Índice de La anarquía a través de los tiempos de Max NettlauCapítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

Las ideas anarquistas en Inglaterra, en los Estados Unidos, en Alemania, en Suiza y en Bélgica a partir de 1880 aproximadamente.

Seré breve aquí para Inglaterra, desde las impulsiones libertarias ya descritas más arriba desde Godwin a Cuddon, habían dejado desde 1870 a 1880 rastros sólo en la mentalidad de algunos trabajadores socialistas que hacia 1880 renovaban la agitación popular y daban a su socialismo un sello antiparlamentario, antiautoritario en general, comunista y revolucionario. No sin conocer por el contacto en los clubs y las reuniones las ideas anarqúistas corrientes entonces entre alemanes, franceses, italianos y conociendo también las publicaciones americanas del matiz de Tucker, esos hombres, que conocieron también a Robert Owen y a los owenistas y a otros viejos socialistas supervivientes, se forman un anarquismo comunista solidario, razonando, que se acerca tal vez más a las ideas de Malatesta. La exuberancia y la amorfia no les atraen, y las hipótesis especiales de Kropotkin tampoco. Joseph Lane, el autor de An Antistatist Communist Manifesto (Londres, 1887, 24 págs.), Samuel Mainwaring y otros representan ese anarquismo comunista inglés autóctono que quiere el máximo de libertad, pero que cuenta también con la mayor solidaridad.

Esos hombres encuentran a William Morris (1834-1896) en la organización socialista y ayudan a impulsarle hacia adelante, en lo cual triunfan hasta un cierto punto, pero no totalmente. Morris era entonces desde 1884 a 1890 al menos, un socialista franco, que rechazaba todas las instituciones estatistas y económicas presentes, igualmente las patrias y las naciones, reemplazándolas por un orden basado en las comunas (townships) y las guildas locales, asociadas en federaciones de formación y de disolución voluntaria, comunicándose por delegados y ligadas con una especie de cuerpo central cuyas funciones consistirían casi exclusivamente en la custodia (guardianship) de los principios fundamentales de esta sociedad. Se evolucionaría en la dirección de la abolición de todo gobierno (the abolition of all government) y hasta de todas las regulaciones no sancionadas por la costumbre, y la asociación voluntaria (voluntary association) se convertiría en el único lazo social (the only bond of society) . Véase una de sus cartas de 1888, impresa en Letters on Socialism by W. Morris lo Rev. G. Baieton ... (Londres, 1894).

Esa concepción es enteramente comparable, y mucho más libertaria, a la producida de 1880 a 1890 por Serrano y Oteiza y Llunas, en nombre de los anarquistas españoles, y con la diferencia que Morris proponía claramente proceder a una eliminación progresiva y total de la autoridad, mientras que los colectivistas españoles, al menos en todas sus declaraciones públicas, daban a su sistema un carácter de inmutabilidad rígida.

Morris ha dado a sus concepciones ulteriores y a sus suposiciones sobre la forma que tomaría la revolución social inglesa una bella expresión en su utopía News from Nowhere, aparecida desde el 11 de enero al 4 de octubre de 1890 en The Commonweal, el órgano de la Socialist League, y comenzada en la primavera de 1888: su forma de protesta contra la utopía autoritaria de Bellamy. Existe en traducción Noticias de ninguna parte ... (Buenos Aires, La Protesta, 1928, XXVIII, 231 págs.). En ese libro, como ya antes en conferencias y en sus otros escritos, Morris ha proclamado la aplicación del arte a la vida, la belleza y la producción práctica combinadas, el trabajo intelectual, manual estéticamente bello y bien hecho, en lugar de las mecanizaciones y de las fealdades oficiales, vulgares, avaras y utilitarias. Su socialismo, como todo socialismo original, correspondía a la esencia de su ser mismo. Amante de las armonías, de las cosas sólidas y bien hechas, de la cooperación inteligente entre los productores, de la entente práctica para un fin decidido voluntariamente y convenido tenía horror a las cualidades opuestas, al oficialismo, a la servilidad, a la incompetencia, a la indiferencia como, inevitablemente, en el terreno de las ideas sociales y también de la conducta personal, a la amorfia, a los hábitos, debrouillards, a las exageraciones y también a las palabras gruesas revolucionarias donde una argumentación sería mucho más apropiada. No le gustaban tampoco las espectativas de cambios casi instantáneos y todo eso explica que no se haya declarado por la anarquía brusca, al minuto, por decirlo así, que los camaradas franceses preconizaban entonces, como se sentía rechazado por los hábitos presentes de algunos anarquistas, ni le ha interesado el matiz socialista revolucionario de entonces y, cuando de todos esos elementos entró una parte en la Liga socialista - aunque en forma atenuada -, él se retiró de allí en el otoño de 1890, y desde entonces ha evolucionado hacia un socialismo legalitario, creyendo a los anarquistas incapaces de cooperación seria. En muchos puntos sus impresiones coincidían con las de los colectivistas españoles, que no podían cooperar con los primeros comunistas. Los colectivistas se entendían un poco mejor con las ideas de Kropotkin en sus ensayos ingleses de 1887, 1888 (Nineteenth Century). Pero Morris vio a Kropotkin desde 1886 en las reuniones y los artículos de Freedom, y consideraba que importaba a Inglaterra un sistema formado sobre el modelo de París, sin conocer el terreno inglés. Así no se han aproximado, sin combatirse por eso.

