Índice de Psicología del socialista-anarquista por A. Hamon | Capítulo IV: Del amor al yo o individualismo | Capítulo VI: Del sentimiento de justicia | Biblioteca Virtual Antorcha |
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CAPÍTULO V
Del altruismo y de la sensibilidad (1)
Es un deber, estrecha obligación de quien tiene un pensamiento, emitirlo y enseñarlo para el bien común.
Pablo Luis Courier.
El amor al yo o individualismo que nuestro análisis ha revelado en las mentalidades de los socialistas-anarquistas no es específico solamente de aquellas. En efecto, este caracter psíquico se encuentra también en una multitud de individuos que nada tienen que ver con las doctrinas profesadas por los Bakunin, Malatesta, Ricardo Mella, Parsons, Spies, etc.
Esta característica mental existe en los anarquistas-individualistas según las doctrinas de Tucker. Añadida a las demás características demostradas -espíritu de rebeldía, amor a la libertad- se encuentra asimismo en muchos individuos que no son socialistas-anarquistas.
Los estetas presentan muchas veces este agregado de caracteres mentales, y, sin embargo, no son socialistas-anarquistas. A pesar de que algunos se afirmen socialistas-anarquistas, como Laurent Tailhade, quien un día evocaba el feliz tiempo de la anarquía, tiempo en que la plebe besaría las huellas de los pasos de los poetas (2), estos estetas sienten un desprecio por la masa. Como últimamente el poeta A. Retté, son voluntariamente ignorantes de la vida cotidiana, predicando la reclusión en la Torre de Marfil, el arte por el arte y el desprecio a la humanidad ambiente, en una palabra, la teoría del Poeta-Rey, del Poeta-Dios y otros romanticismos (3).
Así, pues, estos individuos que también poseen el agregado de los caracteres psíquicos que nuestro análisis ha demostrado, pero que sienten por el pueblo un profundo desprecio no son socialistas-anarquistas. Contemplan al pueblo desde las serenas alturas donde moran y que la vil multitud jamás alcanzará. Se creen y se llaman a sí mismos superiores a la raza humana. Son libertarios... para ellos y autoritarios para los demás.
La doctrina socialista-anárquica, al contrario, enseña el amor a los humildes, a los oprimidos, a los que sufren. Profesa la igualdad de los hombres, sostiene que el sabio ilustre es el igual del más obscuro campesino, que el humilde albañil equivale al célebre poeta. Estos estetas que desprecian la humanidad ambiente, no son, por lo tanto, y de ningún modo, adeptos de estas teorías anarquistas. De esto resulta que el agregado de los caracteres mentales predeterminados es suficiente para especificar la mentalidad filosófica de los socialistas-anarquistas. Tenemos que buscar un nuevo carácter que añadir a los primeros.
El altruismo, hemos dicho, forma parte integrante de la enseñanza socialista-anárquica que erige en principio la igualdad de los hombres, sea cual fuere la diferenciación que exista en su valor intelectual, moral y en su utilidad social. Examinemos si en los folletos de propaganda encontramos realmente la prueba de esta enseñanza altruística.
Así vemos que observando las sociedades animales se llega a comprobar que este principio: Trata a los demás como quieres ser tratado por ellos en análogas circunstancias, se encuentra en todas partes donde hay sociedad... Este principio se traduce en una sola palabra: Solidaridad... es el principio de la igualdad, el principio fundamental de la anarquía. Y como podríamos siquiera creernos anarquistas sin ponerlo en práctica... Decimos: la felicidad de cada uno está íntimamente ligada a la felicidad de todos los que le rodean. Se puede tener por casualidad algunos años de felicidad relativa en una sociedad basada en el malestar de los demás, pero es una felicidad edificada sobre arena. No puede durar, el menor choque la derrumbará; felicidad miserablemente pequeña comparada con la felicidad posible en una sociedad de iguales. Así cada vez que tengas por norma el bien de los demás, obrarás bien...(Pedro Kropotkin, La moral anarquista, págs. 38-41-68.) (4)
A veces sucede que se les hace trabajar hasta 18 horas. ¿Acaso, señores, no es traspasar los límites, tener a pequeños seres de 12 y 14 años durante largas jornadas?... El invierno... estos pequeñuelos se hielan, en verano se ahogan por falta de aire... pues en ciertos talleres ni las ventanas se abren... Acaece a menudo que, rendido uno de ellos por la fatiga, tiene la desgracia de ser cogido por una máquina... Es necesario añadir a todos estos sufrimientos el modo brutal con que se les manda: insultos, injurias, groserías cochinas... Imaginaos a las madres de familia y a las jóvenes vestidas de harapos, impregnadas del aceite de la maquinaria, y cubiertas de borra de lana o algodón... Desgreñadas y sucias, grasientos los cuerpos, manchadas las manos, corriendo como alocadas entre dos, tres y a veces hasta cuatro telares... Ni siquiera una de estas mujeres, ni uno solo de estos niños posee una fisonomía que respire salud; todas y todos tienen la tez amarilla, que caracteriza la anemia... ¡Cuántos desgraciados accidentes no les alcanzan!... Muy a menudo, se encuentra por las calles de Viena a estas pobres mujeres enfermas, a las cuales falta un brazo, una mano... En el espacio de veinte años ha habido más de doscientos estropeados... Estas mujeres trabajan sin interrupción alguna, siempre galopando alrededor de estas infernales máquinas, entre su ruido ensordecedor y envueltas en humo. Y cuando quieren comer su pobre comida, tienen que hacerlo sobre un banco grasiento, engullendo aprisa los bocados de pan... Lo que cuento, yo lo he presenciado, lo he vivido cuando era niño y que iba... a comer en la fábrica con mi madre que aún trabajaba en esta dura labor... ¡Ah! lo que se hace por los caballos, por las bestias, no se hace por estas pobres mujeres de los telares. Se les niega hasta la hora necesaria para sus comidas de mediodía. ¿Acaso todo esto no es monstruoso? Debemos declarar que estos seres explotados, aniquilados, que tanto tienen que sufrir para ganar un mal pedazo de pan, merecen todas nuestras simpatías, y que los que los explotan, que les niegan el derecho a la existencia y que se enriquecen con su sudor, sólo merecen nuestro desprecio... (Defensa de Pedro Martín, Proceso de los anarquistas de Viena, págs. 37-50-52.)
