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Capítulo 67
El balance y el fin de la Asamblea Revolucionaria de México y lo que sufrió el país por no haber sido acatados sus acuerdos
Después de los combates de Celaya en que el General Villa tuvo que replegarse hacia el norte y el General Obregón quedó de tal modo maltrecho, que no le fue dable perseguir al adversario, hubieron de transcurrir muchos largos días preñados de zozobras, para que estos Generales contendientes empeñaran nueva lucha para la obtención de una victoria que habría de ser decisiva. El descalabro de la División del Norte, al ser rechazadas sus huestes en Celaya, había sido, ciertamente, muy grande. Requeríanse tiempo y enormes esfuerzos para preparar nuevos contingentes y lanzarlos a la lucha. Las fuerzas adictas a Carranza, con sus líneas de comunicación al aire, estaban obligadas a la acumulación de nuevos elementos y el arribo de éstos por una vía larguísima, con puntos críticos en Tula y Ometusco, dependía del azar.
Las operaciones sobre la plaza de León.
Haremos únicamente una síntesis de estas operaciones. El General Obregón, en su truculento libro Ocho mil kilómetros en campaña, les dedica más de ciento cincuenta páginas, con muchas fotografías pero sin un solo croquis o mapa, y tenemos que recomendar a los que quieran más detalles, ocurran a la citada obra.
Cuatro días después de la parte final del lance de Celaya, el General Obregón emprendió su marcha hacia el norte, el 19 de abril de 1915. A su maravillosa intuición en asuntos guerreros no podía escapársele que el talón de Aquiles, es decir, el punto vulnerable de sus operaciones, se encontraba en la porción de la vía férrea que se extiende entre Tula y Ometusco. Una interrupción de cierta importancia en este trayecto, hubiera dejado a las tropas de Obregón sin municiones y sin víveres. Villa confió esta misión a las fuerzas del Ejército Libertador del Sur, pero éstas, solamente en forma esporádica y sin llevar a cabo destrucciones a fondo, interrumpieron sóio por breves lapsos, las comunicaciones entre Veracruz y la región del Bajío. La preocupación y hasta la inquietud por la integridad de su línea de comunicaciones con Veracruz, se barruntan en toda la correspondencia de Obregón.
Las fuerzas de la División del Norte habían obligado a los carrancistas a desocupar la importante plaza de Guadalajara, con lo cual ya Obregón no podía contar con la subsidiaria línea de comunicaciones Veracruz-Salina Cruz-Manzanillo; Obregón dispuso que las fuerzas de Diéguez y de Murguía se concentraran con las suyas en la plaza de Salamanca. El flanco izquierdo de Obregón estaba relativamente seguro por la conversión del General Joaquín Amaro al carrancismo, con las fuerzas de Michoacán. En uno de los partes de Obregón puede leerse cuál era una de las disposiciones más características de su táctica muy especial. Dice en uno de sus partes dirigidos a Carranza:
Como tardaban en incorporarse las fuerzas de los Generales Diéguez y Murguía, que esperaba para proseguir el avance, estando pendiente de la llegada de una remesa de parque que usted me había anunciado, y la cual nos era de suma necesidad, para reponer la dotación y reservas consumidas en la batalla de Celaya, desde luego ordené al General Hill que las infanterías, formando círculo alrededor de la ciudad, construyeran loberas, y en ellas tomaran posiciones para prevenir cualquier sorpresa que el enemigo intentara contra nosotros.
Agrega: El mismo día quedó establecido el círculo de defensa ... En otras partes, en vez de una circunferencia, escogía un cuadrado de trescientos metros por lado, y lo llamaba cuadrado estrateglco ...
La expugnación de la ciudad de León.
La marcha de Obregón hacia el norte fue extremadamente cautelosa. Las tropas bajo su mando ocuparon el día 21 de abril las plazas de Silao y Guanajuato. Al fin logró la incorporación de las fuerzas que estaban a las órdenes de Diéguez y Murguía. Hizo que las del General Fortunato Maycotte, como extrema vanguardia, ocuparan la hacienda de los Sauces, en donde sostuvo un combate con una fuerza exploradora destacada desde León. Estos combates se repitieron casi todos los días del mes de mayo.
Según Obregón, esta lentitud obedecía a sus deseos de que el adversario concentrara en León toda su artillería. Llegó a practicar reconocimientos en una plataforma colocada delante de una locomotora en la cual emplazó un cañón, sin emplear sus caballerías. El mismo General nos expresa el motivo de esta determinación: ... estimé necesario hacer marchar nuestras caballerías a la retaguardia, o por los flancos, pues hubiera sido peligroso llevarlas a la vanguardia, dado que, por las observaciones que pude hacer en mi viaje a Chihuahua, en 1914, donde tuve oportunidad de conocer los elementos de combate con que Villa contaba, me era conocida la absoluta superioridad numérica de sus caballerías, en cuya arma Villa había hecho siempre gala de potencialidad.