Kropotkin, en efecto, no sin alguna experiencia inglesa (1881 - 82), llegado a Londres después de su largo cautiverio en marzo de 1886, no se preocupó tampoco de cooperar con la Socialist League en la que, hasta la primavera de 1888, había aún parlamentarios, marxistas incluso, pero donde, gracias a la autonomía de las secciones, los diversos matices podían vivir su propia vida, y el Freedom Group fue fundado en la primavera, el mensual Freedom en octubre de 1886 (publicado hasta fines de 1927 y continuando aún por un Bulletin y por un periódico del mismo nombre, publicado por un grupo en Londres). Allí propuso Kropotkin ampliamente sus ideas, hasta el otoño de 1914, tratando de interpretar y de resolver los problemas ingleses en su espíritu local, como hizo respecto de Francia en el Révolté, etc. (1879-1914) y respecto de Rusia en los Listki Chleb i Voliá (Hojas de Pan y libertad) desde 1906-1907 en Londres.

Después de un período de revolucionarismo anarquista (1890 - 1894), los anarquistas ingleses de la antigua Liga socialista, se asocIaron en 1895 en torno a Freedom, escrito por Kropotkin y sus camaradas, pero que admitía también opiniones disidentes expresadas cortésmente. Fue un largo período de propaganda siempre razonada, que trataba también de propagar un sindicalismo anarquista (The Voice of Labour). Por la conversión de casi todos los socialistas ingleses, despertados desde 1879, a un socialismo electoral cada vez más incoloro, el radio de acción del grupo Freedom se volvió restringido, y con la absorción de los elementos un poco menos legalitarios por el comunismo a la rusa y por los socialistas de izquierda, la situación de los libertarios no ha sido mejorada.

En los capítulos detallados sobre los esfuerzos libertarios en Inglaterra, describo la época del Congreso socialista internacional de Londres en 1896, cuando algunos anarquistas, antiparlamentarios, socialistas antimarxistas y algunos socialistas de espíritu equitativo general se sentían próximos por indignación común contra los jefes marxistas que estuvieron entonces en la cima de su orgullo despectivo; aun la época del regreso de Kropotkin de los Estados Unidos y los esfuerzos desde entonces, fines de 1897 hasta 1902, el período de la gran huelga general de Barcelona, para atraer a los trade-unionistas, de los cuales al menos una de las grandes capacidades, Tom Mann, mostraba interés por la posición de los sindicalistas libertarios, que le explicaban sobre todo Cherkesof y Tarrida del Mármol. Esto se repitió en los años de 1910 a 1914, cuando el sindicalismo de Tom Mann, de regreso de Australia, fascinó a los camaradas ingleses y a Cherkesof, no tanto por su contenido ideal, sino por la esperanza que concibieron de que al fin se constituiría una fuerza de acción obrera económica directa, que relegaría a último plano la política obrera de la Labour Party. El estatismo tan reforzado por la guerra, el espíritu dictatorial que el viento del Este, soplando desde Rusia, trajo consigo, y el debilitamiento de la fuerza económica de los trabajadores por la masa de los sin trabajo, - todo eso ha contribuido a destruir las esperanzas de antes de la guerra. Así, actualmente, los libertarios ingleses quedaron aislados frente al socialismo puramente electoral, a un trade-unionismo reducido a la defensiva, y a los imitadores del bolchevismo de Moscú y del fascismo de Roma.

Antes había todavía un socialista verdaderamente libertario que no evolucionaba hacia atrás, como Morris, pero que estuvo, a pesar de todo, cada vez más aislado - fue Edward Carpenter (1844 - 1929), autor de Towards Democracy (1883; ensanchado y continuado; edición completa de 1905), uno de cuyos capítulos ha aparecido en folleto Non Governmental Society. Es una concepción más libertaria que la de Morris y tan bella estética y éticamente.

Al margen de toda propaganda, ciertamente, Oscar Wilde ha publicado el ensayo netamente socialista libertario The Soul of Man under Socialism en la Fortnightly Review (Londres) de febrero de 1891, págs. 292 - 319, y en una encuesta francesa ha escrito que antes era poeta y tirano, ahora artista y anarquista (v. L'Ermitage, París, julio de 1893), donde en una encuesta internacional entre autores y artistas, veintitrés se declaran autoritarios, veinticuatro son imprecisos y cincuenta y dos se declaran por la libertad, de los cuales, once son libertarios conscientes.

He mencionado ya a los anarquistas individualistas ingleses animados por Liberty de Boston; el individualista voluntarista Auberon Herbert, etc. Pero el autoritarismo ha recuperado su terreno en Inglaterra y en Escocia, y en Irlanda el nacionalismo no ha permitido nunca prosperar al anarquismo, apenas un poco de socialismo. Una triste evolución después de un siglo que desde 1793 a 1890 había producido en Political Justice, de Godwin, y News from Nowehere, de Morris, dos de las más bellas joyas del pensamiento y del arte libertarios.

En los Estados Unidos, la gran huelga vehemente de 1877 (Pittsburgh) había reanimado a los revolucionarios y una revista The Anarchist. Socialistic Revolutionary Review, Boston, enero de 1881, cuyo segundo número suprimido, fue una expresión de ello. La Freiheit, de Most (Londres; a partir de 1870) radicalizó a muchos trabajadores de lengua alemana; la agitación personal de Johann Most (1846 - 1906), a partir de diciembre de 1882 hizo anarquistas a esos socialistas revolucionarios que se organizaron en último lugar en Pittsburgh, en el otoño de 1883, aceptando los principios formulados por Most, que fueron los del colectivismo anarquista. Most los expresó en detalle en Die freie Gesellschaft, folleto que apareció en New York, en julio de 1884, 85 págs. El subtítulo es Un estudio sobre los principios y la táctica de los anarquistas comunistas, pero Most empleó ese término como lo había empleado en 1877 en Berlín, porque el término colectivista no era famliliar a los lectores alemanes. Fue vivamente criticado por comunistas anarquistas alemanes en Londres, que conocían la diferencia, pero como eran enemigos personales, no admitió el error y no propagó las verdaderas ideas comunistas anarquistas (ateniéndose a las de Kropotkin) más que a partir de 1888. Los anarquistas, martirizados en Chicago (1886 - 87) fueron colectivistas, a excepción tal vez de Lingg. Albert R. Parsons, William T. Holmes, fueron americanos de ese matiz. Dyer D. Lum (1839 - 1893) combinó el colectivismo y el mutualismo y fue también el propagador de un sindicalismo revolucionario. Víctor Drury, G. C. Clemens, C. L. James, John Labadie, representan otros matices que, hablando generalmente, muestran la influencia del anarquismo individualista sobre los colectivistas, mientras que los individualistas que se aproximaban a Henry George, como Hugh O. Pentecost, llevaron un mayor elemento socialista a su individualismo.

