ENTREVISTA
AL LICENCIADO Y GENERAL AARÓN SAENZ

Píndaro Urióstegui Miranda

MIS ANTECEDENTES EN LA REVOLUCIÓN

PREGUNTA
¿Cómo podría comentarnos su actuación hasta estas fechas?

RESPUESTA
Mire usted, mis antecedentes en la Revolución tienen dos etapas: la primera, al iniciarse el maderismo en cuya época yo era estudiante del Ateneo Fuente y alumno de la Escuela de Jurisprudencia en Coahuila y cuando al triunfo del maderismo, hizo su campaña como candidato a gobernador de Coahuila, don Venustiano Carranza, de quien fui uno de sus oradores.

Mis antecedentes por lo que respecta a mi origen revolucionario están vinculados fundamentalmente a Coahuila y a Nuevo León de donde soy originario: en Coahuila fue donde hice la mayor parte de mis estudios y conocí al señor Carranza: cuando se inició su movimiento no salí con él por los ruegos de mi padre que me pidió volviera a la Escuela de Leyes a terminar mis estudios.

Mi segunda participación, la más larga fue cuando sin haber perdido mis conexiones con Coahuila y personalmente con el Primer Jefe Carranza, por quien tuve, tengo y seguire teniendo un gran respeto a su personalidad y a la virilidad con que encabezó el movimiento contra el pretorianismo y la dictadura huertista.

Esta segunda etapa fue al lado de Obregón; yo comencé de teniente en su Estado Mayor y de ahí fui ascendiendo grado por grado.

Primero teniente, cuando llegamos a México después de haber derrotado a Huerta era mayor, cuando se inició el desconocimiento de Villa a la Primera Jefatura ya había sido ascendido por el general Obregón y con autorización del señor Carranza, a teniente coronel, grado que conservé hasta el triunfo sobre el villismo.

Luego fui ascendido a general brigadier. unos días antes de que se restaurara el período constitucional.

Posteriormente fuimos ascendidos a generales brigadieres, tanto yo como entre otros, Juan Barragán que era a su vez jefe del Estado Mayor de Carranza.

Una vez restablecido el orden constitucional, fui electo diputado a la XVII Legislatura por el Distrito de Viesca: ese fue mi primer puesto político ya civil, porque los que fuimos a la Revolución como el general Obregón y como yo, éramos ciudadanos armados, no soldados, pues por convicción éramos antimilitaristas y nos oponíamos sobre todo al pretorianismo de Huerta.

Restablecido el orden constitucional, el general Obregón pidió su retiro del ejército, pidió licencia y se vino a Sonora a trabajar en lo que había sido: vida de campesino, ya que tenía una pequeña propiedad que era La Quinta Chilla, en Huetabampo, donde no había sistema de riego; eran los años de 1917.

Electo diputado a la primera legislatura después del constituyente, el señor Carranza me dijo al separarse el general Obregón: mire, usted está llamado a servir un poco más al gobierno, por su preparación: yo quisiera que usted, Fernando Cué y algunos otros más -Fernando Cue, es cuñado de Juan Barragán porque estaba casado con su hermana; el es sinaloense, muy amigo de la familia de mi esposa, muy acercadas a la familia Durot, de donde proviene mi esposa-, que han hecho estudios, colaboren como representantes del gobierno revolucionario en Centro y Sudamerica.

A Centroamérica mandó al general Luis Caballero y a Sudamérica mandó a Fernando Cué a Chile, y a mí al Brasil.

Posteriormente fueron designados ya por los gobiernos revolucionarios, Alfonso Reyes, Amado Nervo, Jesús Urueta y Adolfo Cienfuegos entre otros.

Entonces le dije yo: señor Carranza le agradezco a usted mucho y lo acepto con gusto, pero antes quiero cumplir con un propósito que me he señalado: yo abandoné la Universidad cuando iba a cursar el quinto año para irme a la Revolución, permítame que vuelva a cursarlo y termine mi carrera de abogado para recibir mi título y entonces me voy con mucho gusto.

A lo que me contestó: sí señor.

Terminada mi carrera, estaba ya casado: en 1918 me voy de Ministro de México a Brasil.

Mi terminación del quinto año de leyes se la debo a varios maestros que tenían ideas más avanzadas, pese a que en la escuela había más maestros conservadores que revolucionarios.

Entonces era director don Alejandro Quijano, que además tenía la circunstancia que era originario de Sinaloa y con ciertas afinidades con mi familia.

Había cuatro estudiantes que se destacaron por características que se las voy a definir: Lombardo Toledano y Narciso Bassolss, emparentados entre sí porque uno está casado con la hermana del otro; luego Manuel Gómez Morin y Alberto Vázquez del Mercado, que eran los liberales, fueron los que sirvieron a los gobiernos de Adolfo de la Huerta y de Obregón.

Me encontraba ya en Brasil cuando vino la campaña de 1920, que justifica un capítulo especial en el cual yo le rogaría a Fernando Torreblanca que él lo explicara por encontrarme ausente entonces: mi estancia en Brasil fue de 1919 hasta julio de 1920, es decir hasta después de la caída del gobierno del señor Carranza.