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Capítulo VI
La machnovstchina
(Continuación)
La rebelión de Grigorieff - Primera agresión de los bolcheviques contra Gulai-Polé
El 12 de mayo de 1919 se recibió el siguiente telegrama en el cuartel general de los machnovistas, establecido en ese momento en Gulai-Polé:
GULAI-POLE, PARA HACER LLEGAR A BATKO MACHNO
El traidor Grigorief ha entregado el frente al enemigo. Rehusó la ejecución de las órdenes de batalla y ha vuelto las armas. Ha llegado el momento decisivo: váis a marchar mano a mano con los obreros y los campesinos de Rusia entera o bien abriréis de hecho el frente al enemigo. No podría vacilarse. Os pido que me hagáis conocer de inmediato la disposición de vuestras tropas y publiquéis una proclama contra Grigorief, enviándome una copia a Karkof. La ausencia de respuesta será considerada como una declaración de guerra. Tengo fe en el honor de los revolucionarios, en el vuestro, en el de Archinoff, Veretelnikof y otros. Kamenef, NQ 277. Contralor militar revolucionario: Lobié.
El Estado Mayor se reunió de inmediato en sesión, invitando a participar en ella a los representantes del Consejo Revolucionario Militar y después de una madura reflexión y de debates sobre el telegrama y el acontecimiento que anunciaba, se llegó a las siguientes conclusiones: Grigorief, antiguo oficial del ejército zarista, se encontraba la víspera de la derrota del hetman en las filas de los petlurianos y mandaba numerosas tropas insurreccionales que estaban a disposición de las autoridades de Petlura. Cuando, a consecuencia de las divergencias de clase, el ejército petluriano se disolvió, Grigorief pasó con todas sus tropas a los bolcheviques que acababan de llegar de la Rusia Central y combatió junto a ellos a los petlurianos, pero conservando una cierta autonomía y libertad de acción para sus tropas. Contribuyó eficazmente a liberar de los petlurianos el territorio de Kerson. Se apoderó de Odesa. En los últimos tiempos sus unidades protegían el frente del lado de Besarabia.
En cuanto a las tropas de Grigorief, tanto desde el punto de vista de la organización como sobre todo desde el punto de vista de las ideas, estaban debajo de los guerrilleros machnovistas. No habían evolucionado. Al principio de la insurrección estuvieron, es verdad, penetradas por el espíritu revolucionario; pero no supieron encontrar en sí mismas ni en el medio campesino su misión histórica, propia de los machnovistas. Por eso, su ímpetu revolucionario, vacilante y mal definido, fue influido ya por los petlurianos, ya por Grigorief o los bolcheviques.
Grigorief no fue nunca revolucionario. Su conducta, tanto en las filas de los petlurianos como en la de los bolcheviques ha estado constantemente impregnada de un espíritu de aventura. Ha sido ante todo un simple aventurero, atraído por las vastas posibilidades de la rebelión popular. Su fisonomía presenta caracteres contradictorios: se encuentra en ella una cierta simpatía hacia los campesinos oprimidos, mucho instinto autoritario, extravagancias de jefe de bandidos, espíritu nacionalista, antisemitismo. ¿Qué es lo que lo indujo a volverse contra los bolcheviques? El Estado Mayor de los machnovistas no se lo explicaba. Existían indicios seguros de que los mismos bolcheviques lo habían provocado, a fin de liquidar sus tropas, que no perseguían, es verdad, fines revolucionarios independientes como los machnovistas, pero cuya forma y apariencia eran sin embargo incompatibles con la idea del bolchevismo. Sea lo que sea, el movimiento de Grigorief contra los bolcheviques aparece a los ojos de los machnovistas, no como una manifestación del trabajo revolucionario, sino como una acción puramente militar y política que no merece ninguna consideración de su parte. Esto se hizo particularmente claro después que Grigorief publicó su famoso manifiesto de gobierno, donde predicaba el odio nacional de los trabajadores entre sí. El único elemento de ese movimiento, que merecía, según los machnovistas, atención, eran las masas insurrectas arrastradas por Grigorief a una aventura política por caminos equivocados.
Tal fue la conclusión a que los machnovistas llegaron después de madura deliberación. El Estado Mayor tomó sus decisiones. Comenzó por enviar al frente las órdenes siguientes:
Mariopol. Estado Mayor del frente del ejército machnovista. Copia a todos los jefes de secciones de combate, a todos los jefes de regimientos, de batallones, de compañías y de escuadras. Orden para leer en todas las unidades del ejército llamado de Batko Machno. Copia a Karkof, al delegado extraordinario plenipotenciario del Consejo para la defensa de la República, Kamenef.