La más bella flor de esa evolución libertaria entre americanos que, sin preocuparse de las escuelas socialistas y anarquistas europeas, trataba simplemente de combinar el máximo de libertad, de solidaridad y de sentimiento tan revolucionario como abnegado para los trabajadores explotados, para las mujeres enfeudadas a las costumbres de la familia, para la humanidad sometida a los gobernantes - fue Voltairine de Cleyre (1866 - 1912) , inspirada en sus comienzos por el libre pensamiento, el martirologio de Chicago y las ideas e impulsiones de Dyer D. Lum (1839 - 1893), pero llegada durante sus veinticinco años de actividad a una concepción de la anarquía que fue tal vez la más amplia, tolerante, y además, seria, reflexiva, determinada, que conocemos al Iado de la de Eliseo Reclus. En su conferencia sobre la anarquía, dada en Filadelfia en 1902, explica las diversas concepciones, la individualista, la mutualista (Lum), la colectivista, la comunista en perfecta igualdad y explica las diferencias por los ambientes y personalidades donde han nacido. Si se hubiese estado siempre en esta posición ¡cuántas animosidades estériles nos habrían sido ahorradas!

Las Selected Works of Voltairine de Cleyre, publicadas por Alejandro Berkman (New York, Mother Earth Publishing Association, 1914, 741 págs. en 8o) son la perla de la literatura anarquista americana. Desgraciadamente siete u ocho años antes de su muerte un individuo embrutecido, de un ambiente de camaradas, disparó un tiro sobre Voltairine que la hirió terriblemente, la invalidó casi y la hizo morir a consecuencia de ello en 1912.

Las publicaciones comunistas anarquistas de lengua inglesa, los periódicos Solidarity (New York, fundado bajo la influencia de la propaganda de Merlino, como también Il Grido degli Oppressi, italiano; 1892 - 93 y otras series), The Firebrand (San Francisco, cambiado en Free Society, más tarde en Chicago y en New York, 1895 - 1904); Discontent; The Demostrator; The Agitator (más tarde The Syndicalist en Chicago), esos en comunidades libertarias en el Estado de Washington cerca del Pacífico (1898 - 1913 ... ); la revista Mother Earth publicada por Emma Goldman, asistida pronto por Alejandro Berkman, en New York (1906 - 1917); esas publicaciones y otras contienen ciertamente, al lado de las popularizaciones de las ideas derivadas más o menos de Kropotkin, una cantidad de artículos, de cartas y discusiones de crítica anarquista independiente que exigiría ser destacada por investigaciones especiales que no puedo hacer. Se encuentra allí Some Misconceptions of Anarchism, una conferencia dada en enero de 1904 en New York por el Dr. M-n (Dr. J. A. Maryson), traducida en francés y en español y que me ha sido falsamente atribuida en varias ediciones. Apareció en Free Society (New York) el 10 de abril de 1904 firmada Dr. M-n y su autor es un camarada muy conocido del movimiento de lengua judía en New York. De mí hay un artículo que resume algunas críticas en Mother Earth en diciembre de 1907, del que hay otro texto, revisado sobre un manuscrito por mí en los Temps Nouveaux (18 y 25 de abril de 1908: La lutte contre l'Etat). Alejandro Berkman, nacido en 1870, después de haber sacrificado casi su vida y de haber sufrido catorce años de presidio por el atentado de Pittsburgh en 1892, volvió a la vida anarquista desde 1906 y defendió un vigoroso anarquismo obrero en New York y en San Francisco. Se conocen sus ideas por sus folletos sobre la revolución rusa, su libro The Bolshevik Myth (New York, 1925; con el capítulo final, Berlín, 29 págs.) y sobre todo por Now and After. The ABC of Communist Anarchism (New York, 1929, XX, 300 págs.; titulado What in Communist Anarchism? en otra edición).

Emma Goldman, nacida en 1869, ha relatado su actividad de propagandista, conferencista, sus ideas y sus luchas en Living my Life (New York, 1931,993, XVI, pág.), un libro que recuerda también los hechos salientes de la vida anarquista y libertaria y de las grandes luchas obreras en los Estados Unidos desde 1887 a 1919; completa también sus dos volúmenes sobre Rusia, publicados en 1923 y 1924. El capítulo final del segundo volumen My Further Disillusionment in Russia, (titulo que no fue de su elección) da su concepción de la anarquía que se eleva en ese capítulo muy por encima de la rutina. Ensayos más antiguos son reunidos en Anarchism and other Essays (New York, 1910, 277 págs.).

