... Considerando que los sufrimientos, crímenes de toda clase cuyo conjunto la sociedad sufre, son el resultado de la autoridad... En una palabra, considero como lógica gubernamental estas dos únicas cosas: despotismo y lodazal... Porque la autoridad y la propiedad existen, millones de trabajadores mueren de hambre, y la sociedad está transformada en un inmenso campo de batalla donde los hombres están constantemente en lucha unos contra otros...(T.D.M. 28)
La autoridad, su valor, su razón de ser; he ahí una cosa que jamás he podido comprender. Que un hombre se arrogue el derecho de dominar de un modo u otro a sus semejantes, era, y es aún, para mí lo inconcebible, y nada a mis ojos era y es tan deshonroso como la obediencia, es decir, la anulación parcial del individuo, su disminución, su debilitamiento. Me diréis que me veo obligado a obedecer ideas; no señor, porque estas ideas forman parte integrante de mi ser, y al obedecerlas, únicamente obedezco a mí mismo... (Bernard Lazare.)
He sido mucho tiempo autoritario, pero al escudriñarme cuidadosamente, notaba que lo era para con los demás. Para mí, mi deseo era ser libre, pertenecerme. Esta observación fue el primer azadonazo dado a mi autoritarismo, que pronto se desmenuzó por completo, cuando hube comprendido que todo detentador de la autoridad fatalmente abusaba de ella. Entonces volvíme partidario de la libertad, no solamente para mí, sino también para los demás. (O. 7.)
He tardado bastante en abrazar la cuestión social, pero si me remonto a las etapas anteriores de mi vida, veo desarrollarse el mismo instinto de libertad que recientemente he aportado al ámbito social. Así, desde el punto de vista estético, pasé al punto de vista moral (en el sentido más general de la palabra) y mi esfuerzo fue conservar en esta vida moral, adaptándola a sus propias condiciones, esta libertad absoluta que había encontrado en el ámbito estético. Pero la libertad no fue para mí una forma vacía, como se entiende comúnmente por facultad de hacer o no hacer una cosa. La libertad, según mi modo de ver, es un principio viviente, la esencia misma de la vida, la actividad pura que a menudo debemos proteger contra nosotros mismos. El interés particular y el interés general, el mismo deber, son para ella limitaciones de diverso grado, limitación, o si se quiere, determinaciones que pueden tener su justificación relativa, pero que no deben dificultar la expresión absoluta, atacada, solamente en el amor... (Mauricio Pujo.)
Distinguiéndose mi carácter por mi amor a la libertad... Me confesaba a mí mismo, que mi filosofía era libertaria... (Andrés Veidaux.)
¿Por qué, pues, soy anarquista? Porque considero la anarquía como el ideal de una humanidad consciente de sí misma... satisfaciendo libremente todas sus necesidades, desarrollando libremente todas sus facultades... Concibo la integral libertad para cada uno y para todos... (A. Retté.)
¿Por qué soy anarquista y continuaré siéndolo? Porque el mal es el corolario de la autoridad... que la sociedad humana evoluciona hacia su emancipación, que el hombre únicamente tiene derecho sobre sí mismo... (P.10.)
... Porque estos dueños que habéis elegido para gobernarnos, es decir, ¡candidez mayúscula! para promover cuestiones de las que no os cuidáis, formular principios erróneos o injustos y tratar negocios que solamente son negocios suyos, se enriquecen y gozan a costa nuestra. Os arman a vuestro pesar contra un enemigo que ellos solos suscitan o temen. Ellos nombran en nombre de la justicia una magistratura que os condenará cuando os quejéis de ellos; en nombre de la libertad, mantienen un segundo ejército permanente, policía que os espiará, encarcelará, deportará o guillotinará, según el caso, tan pronto como un gesto vuestro pueda molestar en el ejercicio del despotismo. En una palabra, sólo buscan vuestro mal para ellos beneficiarse. ¿Y cómo podría dejar de ser así, si por ignorancia vosotros les habéis dado este derecho, acumulando toda la fuerza en sus manos, con grave peligro vuestro? Es la fábula del caballo que tomó un caballero para vengarse del ciervo... No contentos de gozar ellos solos el fruto de vuestro trabajo, os oprimen bajo pretexto de impedir que nadie os dañe. Pero son las causas que hacen nacer y mantienen estos malos instintos, que sería mejor hacer desaparecer: la servidumbre, el salariado, la propiedad, el capital, la autoridad, etc... (B.2.)
La autoridad me era ya inconscientemente insoportable, y mientras que mis profesores me alababan porque les escuchaba y les comprendía, a menudo los maestros vivían conmigo en pie de guerra... Imbuído de grande odio hacia la autoridad y su signo vital, el oro... (Ph. D. 4.)
Razones que me condujeron a la anarquía... 2a. Odio a la autoridad... (J. 5.)
Pero después de haberme rodeado de todos los documentos imaginables, no tardé mucho tiempo en reconocer que la concepción colectivista, tal como la pude juzgar por la vaga exposición que de ella han hecho algunos teóricos, sería el más tiránico, el más retrógrado género de vida de los hombres, el más insoportable de todos los regímenes. El Estado, reglamentando con toda soberanía el consumo, la producción, el número de horas de trabajo que tuviera que efectuar cada individuo, dependería de la voluntad de los todopoderosos funcionarios, porque el Estado, ser de razón, estaría de hecho representado por una jerarquía de individuos, a los cuales deberíamos obedecer por completo, atendido que sin la más estrecha disciplina, el funcionamiento de una sociedad semejante resultaría imposible. Comprendí, en fin, que el Edén colectivista sería un Infierno, y amante como soy de la justicia, de la libertad, del arte y de la vida intelectual, resignándome al mal actual, iba a convertirme de nuevo en el más encarnizado de los burgueses, cuando... (Severin L.)