Desgraciados de vosotros si la enfermedad os anonada, si, jóvenes o viejos, sois demasiado débiles para producir a satisfacción de los poseedores. Degsraciados de vosotros, si no encontráis una persona, a beneficio de la cual prostituir vuesto cerebro, vuestros brazos, vuestros cuerpos: rodaréis de abismo en abismo, vuestros harapos se considerarán un crimen... la sociedad entera os arrojará el anatema, y la autoridad, interviniendo ley en mano, os gritará: ¡maldición a los que no poseen un hogar... maldición a los que no tienen un miserable jergón donde reposar sus doloridos miembros! ¡malditos los que se permiten tener hambre, cuando los demás han comido demasiado!... ¡malditos, los vagabundos!... ¡maldición para los vencidos! Y los casigará por haberse permitido no tener nada, cuando los demás lo poseen todo. Es justicia, dice la ley. Es un crimen, respondemos nosotros; esto no debe ser, esto debe cesar, porque esto no es justo... Porque no queremos más guerras, ni muertes, ni prostitución, ni vicios, ni crímenes, que nosotros luchamos por la libertad y la dignidad humanas... Nosotros nos consideramos dichosos, suceda lo que fuere, pues estamos ciertos... que vendrá un día en que el sol, que dora las mieses, brillará sobre una humanidad sin ejércitos, sin cañones, sin fronteras, sin cárceles, sin magistrados, sin policía, sin leyes y sin dioses, libre, en fin, intelectual y físicamente, y que los hombres, reconciliados con la naturaleza y con ellos mismos, podrán, en la universal armonía, saciar su sed de justicia... Entonces, amparando cada uno su felicidad en la felicidad de los demás, nadie cometerá el mal, pues nadie tendrá interés en hacerlo. El hombre, libre en la humanidad emancipada, podrá marchar sin obstáculos de conquista en conquista, en provecho de todos, hacia el infinito sin límites de la intelectualidad. El enigma moderno: Libertad, Igualdad, Fraternidad, presentado por la esfinge de la Revolución, y resuelto, será la anarquía... (Declaraciones de G. Etiévant, págs. 16-28-29.)
Los anarquistas... desean abolir el presente sistema capitalista, que subsiste gracias al poderío de los gobiernos y que reclama las vidas de millares de hombres, mujeres y niños, cada año, para que las clases directoras puedan gozar del bienestar y del lujo... en una sociedad de anarquistas-comunistas, todos los hombres desembarazados de las ataduras del monopolismo, trabajarán por el bien de todos... Las ventajas de la educación, hoy monopolizadas por un pequeño número, las poseerán todos... El comunismo-anarquista... quiere sustituir el gobierno por asociaciones libres de seres racionales que quieren vivir juntos para ayuda y beneficio mutuos, y que sólo explotan a la naturaleza en interés de todos... (H. H. Duncan, A plea for anarchist communism, págs. 7-8-10-11-12.)
Acompañadme en los barrios de esta ciudad (Chicago), donde viven los creadores de la riqueza; venid conmigo a casa de los mineros medio muertos de hambre de Hocking-Valley; mirad los parias en Monongahela Valley y en otros distritos mineros de esta comarca, o recorred la extensión del ferrocarril del gran ciudadano y hombre de orden, respetuoso de las leyes, que se llama Jay Gould, y decidme entonces, si en este orden hay algún principio moral, por cuya causa deba conservarse. Yo digo que la conservación de un orden de tal índole es criminal y homicida. Significa la conservación de una sistemática destrucción de mujeres y de niños en los talleres... Socialismo no quiere decir de ningún modo destrucción de la sociedad... Socialismo es una ciencia constructiva y no destructiva. Mientras que el capitalismo explota a las masas en beneficio de las clases privilegiadas... el socialismo enseña cómo todos deben ser poseedores, que cada hombre debe trabajar honradamente para su propia vida y no para diversión de un respetable negociante o de cualquier otro muy respetable hombre de negocios o banquero, como los hay en los bancos de este jurado, con la prefijada opinión de que nosotros debemos ser ahorcados... El socialismo, en una palabra, busca establecer un sistema universal de cooperación, y hacer que sean accesibles a cada miembro de la humana familia los bienes de la civilización... Anarquía significa paz y tranquilidad para todos. Anarquía y socialismo quieren decir reorganización de la sociedad sobre principios científicos, y abolición de las causas que producen vicios y crímenes... Nosotros no estamos sedientos de sangre. Nosotros no somos bestias. A causa de nuestra sensibilidad, hemos entrado en este movimiento para la emancipación de los oprimidos y de los sufrientes... (Defensa de Augusto Spies, págs. 6-10-18.)
Nosotros luchamos por el comunismo y la anarquía. ¿Por qué? Si guardáramos silencio, hasta las piedras lo pregonarían... Cada día se cometían asesinatos, se martirizaba a niños, trabajaban hasta reventar las mujeres, se mataba a los hombres lentamente, y estos crímenes jamás han sido por las leyes castigados... Este infernal estado de negocios mantiene al obrero pobre e ignorante, presa segura de la explotación. Yo sé la vida que está reservada a los obreros. He sido uno de ellos. He dormido en sus jergones y vivido en sus moradas. Los he visto trabajar y morir. Yo he trabajado en el mismo taller con muchachas que se prostituían porque no tenían lo suficiente con sus salarios para poder vivir. He visto mujeres enfermas por el exceso de trabajo... Millares de trabajadores de Chicago viven en cuartuchos insuficientemente protectores de las intemperies, sin ventilación, sin luz. Allí viven, en un solo cuarto, dos, tres, y hasta cuatro familias. No es necesario decir de qué modo esto influye en la salud y en la moral de estos desdichados... Socialismo... significa que el pueblo poseerá en común la tierra y la maquinaria... ( Defensa de Miguel Schwab, págs. 13-14.)
Yo digo que un hombre que puede contemplar tales sufrimientos sin sentirse impulsado a hacer algo para cambiar estas condiciones, no tiene en su corazón más que los sentimientos del tigre hambriento. En Chicago los niños trabajan desde la más tierna edad... y el hombre que no se esfuerce en cambiar esto, no es un hombre... (Defensa de Samuel Fielden, pág. 31. Las tres citas precedentes están sacadas de The Chicago Martyrs.)
Solidaridad, es decir, la armonía de intereses y de sentimientos, la parte de cada uno de los bienes de todos y de todos en los bienes de cada uno, es el único estado en que el hombre puede vivir su propia naturaleza y llegar al más alto desarrollo y felicidad... Lo esencial es esto: constituir una sociedad en la que la explotación y el dominio del hombre por el hombre sean imposibles. Que la sociedad, en otros términos, sea tal, que los medios de existencia y el desarrollo del trabajo sean libres para todos los individuos, que todos sean aptos para cooperar según sus deseos y sus conocimientos en la organización de la vida social. En una sociedad así, todo se efectuará de modo que pueda satisfacer lo mejor posible las necesidades de todos, según los conocimientos y las posibilidades del momento... Para resolver el problema social en beneficio de todos, hay un medio tan solo: suprimir revolucionariamente el gobierno; expropiar a los detentadores de la riqueza social; ponerlo todo a la disposición de todos; dejar todas las fuerzas, todas las capacidades, todas las buenas voluntades existentes en los hombres que obren para proveer a las necesidades de todos... (E. Malatesta, La anarquía, págs. 24-48-58.)
Los socialistas-anarquistas-comunistas dicen: Derrocados los actuales gobiernos, abolida la propiedad individual, será proclamada la propiedad común, la fraternidad y la solidaridad universal... Los socialistas-anarquistas se llaman comunistas porque quieren que los productos del trabajo colectivo formen parte de la propiedad común con toda la tierra, las casas y los instrumentos de trabajo, y sean distribuidos a cada individuo según sus propias necesidades, sin que se tenga en cuenta la capacidad, etc... En un porvenir próximo, gracias a la libre asociación, a la cooperación y a la solidaridad universal, los hombres gozarán, todos por igual de los inmensos beneficios de la ciencia aplicada a la mecánica, a la industria y a la agricultura... (Eduardo Milano, Primo passo all'Anarchia, págs. 18-23-30.)