Se ven en algunas partes de su autobiografía figuras antiguas y más jóvenes de lo que se llama el ambiente radical y liberal americano, esos hombres y mujeres humanitarios y, en diversos grados, libertarios que descienden tanto de los anarquistas individualistas antiguos, defensores de la persona, de la autonomía humana, como de los trascendentalistas de New England (la antigua Boston, etc.), de los fourieristas y otros socialistas sobre todo de los años 1830 - 1860. Están dispersos ahora, se extinguen y no han podido siquiera advertir desde su antiguo hogar, Boston, la vergüenza del asesinato de Sacco y Vancetti en 1927, pero sin embargo han sido el elemento humanizador del gran país. Por la Free Speech Bibliography de Theodor Schroeder (New York, 1922, V, 247 págs. in-gr. 8o) se da uno cuenta de una parte de esos esfuerzos persistentes de resistencia al mal.

Robert Reitzel (1849-1898) fue un espíritu libertario alemán de un talento literario gracioso y que se eleva a un pensamiento y a una crítica a menudo extraordinarios en su semanario Der arme Aeufel, desde 1884 hasta su muerte; la tragedia de Chicago le había solidarizado con los anarquistas y habló en los funerales de las víctimas en el cementerio de Waldheim, acusando a la religión que predica la sumisión a la autoridad; la religión y el sistema capitalista han hecho cobardes a los trabajadores de Chicago, que dejaron asesinar a sus camaradas, como se hizo de nuevo en 1927, cuando el mundo entero dejó matar a Sacco y Vanzetti.

Había en los Estados Unidos las grandes series de periódicos comunistas anarquistas italianos, la Questione sociale, a partir de 1895, titulada más tarde L'Era Nuova; La Cronaca sovversiva de Luigi Galleani (1861 - 1931), a partir de 1903 y otros; El Despertar y otros periódicos españoles por Pedro Esteve y algunos más, a partir de 1891. En los escritos de Galleani se encuentra un kropotkinismo revolucionario expresado con el más bello vigor; y lo que se ha reimpreso de él conserva su frescura. Pedro Esteve, al que no puedo seguir en su larga actividad americana, ha expresado ideas muy amplias en sus artículos publicados en Cultura Obrera de New York en 1922, el librito Reformismo. Dictadura. Federalismo, 88 págs.; y en otras varias investigaciones.

El Capital es feroz en los Estados Unidos y la resistencia impone a los trabajadores de todas las opiniones sociales y políticas, todos los medios de acción, la astucia, la guerrilla, la guerra abierta. Este estado de guerra latente o abierta acentuada no hace a los que están en la contienda ni revolucionarios ni libertarios, puesto que la lucha directa, su preparación y sus consecuencias absorben los espíritus y las energías. Un sindicalismo libertario es inimaginable en esa situación y la fuerza o la astucia actúan únicamente, apoyádas a menudo por una gran solidaridad, el entusiasmo y la perseverancia. Por eso la mentalidad autoritaria es mantenida y reforzada y la idea libertaria no puede difundirse ampliamente en el gran país de acaparamiento sin fin, donde el autoritarismo hace estragos desde siglos atrás en las formas más intensas - por el rechazo de los indios, las guerras con los países vecinos, la esclavitud de los negros, el dominio de los fuertes sobre las riquezas naturales y ahora el sometimiento intensificado de los trabajadores y la dictadura económica.

En estas condiciones la influencia de las ideas libertarias sobre los trabajadores americanos ha sido siempre débil y estos últimos, desde los diez años de luchas impregnadas de voluntad socialista revolucionaria 1877 - 1886, no han vuelto a manifestarse de otro modo que localmente, en huelgas muy violentas y reprimidas muy cruelmente. Organizaciones de hombres decididos a la acción, como una parte de los I. W. W. (Internacional Worker of the World) en el Oeste americano lo fueron, no se muestran accesibles a las ideas libertarias, aunque individualmente hubo anarquistas en sus filas y han salido de entre ellos, como Kurt Wilckens, que supo obrar tan valerosamente en la Argentina, y otros. En los años presentes, la crisis terrible de trabajo requiere un esfuerzo adicional, pero todo parece indicar que la propaganda libertaria no ha sabido implantarse todavía profundamente en el enorme país.

El primer foco anarquista de lengua alemana fue una sociedad obrera de Berna (Suiza) en 1875 - 77, inspirada por Paul Brousse, en 1877 ayudada también por Kropotkin, publicando el primer periódico (Arbeiter-Zeitung, Berna, désde julio de 1876 a octubre de 1877), y algunos trabajadores muy activos que propagaron luego las ideas en Alemania, en 1877, 1878, no sin algún éxito íntimo, pero obstáculizados por la enemistad socialdemócrata y su falta de medios para dar a su acción proporciones más vastas y públicas. Fueron sobre todo Reinsdorf, Emil Werner y Rinke. La ley antisocialista de octubre de 1878 obstruyó más todavía esa propaganda y los pocos militantes fueron bien pronto detenidos o hubieron de ocultarse o desterrarse. Entonces, en 1879, 1880 la protesta vehemente socialista revolucionaria expresada con gran verba por Johan Most en la Freiheit (Londres) atrajo las simpatías y se siguió a Most, el cual, aunque ya informado sobre la anarquía, fue atraído en esos años, los últimos de la vida de Blanqui en París, casi tanto por el blanquismo. De ahí una iniciación anarquista muy incompleta y esporádica (algunas explicaciones dadas por Reinsdorf) de los lectores de la Freiheit y la enseñanza libertaria que se había vuelto casi caótica en 1881 - 1882, cuando Most estuvo largo tiempo en prisión y el periódico fue confeccionado en circunstancias cada vez más precarias, hasta volver a tomar una orientación exclusivamente dirigida por Most después de recuperar la libertad y su traslado a América (fines del año 1882). Lo que sigue en América ha sido resumido ya más arriba; una afirmación colectivista por Most (1883 - 1884), que sus adversarios y rivales alemanes en Londres combatieron proponiendo el comunismo anarquista tal como lo veía prolongado en Suiza y en Francia. Esta enemistad se envenenaba cada vez más por acontecimientos deplorables, que no hay necesidad de recordar aquí. Most, algunos años después, reconoció el comunismo anarquista, pero entonces la influencia de su periódico había sido socavada ya en Alemania por el periódico rival Die Autonomie y los lectores alemanes, que hacia 1890 se interesaban de nuevo en esas ideas, las conocieron sobre todo en la forma que les dio ese periódico, una forma a la vez rígida y latitudinaria, como si dijésemos una amorfia obligatoria. Con eso, muchas traducciones de Kropotkin, lo que hizo creer que sus ideas y las que acabo de caracterizar, eran más o menos idénticas.