Creo sincera y profundamente, que en una sociedad liberada del principio de autoridad y de las mentiras sociales que tienen por nombre Patria, Propiedad, Familia, etc...(S. 1.)
La patria, ogro siempre, vino a reclamarme la deuda de sangre; partí a cumplir los cinco años, y al cabo de catorce meses era sargento. Entonces comenzó la tortura; trabé relaciones con la cárcel, que apenas abandoné. Yo no quería hacer daño a nadie y me lo hacían a mí. Cada día estaba más descorazonado y disgustado. Todo lo que representaba una autoridad, un galón, una superioridad cualquiera, me causaba horror... (K. 11.)
Al salir del liceo Condorcet con el espíritu lleno de ilusiones vagas, cursé derecho. Durante mis tres años de estudio, ví claramente lo que la sociedad esperaba de mí; la obediencia ciega, el renunciamiento, los compromisos, las capitulaciones, en fin, un verdadero suicidio moral. El ejemplo de mis compañeros dedicados a la servidumbre lucrativa y honorífica, arrastrándose con ardor, apresurándose a desembarazarse de todo aquello que podía molestarles para traspasar las puertas más estrechas y bajas, me inspiró un horror lleno entonces de cólera, hoy de piedad. Diferentemente de ellos, no sé por qué, no experimentaba la atracción del dinero, ni de los honores, ni del poder: solamente me parecía deseable la felicidad y el mal digno de combatirse. El placer de vivir mi vida solicitaba mis esfuerzos destructivos; hice y dije lo que parecióme bueno y justo, y comprendí que obré bien... Con este proceder, no tardé en pasar por loco a los ojos de los demás, fuí catalogado como uno de aquellos que jamás llegarán a ser algo. (L. Malquin.)
No pude detenerme en la doctrina colectivista, sentía demasiado horror por el cuartel. Querer dar a todos lo necesario parecíame bien, pero dudaba que fuese indispensable para ello suprimir la libertad individual. Si la satisfacción de las necesidades materiales es un paso dado hacia la libertad (y el primero que es necesario dar), no es, sin embargo, el objetivo... (M. 14. Pintor, 40 años. Francés.)
Perteneciendo por nacimiento al último peldaño de la plebe, ocupé, por circunstancias independientes de mi voluntad, una posición independiente que llamaré para precisar mejor, burguesía obrera. Mi nacimiento puede explicar mis sentimientos libertarios, pero mi condición actual, si solamente considerase mi interés personal (permítaseme esta impropia palabra) debería, por el contrario, alejarme tanto más cuando que, educado en la mayor parte de los prejuicios necesarios para hacer desviar mi rectitud de juicio, habría debido y debería ser un perfecto egoísta, sólo soñando en señoríos, dependiendo de ello mi condición... siendo las ideas libertarias las que más se acercan a lo que yo creo ser justo y bueno, soy libertario... (A. 15. Escultor modelista, 31 años. Francés.)
Estos extractos que emanan de franceses son característicos. Los unos, como O.7, Mauricio Pujo, A. Veidaux, A. Retté, Sevérin L., M.14, A.15, afirman categóricamente su amor a la libertad, su ardiente deseo de vivir libre. No menos afirmativos son los que declaran odiar la autoridad, como Bernard Lazare, P.10, B.2, Ph. D.4, S.1, K.11, L. Malquin, F.D.M.28, niegan la utilidad y la justicia de la autoridad y por esta negación afirman su amor profundo a la libertad.
En los ingleses, escoceses e irlandeses también encontramos expresado este mismo amor a la libertad bajo sus dos formas positivas. De la primera han usado T. W. B. Turner, F.W.8, H.12, A. Bird, H. Campbell, G. Robertson, G.R.22, Tochatti, O.P. Smith. De la segunda, E. Young, D.K.C.M.17, N.W.19, A.2.23, J. Kenworby y A.M.27.
Yo creo que el único estado de una sociedad racional es aquel en que no se reconozca Dios, cura ni rey; donde toda ley y todo gobierno fuesen abolidos; donde los hombres, verdaderamente ilustrados y libres, encuentran el reposo en el puerto de la Libertad... (T.W.B. Turner.)
Además, pienso que bajo el comunismo el gobierno sería inútil... (E. Young.)
... Y viendo cuán corrompidos eran estos hombres por la política y viendo que la lucha del trabajo no era una lucha política, sino un combate por la libertad económica, y principiando a ver que los gobiernos son netamente opuestos a la libertad, abracé el partido que combate contra toda autoridad basada en la fuerza, y para el libre acceso al medio de vida, los anarquistas... (F.W.8.)
¿Por qué soy anarquista? Porque siempre fuí una amante de la libertad y una creyente en la posibilidad de realizar la libertad en la vida social... Porque no tengo ningún respeto por las personas elegidas y no amo los títulos de ninguna clase, aún los más simples que se me prodiguen... (H.12.)
El anarquismo-comunismo es la negación del gobierno del hombre... Yo soy comunista porque el Comunismo nos libertará de la esclavitud económica. Yo soy anarquista porque el Comunismo o la asociación libre de la que he hablado, hará inútil toda clase de gobierno... (A. Bird.)