Nosotros pedimos vivir libres, trabajar los unos para los otros, ayudarnos mutuamente, fraternizar en un esfuerzo común para el bien universal... La anarquía pondría fin a todas las hecatombes hoy tan frecuentes... Las luchas de nuestros días, crueles y sanguinarias, no se repetirían ya... (R. Mella, Anarquía, pág. 71. Segundo Certamen Socialista)
Como hemos dejado dicho, la doctrina socialista-anarquista enseña el amor a los demás, la solidaridad, cuya consecuencia es. Los extractos que hemos dado son suficientemente significativos bajo esta punto de vista y no permiten de ningún modo dudar del altruismo profesado por los teóricos de la anarquía. Sea cual fuere la nación, el ambiente profesional suyos, afirman siempre la grandeza y la necesidad del amor a los demás.
Formando, pues, el altruismo parte integrante de la enseñanza socialista-anarquista, debe ser una de las características mentales de los discípulos de esta doctrina. No puede ser de otro modo, pues entonces estos socialistas-anarquistas no adoptarían uno de los principios de las teorías sobre las cuales se basa esta filosofía. De injustas, no conformes con sus tendencias, estas doctrinas que, en realidad, estiman justas; que de hecho, son la expresión más o menos clara de sus aspiraciones y de sus tendencias.
Necesariamente, el hecho de que los teóricos del socialismo-anarquista profesen el altruismo, implica en sus discípulos la existencia del carácter mental amor a los demás. No podemos concebirlo de otro modo, la razón se niega a aceptar lo contrario.
De esto resulta que, racionalmente, nos vemos conducidos a afirmar que en la mentalidad filosófica de los discípulos de los Parsons, Dyer D. Lum, Malato, Tolstoy, Faure, Most, etc., existe el carácter altruismo.
Esta conclusión, a la que nos conduce lógicamente la razón, está confirmada por el análisis de las respuestas que dignaron hacernos.
Dejemos hablar a los individuos:
El ¿por qué soy anarquista? Es cuestión de hambre, de frío, de fatiga y de la desesperación de esta multitud de desgraciados, encerrados en círculo de hierro por la condición abyecta en que se encuentran. Cuando su escaso salario es regular, su situación es ya espantosa, pero mucho más atroz es aún cuando se suceden estas crisis económicas de nuestras podridas civilizaciones. Yo he visto a estos miserables yendo a buscar, con el miedo metido en el cuerpo, el pedazo de pan que representa una labor monstruosa, y palideciendo aún, ¡increible parece!, cuando exigencias inesperadas les obligaban en extraña rebeldía a rechazar el trabajo saliendo desfallecidos, baja la frente, pudiendo oír al patrono murmurar entre dientes: Éste aún no tiene bastante hambre. Ese éste se puede poner en plural, pues detrás de estos miserables hay sus mujeres y sus hijos. Estas miserias de todos los oficios y de todos los países deben ser para el hombre de corazón uno de éstos porque... (A. 15.)
Debo confesar, sin embargo, que la humanidad tomada en bloque, la humanidad de los sociólogos, sólo me interesa por la extensión de lo particular a lo general. Si he llegado a apasionarme muy pronto por ideas que a veces aún medito su certeza, es porque los hechos de que soy testimonio o que relatan los periódicos adoloran mi espíritu y mi corazón, mucho más que todas las especulaciones filosóficas. Exasperado ante el aplastamiento de los débiles por la injusticia y la iniquidad de los poderosos, no puedo dejar de simpatizar con los primeros y odiar a los últimos. ¡Y se nos habla de medios bondadosos y de dulzura! ¡Se nos reprocha nuestro espíritu revolucionario!... (B. 2.)
¿Qués es lo que me ha desviado de mi egoísmo? Es que a medida que los años pasaban mi indisciplina se volvía más metafísica, si así puede decirse. Al principio yo me había considerado sólo en presencia de circunstancias, de voluntades extranjeras y nefastas; continué considerando el hombre en general y de mis propios sentimientos deduje los sentimientos de los que, más o menos perpetuamente o en un minuto de su existencia, son esclavos, y lo que me había aparecido como odioso a mi mismo me pareció odioso para todos... (Bernard Lazare.)
Niño aún, tuve ocasión de ver de cerca las atrocidades de la guerra. Aún recuerdo el horror de este espectáculo. Fuí atemorizado, descorazonado, no pudiendo comprender por qué los hombres se mataban... Después de la muerte de mi padre, mi madre se encontró en una situación muy vecina de la miseria, cuando antes había ocupado una buena situación burguesa. Entonces, y me acuerdo perfectamente, las relaciones que teníamos cesaron de visitarnos, como si no fuéramos de su mundo. Habiendo caído enferma mi madre, fuí con ella al hospital. Me acuerdo que solamente fueron obreros los que acudieron a visitarla y ayudarla. Desde entonces mi amor hacia los débiles, los pobres... (Dr. H. 6.)
Razones que me han inducido a la anarquía... 3° los sufrimientos de unos... 5° la bondad... 6° el horror de la guerra, de la sangre vertida inútilmente... 9° la necesidad de sentir la felicidad a mi alrededor... (J. 3.)
Mi conciencia nada me reprocha y mientras en torno mío halle un solo desgraciado por culpa de esta organización, yo seré enemigo de esta organización... (K. 11.)
... Como muchos otros he sufrido las consecuencias de la organización social, he visto que para todos era una fuente de obstáculos a la expansión individual, y esto me hizo reflexionar y desear otra concepción social... Creo que el artista es un maestro en el que se especializa la cultura de lo bello, no para su solo provecho, sino en beneficio de la colectividad a la cual el comunica instintos estéticos. A lo menos yo creo que así sucederá en la sociedad comunista futura...(M. 14.)
Mi familia pertenece a la burguesía comerciante, gracias a ella yo he vivido siempre sin privaciones. No soy una víctima privilegiada del régimen social; es, pues, por moralidad, por lo que me he vuelto anarquista... (L. Malquin.)
Jamás he tenido ocasión de sufrir miseria, pero he atravesado períodos vecinos de ella. Por otra parte, poseo una imaginación viva y una sensibilidad bastante desarrollada. Resulta que cuando veo un desgraciado o cuando oigo hablar de sufrimientos físicos o morales, siento una sensación muy desagradable. Sufro de la miseria de los demás, porque me imagino sus sufrimientos. Evito su vista, porque mi sensibilidad excitada, añadida a mi impotencia para suprimir de golpe esta miseria, me hace materialmente daño... Determinista convencido, el hombre no tiene para mí ninguna responsabilidad, así que, me esfuerzo para no sentir odio hacia los demás; siento por los proletarios una profunda piedad, y por los ricos, una piedad también, pero mezclada de desprecio, a veces hay una miaja de odio, pero solamente un poco. La razón me demuestra que al sentir este odio estoy en error, pues nosotros debemos ser todo amor para los demás, pero es necesario tener en cuenta los sentimientos que nos han legado nuestros antepasados, que la educación, la sociedad han desarrollado en nosotros... (O. 7.)