Había entonces una oposición socialista contra el reformismo socialdemócrata, y muchos hombres de buena voluntad tuvieron interés por conocer las ideas revolucionarias. Algunos creen en un socialismo de izquierda, antiparlamentario, otros se informan por Die Autonomie y Freiheit y creen que su anarquismo es todo lo que la anarquía sabe decir. Algunos, como he descrito ya, se informan a través de Dühring-Hertzka y el colectivismo anarquista. En fin, por la traducción de La Conquista del Pan se conocen, capítulo por capítulo - luego, en 1896, en libro - las ideas directas de Kropotkin. El periódico Der Sozialist (Berlín; desde noviembre de 1891 a diciembre de 1899) nos muestra esta diversidad de corrientes; es redactado desde los primeros meses de 1893 por el joven Gustav Landauer (1870 - 1919) que, personalmente, se declaró entonces colectivista anarquista y combatió claramente el libre derecho de consumo de los comunistas. Entra pronto en la cárcel (1893 - 94); el periódico es muy perseguido, y cuando en fin puede volver a proseguirlo esas discusiones han terminado, el comunismo es generalmente aceptado, y Landauer y sus amigos se vuelven tan aislados que hay una ruptura en 1897. Los trabajadores anarquistas hacen entonces publicaciones propias (News Leben; Der freie Arbeiter) que defienden según mi impresión un anarquismo doctrinario.

Landauer, atraído en 1895 por la cooperación, interesado más tarde en una comunidad intelectual y ética de los hombres libres (v. Durch Absonderung zur Gemeinschaft, 1901), fascinado por las ideas de resistencia pasiva colectiva preconizadas por Etienne de la Boétie ( v. su librito Die Revolution, 1907), estudiando mucho a Proudhon, llega a desear una salida de la sociedad presente por la fundación numerosa de ambientes socialistas libres, que se organizan lo mejor que pueden para la producción y. el cambio entre sí, sin separarse culturalmente del mundo progresivo general. Publica las Dreisig sozialistsche Thesen (12 de enero de 1907), las Flugbliitter del Sozialistischer Bund (1908 - 1909), el periódico Der Sozialist (1909-1915), el Aufruf zum Sozialismus (Berlín, 1911; trad. española: Incitación al socialismo, 1932) etc.; la guerra de 1914 interrumpe esas actividades. Esas proposiciones no han tenido ejecución práctica; aunque muchos grupos se han formado entonces con ese fin; casi todos los anarquistas y sindicalistas y todos los socialdemócratas y trabajadores organizados se desinteresaron de ellas o fueron sus adversarios. Es siempre fácil agrupar masas alrededor de un programa, no pidiéndoles más qne votos o cotizaciones; pero es dificil, si no imposible llevar, aunque no sea más que uno sobre mil, a hacer individualmente una acción de verdadera independencia. Sin embargo Landauer creía que todo nuestro socialismo y nuestro anarquismo no eran más que nominales, si no hacíamos tales actos de verdadera separación (en tanto que nos es posible) del sistema actual. Todo su periódico de los años 1909 - 15 es una apelación, por la argumentación y los ejemplos antiguos y nuevos, a tal acción por nosotros mismos y es uno de los raros órganos que impulsa a esas verdaderas iniciativas y a la creación de la voluntad socialista en nosotros mismos. He hablado largamente de la persona y de las ideas de Landauer, en el Suplemento de la Protesta, 31 de julio de 1929, págs., 354 - 92, sobre la base de su correspondencia (Gustav Landauer. Sein Lebensgang in Briofen, Francfort, 1929, VIII, 459 y 440 págs.). Una gran parte de sus artículos y folletos se han reunidó en Beginnen. Aufsiitze zum Sozialismus (Colonia, 1924) , Rechenschaft (Berlín, 1919; Colonia, 1924), etc. Ya los Anarchische Gedanken über den Anarchismus, publicados en octubre de 1901, contienen la esencia de su obra futura y ha escrito entonces, el 21 de noviembre, que no ha dicho apenas nada que no haya expresado antes en discursos y escritos; hay una gran continuidad en su pensamiento, durante los veinticinco años que preceden a 1914. Es entonces, en 1901 - 02, cuando vivió en Bromley y se encontró con Kropotkin; pero no han podido entenderse.

En tanto que creía en ese esfuerzo individual y colectivo, que se erigía al margen de la sociedad presente, creía también que, en cuanto hubiese un medio serio, habría sido preciso mezclarse en la vida de esa sociedad e impulsar adelante las energías latentes en la resistencia pasiva y en la acción demoledora y reconstructiva autónoma. Acechó tales ocasiones en vaias oportunidades, y durante la guerra, y finalmente se sumergió en tales esfuerzos desde noviembre de 1918, cuando el trastorno exterior e interior de Alemania le parecía ofrecer posibilidades de acción. Lo hizo en Munich, en los meses siguientes, gastándose sin contar, hasta atraerse sobre él tales odios reaccionarios (los socialdemócratas que gobernaban incluso entonces en Baviera), que fue miserablemente azuzado, asesinado bestialmente por la soldadesca cuando fue escoltado como prisionero, el 2 de mayo de 1919, en Munich, en el patio mismo de la prisión.