La ciencia existe, pero en su infancia; del mismo modo la anarquía no es una finalidad, pero está de pleno acorde con la evolución; tan pronto como se descubran nuevas verdades, la humanidad las adoptará; pueden cometerse errores, pero tan pronto se descubran, se evitarán; no como hoy, en que las leyes establecidas han sido basadas en el error y se mantienen a la fuerza para esclavitud de la humanidad mucho tiempo después de haber conocido su naturaleza real... Además, los anarquistas han reconocido que la historia real es una historia de tendencias y que éstas han estado siempre en dirección de algún género de ideal de justicia, o en otros términos, de Libertad (evidentemente no hablo de la independencia de las leyes naturales del universo)... (Henry Campbell.)
Nuestra vida cotidiana me prueba, en fin, que el gobierno es un completo error histórico; me prueba que la Iglesia y el Estado son los que más han trabajado para detener el progreso y el desarrollo de la humanidad hasta, increible parece, bajo la horrible desnudez que nos rodea actualmente. De ahí mi convicción que el anarquismo es el único medio por el cual el pueblo puede esperar a ser verdaderamente libre... medio que dejará la vida de los seres humanos y no simplemente prolongar una miserable especie de existencia como la actual... (D.K.G.M.17.)
Sostengo que todas las veces que hay medio para un ser humano de gobernar a otros, existe humillación y opresión de los seres gobernados y desmoralización de los gobernantes... (N.W.19.)
La única cosa necesaria para obtener la libertad es abolir los monopolios. Cuando esto sea un hecho, el gobierno se desvanecerá como un sueño, su funcionamiento habrá terminado. Puedo permitir los gobernantes que algunos socialistas llaman delegados para administrar ciertas cosas en nuestro nombre; pero no puedo estar de acuerdo con los delegados que tienen ejércitos de policía y de soldados detrás de ellos. El albañil es un delegado que empleamos para construir una casa para nosotros, pero no tiene el poder de hacérnosla aceptar bajo pena de prisión. La anarquía es el único sistema que establece la libertad, gracias a la cual podamos vivir nuestra propia vida en la plenitud de toda su extensión... (Jorge Robertson.)
Soy un anarquista porque los principios de la anarquía me parecen los únicos que aseguran a la sociedad humana la Libertad y la Fraternidad... La razón y la inteligencia son los principales medios que permiten vivir a una sociedad, y el gobierno nunca ha demostrado que posea una u otra de las cosas esenciales de la vida verdadera. Estas fuerzas nacen del interés común, de la buena voluntad, del respeto mutuo y de la tolerancia. El gobierno es un parásito, vive de violencias. Creo que con el acrecentamiento de los conocimientos y el desarrollo de estas fuerzas que ayudan a la sociedad, el pueblo aprenderá, al fin, que puede organizarse para la producción y el consumo, según sus necesidades, sin la existencia de esto que se llama gobierno... (G. R.22.)
Me llamo anarquista porque no me gusta que me mande nadie, como tampoco me gusta mandar. Me parece que las necesidades materiales de la mayoría de la humanidad no pueden satisfacerse por entero habiendo quien mande por un lado y quien obedezca por otro... Pero pienso actualmente que el libre comunismo en economía daría mucho mejor las bases de una misma sociedad... (A.Z. 23.)
... anarquista... me llamo así porque creo y enseño según mis fuerzas, que por fuerza todo gobierno debe ser bárbaro... y debe ser sustituido por una organización social de especie más elevada... Cooperativa voluntaria...(J.C. Kenworthy.)
Por lo demás, los males que Bakunin ha demostrado tienen que resultar inevitablemente de los principios de la autoridad, principiaron a fermentar en la Social Democratic Federation... (A.M.27.)
Estudioso de la naturaleza humana, sé que para ser dichosos, los hombres deben ser libres. Sin libertad es imposible a la más alta y mejor parte de nuestra naturaleza encontrar expresión y satisfacción... Sin la libertad los hombres son incapaces de desarrollar la conciencia y el amor a la libertad que les son instintivos... (J. Tochatti.)
He llegado a esta final conclusión que el comunismo anárquico es la única solución verdadera de la llamada cuestión del trabajo... 3° Porque ningún otro estado de sociedad nos dará a la raza humana esta libertad. Y la libertad es esencial al bienestar y al progreso de la humanidad, sin las cuales no puede existir ningún estado social verdadero y justo... (O. P. Smith.)
El amor a la libertad se revela también en las respuestas que recibimos de los italianos, belgas, neerlandeses, alemanes, españoles, portugueses, americanos,, judíos, rusos, etc. Que esté expresado positivamente por G.P.20, Z:B. 26, A.B.G. 21, J. Methofer, J. Freixas, R. Fustiz, etc. o negativamente por A. Agresti, A.N.16, Ph. Lelièvre, O.H. 13, O. Gustzkow, Zamorano, etc. siempre es intenso, como puede verse por los siguientes extractos:
Pero abolir la propiedad sin abolir la autoridad, sería detenerse a la mitad del camino, y ya sabemos que las revoluciones que se hacen a medias están perdidas. La autoridad y la propiedad son causas y efectos la una de la otra; la una no puede existir sin la otra; en ellas se encuentra su razón de ser y su poderío. Para querer la abolición de la propiedad es necesario derrocar la autoridad y viceversa... En la casa paterna aprendí a amar y respetar la libertad... (Z.B.26.)