¿Por qué soy anarquista, y continuaré siéndolo?... porque, en una palabra, la sociedad comunista-anárquica que nosotros soñamos, y que fatalmente se realizará, es la única que puede dar felicidad material a todos y satisfacer, al mismo tiempo, todas las necesidades intelectuales... (P. 10.)
Yo no sabré decir si hubo conexión o coincidencia, pero mi modo de comprender la vida se modificó rápidamente en aquella época en el sentido que concibo la inutilidad de la vanidad añadida a la crueldad del lujo y de lo superfluo, y la belleza de una vida simple y pura... Imbuído de gran admiración por las doctrinas de caridad y de universal amor... (Ph. D. 4.)
El interés particular y el interés general, el mismo deber, son para la libertad límites de diverso grado, límites, o si se quiere, determinaciones que pueden tener su justificación relativa, pero que no deben impedir de ningún modo la expansión absoluta perjudicada solamente en el amor... Por todos estos instintos, y en razón del mismo poder de su naturaleza, tenderá (el Yo) evidentemente al derroque de un orden tan ilógico y al advenimiento de un estado nuevo que permita, en fin, la vida humana en el integral sentido de la palabra... (M. Pujo.)
Poco después pasé algún tiempo en el hospital, donde tuve que sufrir una operación en el pie... Dediquéme a interrogar a todos los miserables con que me codeaba en aquel infierno peor que el de Dante... Fué espantoso... y entonces comprendí la solidaridad... (A. Retté.)
Tengo la certidumbre de que en una sociedad anárquica... el individuo se hará por sí mismo solidario de los demás por el motivo que sólo podrá contar desde entonces con su solidaridad y que aportará más fácilmente su parte de trabajo a la obra común cuando sepa que también beneficia del trabajo de los demás. No querrá hacer lo que no quisiera se le hiciere, y dará al desarrollo de las satisfacciones humanas una fuerza tanto más activa, cuando sepa que él también resulta más beneficiado. Los hombres no nacen malos y si lo son, es por culpa e influencia de los ambientes en que viven. En una sociedad armónica, los individuos no podrían ser malos... (S. 1.)
Esta concepción libertaria (comunista-anarquista) era, en fin, la buscada solución, pues asegurando el bienestar material de los hombres por la apropiación común de todos los medios de producción, aseguraba también la satisfacción de todas las necesidades de la vida intelectual... (Séverin L.)
La idea libertaria tenía para mí mayor atractivo porque encarnaba el principio de armonía social en la libertad, la justicia, el amor... Y aún cuando las miserias del ambiente social poco me hayan influido directamente, estoy muy persuadido que era fatal que yo me volviese libertario, más pronto o más tarde, a causa de la acuidad de las sensaciones dolorosas que obró sobre mi raciocinio el espectáculo romano de la putrefacción burguesa actual... (A. Veidaux.)
Soy anarquista, no sé si por odio de todas las miserias que sufrimos, o si es por amor a un ideal que considero práctico... Considero que todo ser humano tiene derecho a su parte de capital social proporcionalmente a sus propias necesidades; que tiene derecho a consumir todo lo que quiera, sin otro límite que su apetito, las necesidades de sus semejantes y las imposibilidades naturales... (T. D. M. 28.)
Si se estudian atentamente todos estos extractos de las confesiones de los franceses, se percibe un ardiente amor a la humanidad, una gran piedad para con los humildes, los débiles, éstos que los anarquistas llaman expoliados, explotados.
Este mismo sentimiento de altruismo se destaca vigorosamente de las respuestas que recibimos de los ingleses, irlandeses, escoceses, americanos, alemanes y holandeses. Pruébanlo las citas siguientes:
Me parece que las necesidades materiales de la mayoría de la humanidad no podrán ser nunca completamente satisfechas mientras subsistan por una parte la coerción y la sumisión por otra. Esto conduce, en mayor o menor escala, a una completa atrofia de la intelectualidad y del sentimiento, a lo que me opongo con todas mis fuerzas porque me disgusta... (A. Z. 23.)
Soy anarquista-comunista porque cada forma social da... la mayor cantidad posible de felicidad... Comunismo quiere decir, que la riqueza y los medios de producirla son bienes comunes, que cada uno produce según su capacidad y consume según sus necesidades... Un pequeñisimo esfuerzo por parte de cada uno nos permitirá tener todo lo que hace dichosa la vida... (A. Bird.)
Soy comunista-anarquista porque quiero poner fin a la miseria, a la pobreza, a la degradación, a la desigualdad social que veo en torno mío, en todas partes... Cuando este tiempo llegue, será la apertura de las puertas de la vida; la humanidad podrá entrar y principiar a vivir, y el sueño del poeta se habrá realizado: el hombre para el hombre, en todo el mundo, será un hermano, y el mundo entero la humanidad... Todas las religiones (excepto la religión de la humanidad que es la anarquía) están basadas sobre... (Henry Campbell.)
Yo creo que ningún otro estado de sociedad que no sea el comunista-anarquista, tiene posibilidades de llegar... a una conclusión humana... Nuestra cotidiana vida me prueba, en fin... que la Iglesia y el Estado retardan el progreso y el desarrollo de la humanidad más de lo que generalmente se cree al contemplar la horrible desnudez que nos rodea cada día. De aquí surge mi creencia, de que el anarquismo es el único medio... para vivir la vida de seres humanos y no prolongar por más tiempo una miserable existencia como la presente. Creo que cuanto más pronto se eduque al pueblo en el conocimiento de las verdades del anarquismo, mejor será para todos, y tal vez salve a algunos de los ulteriores resultados de una revolución sangrienta... (D. K. C. M. 17.)
Me llamó la atención el orador que decía: La propiedad particular de los medios de producción es la causa de la pobreza. Probó que mientras una clase sea poseedora de los medios de producción, los trabajadores nos veremos obligados a dirigirnos a esta clase y pedirle trabajo... (F. W. 8.)
Soy una anarquista porque los principios de la anarquía me parecen los únicos que aseguran a la sociedad humana la libertad y la fraternidad. Creo que aunque hayan pasado siglos de lucha y pasen entre los hombres, ha sido y es a causa del deseo de adquirir un sistema de vida más feliz, que permita establecer en la tierra la paz y la buena voluntad... Mi padre me inculcó una gran simpatía hacia todos los que combaten por el bien del pueblo... Me convencí de que la miseria y la baja degradación serían sobre todo abolidas, si la sociedad estuviera establecida sobre los principios de la cooperación... (G. R. 22.)
Por naturaleza he simpatizado siempre con los oprimidos y esclavizados, y desde mi infancia he tomado parte activa en diferentes movimientos, para buscar un lenitivo o la cura a los sufrimientos humanos... (H. 12.)
Creo y enseño... que todo gobierno a la fuerza es el generador de los males provinientes de la propiedad monopolizada y de la opresión de clase, y que debe ser sustituido por una organización social de un género más elevado, como voluntaria cooperación basada en la igualdad de todos y regulada por una mutua buena voluntad... (J. C. Kenworthy.)