Hubo durante esos veinticinco años antes de 1914, en Alemania, también un pequeño retoño stirneriano, por el esfuerzo de John Henry Mackay (1864 - 1933) influenciado igualmente por B. R. Tucker y el mutualismo de Proudhon, autor de las poesías Sturm (1888), de la novela Die Anarchisten (1891), con la discusión entre comunistas e individualistas, argumentación completa en Der Freiheistssucher (1920) y un tercer volumen, Abrechnung (1932). Una propaganda por periódicos y revistas de esas ideas, comenzada en 1898, ha continuado hasta el advenimiento del hitlerismo. Hubo también una propaganda proudhoniana, sobre todo por los escritos del doctor Arthur Mülberger y muchas traducciones de extractos de Proudhon, por Landauer. No discuto aquí a Nietzsche y Tolstoi que, con Max Stirner, Ibsen, MultatuIi y lo que había de libertario y de verdadera ética social en todas las filosofías y literaturas interesaban y fascinaban entonces a viejos y a jóvenes, mal interpretados sin duda por muchos, pero bien comprendidos por algunos otros que tuvieron el propósito de una sintesis individualista y socialista - el objetivo mismo de los libertarios de todos los tiempos. Tales fueron, por ejemplo, el doctor Bruno Wille y el magyar Dr. Eugen Heinrich Schmitt (1851 - 1913) en sus numerosos escritos, y Maritz van Egidy (1847 - 1898). Mencionemos a poetas sinceramente idealistas como Peter Hille (1854 - 1904; muerto de agotamiento por el hambre); Benedikt Friedländer, el dühringiano libertario; Bernhard Kampffmeyer, muy próximo a Kropotkin; los austriacos Arthur Kahane, Carl Marburger, Fritz y su hijo Oteo Karmin, etc. Un libro de un jurista, adversario, pero de ejecución meticulosamente exacta, Der Anarchismus, por el Dr. Paul Eltzbacher (Berlín, 1900, XII, 305 págs.: - trad. española) apareció entonces, comparando las ideas principales de Godwin, Proudhon, Max Stirner, Bakunin, Kropotkin, B. R. Tucker y Tolstoi - libro muy incompleto respecto a esos mismos autores y que no tiene en cuenta las otras concepciones anarquistas, pero que llena su objetivo directo de presentar exactamente al gran público la crítica social y las proposiciones principales de esos siete libertarios. Con riesgo de insinuarse inoportunamente en ese ambiente, diría aún que, por el volumen Oeuvres, de Bakunin (en parte inédito; París, 1895), por la Bibliographie de l'Anarchie (Bruselas, 1897, XI 291 págs.) y por la biografía de Bakunin, con bastante documentación inédita (Londres, 1898-1900; 1281 págs., in-folio de escritura densa, poligrafiados por mí mismo en 50 ejemplares) he contribuido entonces a mostrar la extensión de la literatura anarquista internacional, y a presentar a Bakunin, que sus enemigos autoritarios habían insultado de tal modo, también a los anarquistas, un poco más completamente de lo que lo habían conocido hasta entonces, aparte de sus camaradas personales, una parte de los cuales vivía aún entonces y de ellos no pocos me han ayudado a documentarme.

Ese período de 1890 en adelante no fue pues sin aspiraciones libertarias, aunque, como en casi todas partes en Europa, algunos años antes de la catástrofe de 1914 ese ímpetu decrecía gradualmente.

Una parte de los socialdemócratas no había abandonado el partido en ocasión de la oposición y de la separación de otros hacia 1890, pero un sentimiento opositor germinaba en ellos desde hacia mucho tiempo. Hubo un número de organizaciones locales (Fachvereine), que prefirieron su autonomía y federación a las grandes centralizaciones de sindicatos, los llamados localistas, de los cuales Gustav Kessler y Fritz Kater son los más conocidos. Se constituyeron en Freie Vereinigung deutscher Gewerkschaften, en 1897, publicando Die Einigkeit.

Mientras tanto, el sindicalismo francés atrajo la atención de los anarquistas y fue sobre todo el folleto Der Generalstreik und die Soziale Revolution, por Siegfried Nacht (Londres, 1902, 32 págs.), traducido muy a menudo entonces, el que llamó la atención; fue seguido en 1906 ó 1907 por Direkte Aktion Revolutioniire Gewerksftstaktik (New York, 63 págs.)

Un socialdemócrata destacado, el doctor Raphael Friedeberg (nacido en 1863) comenzó desde 1896 a considerar sin fundamento para el tiempo presente de entonces el marxismo y menos aún la táctica socialdemócrata. Se hizo anarquista; su propósito no fue el de la propaganda anarquista ideal, ni el del sindicalismo revolucionario francés, sino lo que se llama un anarco-sindicalismo: las masas organizadas, penetradas de la idea anarquista y obrando solidariamente, económica y revolucionariamente, por ese objetivo: Fue activo en ese sentido en Alemania desde 1904 a 1907 ó 1908, pero no encontró entonces comprensión anarquista en los antiguos localistas, ni comprensión para las acciones fúera de la rutina propagandista en los anarquistas alemanes y, sin estar en desacuerdo con él, no pudo tampoco entenderse con Landauer. Pienso que Malatesta, a quien conoció en el congreso de Amsterdam, estaba más próximo a él en ideas. Una enfermedad le hizo abandonar pronto la vida de las agitaciones. Fue él quien reconoció al momento la gravedad de la enfermedad de las vías respiratorias de Kropotkin y le incitó a pasar los inviernos en el mediodía donde lo ha cuidado.