Pero lo que más contribuyó, después de la muerte de mi padre, a formar mi convicción, fue un odio sin límites hacia todo mando, el desprecio a todos los que mandan... (A. Agresti.)
Llegado a los cuarenta años, se que no podré alcanzar a ver la tierra prometida, pero es tan bueno el cuadro de las nuevas generaciones redimidas de la miseria y de la esclavitud, que es siempre un consuelo combatir y hasta sufrir por la anarquía, la verdadera anarquía, la del amor... (A.N.16.)
Volvíme anarquista porque la anarquía es la demolición de la pirámide, porque es el ideal donde los hombres, sin autoridad de unos sobre otros, vivirán sin formar un monumento sangriento de vergüenzas, de vicios y de sufrimientos, pero sí como una sola familia feliz, de iguales y de libres... (G.P.20.)
Soy anarquista porque soy enemigo encarnizado de toda opresión, de toda autoridad... Cada ser, una vez absolutamente libre, no estando constreñido por la ley a hacer sudeber... No hay en la naturaleza ni leyes (no siendo las leyes naturales más que cosas observadas que se renuevan según circunstancias previstas o no y que el hombre no puede cambiar), ni derechos (aunque se diga: derecho a la existencia, de esto o de aquello, etcétera; si no hubiese prohibiciones ni obstáculos contra natura, no habría lugar a proclamar estos derechos, ni nadie soñaría siquiera en ello), y, por consiguiente, ni deberes. Solamente hay NECESIDADES... LIBERTAD ABSOLUTA, ausencia de toda autoridad, en una palabra, anarquía... (A.B.G. 21.)
Soy anarquista-comunista porque... si la autoridad fuese abolida, el comunismo se implantaría por sí mismo... Habiéndome hecho pasar mi oficio por todas las clases de la sociedad, sólo odio he podido acumular contra la autoridad... (Ph. Lelièvre.)
... porque considero esta forma social (la anarquía-comunista) como la única capaz de aportar una era de verdadera justicia y de perfecta libertad. Porque creo que mientras exista un individuo que tenga interés en estrujar a sus semejantes, lo que se produciría del mismo modo con un gobierno socialista-colectivista, como bajo un gobierno archi-burgués, las causas (autoridad) producirían siempre los mismos efectos (la explotación del hombre por el hombre), nada que sea verdadero y eficaz podrá establecerse... (Lidée.)
Juzgo que es opuesto a la naturaleza humana que uno impere sobre otro. He aquí por qué soy anarquista. Los progresos de las ciencias naturales han reducido a la nada la hipótesis Dios. De este modo la base de la autoridad ha sido minada... Según mi opinión, el futuro comunismo excluye asimismo toda clase de gobierno, porque la moderna vida social, tan compleja, impone la libertad como condición primera. Querer aplicar la idea del Estado a esta sociedad futura sería un anacronismo. No puede existir ningún gobierno capaz de conocer y de satisfacer todas las necesidades de la humanidad... (J. Methoffer.)
Nada más noble que soñar que ningún ser humano tendría el derecho o privilegio de... mandar... a sus compañeros, lo que sería considerado inmoral, inhumano y antisocial. Pero siendo éstas las tendencias del gobierno, de la ley y de la autoridad, yo me llamo a mí mismo anarquista... (G.H.13.)
Entonces, me convertí en un anarquista, es decir, un hombre que no reconoce autoridad divina ni humana... (O. Gutzkow.)
Soy anarquista convencido, porque considero con mis escasas luces que el régimen comunista es el mejor, porque no conduce a nuevas luchas, y establece una sociedad libre y justa.. Considero que el amante de la libertad, pero de la verdadera libertad... debe ser anarquista, porque la anarquía... da la libertad completa a todos sus individuos, teniendo en cuenta que mi libertad acaba allí donde empieza la libertad de los demás; esto es para mí la verdadera justicia... (Francisco Freixas)
Soy anarquista-comunista, porque... deseo... la emancipación del género humano... (Rómulo Fustiz.)
Soy anarquista-comunista porque pienso que es el sistema económico actual más en armonía con la libertad absoluta... Sólo la anarquía rechaza la autoridad, la propiedad y la religión, que son las únicas causas que producen la inarmonía social... (Jacinto Melich.)
El pueblo tiene hambre de justicia, igualdad, de amor, de libertad... (Joaquín Luis Olbés.)
El estudio histórico y mi propia experiencia, me han demostrado que todo gobierno ha sido y será atentatorio a la libertad y al progreso; que vive gracias a la ignorancia y a la ignorancia y a la explotación; que se sostiene por la fuerza de los fusiles, de los cañones y de las bayonetas... Sólo en la anarquía veo garantía de libertad... Convencido de que todo gobierno es opresión y tiranía, que es injusto, antihumano, antinatural y contra razón, cometería un crimen si lo apoyase moral y materialmente, creyendo que mi deber es combatirlos todos, y, por consiguiente, defender su antítesis, la anarquía... (Palmiro.)
La propiedad individual es la madre del gobierno y de la ley. Son los mayores enemigos del pueblo trabajador... (C. Fernández Zamorano.)
Soy, ante todo, anarquista... Este hecho, costóme bastante darme cuenta de la sociedad del porvenir, que me pintaban sin gobierno y sin burgueses; pero como he visto que es el capricho quien gobierna y no el talento... De modo que he comprendido que el gobierno sólo sirve para defender a esta banda de ladrones burgueses, propietarios, comerciantes y explotadores de conciencias, siendo dicho gobierno a su vez ladrón y defensor de ladrones... Sólo se ocupa de mantenerme en la ignorancia y aporrearme... (Ignacio Jaquetti.)