Mis ojos se abrieron entre las numerosas, crueles y absurdas leyes, a las cuales, los obreros de la Gran Bretaña están sometidos desde largo tiempo; y para su completa emancipación, no veo otro camino más corto que una completa revolución del presente estado de sociedad, y que el comunismo-anarquista ocupe su lugar. Solamente en el comunismo-anárquico veo las bases únicas para el desarrollo de todo lo noble y bello en la naturaleza humana; para evitar a las mujeres el matrimonio sin amor y la maternidad obligatoria, y tener que amoldar su espíritu al del partner macho y de las leyes degradantes y costumbres serviles, a las cuales mujeres de toda clase están sujetas desde tiempo inmemorial a causa de su ignorancia... (N. W. 19.)
... Hay demasiada miseria y pobreza entre los millones de trabajadores... (William Reckie.)
Entonces, el anarquismo es un ideal... una vez comprendido por el pueblo, aportará realmente la fraternidad del hombre... (Georges Robertson.)
Después de muchos años de experiencia en el movimiento reformista, he llegado a la conclusión que la anarquía comunista es la única verdadera solución de la cuestión del trabajo... 2° Porque es humanitaria y garantiza una vida segura al trabajador, desconocida de él y de sus compañeros... Durante muchos años estuve influído por la idea que el tradeunionismo curaría todos los males de nuestro sistema industrial... Luego abracé el socialismo de Estado, y durante mucho tiempo me imaginé haber hallado la panacea para todos los males y crímenes del presente sistema de sociedad... (O. P. Smith.)
Soy un anarquista-comunista, porque la sociedad, tal como al presente está organizada, niega a la masa de la humanidad la oportunidad de vivir, en el verdadero sentido de la palabra... Los hombres tienen, naturalmente, el espíritu de agregación y encuentran placer en obrar en común... (J. Tochatti.)
Cada hombre y mujer nacidos en este mundo tienen derecho a vivir. Hoy este derecho les está negado por los ladrones llamados landlors y por los bandidos capitalistas. El pueblo se ve robado y saqueado por los pilletes reales, los tiranos aristócratas, los bandidos plutócratas, los curas impostores que lo impulsan a soportar un ejército entero de asesinos gubernamentales bajo forma de polizontes y de soldados que protegen un interés de clase... Emplearé la fuerza para ayudar el avance del momento en que ningún mortal se doblegue a los pies de los gusanos, semejantes suyos, y no pida el permiso de trabajar; en que más altos y sublimes pensamientos inspirarán las almas de los hombres, aportando a su corazón el reino de la equidad, de la luz, y de la paz que borrarán el odio y la lucha que actualmente divide al mundo. He aquí brevemente por qué soy anarquista... (T. W. B. Turner.)
Soy un anarquista-comunista porque veo la condición de las clases obreras, que es la continua pobreza, explotados por la clase capitalista... (Ernesto Young.)
Por la ignorancia de estos hechos y conclusiones, por la elevación del principio de la propiedad privada, la avaricia individual está estimulada, cada hombre es un enemigo del hombre, y la sociedad humana se transforma en una lucha en la que los instintos más brutales predominan sobre los más nobles y los mejores. De aquí viene la destrucción, la competencia en los negocios, las decepciones, los fraudes, los engaños, todo lo que es bajo y vil. De aquí arranca la pobreza, el vicio y el crimen de los cuales resulta que una parte de los miembros de la sociedad quedan aplastados en la lucha. De aquí arranca el hecho de que cuando mayor es la producción colectiva de las riquezas, no existe un acuerdo considerable en la felicidad de la colectividad humana, porque este acrecentamiento de las riquezas aumenta tan sólo las fortunas particulares. Y es porque veo que nada, fuera de la propiedad común de las riquezas, de los medios de producirlas y acumularlas, modificará esta sed de ganancia, expulsando la competencia, la excitación al fraude, la vileza y brutalidad de los hombres; no asegurará la vida a cada miembro de la sociedad, y no evitará la acumulación de las grandes fortunas particulares; por eso soy comunista... Creo que si la sociedad estuviese libre de la tiranía de las leyes, las fortunas particulares no podrían perpetuarse y resultaría inmediatamente una redistribución de las riquezas sobre las bases de una igualdad práctica; una vez libres del estímulo directo a la avaricia, los intereses comunes de la humanidad conducirían gradualmente a los hombres al voluntario abandono de sus fortunas privadas, y en este camino, establecerían una fraternidad universal sobre las bases del trabajo cooperativo y de una comunidad completa de intereses... (W. H. Van Ornum.)
Considero el comunismo-anarquista como el ideal más elevado que el espíritu humano pueda concebir; el total de bienestar, de felicidad y de armonía de la humanidad. ¿Hay nada más noble que pensar que ningún ser humano tiene el derecho o el privilegio de destruir, de injuriar, de mandar o de explotar a sus semejantes, siendo esto considerado como inmoral, inhumano y antisocial?... (C. H. 13.)
El movimiento tradeunionista que alcancé en aquella época, prometía eliminar, hasta cierto punto, la miseria económica, mientras que el partido socialista-demócrata, del cual me hice miembro activo, me parecía ser el verdadero evangelio de salud... (O. Guszkow.)
Soy anarquista-comunista porque considero la materia, de la que se componen las riquezas sociales, como el fondo indivisible e inalienable de todos los hombres. Mientras las riquezas sociales se encuentren siempre en pocas manos, las masas se empobrecen cada día más. No se produce en nuestra sociedad capitalista para satisfacer las necesidades de todos, sino sólo para adquirir ventajas personales. Solamente en el comunismo se podrá producir de modo que se crea la comodidad para todos. Es necesario que para producir para todos, todo pertenezca a todos... (J. Methofer.)
Este mismo amor a los demás que se revela en las respuestas de los anarquistas de Alemania o de Inglaterra, lo hallamos también en las siguientes líneas debidas a los belgas, suizos, españoles, portugueses, italianos, así como en los eslavos, búlgaros y judíos rusos.
Soy comunista porque todo animal tiene necesidad del concurso de los demás para efectuar su propio desarrollo y el de sus semejantes; sólo la comunidad puede asegurar este concurso suprimiendo el antagonismo de los intereses individuales en beneficio del o de los grupos de anarquistas en comunidad y puede asimismo satisfacer esta necesidad de desarrollo material y moral... El que impide a su semejante, voluntariamente hablando, por cualquier medio que sea, satisfacer una necesidad, es un criminal. Por esto digo que una vez libertado el individuo, sólo hay las agrupaciones en comunidad, donde todos los individuos son solidarios, que puedan acudir a las necesidades de cada uno... Necesidades satisfechas exigen solidaridad o concurso mutuo, abolición de los intereses personales, en una palabra, comunismo... (A. B. G. 21.)
... Miré en torno mío y comprobé que la misma miseria existía entre mis hermanos de trabajo... (Carlos Hansenne.)
Si la autoridad quedase abolida, el comunismo se establecería por si mismo. Los capitalistas nos demuestran hoy el ejemplo de comunismo haciendo concurrir sus capitales en común para la explotación de los proletarios... La lectura de Peau de chagrin me ha sugerido la idea de un individuo... deseando la destrucción de todo estado gubernamental, que no haya por más tiempo gobierno, que la conciliación de los pueblos... (Ph. Lelièvre.)