Los localistas, impulsados por esa agitación, rompen en 1908 con el partido socialdemócrata, y se aproximan cada vez más al sindicalismo francés de entonces (en concepción, no en relaciones), creyendo ser la teoría sindicalista una solución final. Tan solo en el congreso realizado del 27 al 30 de diciembre de 1919 en Berlín, después del gran discurso de Rudolf Rocker, se adoptó La declaración de principios del sindicalismo, que rechaza el Estado y todo estatismo y es de nuevo una afirmación de lo que la Federación española deseaba ser a partir de su fundación en 1870: la convertibilidad de las instituciones sindicales en órganos de la sociedad después de la revolución es sostenida. Así: ... se transformará cada Federación local en una especie de oficina estadística local y tomará todos los edificios, alimentos, indumentaria, etc. bajo su administración ... Las federaciones de industria por su parte tendrían la misión de tomar bajo su administración por sus órganos locales y con ayuda de los consejos de fábrica, todos los medios de producción existentes, materias primas, etc. y de proveer con todo lo necesario a los grupos de producción y fábricas, etc.

Tanto como la toma del montón, ese otro extremo, el dominio por una asociación de toda la riqueza social, de toda la vida de la sociedad, son ebulliciones de momentos de exuberancia en una situación en que no se está frente a realidades directas. Los 3,577 cotizantes internacionales en septiembre de 1870; los pocos millares de sin trabajo y de militantes que de 1880 a 1890 estaban dispuestos en las manifestaciones más avanzadas en las calles de París; las pocas decenas de millares así dispuestos tal vez en 1906 en ocasión del congreso de Amiens, que declaró el sindicato de hoy como un grupo de resistencia, en el porvenir un grupo para la producción y la distribución, base de la reconstrucción social; los más de 100,000 sindicatos alemanes - a quienes Rocker habla en el congreso de diciembre de 1919; incluso los cinco o seis veces más que la C. N. T. española contaba entonces y en 1931 - están lejos de ser la sociedad humana; y aun cuando fuese opinión de la mayoría de esa sociedad, que entonces tendría el poder para imponer su voluntad, sería tanto más un dominio sobre el porvenir, que sería así autoritario, dictatorial, pero no libertario.

Entre los hombres que han movido más las ideas anarquistas en lengua alemana menciono todavía a Max Baginski, a Rudolf Lange, a Rudolf Rocker, a S. Nacht, a Fritz Oerter, a Erich Mühsam; en Austria a Josef Peukert, a Rudolf Grossmann. Pero hubo hombres que han escrito menos o nada, pero que deben ser recordados por su actividad íntima; tales son Johan Neve, S. Trunk, Wilhelm Werner y otros.

El socialismo experimental fue recordado por el libro Utopie und Experiment, compuesto por Alfred Sanftleben (Zurich, 1897, VII, 324 págs.), la traducción de los escritos del doctor Giovanni Rossi (Cardias) antes y después de la fundación de la Colonia Cecilia en el Brasil, y su utopía inédita posterior que le hace abandonar el comunismo libertario y aceptar un régimen mutualista.

En la Suiza de lengua alemana, el doctor Fritz Brupbacher, de Zurich, nacido en 1874, siempre pensador y frondeur, socialista atraído en 1904 hacia el sindicalismo, conociendo desde 1905 a James Guillaume y también a Kropotkin, militó algunos años en favor del sindicalismo y del antimilitarismo y puso de relieve la primera vez a los lectores socialistas alemanes, con gran desesperación de los marxistas, a Marx und Bakunin (Munich, 202 páginas; 1913). Nadie ignora que la revolución rusa le fascinó más tarde, como gran fenómeno convertido en una realidad, al menos desde hace ya un número de años. Pero permanece observador crítico e inspirado en sentimientos como los expresados en 1911 en Aufgaben des Anarchismus in dem demokratischen Staate. Observa los hombres, las cosas y las ideas como médico, que no tiene el derecho a ocultar los aspectos débiles de un organismo, y su crítica no puede menos de ser útil para tratar de obrar mejor si nos engañamos. Entre los apologistas oportunistas, los aduladores, diría yo, y los hombres de la crítica seria, ¿quién no prefiere a estos últimos? Su autobiografía, 60 Jahre Ketger (60 años de vida de un Hereje) aparece en Zurigo en 1935.

Es curioso en qué grado un número de países carece de originalidad en pensamiento anarquista o es vacilante o tardío. Además de los países ya discutidos y Suiza y Bélgica, viejos focos de asilo para refugiados, antes más hospitalarios que ahora, y Rusia, de donde nos han llegado pensadores como Bakunin y Kropotkin y a dónde todos nosotros hemos mirado para ver a Tolstoi, en los otros países europeos la originalidad es muy .pequeña en nuestro dominio. No escribiendo aquí esbozos de movimientos, sino destacando solo las partes características y originales, pasaré rápidamente por la mayoría de esos países y hasta me referiré a los otros continentes en el resto de ese capítulo.

Por las numerosas expulsiones de los años 1880-1890, muchos lazos entre los movimientos del tiempo de Bakunin y Kropotkin fueron cortados en Suiza, el Révolté salió del país, etc., pero muchos lazos subsisten todavía, los Dumartheray, Herzia, Jacques Gross, Pindy, Alcide Dubois y otros en Ginebra y en el Jura, y una nueva generación crece, asistida por nuevos jóvenes y estudiantes, los Stoyanoff, Galleani. Atabek, Samaja, Bertoni, Ettore Molinari. En ese ambiente se desarrolla un joven libertario que se convirtió en uno de los autores más espiritualmente antiautoritarios e irrespetuosos de su país, también un experto en educación libertaria, Henri Roorda van Eysinga (1869 - 1925). Jacques Gross, de Mulhouse (1855 - 1926), el amigo de.los viejos y de todos los jóvenes, hombre de vasta concepción de las ideas, fue también uno de aquellos a quienes la conservación de los impresos y rarezas anarquistas debe más; él sólo ha sabido volver a descubrir a Déjacque y a Coeurderoy (su autor favorito) y yo le debo enormemente respecto de todas mis investigaciones , históricas durante las décadas de nuestra amistad, desde fines de 1892 hasta su muerte, en octubre de 1928.