Soy anarquista a causa de la evidencia que la completa libertad lleva en sí misma... He aprendido en los hombres de ciencia, que la anarquía significa: carencia de gobierno y emancipación humana... (Juan F. Lamela.)
Vi que en la socieda actual, en lugar de ser todos libres y de no estar sometidos a otras leyes que las de la naturaleza, estamos oprimidos por déspotas y opresores. Dominados por leyes tiránicas, hechas por los déspotas y defendidas por la fuerza brutal... Sí; gobierno, capital, religión, he ahí las bases fundamentales de la sociedad actual y las causas principales de su malestar, visto que allí donde existe el gobierno, hay esclavitud... Estudié, en fin, la anarquía y me convencí por completo de que únicamente por su triunfo se puede obtener la completa emancipación de la gran familia humana, que tantas veces ha derramado su sangre para obtenerla y ha visto fracasar sus esfuerzos heroicos, porque ha abatido un ídolo y colocado otro en su lugar que, andando el tiempo, se vuelve tan déspota como el primero. Sí, lo afirmo, la idea anarquista es la única llamada a emancipar los pueblos de la servidumbre y del envilecimiento. Nada importa lo que puedan decir las lumbreras de la ciencia (?) burguesa, en vista de que destruye todo autoritarismo... (J. E. Martí.)
No sé si soy anarquista-comunista, pero sé que soy socialista-antiautoritario. En el fondo es lo mismo... Soy socialista-antiautoritario, porque pienso que la sociedad humana está mal organizada, que es necesario un régimen social en dirección opuesta a los sistemas actuales, es decir, en sentido opuesto a la autoridad gubernamental... La autoridad sólo puede vivir dividiendo a los hombres en clases y privando de la libertad a los que deben obedecer. El hombre a quien han quitado la libertad, cesa de ser, necesariamente, un elemento útil a la colectividad, porque si está sometido será un ignorante, y, por consiguiente, sus resultados deben ser funestos, porque no se violan impunemente las leyes de la naturaleza... (O. Oller.)
No soy un anarquista-comunista, sino simplemente socialista-antiautoritario, creyendo que por el momento es bastante para el revolucionario ser simplemente anarquista, sin ligarse desde hoy a un sistema económico determinado susceptible de variar en el porvenir... Para completar, para armonizar al hombre con la naturaleza, hasta el presente divorciado de ella, viene la sociología, que demuestra de una manera irrefutable lo absurdo de las leyes humanas y de sus derivados: la sumisión y el respeto para las cuales se han hecho... (José Prat.)
Según mi modo de ver, anarquía significa libertad política, y comunismo libertad económica. Soy anarquista, porque la anarquía combate toda clase de gobierno, de autoridad y legislación, porque comprendo que allí donde hay autoridad en unos, hay humillación y esclavitud en los demás... porque aboliendo la propiedad individual y el principio de autoridad, el comunismo se impone inevitablemente... La anarquía es la verdadera representación de la libertad, el libre desarrollo de los seres en sus funciones moral e intelectual, sin otra ley ni otra autoridad que la que imponen las leyes naturales, a las cuales nadie puede sustraerse. La libertad, fruto de la anarquía, es la que puede existir en una sociedad educada sin vicios ni egoísmos... (Manuel Recober.)
Soy anarquista, porque pienso que el Estado es por naturaleza opresor de las clases obreras, y que mientras existan leyes y autoridades, existirán explotadores y explotados... Deseo que mi firma sea el seudónimo Libertario... (Libertario.)
Veía en la práctica de los principios comunistas-anarquistas, la integral libertad individual y colectiva... Quise dar a la propaganda un sentido más liberal (folletos Anathema y Derrocada, 1891)... una sociedad anarquista implica la abolición de toda clase de autoridad... (Goncalves Vianna.)
... Y entonces, cuando considero los medios por los cuales este principio de la propiedad privada ha sido erigido y mantenido, encuentro que esto existe por la ayuda de las leyes humanas reforzadas por el gobierno de los hombres. Encuentro que, sea cual fuere la forma de estos gobiernos, obran todos del mismo modo y con el mismo resultado; gastan toda su fuerza, directa o indirectamente, protegiendo y perpetuando los artificiales derechos de propiedad que ellos mismos han creado. Encuentro que las leyes son siempre los medios por los cuales un hombre o varios hombres son capaces de oprimir a otros hombres, de aplastarlos en la lucha por la existencia. Por esto soy anarquista, porque deseo destruir todas las formas de gobierno del hombre por el hombre... (Van Ornum.)
La mayor influencia que obró en mí, la ejercieron los libros: ¿Qué hacer? de Cherniskewsky, y Cartas históricas de Lavroff. Desde entonces volvíme un combatiente consciente por la libertad... (R.F. 24.)
He seguido el movimiento de los obreros, no tan sólo de Inglaterra, sino también de Alemania, y tanto como me fue posible, de Francia y otros países. Y tuve muchas veces ocasión de ver la influencia perniciosa de los jefes, de las autoridades, sobre el movimiento revolucionario internacional. He observado también cómo la idea misma de autoridad produce el mal entre la gran masa, que ya tiene bastantes. He seguido las grandes huelgas como la de Homestead, etc., y he visto cómo los obreros han sucumbido a causa de su cándida confianza en el gobierno... Habiendo visto, pues, todos los ejemplos de la historia, y viendo que todos los gobiernos forman un obstáculo al reino de la Igualdad, Fraternidad y Libertad, estoy en contra de todos los gobiernos, hasta el socialista, contra toda autoridad, o sea: soy anarquista... (W.D. 30.)