Porque encuentro que es un crimen de lesa humanidad pretender que la razón que sostiene un individuo deba ser la misma que la que se atribuirá a un centenar o millar de individuos, como sucede en nuestra civilización, donde todo resulta feroz egoísmo. En efecto, el explotador, ¿se preocupa del número de bocas que debe nutrir el explotado? No; comprueba solamente la suma de trabajo producido en beneficio de sus personales intereses. Y de ahí esta degeneración, este esmirriamento de la especie humana, esta mortalidad cada día mayor que los periódicos del orden relatan diariamente sin remontarse a las causas. De ahí, aún, esta prostitución que se ve brillar cínica y principalmente en los grandes centros industriales. Soy comunista-anarquista porque creo que todo es de todos y que nada individualmente pertenece a nadie, fuera de lo de uso personal... En una sociedad basada en la solidaridad humana, la manía de la posesión no tendría motivo de ser; estando seguro cada individuo del mañana, no veo qué es lo que podría impulsar a los individuos a coleccionar para los suyos, en forma de oro o de papel, el equivalente de una suma de trabajo, ni siquiera efectuado por los que tienen la pretensión de ser los detentadores legítimos... (Lidée.)
De entre las instituciones burguesas más horrendas, hay una especialmente que es una vergüenza y que merece señalarla, porque, monstruosamente canalla e hipócrita, entrega a la avaricia de ciertos individuos los niños huérfanos o abandonados y los explota y trata indignamente. La feria de niños, en el mercado de esclavos blancos, se efectúa aún en ciertos cantones de Suiza y más especialmente en el de Berna; se practica casi en todas partes de este modo: los niños que caen al cuidado del municipio, éste los entrega a gentes -especialmente campesinas- que piden una pequeña cantidad para criarlos. De este modo mis negreros se desembarazaron de mí mediante 36,50 francos por año, según me dijeron. Durante estos últimos años se ha podido observar que ciertos municipios se han desembarazado de sus huérfanos mediante la módica suma de 18 o 25 francos anuales por niño. Por estas cifras puede formarse una idea de la suerte que les está reservada a las víctimas que el azar arroja en brazos de la asistencia oficial tan ensalzada por la burguesía suiza... He visto jóvenes entregadas a la prostitución porque su trabajo no les procuraba lo suficiente para vivir... He visto un viejo entrar en un almacén implorando un socorro, siendo arrojado por el dueño a los gritos de: Idos, no se mendiga durante la noche. Todas estas cosas innobles y peores aún las he visto en La Chaux-de-Fonds y mi corazón ha sangrado... Naturaleza impresionable... vi que el número de los que eran víctimas de la sociedad era inmenso. Y esto me hizo sufrir... (A. Nicolet.)
Hoy es objeto de asombro profundo para mí pensar que he podido ver sufrir, y aún sufrido yo mismo, sin sentir inmediatamente odio hacia el mundo burgués, sin maldecir y combatir la crapulosa sociedad que nos oprime... Mis ojos, al fin, se han abierto; el odio ha surgido, para todos estos obreros del crimen, burgueses y socialistas, para todos estos que remachan a nuestros pies la cadena de nuestra esclavitud... (E. D. H. 25.)
Comprendí que el amante... de la humanidad debe ser anarquista porque la anarquía impedirá que el hombre se muera de hambre... (F. Freixas.)
Soy anarquista-comunista porque... deseo el bienestar del género humano... (Rómulo Fustiz.)
Soy comunista, pero no de una manera absoluta, visto que el comunismo me gusta mucho porque lo creo muy útil y porque quiere las mismas condiciones, en bien o en mal, para todos los seres; y creo, además, que la perfección que nosotros buscamos en el límite de lo posible, sólo puede encontrarse en el comunismo. Pero viendo las luchas que existen entre los anarquistas, a causa de que unos prefieren el sistema comunista y otros el colectivista, declaro que me pondré al lado de uno u otro sistema, mientras se pueda salir del régimen gubernamental y burgués; yo no soy egoísta. En fin, como hasta el presente no hay otra idea que pueda libertar al pueblo de la opresión política, económica y de la conciencia y garantizar a todos el derecho a la vida, impidiendo que se robe el trabajo de los más, y como por esta idea se abolirán las fronteras y los odios de raza y la paz reinará en el universo, es por todo esto que me he vuelto anarquista... (Ignacio Jaquetti.)
Soy anarquista-comunista... porque es el sistema que pondrá a los hombres en mejores condiciones, y que mejor llenará las necesidades del organismo humano... Hará desaparecer el robo, cuyo origen está en la propiedad privada y el crimen, que un noventa por ciento deriva de la ignorancia y de la miseria; en los otros casos, en lugar de criminales son enfermos que la sociedad empuja a cometer crímenes... Soy anarquista-comunista porque el comunismo-anárquico da por consiguiente a todos los individuos, independientemente de su capacidad de producción, los medios de satisfacer todas sus necesidades... (Mariano Lafarga.)
Soy comunista porque creo que la humanidad será en la anarquía una sola familia de productores libres e iguales y que el comunismo será necesario para las relaciones económicas... He visto en las carreteras familias enteras cubiertas de harapos, obligadas a comer toda clase de comidas podridas y hierbas nocivas para no morir de hambre. Y a poca distancia de esta miseria había abundantes riquezas, sin duda producidas por aquellos desgraciados, que no pudiendo actualmente trabajar, se veían rodeados de sus mujeres e hijos, que el hambre y la suciedad de las calles mata lentamente... (Juan F. Lamela.)
... Ví que en lugar de ser todos los hombres igualmente ricos, formando una sola clase de productores y consumidores, estamos divididos en ricos y pobres, explotados y explotadores, verdugos y víctimas... Sí, gobierno, capital, religión; he allí las causas principales de su malestar, ya que... allí donde hay capital monopolizado hay desigualdad de clase y, por consiguiente, explotación del hombre por el hombre... La idea anarquista es la única llamada a emancipar los pueblos de la esclavitud y del embrutecimiento... visto que... abolirá la propiedad... estableciendo verdadera igualdad, justicia y fraternidad entre los hombres... Todos para uno, uno para todos; he aquí el principio de este bello y justo ideal inspirado por la ciencia y defendido por la razón... (J. E. Martí.)
Soy anarquista-comunista porque... en una sociedad basada en el comunismo anárquico, todos los seres humanos podrán satisfacer con completa libertad todas sus necesidades... (Jacinto Melich.)
Todo esto (igualdad, amor, libertad) no puede existir en el mundo con gobiernos que tienen por lema el egoísmo, el Yo. Es necesario buscar la bondad en la bondad misma. El remedio a los males sociales existe en la repartición de los bienes a todos... La dinamita no es, no puede ser jamás la anarquía. La anarquía es la fraternidad, el amor... (Joaquín Luis Olbés.)
Soy socialista antiautoritario porque pienso que la sociedad humana está mal organizada y que los efectos de esta organización son nocivos para todos... El hombre a quien han quitado la libertad, cesa necesariamente de ser un elemento útil a la colectividad. La propiedad individual creando intereses antagónicos viola una ley de la naturaleza, la de la solidaridad moral y material entre los seres de la misma especie. La fratricida falta de solidaridad producirá siempre el sufrimiento y la extinción de la especie... (C. Oller.)