Después de tantas persecuciones, sobre todo contra los italianos, de 1890 a 1900, y el famoso proceso del Almanacco socialista anarchico per l'anno 1900 a causa de un artículo que ahora se sabe escrito por Malatesta, el Réveil - Risveglio fue denunciado (7 de julio de 1900), pero sigue publicándose, compuesto y ampliamente escrito por Luigi Bertoni (nacido en 1872), en italiano y en francés, largo tiempo con la colaboración de Georges Herzig (1857 - 1921), ginebrino, de una pluma libertaria acerva, que fustiga las hipocresías sociales. Entre los dos hicieron una crítica memorable del funcionarismo en el sindicalismo suizo y Bertoni extendió su crítica también sobre la C. G. T, de París, donde ha dado algunas conferencias, no olvidadas. James Guillaume (1844 - 1916), renovó su acción en Suiza a partir de 1903 y se consagró en cuerpo y alma a la C. G. T., resucitando a los viejos jurasianos, especialmente Spichiger, ganando a los jóvenes, los doctores Brupbacher y Max Tobler y a la bernesa Margareta Faas-Hardegger. Había La Voix du Peuple sindicalista de Lausana y las cuestiones entre sindicalismo y anarquismo fueron muy debatidas en ese medio, entre Guillaume, el doctor Wintsch (Lausana) , Herzig, Bertoni y otros. Kropotkin, por sus inviernos pasados en el Tessino, entró de nuevo en relaciones directas con los viejos amigos y conoció bien a Bertoni. Todo eso da al Réveil - Risveglio algunas veces también a la Voix y al Weckruf de Zurích, un interés particular para la evolución y la la crítica de las ideas.

En Bélgica, después de un bello pasado que vio a Buonarroti, a Considérant, a Proudhon, a Blanqui y a tantos otros socialistas, después del período glorioso de la Internacional, la caída en el electoralismo obrero marca también una depresión intelectual. También los periódicos anarquistas fueron rutinarios, hasta una renovación por la revista La Société Nouvelle, primero colinsiana, más tarde ampliamente abierta a los anarquistas y libertarios (Bruselas, 1884 - 1897) - el joven Fernand Brouez, fundó esa revista y le dio su actitud tolerante -, por una permanencia de cierta duración de Merlino, y ante todo por la presencia de Eliseo y de Elías Reclus, desde 1894 hasta su muerte (1904 y 1905) y también por la presencia, hasta 1914, de Paul Reclus (un hijo de Elías). En lengua flamenca había bellas revistas Van Nu en straks y Ontwaking en Anvers (de 1896 a 1910). Había también una renovación de literatura nueva, en parte por autores de tendencia libertaria, como Georges Eekhoud (1854 - 1929). Entre los estudiantes Jacques Mesnil, que vivió mucho tiempo en Italia, fue pronto uno de los jóvenes autores anarquistas más reflexivos, sobre el cual obraban el ambiente del arte flamenco e italiano, la vida popular italiana, su amistad con Eliseo Reclus, su gran interés por Edward Carpenter y todos los trabajos del espíritu contemporáneo progresivo. Le Mouvement anarchiste (Bruselas, 1897, 87 págs. en 12o) y Le Mariage libre (1901, 64 págs. en 12o) están entre sus escritos mejor conocidos.

Las peripecias del curso de Eliseo Reclus, postergado perennemente por la Université libre, a causa del pánico antianarquista de 1894, llevaron a la fundación de la Université Nouvelle, donde los hermanos Reclus dieron conferencias libremente y fueron el alma de un núcleo de intelectuales libertarios en Bélgica. Es entonces cuando Eliseo escribió El Hombre y la Tierra; Francisco Ferrer hizo traducir en castellano, por Lorenzo, esa gran obra. Ferrer fundó también L'Ecole renovée, la revista comenzada en Bruselas y continuada en París (1908 - 1909).

Hacia el fin de la vida de Reclus, se produjo también en Bélgica lo que Landauer, al escribirme en 1910 llama: en todos los países encuentro el movimiento anarquista epigonal; es lo que quiero decir cuando en estas páginas hablo de rutina, de detención, basada en la suposición errónea que todo el trabajo intelectual está ya hecho y que se puede entregar uno a recreos - esperanto, neomalthusianismo, colonias primitivas, a veces también ilegalismo y expropiacionismo; en una palabra, no se va rectamente hacia adelante, se arrastra, se dispersa. Había mucho de eso, en Brusselas, mientras en Lieja había un esfuerzo más serio y continuo - cuando de 1900 a 1908 aparecieron allí Le Réveil des Travailleurs, L'Insurgé, L'Action directe y el doctor Lucien Hénault fue muy activo. Otros militantes fueron en su hora los hermanos Houtstond, George Thonar, Raphael Fraigneux; un camarada de múltiples actividades fue Emile Chapelier, de la colonia L'Expérience, de Boitsfort. Antiguos militantes fueron Jules Moineaux, el condenado del proceso de Lieja, de julio de 1892; Paul Gille, el autor de estudios publicados en 1920, reunidos como Esquisse d'une Phüosophie de la Dignité humaine (París, 1924, Felix Alcan, 146 págs., in-18o) etc.

El profesor Guillaume De Greef, el juez Ernest Nys, la señora Florence De Brouckére, el pintor Van Rysselberghe y otros pertenecieron al ambiente de Eliseo Reclus.


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