Soy anarquista-comunista, porque me considero como teniendo los mismos derechos que otro cualquiera... considero necesario para establecer mi individualidad, la asociación voluntaria... (A. Klemencic.)
... No tengo necesidad de decir que me desembaracé de mi famoso sueño de gloria, y que no hay ya en mí sino una sed inmensa de justicia y de libertad para todos los que han sufrido y sufren igual que yo... (E.D.H. 25.)
Así, pues, seal cual fuere la nacionalidad, la edad o el sexo de los anarquistas, todos proclaman un profundo amor a la libertad. No desean tal o cual libertad, de imprenta o de reunión, religiosa u otra, no: desean la libertad. Algunos hasta reclaman la libertad absoluta.
Esta apetencia de la libertad es a menudo imprecisa, confusa, en el espíritu de los individuos, pero, en realidad existe. Los socialistas-anarquistas quieren verdaderamente la libertad; ellos lo dicen, pero a veces este ardiente amor a la libertad está alterado por las otras tendencias de su mentalidad. En su afirmación del amor a la libertad, sería un error científico ver en él pura fraseología y nada más. Hay expresión real de una tendencia psíquica. Pero esta tendencia está asociada con otra en el estado esencial de los anarquistas y sufre siempre deformaciones, nunca está en estado puro porque no está sola. A veces, en algunos individuos de una sensibilidad exagerada, son de tal índole las deformaciones, que su amor a la libertad puede conducirles a actos impregnados de la mayor autoridad.
A pesar de estas alteraciones, de estas deformaciones más o menos pronunciadas, según los individuos, el amor a la libertad existe de hecho en todos los socialistas anarquistas. Los extractos confesionales precedentes lo han probado. Se hubiera podido deducirlo a priori de la lectura de las doctrinas, como lo demuestran los extractos siguientes:
Nosotros reconocemos la plena y entera libertad del individuo; queremos la plenitud de su existencia, el libre desarrollo de todas sus facultades. No queremos ningún obstáculo, y así retornamos a los principios que Fourier oponía a la moral de las religiones, cuando decía: dejad a los hombres enteramente libres, no los mutiléis, las religiones ya lo han hecho bastante. No temáis siquiera sus pasiones; en una sociedad libre no ofrecerán ningún peligro... (Pedro Kropotkin, La Moral Anarquista.)
Según nosotros, anarquistas, como según todas las gentes de corazón, la humanidad no se hizo para estar amontonada como un rebaño y vivir una vida bestial e infamante; es necesaria su libertad completa para desarrollar sus fuerzas y sus capacidades... Con el comunismo libre, los hombres se asocian libremente según sus afinidades, producen libremente según sus capacidades, y consumen libremente según sus necesidades. Esta libertad general resulta la base de la vida, las aptitudes se desenvuelven, los caracteres se mejoran por el bienestar y los hombres, no teniendo ya ante ellos esta terrible inquietud del incierto mañana que les devora, se consideran felices trabajando para el interés general en la medida de sus fuerzas... Concluyo diciendo que, cuando más libertad y bienestar existan, menos crímenes se producirán. En una sociedad anarquista, el raro criminal sería mirado como un enfermo, cuyo estado necesita observaciones y cuidados inteligentes... (Los anarquistas y lo que quieren, págs. 15-16-26.)
Que los unos cesen de negar a los demás el derecho a la vida, a la felicidad, y la prostitución y el asesinato desaparecerán, pues los hombres nacen todos igualmente libres y buenos. Son las leyes sociales que los vuelve malos e injustos, esclavos o dueños, expoliados o expoliadores, verdugos o víctimas. Cada hombre es un ser autónomo, independiente, y por esto debe ser respetada la independencia de todos. Todo atentado a nuestra libertad natural, toda sujeción impuesta es un crimen que clama rebeldía... Haz lo que quieras, tal es la única ley que nuestra justicia reconoce, pues ella proclama la libertad de cada uno en la igualdad de todos... Y brillará, resplandecerá el buen sol de la libertad y la humanidad será feliz. (Declaración de G. Etievant, págs. 24-25-29.) (1)
Os digo, Guillermo, que los verdaderos bandidos, la gente sin honor son aquellos que viven gracias a la prepotencia, los que se han apoderado de todo lo que existe bajo el sol y han reducido el pueblo al estado de rebaño de carneros que se dejan tranquilamente trasquilar y degollar. Y vos, que jamás chupasteis la sangre de vuestros semejantes, ¿tomaréis el partido de esta gente para ir en contra nuestra? ¿No tienen ellos bastante con el gobierno para sostenerse? El gobierno fabricado por los ricos y a beneficio de los ricos, viene obligado a estar a su lado; pero los trabajadores, nuestros propios hermanos, ¿por qué deberían ir en contra nuestra, cuando reclamamos para ellos pan y libertad?... La solidaridad es la única condición que puede realizar nuestros ideales y ellos aportarán la paz, la prosperidad y la libertad universal... (Enrique Malatesta, A talk about anarchist communism, págs. 23-29.)