... Solamente en la anarquía veo garantías... y la fraternidad, es la única que se armoniza con la naturaleza... El comunismo libre tiende a que todos satisfagan sus necesidades; pero al mismo tiempo que aporten a la sociedad sus productos. Una vez fundida la humanidad en una sola familia, nadie intentará explotar, porque no encontrará placer en poseer lo que no necesita. Todos producirán y consumirán, libremente, en armonía con sus fuerzas y necesidades. Resultará lo contrario de hoy, en que los que producen con exceso, no consumen lo bastante, y los que nada producen consumen con exceso, originando la anemia, la tuberculosis, la escrófula, azotes de la clase productora... En el comunismo libre, la naturaleza humana se equilibrará física y moralmente. El progreso alcanzará su más alto apogeo, el bienestar de todos será un hecho... (Palmiro.)
Soy anarquista porque creo que la anarquía es la fiel interpretación científica, moral y justa de las leyes universales... Las únicas que deben armonizar las relaciones entre los individuos y de éstos con la sociedad... Acepté lo que mi razón me decía ser bueno, sin que jamás estuviera inspirado por el despecho o por el odio... (José Prat.)
Soy anarquista... porque toda sociedad que quiera contentar a todos rompiendo con las instituciones actuales, deberá ser comunista-anárquica... La anarquía es la idea sana y noble, producto de la ciencia... que millares de sabios y escritores han elaborado siglo tras siglo en provecho de toda la humanidad... La libertad, fruto de la anarquía, es la que puede existir en una sociedad... que tiene por base la solidaridad... El comunismo-anárquico representa el bienestar para todos, el derecho a la vida, el apoyo mutuo, el trabajo agradable, la igualdad de medios. El comunismo resuelve el gran problema social que agita a la humanidad. Dichoso el día en que el comunismo haga desaparecer la explotación del hombre por el hombre... (Manuel Recober.)
Soy anarquista-comunista porque creo lógico que cada uno contribuya a la producción según sus medios, y consuma según sus necesidades, para obtener de este modo el mejor perfeccionamiento de la naturaleza... (Agustín Sineriz.)
Me volví anarquista porque me convencí de que es necesario cambiar el gobierno de una persona por el gobierno de todos... (Cecilio Fernández Zamorano.)
Soy comunista porque estimo que los productos pertenecen a toda la humanidad y no a una clase de privilegiados... (Libertario.)
... Yo lo concebía (principio del comunista-anarquista) como el símbolo de la igualdad. Estos dos objetos (libertad-igualdad) son los que persiguen las sociedades humanas para realizar la felicidad en la tierra. (Goncalvez Vianna.)
Niño aún, sufría por los oprimidos y sufrientes... (A. Agresti.)
Creo que no se puede ser anarquista ni siquiera socialista de golpe y porrazo, pero que todos los que lo son habían desarrollado en ellos los sentimientos igualitarios que son la base de la idea anarquista, sentimientos que creo germinan en todos los corazones de la gran mayoría de los seres humanos... Se desparraman en diversos sentidos como caridad, beneficiencia y sobre todo, fe en cualquiera religión que fuere. Aunque rodeados de una masa de supersticiones y explotados por los hombres que las monopolizan, las religiones encuentran siempre numerosas masas de adheridos porque éstas hallan en ellas una esperanza de felicidad y de justicia... Muy caritativa, mi madre hacía tanto bien como podía y siempre recriminaba a los ricos, porque no ayudaban a los pobres... Mis sentimientos religiosos y patrióticos estaban aletargados, yo no tenía ocasión de excitarlos. Solamente se desarrollaba en mí en grado sumo una tendencia igualitaria y no había otra cosa que tanto me hiriera como ver a los ricos, que nada hacían, fuera de ser orgullosos con los pobres. A menudo tuve que disputar con los europeos, porque se complacían en maltratar a los indígenas, por el solo motivo de que eran árabes. Mejor prefería estar en compañía de los pobres que frecuentar la de los jóvenes de mi edad y de mi condición, que me parecían frívolos... No obstante, cuando fuí militar, mis ideas humanitarias se despertaron grandemente... Era de ver la solidaridad entre nosotros los internacionalistas, anarquistas o comunistas, pues de todos estos modos se llamaban ya entonces; los demás socialistas eran muy poco conocidos en Italia en aquella época. Llegaba un compañero con una carta, nadie lo había visto nunca, ni siquiera oído hablar de él; rico o pobre, bien o mal vestido, instruido o ignorante, poco importa, era un compañero, un hermano, todo el mundo se complacía en recibirlo bien. Nos confiábamos las cosas más íntimas, en fin, nos amábamos. Sólo se soñaba en la revolución social. Parecía que iba a estallar de un momento a otro; nada nos inquietaba. Iba a venir la edad de oro, en que no faltaría nada a nadie, en que todo el mundo sería bueno, en que todos se amarían... Yo estaba gozoso con mi nueva religión, la verdadera religión del corazón, la que yo soñaba desde mi infancia. La encontraba tan bella, tan humana, que estaba encantado de ella... Mi carácter no fue nunca malo; de genio vivo e impetuoso, capaz de cualquier cosa en un acceso momentáneo, ignoro, sin embargo, lo que es sentir odio. Me acuerdo de que, niño aún, escuchando los relatos de los milagros, de los hechos de los misioneros en los países salvajes, de los mártires de China y de Japón, me entraba un fuerte deseo de imitarles y maldecía mi niñez, porque no podía como ellos dar mi vida por salvar las almas de la eterna perdición... Leyendo estas poesías llenas de melancolía y de amor, lloraba como un niño... (A. N. 16.)
¿Pero, porqué esta lucha? -me preguntaba- y mi conciencia me respondía: Porque tu mismo, pequeño ambicioso que eres, quieres ser más que los otros. Cesa tu lucha, deja la pirámide; invita a los demás a abandonar su puesto en la guerra de cada uno para sí, y aporta tus esfuerzos a los que quieren crear un ambiente de iguales trabajando para el bien común de los hombres... La anarquía es el ideal donde los hombres... animados de los sentimientos más sinceramente fraternales, vivirán independientes en la solidaridad de sus esfuerzos, dirigidos hacia el bienestar de todos y al desarrollo físico y moral de la humanidad... (G. P. 20.)
Es necesario abolir la propiedad individual. En su lugar se establecerá... la propiedad colectiva de la producción y de los medios de producción... (Z. B. 36.)
Soy comunista porque deseo unir mis esfuerzos a los de los demás individuos, para mejor luchar contra las intemperies de los climas y otras crueldades que nos rodean. Estoy convencido de la necesidad de asociarme, porque prefiero vivir amigablemente con todo el mundo, en lugar de odiar y disputar. Prefiero el amor universal en lugar de los puñetazos universales bajo la forma competencia industrial. En fin, soy comunista porque deseo participar del fruto de mi trabajo y de mis investigaciones y cambiar mis productos con los de otros grupos o individuos... (A. Klemencic.)
Soy anarquista porque la anarquía satisface plenamente... lo que yo llamaré mi espíritu de sacrificio... La Rusia Subterránea de Stepniak, me hizo soñar en los tiempos en que yo mataré al Zar y moriré ahorcado por haber querido emancipar a un pueblo que ni siquiera conozco... (S. P. 29.)
