Índice de Vidas de los filósofos más ilustres de Diógenes Laercio | Anterior | Siguiente | Biblioteca Virtual Antorcha |
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LIBRO QUINTO
Segunda parte
TEOFRASTO
1. Teofrasto, nativo de Ereso, fue hijo de Melanto, lavandero de paños (316). como lo dice Atenodoro en el libro VIII De los Paseos (317). Fue primero discípulo de Leucipo, paisano suyo (318), en su misma patria; después lo fue de Platón, y finalmente se pasó a Aristóteles. Cuando partió éste a Calcide, lo sucedió en la escuela, en la Olimpiada CXIV. Se cuenta que un esclavo suyo llamado Pompilo fue también filósofo; así lo dice Mironiano Amastriano en el libro I de sus Capitulos históricos semejantes. Teofrasto fue hombre prudentísimo y amantísimo del trabajo; y según Pánfilas, en el libro XXXII de sus Comentarios, fue maestro de Menandro, poeta cómico. Era además muy amigo de hacer bien, y gran filólogo. Casandro hizo mucho aprecio de él, y Tolomeo lo mandó llamar. Fue tan aceptado por los atenienses, que habiendo Agnónides tenido valor para acusarlo de impiedad, faltó poco para ser él el condenado. Concurrían a su escuela hasta dos mil discípulos; y en la carta que escribió a Fanias, peripatético, le dice, entre otras cosas: No hay un concurso general de toda Grecia, pero tampoco es fácil para todos hallar el asiento que desean. Las lecciones mismas forman las correcciones, y el diferir y omitir todas las cosas no lo sufren ya los tiempos. En esta carta se llama Escolástico. Siendo tal como era, se retiró, no obstante, por un breve tiempo él y los demás filósofos, pues Sófocles, hijo de Anficlido, había puesto por ley que ningún filósofo regentase la escuela sin decreto del Senado y del pueblo, bajo irremisible pena de muerte; pero luego el año siguiente volvieron, habiendo Filión acusado a Sófocles contra dicha ley. Entonces, anulándola los atenienses, multaron a Sófocles con cinco talentos, decretaron el regreso de los filósofos, y mandaron en particular que volviera Teofrasto a su primer empleo (319).
2. Se llamaba antes Tírtamo, y Aristóteles se lo cambió por el de Teofrasto, a causa de su divino estilo. Aunque fue maestro de Nicomaco, hijo de Aristóteles, también fue su amante, según dice Aristipo en el libro IV De las delicias antiguas. Se refiere que Aristóteles dijo de él y de Calístenes lo mismo que Platón de Aristóteles y Jenócrates, como ya notamos antes. Es que como Teofrasto penetrara todas las cosas con su agudeza de ingenio, y Calístenes fuese naturalmente tardo y obtuso, dijo que aquel necesitaba de freno, y este de espuela. Dicen que tuvo huerto propio en la Academia, después de la muerte de Aristóteles, cooperando para esto Demetrio Falero, amigo suyo. De él se conocen aquellos útiles apotegmas: Antes se ha de fiar de un caballo desenfrenado que de palabras d¡sordenadas. A uno que en cierto convite no hablaba palabra alguna, le dijo: Si tú eres ignorante, obras prudentemente; pero si eres docto, imprudentemente. Solía decir con frecuencia que el tiempo es el gasto o empleo más precioso. Murió a los ochenta y cinco años de edad, habiendo aflojado algún tanto en el trabajo. Mis versos para él dicen así:
No era necio quien dijo
que el arco de la ciencia de los hombres
si se afloja, se quiebra pues Teofrasto
se mantuvo robusto
durante su trabajo;
pero aflojando en él, perdió la vida.
3. Se cuenta que al preguntarle sus discípulos si les encargaba alguna cosa, respondió que nada tenía que encargarles, sino que la vida humana nos promete falsamente muchas suavidades por adquirir fama y gloria. Nosotros, cuando empezamos a vivir, entonces morimos. No hay cosa más vana e inÚtil que el amor de la fama. Procurad ser felices. Dejad el estudio de la sabiduría, por ser muy trabajoso, o aplicaos a él en sumo grado, por la gran gloria que resulta. La vanidad de la vida es mayor que la utilidad. Pero yo ya no estoy para aconsejar lo que debéis hacer; vosotros lo meditaréis ... Y diciendo esto, expiró. Es fama de que todo el pueblo ateniense acompañó a pie su funeral, en honra de tan gran varón. Favorino dice que, siendo ya viejo, iba en silla de manos; y que esto lo refiere Hermipo, tomándolo de la historia de Arcesilao Pitaneo, en el discurso que hizo a Lacides Cirineo.
4. Dejó muchísimos libros, los que tengo por muy dignos de que sean aquí anotados, como que muestran bien su gran ingenio. Son los siguientes: tres libros De los primeros analíticos, siete De los postreros analíticos, uno De la solución de los silogismos, otro titulado Epítome de los analiticos, dos De la reducción de los lugares, un escrito polémico acerca de la teoría en las cosas disputables, un libro De los sentidos. otro Contra (320) Anaxágoras, otro De los dogmas de Anaxágoras, otro De los dogmas de Anaximenes, otro De los dogmas de Arquelao, otro De las sales, del nitro y alumbre; dos De las cosas que se petrifican, uno De las líneas indivisibles, dos de Audiciones, uno De los vientos, otro titulado Diferencias de las virtudes, otro Del reinar, otro De la institución del rey, tres De las vidas, uno De la vejez, otro De la Astrologia de Demócrito, otro De la disputa sublime, (321), otro De las imágenes, otro De los sucos, colores y carnes, otro Del ornato, otro De los hombres, otro titulado Colección de dichos de Diógenes, tres De distinciones, uno de Eróticas, otro Del amor, otro