La anarquía proclama que en la libertad de la unidad social, estriba la libertad de la sociedad. Proclama que en la libertad de la capitalización de todas las riquezas adquiridas estriba el progreso social y la muerte de todo interés. Afirma que en la libertad de poseer y utilizar el terreno, estriba la felicidad humana y el progreso y la muerte de los salarios. Proclama que en la libertad de la cooperación, el cambio reemplazará la molestia de la moneda del comercio (penny-Periching) y matará los beneficios. Proclama que el orden no puede existir, sino allí donde la libertad impera y el progreso conduce y que jamás sigue al orden. Sostiene, finalmente, que esta emancipación inaugurará la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad... (Dier D. Lum, On Anarchy extractado de The alarm, reproducido en Anarchism por A. R. Parsons, pág. 151. Chicago, 1887, volumen in-8.)
Anarquía, del griego a o an (negación) y arche (el primero, el jefe) o archon (magistrado) significa un estado de sociedad sin gobierno. Lo que desean los anarquistas es la abolición permanente de todo gobierno... Libertad, como ha dicho Proudhon, no es la hija, sino la madre del orden... Siendo la anarquía la libertad universal, ejercería en las facultades humanas un efecto contrario a esta parálisis general producida por el socialismo de Estado que es universal restricción y reglamentación... (C. L. James, Anarchy, reproducido en Anarchism por A. R. Parsons, págs. 159-162.)
Una loca cólera contra los tiranos y un vago deseo de destruir y de matar, no son seguramente las características de la filosofía conocida con el nombre de anarquía... La filosofía del anarquismo está encerrada en una palabra: libertad. Ninguna barrera al progreso humano, al pensamiento, a la investigación, establece el anarquismo; nada hay verdadero y cierto que futuros descubrimientos no puedan probar sea falso; así, pues, hay solamente una única, pero infalible, inmutable, divisa: libertad. Libertad de descubrir una verdad, libertad de desarrollarse, de vivir naturalmente y plenamente... (A. R. Parsons, The philosophy of Anarchism, reproducido en Anarchism, pág. 171.)
Hemos dicho además... que para nosotros la tendencia del progreso parece ser el anarquismo, es decir, una sociedad libre, sin reyes ni clases, una sociedad de soberanos en la que la libertad y la igualdad económica de todos producirá un equilibrio estable (como fundación y condición del orden natural)... Creo con Buckle, Paine, Jefferson, Emerson, Spencer, y muchos otros grandes pensadores de este siglo, que el estado de castas y de clases, el estado donde una clase domina y vive del trabajo de otra y llama a esto orden, creo que esta forma bárbara de organización social con sus rapiñas y sus asesinatos legales, está condenada a morir y dejar el sitio a una libre sociedad, a la asociación voluntaria o universal fraternidad, si así lo preferís... (Augusto Spies. Defensa ante el tribunal. The Chicago Martyrs, pág. 3, Glascow) (2).
Expresiones tales como abolición del Estado o sociedad sin Estado, concuerdan perfectamente con la concepción que los anarquistas expresan de la destrucción de toda institución política basada en la autoridad, y de la constitución de una sociedad libre e igualitaria basada en la armonía de los intereses y la voluntaria contribución de todos para la satisfacción de las necesidades sociales... Los gobiernos oprimen a la humanidad de dos modos, directamente por la fuerza brutal, o sea, violencia física, o indirectamente privándola de los medios de subsistencia y reduciéndola a la impotencia.
... Los gobiernos pueden, asimismo, oprimir al hombre obrando sobre sus sentimientos, y con este objeto se constituyó la autoridad religiosa.. Por la libre asociación de todos, surgirá una organización social de la agrupación espontánea de los hombres según sus necesidades y simpatías, organización que iría de abajo arriba, de lo simple a lo complejo, de la satisfacción de las necesidades más inmediatas a la de las más lejanas y de los intereses generales. Para esto esta organización reclama las mayores ventajas y la mayor libertad para todos... Esta sociedad de hombres libres, esta sociedad de amigos, sería la anarquía... La libertad que nosotros deseamos para nosotros y para los demás, no es la libertad absoluta, abstracta, metafísica, que en la práctica solamente puede conducir a la opresión del débil. Pedimos una libertad tangible, posible, que sea la comunión consciente de los intereses, es decir, la voluntaria solidaridad... Los anarquistas presentan un método nuevo: la libre iniciativa de todos y la libre agrupación; después de la abolición revolucionaria de la propiedad particular, cada uno tendrá igual poder de disponer de la riqueza social. Este método, que no admite el restablecimiento de la propiedad privada, debe conducir por medio de la libre asociación al triunfo completo de los principios de la solidaridad... El socialismo anárquico tiene por base y necesario punto de partida, la igualdad de condiciones. Su fin es la solidaridad y su método la libertad... (Enrique Malatesta, Anarchy, págs. 3-7-18-26-30-31. Londres, folleto in-8) (3).