Mi momentánea penuria me hizo olvidar pronto mis altas ambiciones, viéndome obligado a trabajar para vivir. Aprendí un oficio. Trabajando de firme en las fábricas, aprendí a conocer, con gran interés, un mundo nuevo... (R. F. 24.)
En esta capital (Londres), donde el repugnante contraste que existe entre los ricos y los miserables, se tienen constantemente ante la vista, el azar me introdujo, precisamente, en el ambiente revolucionario... Viendo que todos los gobiernos forman un obstáculo al reino de la igualdad, de la fraternidad... estoy en contra de todos los gobiernos. (W. D. 30.)
Estudiad todos estos extractos, sea cual fuere la nacionalidad de los individuos que respondieron, y siempre, en resumen, aparece netamente, claro, un amor hacia los débiles, los pobres, los humildes, una sed de fraternidad universal, en una palabra, un sentimiento de amor al prójimo.
Salidos de clase acomodada o rica, sin haber sufrido por propia experiencia los horrores de la miseria, sienten los dolores de los demás, participan realmente de sus desgracias. Realizan a la letra las palabras de Cristo, el cual en la descripción del Juicio final, dijo: En verdad, os digo, que mientras no os compadezcáis de los más pequeños, nada habréis hecho por mí. (Evangelio según San Mateo, XXV, 45.)
Salidos de clase pobre, habiendo sufrido la falta de pan, de hogar, sin vestidos, como demuestran las confesiones típicas de S.1, A.15, A. Nicolet, etc., sufren por su personal miseria y sus sufrimientos se acreditan con el relato de la de los demás.
Que la vean con sus propios ojos, que la lean o la escuchen, estos dolores de los otros resuenan dolorosamnte en sus encéfalos agravando sus propios dolores. En este caso son típicas algunas confesiones, como las de Retté, A. 15, K. 11, Veidaux, O.7, Lelièvre, A.B.G. 21, A. N. 16, etc.)
En estas mentalidades anarquistas se descubre una gran sensibilidad moral. El adepto del socialismo anárquico es un sensitivo desarrollado y, por consiguiente, un ser eminentemente sensible. Esta sensibilidad, añadida al espíritu de rebeldía, se exacerba siempre, porque el individuo comprueba su impotencia para modificar, inmediatamente, lo que él califica de mal social.
En esta exasperación de la sensibilidad pasan interesantes fenómenos de autosugestión. Dado el carácter mental, amor a los demás, el individuo sufre con el sufrimiento ajeno y se desarrolla poco a poco en su encéfalo su facultad de sentir y a la vez esta sensibilidad acrecienta el amor a los demás.
El individuo así sensitivo es, como ulteriormente demostraremos, un combatiente; es, ya lo hemos visto, un rebelde.
Del amor a los demás se origina en el individuo la idea de modificar la suerte, el estado de los demás. De la tendencia a la rebeldía resulta el deseo de rebelarse, el deseo de una modificación de lo existente que considera nocivo. Del carácter combatividad surge en su poseedor la tendencia a poner en práctica su deseo, es decir, modificar el mal, propagar lo que juzga el bien.
Y como el individuo pronto se da cuenta de su impotencia para modificar inmediata o rápidamente el estado que cree malo, esta percepción obra sobre su sensibilidad. Siente los sufrimientos personales y los de los demás; comprende que no puede aliviarlos y quiere su desaparición; ve que los medios de que se vale para mejorar el mal no dan ningún resultado, apreciable al menos, y estas sensaciones diversas se exasperan poco a poco y provocan la exacerbación de la función cerebral sensibilidad.
A su vez esta sensibilidad exagerada detiene todos los fenómenos mentales precedentes. La exacerbación de la facultad de sentir continúa llegando en algunos al acto violento, pero no ha podido probar al individuo la utilidad, el poder de sus esfuerzos para modificar lo que llama el mal.
La sensibilidad muy desarrollada es un carácter constante en los socialistas-anarquistas que sienten por la vida una especie de culto, que se esfuerzan en no hacer daño a los demás, aunque éstos fuesen animales de orden inferior. Algunos anarquistas son vegetarianos.
Podía preverse la característica mental sensibilidad por el simple examen analítico de la doctrina socialista-anarquista. Ésta está totalmente impregnada de sensibilidad. No hay más que releer las reproducciones de esta doctrina que damos en esta obra para convencerse de ello, no olvidando que Spies nota muy bien esta sensibilidad. (5)
Se observará que los caracteres sensibilidad y altruismo no se diferencian en intensidad según sea la nacionalidad. Poco más o menos presentan en todas partes el mismo desarrollo, tanto si han nacido o vivido en Inglaterra, como en España, en Escocia o Italia, en Francia o los Estados Unidos, etc. Mientras el amor a la libertad y el amor al Yo, se nos revelaban con un desarrollo desigual según las profesiones, el amor a los demás y la sensibilidad -que son a la vez causa y efecto- se nos demuestran desarrollados de modo igual; sea cual fuere el origen nacional o la profesión de los individuos discípulos de la doctrina socialista-anarquista. La única diferenciación que se puede notar y que existe realmente en la intensidad de estas características psíquicas, es puramente individual; a pesar de todo, se nota que estos caracteres mentales están siempre dilatados, hasta exagerados, y, a menudo, exacerbados.
El espíritu de rebeldía, según hemos visto, está también desarrollado independientemente de la nacionalidad, pues las diferencias observadas y notadas por nosotros son realmente muy mínimas. Así, pues, las tendencias psíquicas más pronundiadas en el socialista-anarquista son, hasta el presente, el espíritu de rebeldía, el altruismo y la sensibilidad.
Estamos seguros de la existencia de estos dos últimos caracteres en la mentalidad filosófica de los discípulos de los Reclus, Kropotkin, Malatesta, etc., ya que el método positivo y el racional nos han conducido a esta comprobación.
Caracteres constitutivos de la mentalidad filosófica específica de los socialistas-anarquistas:
1° Espíritu de rebeldía. 2° Amor a la libertad. 3° Amor al yo o individualismo.4° Amor a los demás o Altruismo. 5° Sensibilidad.
El socialista-anarquista es un rebelde, libertario, individualista, altruista, sensitivo, sensible.
**NOTAS**
(1).- Un fragmento de este capítulo se publicó en la Rivista di Sociologia y en The Torch.
(2).- Conferencia que precedió a la representación del Enemigo del pueblo de Ibsen, en el teatro La Obra en 1893.
(3).- Extractado de la respuesta de A. Retté a nuestras preguntas.
(4).- Nota de O. Cortés y Ch. López: Hemos digitalizado esta obra de Kropotkin, por lo tanto si así lo desea, puede consultarla en nuestra Biblioteca Virtual Antorcha.
(5).- En The Anarchist Peril, pág. 275, se lee un extracto de un libro de propaganda de H. B. Brewstor, The theories of anarchy and of law, en el cual se hacen notar esa sensibilidad y altruismo, lo que confirma lo escrito por A. Hamon, según dice R. Derechef, autor del capítulo (pág. 276).
Índice de Psicología del socialista-anarquista por A. Hamon | Capítulo IV: Del amor al yo o individualismo | Capítulo VI: Del sentimiento de justicia | Biblioteca Virtual Antorcha |
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