Deberán ser adoptadas las medidas más enérgicas para la conservación del frente. Un debilitamiento del frente exterior de la revolución es absolutamente inadmisible. El honor y la dignidad revolucionaria nos obligan a permanecer fieles a la revolución y al pueblo y la lucha entre Grigorief y los bolcheviques por conquistar el poder, no debe debilitar el frente que los blancos tratan de forzar para subyugar de nuevo al pueblo. En tanto que no hayamos obtenido la victoria sobre nuestro enemigo común personificado por los blancos del Don y en tanto que no hayamos asegurado la libertad conquistada por nuestras armas, quedaremos en nuestro frente y continuaremos luchando por la libertad del pueblo, pero no por el poder y las intrigas de políticos charlatanes.
Batko Machno, jefe de brigada. Miembro del Estado Mayor.
El Estado Mayor envió al mismo tiempo el siguiente despacho a Kamenef, en respuesta a su telegrama:
Karkof, Kamenef, delegado extraordinario plenipotenciario del Consejo para la defensa de la República. Copia a Mariopol, Estado Mayor del frente.
Al recibir vuestro despacho y el de Rostchin (1), sobre el asunto Grigorief he dado inmediatamente la orden de mantener siempre el frente con la misma firmeza y de no ceder un paso a Denikin o a otro contrarrevolucionario, cumpliendo nuestro deber revolucionario hacia los obreros y campesinos de Rusia y del mundo entero. En cuanto a vosotros os declaro que yo y las tropas de mi frente, permaneceremos inquebrantablemente fieles a la revolución de los obreros y de los campesinos, pero no a las instituciones de violencia con vuestros comisarios y vuestras comisiones extraordinarias que se complacen oprimiendo al pueblo trabajador. Si Grigorief ha entregado verdaderamente el frente y puesto sus tropas en marcha para ocupar el poder, se tratará de una aventura criminal y de una traición hacia la revolución popular y no dejaré de expresar públicamente mi opinión. Pero no poseo actualmente informaciones exactas sobre Grigorief y el movimiento asociado a su nombre; no sé lo que ha hecho ni con qué fin lo ha hecho; por eso me abstendré por el momento de publicar una proclama contra él en espera de recibir más amplias informaciones al respecto. En tanto que revolucionario y anarquista, declaro que no puedo prestar ningún apoyo a una tentativa de toma de poder, por Grigorief o por otro cualquiera; continuaré con los camaradas revolucionarios tratando de expulsar las bandas de Denikin, y de conseguir, al mismo tiempo, que en las regiones liberadas se creen uniones libres de campesinos y de obreros que posean en sí el poder total y, según este punto de vista, los comisariados y las tchekas que no son más que instrumentos de coacción y de violencia para el establecimiento de una dictadura de partido y que pretenden ejercerla aun en relación a las uniones y a la prensa anarquistas, encontrarán en nosotros adversarios enérgicos.
Batko Machno, jefe de brigada. Miembro del Estado Mayor.
Archinoff, presidente de la sección cultural.
Sin perder tiempo se formó una comisión de representantes del Estado Mayor y del Consejo Revolucionario Militar que se dirigió a la región donde se encontraba Grigorief a fin de desenmascararlo a los ojos de los insurrectos y de llamar a éstos a enrolarse bajo el estandarte revolucionario de la machnovstchina. Al mismo tiempo, Grigorief, que había ocupado ya Alexandría, Znamenka y Elisabetgrad, se acercaba a Ekaterinoslav, circunstancia que inquietaba a las autoridades comunistas que ocupaban Karkof. No sin temor acechaban los gobernantes bolcheviques los rumores de la parte de Gulai-Polé. Toda noticia procedente de allí, todo despacho de Machno era ávidamente recogido y publicado por la prensa bolchevique. Esos rumores no tenían, evidentemente, otro fundamento que la profunda ignorancia de los gobernantes soviéticos, que descartaban la posibilidad de que el revolucionario anarquista Machno presentase de improviso batalla de común acuerdo con Grigorief. La Machnovstchina permaneció siempre fiel a sus principios; la guiaba el ideal de la revolución social, de la comunidad laboriosa y anarquista. Por consiguiente no podía asociarse nunca a tal o cual ataque contra el bolchevismo por la única razón de que el bolchevismo le era hostil. Por el contrario, una corriente, como la puesta en movimiento por Grigorief, constituía un peligro para la libertad de los trabajadores y, por consiguiente, para la machnovstchina tanto como para el bolchevismo. En realidad, en el curso de su existencia, la machnovstchina no se unió jamás a ninguno de los movimientos antibolcheviques sino que luchó con el mismo heroísmo y espíritu de sactificio tanto contra el bolchevismo como contra los petlurianos, contra Grigorief, Denikin y Wrangel, porque consideraba que todos esos movimientos eran la expresión de grupos autoritarios que intentaban subyugar y explotar a las masas laboriosas. También las propuestas de ciertos grupos socialistas revolucionarios de izquierda para combatir en común a los bolcheviques fueron rechazadas porque, al ser un movimiento político, los socialistas revolucionarios de izquierda en esencia tienen las mismas aspiraciones que los bolcheviques, es decir, dominar al pueblo a través del Estado, en manos de la democracia socialista.