El comunismo anárquico, última expresión del progreso moral, social, filosófico y científico, sustituye el gobierno por la libre asociación... En las comunas anarquistas estarían absolutamente abolidas toda autoridad, todo código, todo tribunal, pues no es estrictamente necesario un poder autoritario, una ley escrita, para garantizar a la sociedad del pequeño número que, en el comunismo anárquico, estaría predispuesto el delito... En un porvenir próximo, gracias a la libre asociación, a la cooperación y a la solidaridad universal, todos los hombres gozarán por igual de los inmensos beneficios de la ciencia aplicada a la mecánica, a la industria y a la agricultura. En la anarquía, la asociación libre será el modo de ser del grupo de la comuna; una mayor será áun la de la familia humana... En lugar de un millón de leyes basta una sola, ha dicho Proudhon, el padre de la anarquía. ¿Cuál es este ley? No hagáis a los demás lo que no quisierais os hicieren a vosotros, y haced a los demás lo que queráis hagan con vosotros. ¡He ahí la ley y los profetas! Pero es evidente que esto no es una ley; es la fórmula elemental de la justicia y la regla de todas las transacciones. La simplificación legislativa nos conduce entonces a la idea de contrato, consiguientemente, a la negación de la autoridad. De hecho, si la ley es única, en ella se resuelven todas las antinomias de la sociedad; es querida y consentida por todos y adecuada al contrato social. Promulgándola, proclamáis la negación del gobierno. (E. Milano. Primer paso hacia la Anarquía, págs. 17, 19, 30, 31, 43, 44.)
Los ciudadanos de la Nueva Utopía quisieron vivir la vida de la libertad, y para ello, fue suficiente la anulación de todos los poderes a cambio de la manifestación espontánea de todas las iniciativas, tanto individuales como de grupo... Si se preguntara a algún habitante de la Nueva Utopía qué régimen social ha producido tantas maravillas, respondería en seguida: el de la libertad. Vivimos, diría, en un ambiente tal de equidad y de justicia, que cuando mayor es el grado de libertad que alcanzamos, más grande y sólido es el orden resultante... No comprendemos la utilidad de aquellas reuniones de representantes populares o privilegiados, ni la de instituciones denominadas poderes públicos... Nos parece... que los guardianes del orden eran verdaderos tiranos, déspotas infames... que los jueces, los magistrados, los gobernantes, los guardianes del orden, los propietarios y los curas eran los engranajes diversos de una misma máquina dispuesta para destruir en los hombres todas sus cualidades más apreciables; la dignidad, la soberanía, la razón, el sentimiento, la justicia. Nosotros vivimos como deben vivir los hombres. La función de gobierno es propia de cada uno y todos somos completamente libres... No comprendemos el orden y no creemos que pueda existir; sino como resultante de la más amplia libertad... El sistema social de la Nueva Utopía es de una simplicidad admirable. Sus dos principios fundamentales son la libertad y la igualdad. (Ricardo Mella, La Nueva Utopía, en el Segundo Certamen Socialista págs. 208, 212, 213.)
Los precedentes pasajes que hemos tomado de los folletos de propaganda socialista-anarquista, o en libros de doctrina, son muy claros y no dejan lugar a dudas sobre el ideal libertario de la Anarquía. Significa, en efecto, según todos aquellos que fueron sus protagonistas, una sociedad sin gobierno, sin otra autoridad que la del hombre sobre sí mismo; una sociedad libre.
Es, por lo tanto, racional, que los adeptos de estas doctrinas estén impregnados de amor a la libertad. Encuentran buenas y justas estas teorías, les satisfacen, responden a sus deseos confusos y secretos. Tienen, pues, necesariamente, en su mentalidad, un amor más o menos intenso a la libertad. No pueden dejar de tenerlo, ya que, si no lo poseyeran, evidentemente amarían la autoridad, la creerían útil y necesaria, y lógicamente encontrarían falsas las críticas contra la autoridad, malos los deseos de libertad.
De esto resulta que, racionalmente, los adeptos de las doctrinas de Merlino, Carpenter, Bakunin, Most, Faure, etc., son individuos que poseen en su mentalidad el amor a la libertad.
El método positivo nos había conducido a la misma comprobación. Así podemos afirmar la existencia, en los socialistas-anarquistas, de esta nueva característica: el amor a la libertad.
Evidentemente que, estando combinado con el espíritu de rebeldía y diversos otros caracteres específicos, este carácter sufre alteraciones más o menos pofundas que podrían hacer negar su existencia a un observador superficial. Las pasiones pueden modificar y modifican realmente más o menos, según el temperamento individual, según los ambientes que rodean al individuo, esta tendencia libertaria cuya existencia es cierta en los encéfalos de todos los socialistas-anarquistas.
Después de nuestro análisis podemos, asimismo, determinar en este momento la constitución mental de los anarquistas-socialistas.
1° Espíritu de rebeldía. 2° Amor a la libertad.
El socialista-anarquista es un rebelde, un libertario.
**NOTAS**
(1).- Se trata de las declaraciones de G. Etievant ante los tribunales franceses de Seine-et-Oise en 1892. Este folleto ha sido traducido y publicado en inglés en el Commonweal de 1893. Hay una traducción española de Anselmo Lorenzo (Declaraciones de Etievant, Barcelona, 1904) y otra portuguesa, A minha defesa, 1892.
(2).- Algunos extractos de los discursos de los condenados de Chicago se han publicado, en forma de folleto, en inglés, francés, portugués, alemán. Existe una traducción española en el Segundo Certamen Socialista, de Barcelona.
Nota de O. Cortés y Ch. López: Hemos digitalizado esos discursos, por lo tanto si así lo desea, puede consultarlos en nuestra Biblioteca Virtual Antorcha
(3).- Publicado asimismo en italiano, Anarchia, y en español, Anarquía, traducción de Ricardo Mella. Precio 10 céntimos ejemplar.
Índice de Psicología del socialista-anarquista por A. Hamon Capítulo II: Del espíritu de rebeldía Capítulo IV: Del amor al yo o individualismo Biblioteca Virtual Antorcha