En los últimos días de mayo se incorporó el General Angeles a las fuerzas que a las órdenes de Villa, se encontraban en León. Opinó que no debería tomarse la ofensiva contra las fuerzas de Obregón, manteniéndolas en las posiciones que ocupaban, sujetas siempre a consecutivos ataques para producir en ellas una labor de desgaste, a fin de obligarlas a consumir sus víveres y municiones, mientras se destacaba una fuerza villista a retaguardia de Obregón para que destruyera a fondo la vía férrea, cortando la línea de comunicaciones del enemigo.
Obregón marchó a la hacienda de Santa Ana del Conde a hora muy temprana del día 3 de junio. El casco de la misma estaba sujeto a un intenso bombardeo y además se encontraba sin agua. La cañería que lo proveía del precioso líquido había sido destruida a siete kilómetros de distancia. En uno de los patios, Obregón fue herido por un casco de granada, que le llevó el brazo derecho. El General Benjamín G. Hill asumió el mando. La situación de las tropas adictas a Carranza era muy precaria en aquellos momentos. Sin agua y sin víveres, tenían que ir a estrellarse contra excelentes posiciones fortificadas o retirarse hacia el sur en completa desbandada. La imprevisión e impetuosidad de Villa y el arrojo de Murguía decidieron la situación en favor de Carranza.
El primero, impaciente ante la actitud pasiva de las fuerzas de Carranza, decidió, según frase propia, picarles la ... retaguardia. Y dejando sin sostén su artillería y a gran distancia de ambas alas del adversario, para no ser sentido, inició un movimiento envolvente que esperaba convertir en espléndida victoria. Al mismo tiempo, por apremios e inspiración de Murguía, contra la opinión del General Hill, las fuerzas carrancistas iniciaron el ataque de León, sin percatarse siquiera de la maniobra de envolvimiento que simultáneamente intentaba Villa. León fue ocupado por las tropas adictas a Carranza el 5 de junio.
La amenazante marcha de Canuto Reyes y Rodolfo Fierro y retaguardia de Obregón.
Cuando las fuerzas de Obregón avanzaban desde León en dirección de Aguascalientes, se le dio parte en la noche del 2 de julio de que las comunicaciones habían sido cortadas al sur de Lagos. Tres mil hombres a las órdenes de los Generales Canuto Reyes y Rodolfo Fierro, se habían apoderado, por sorpresa, de la Estación Pedrito, entre Lagos y León, y obligaron al telegrafista a transmitir mensajes en nombre del General Obregón, al General Novoa y a otros jefes carrancistas, ordenándoles que no opusieran resistencia a la columna de Reyes y Fierro, de más de cinco mil hombres, y que evacuaran León y demás puntos de la línea férrea, replegándose a lugares seguros. Esta columna se apoderó de León sin resistencia, y continuó su marcha hacia el sur, destruyendo todas las vías de comunicación, sin excluir las bombas, los tinacos y los cambios de la vía férrea. Prosiguió su destructora marcha, primero hasta Celaya y luego avanzó por Querétaro y San Juan del Río, hasta Tula, en donde atacó y derrotó a una fuerza carrancista, a las órdenes del General Agustín Millán.
Ahí se reunieron con esta columna algunas fuerzas de la Convención que había organizado el General Roque González Garza. La presencia de esta columna en Tula, hizo que el General Pablo González, con sus tropas, evacuara la plaza de México, que había sido ocupada por él el día 11 de julio, obligando al Gobierno de la Convención, presidido por el licenciado Lagos Cházaro a establecerse en la ciudad de Toluca. Cuando la columna de Reyes y Fierro se dirigió nuevamente al norte, el General González ocupó nuevamente la capital.
La ocupación de Aguascalientes.
Las atrevidas actividades de la columna de Reyes y Fierro, empleadas tardíamente, no dieron el resultado apetecido. Sin embargo, su amago inquietó a Obregón, quien se apresuró a ocupar la plaza de Aguascalientes, y lo obligó también a cambiar su línea de operaciones, trasladándose a San Luis Potosí. De ahí se dirigió a Saltillo y a Torreón. Villa con los restos de sus fuerzas, hubo de marchar a Sonora, en donde experimentó nuevos reveses.
Uno de ellos, el de Agua Prieta, se debió al oportuno refuerzo que recibieron las tropas carrancistas, gracias a que el Gobierno norteamericano dio permiso al presidido por Carranza para que enviaran tropas mexicanas por territorio de los Estados Unidos, a salvar a la maltrecha guarnición de aquel poblado fronterizo. Esta intromisión extranjera fue decisiva para el triunfo de Carranza.
