ENTREVISTA
AL LICENCIADO Y GENERAL AARÓN SAENZ

Píndaro Urióstegui Miranda

EL CONVENIO DE LA HUERTA-LEMONT

PREGUNTA
Yo quisiera ahora que me hicieran algunos comentarios sobre los convenios De la Huerta-Lamont; el viaje de don Adolfo a Nueva York y todo lo relacionado con el conflicto petrolero siendo él Ministro de Hacienda.

RESPUESTA
Bueno, el convenio Lamont-De la Huerta fue en su carácter de Secretario de Hacienda para reanudar tratos con los banqueros relacionados con el servicio de la deuda; estos convenios fueron aprobados por el presidente Obregón y constituyeron uno de los primeros puntos de acercamiento que se estaban dando, para preparar la posibilidad de que hubiera un entendimiento entre ambos países para la reanudación de las relaciones; la promoción de estos convenios fue más que a instancias del gobierno mexicano o del gobierno de los Estados Unidos, de los banqueros norteamericanos que eran los que representaban inclusive a los europeos, porque México tamhién tenía deudas con los banqueros de Italia, Francia e Inglaterra y éstos se pusieron en contacto con don Adolfo de la Huerta como Ministro de Hacienda que era y entonces llegaron a un convenio para reanudar el servicio de la deuda; dichos convenios, aprobados por el presidente Obregón, consistieron en fijar un plazo para poner en servicio el cumplimiento del pago de la deuda, haciendo algunas modificaciones de períodos y de tipos de intereses.

PREGUNTA
En el convenio Lamont-De la Huerta ¿qué era lo que el gobierno norteamericano quería concretamente sobre el petróleo?

RESPUESTA
Que se reconocieran los derechos que ellos creían tener; sostenían que los hidrocarburos habían sido expresamente excluidos del dominio de la nación durante los últimos días del general Díaz y que, en consecuencia, su explotación pertenecía al propietario superficiario, pero la Constitución de 1917 vino a corregir eso, ordenando que todos los recursos naturales debían de ser propiedad de la nación incluyendo el subsuelo; siguieron discutiendo sobre el mismo tema pero México sostuvo su punto de vista hasta que se dio por agotada la discusión.

PREGUNTA
¿Es decir, prácticamente pedían determinado tipo de concesiones al margen del Artículo 27 constitucional?

RESPUESTA
Querían que se reconocieran como dueños del subsuelo a los propietarios de la superficie; esto fue lo que determinó una gran voracidad de todas las compañías petroleras que empezaron a comprar por todos los medios imaginables cuanto terreno petrolífero conocían y en eso no estuvo de acuerdo el gobierno del general Obregón sosteniendo ue era necesario mantener la política adoptada por el gobierno del señor Carranza; también en esa época las compañías petroleras norteamericanas pretendieron que se reformara la Constitución, manteniendo el propietario superficiario iguales derechos sobre los hidrocarburos.

Cuando se hizo dicha reforma en tiempos del general Díaz, se siguió considerando como dominio de la Nación todos los minerales, pero en cuanto a los hidrocarburos hicieron una modificación señalando serían propiedad del superficiario.

La Constitución de 1917 nacionalizó esos recursos pasando a ser del dominio de la Nación, criterio que se mantuvo no solamente por el gobierno del señor Carranza, sino después por el del general Obregón, hasta la expedición de las leyes reglamentarias del petróleo que se hicieron ya durante el gobierno del presidente Calles, así como las leyes reglamentarias de los artículos 27, 123 y 130.

Tal postura iniciada por el general Obregón como presidente, continuó con el general Calles hasta lograr que se aceptara por los Estados Unidos, que no habría modificaciones a dichas leyes.

Entonces se hizo una nueva reglamentación determinando que todos aquellos ue hubieren ejecutado los entonces llamados actos positivos de explotación petrolera, se les cambiara por una concesión de hasta cincuenta años. Esa reglamentación aún la objetaron mucho las compañías petroleras representadas por los Estados Unidos, al final de cuentas aceptaron el cambio de los derechos del superficiario, al otorgamiento de concesiones de explotación petrolera, en aquellos casos en que se demostrara que el dueño de la superficie había adquirido esos terrenos para fines de explotación petrolera y con hechos positivos de efectiva explotación petrolera.

Tal reglamentación ya se hizo por común acuerdo de los dos gobiernos, de manera que el problema del petróleo uedó aclarado después de las concesiones confirmatorias, pero manteniendo el derecho sobre el subsuelo como exclusivo de la Nación. Esto lo reconocieron los norteamericanos y fue lo que vino a constituir después parte de las conferencias de Bucareli.

PREGUNTA
¿Cómo podríamos catalogar entonces el comportamiento, la actitud de don Adolfo de la Huerta durante las pláticas que se llevaron a cabo en estos convenios? ¿Actuó siempre interpretando al general Obregón o hubo momentos en que lo hizo por su cuenta?

RESPUESTA
En la cuestión del respeto a la Constitución, siempre se mantuvo la política del presidente Obregón, que incluía a las Secretarías de Industria y Comercio y la de Hacienda en la ue les correspondía, porque parte de la discusión también es cuando desde el tiempo del señor Carranza se habían establecido algunos impuestos para la explotación del petróleo, que les pareció a las compañías petroleras exagerados, por lo que pedían que no se aplicaran, pero eso ya, inclusive, se lo habían reclamado infructuosamente al señor Carranza como presidente constitucional; aclaradas todas las cosas del petróleo se mantuvo incólume la vigencia de la Constitución de 1917.

Entonces se procedió a expedir las leyes reglamentarias del petróleo, las de la cuestión agraria y después la obrera, al reglamentarse el Artículo 123; ya efectuadas estas disposiciones, terminó la discución con relación a la Constitución del 17 y sus leyes reglamentarias.

PREGUNTA
¿Y nunca huho discrepancias de criterio entre los Ministros de Hacienda y el de Relaciones Exteriores?

RESPUESTA
Siempre hubo coordinación entre ellos; fue factor determinante la intervención personal del señor Adolfo de la Huerta, no solamente en las conversaciones con los banqueros sino también con el Departamento de Estado, sobre ir encaminando las cosas hacia la serenidad que después se obtuvo cuando se nombraron representantes personales de cada uno de los presidentes de ambos países, para que vinieran a tener un cambio de impresiones sobre la interpretación y aplicación que debía darse a los artículos de la Constitución, entre los cuales se encontraba la cuestión de daños causados por la Revolución.