Balance de la Asamblea Revolucionaria.
La Convención trasladada a Toluca, siguió laborando en su programa de reformas económicas, políticas y sociales, iniciado en Aguascalientes, proseguido en la ciudad de México y en Cuernavaca, en medio del fragor de la lucha civil, y terminado en la capital del Estado de México. En Aguascalientes, con la adopción como un mínimo, de los principios del Plan de Ayala, señaló una norma de profundo sentido social y obligó a sus adversarios a la adopción de la tímida ley promulgada por Carranza el 6 de enero de 1915, que se limitaba a preconizar la devolución de los ejidos.
Las reformas que siguieron fueron las que se enumeran a continuación: destrucción del latifundismo; creación de la pequeña propiedad; devolución a los pueblos de los ejidos de que fueron despojados; fomento de la agricultura con la fundación de bancos agrícolas; trabajos de irrigación; plantación de bosques y construcción de vías de comunicación; establecimiento de escuelas de agricultura y de estaciones de experimentación agrícola; protección de las exploraciones mineras y petroleras; adjudicación al Estado de una parte proporcional de los productos mineros y petroleros; declaración de que son expropiables, por causa de utilidad pública, los terrenos necesarios para el paso de oleoductos, canales de riego y vías de comunicación; prohibición absoluta de los monopolios; reformas a la legislación sobre sociedades anónimas, para impedir los abusos de las Mesas Directivas; revisión de las tarifas ferrocarrileras.
Implantación del voto directo tanto en las elecciones locales como en las federales; garantizar la efectividad del sufragio con la adopción de procedimientos que eviten la participación indebida de las autoridades en las elecciones y castigar severamente los fraudes y abusos de aquéllas; supresión del Senado, de la Vicepresidencia de la República y de las jefaturas políticas; adopción del parlamentarismo como sistema de gobierno; realizar la libertad política y económica de los municipios y hacer efectiva la soberanía de los Estados.
Reconocer personalidad jurídica a las uniones y sociedades de obreros; impartir garantías a los trabajadores reconociéndoles el derecho de huelga y de boicot; precaver de la miseria y del prematuro agotamiento de los obreros, por medio qe una educación moralizadora, pensiones de retiro y sobre accidentes de trabajo, reglamentación de las horas de labor e higiene y seguridad en los talleres y minas; supresión de las tiendas de raya y del sistema de vales; protección a los hijos naturales; favorecer la emancipación de la mujer por medio de una ley sobre el divorcio; moralización del poder judicial; reformas al derecho común; fomento de la educación impidiendo a las instituciones religiosas que impartan instrucción; reorganización del Ejército Nacional y regularización de la hacienda pública.
Puede asegurarse que esta asamblea tuvo el carácter de preconstituyente y señaló los principios que fueron adoptados en la Constitución de 1917.
El ocaso de la Asamblea.
El 10 de octubre de 1915 fue reconocido el gobierno de facto de don Venustiano Carranza por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica. El mismo día, el gobierno emanado de la Convención, sin saber la noticia del citado reconocimiento, decidió abandonar la ciudad de Toluca y marchar con los elementos que le quedaban a la ciudad de Chihuahua. Al principio seguían a la caravana unos tres mil soldados. Ixtlahuaca, Maravillas, Tasquillo, Río Verde, Tablas, Tula de Tamaulipas y Gruñidora en el Estado de Zacatecas, fueron las principales etapas. Le columna tuvo que sostener varios combates. De Gruñidora se dirigieron los convencionistas al Estado de Durango. Les llegó la noticia al licenciado Lagos Cházaro y a los funcionarios que lo acompañaban, de que la ciudad de Chihuahua había sido ocupada por los carrancistas.
En Cuencamé deliberaron sobre su situación. El General Calixto Contreras les ofreció su protección y les indicó que la sierra de Durango sería su abrigo. A principios de enero de 1916, el Presidente Lagos Cházaro, tras penosa peregrinación, pudo llegar a la tierra del exilio.
Habría de sufrir el país un año más de régimen crudamente dictatorial llamado eufemísticamente, preconstitucional. Durante cuatro años más, se desangraría en una terrible guerra civil. Presenciaría la invasión de su territorio por soldados extranjeros. Se registraría la vergonzosa celada de Chinameca, en donde fue sacrificado el General Emiliano Zapata, y un año después, casi con los mismos procedimientos, la tétrica emboscada de Tlaxcalantongo, en donde cayó don Venustiano Carranza. Tres años más tarde, caería en forma casi idéntica, el General Francisco Villa.
A nuestros pósteros corresponde la fijación de la responsabilidad histórica de cada uno de los personajes que intervinieron en esta gran tragedia mexicana.
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