En cuanto a Grigorief, en el curso de la rebelión que había provocado, trató varias veces de ponerse en relaciones con Machno. Pero uno solo de sus telegramas dirigidos a Gulai-Polé llegó a destino; ese despacho estaba concebido así:
¡Batko! ¿Para qué me ponéis obstáculos junto con los comunistas? ¡Zúrralos! -Ataman Grigorief.
Claro está, ese telegrama quedó sin respuesta y dos o tres días más tarde el Estado Mayor, reforzado por los representantes de las tropas insurreccionales del frente, condenó definitivamente a Grigorief y redactó la siguiente proclama:
¿QUIEN ES GRIGORIEF?
¡Hermanos trabajadores! Cuando hace un año comprometimos una lucha sin tregua contra la invasión austroalemana y la dominación del hetman, luego contra los petlurianos y Denikin, nos dimos perfectamente cuenta del sentido de la lucha, porque desde el principio nos hemos agrupado bajo el estandarte que lleva por insignia: la liberación de los trabajadores es la obra de los trabajadores mismos. En el curso de esa lucha hemos obtenido innumerables victorias de inmensa significación: hemos impedido que se afirmara el reino pequeño-burgués de Petlura, y nos hemos dedicado a la labor creadora en las regiones liberadas. Al mismo tiempo no hemos desaprovechado la ocasión de prevenir a las vastas masas populares para que vigilen atentamente lo que sucede a su alrededor; les advertimos que numerosos aventureros rondaban los contornos en espera del momento oportuno para tomar el poder y afirmar su dominio sobre el pueblo. Un nuevo aventurero acaba de hacer su aparición: el Ataman Grigorief, que, al hablar de los sufrimientos del pueblo, de su opresión y de su trabajo, no busca en realidad más que el establecimiento del antiguo e injusto orden de cosas, el régimen de la violencia que someterá al pueblo y subyugará su trabajo, aumentará sus desgracias, reforzará su yugo y destruirá su libertad. Veamos quien es el Ataman Grigorief.
Grigorief es un antiguo oficial del ejército zarista. Al principio de la revolución ucraniana combatió con Petlura contra el poder soviético; se colocó luego de parte de ese poder; y actualmente no sólo se volvió contra la autoridad de los soviets, sino contra la revolución en general. ¿De qué habla Grigorief en sus declaraciones? En las primeras palabras de su manifiesto universal proclama que Ucrania está regida actualmente por los que crucificaron a Cristo y por las gentes surgidas de los bajos fondos de Moscú. ¡Hermanos! ¿No véis en eso un llamado a los pogroms antisemitas? ¿Es que no sentís que el deseo del Ataman Grigorief es desgarrar los lazos fraternales que unen a la Ucrania revolucionaria con la Rusia revolucionaria? Grigorief nos habla también de manos rudas del trabajo, de la santa labor, etc. ¿Pero quién no habla ahora del santo trabajo y del bien del pueblo? Hasta los blancos afirman que proceden violentamente contra nosotros y nuestra región porque defienden la causa del pueblo trabajador. Pero sabemos, sin embargo, a qué atenernos y qué bienes dan al pueblo cuando se sienten definitivamente sus dueños.
Grigorief dice que lucha contra los comisarios por el verdadero poder de los soviets, Pero en el mismo manifiesto escribe: Yo, el ataman Grigorief ... he aquí mis órdenes: elegid vuestros comisarios. Y algunas líneas más adelante Grigorief, que se dice enemigo de la lucha armada, anuncia que va a hacer una leva de tropas y envía mensajeros a Kiev y a Karkof declarando: Exijo que sean ejecutadas mis órdenes, del resto me ocuparé yo mismo. ¿Qué es esto? ¿Es eso el verdadero poder del pueblo? Pero si hasta el zar Nicolás creía también que su autoridad era verdaderamente la del pueblo. ¿O bien el ataman Grigorief cree quizás que sus órdenes no significarán una dominación ejercida contra el pueblo y supone que sus comisarios no serán comisarios, sino ángeles? ¡Hermanos! ¿No sentís que una banda de aventureros os incita a levantaros unos contra otros, que trata de llevar el desorden a vuestras filas y de aprovechar ese desorden para forjar con vuestras manos nuevas cadenas que os entregarán a ellos atados de pies y manos? ¡Atención! El traidor Grigorief, que ha logrado dar un golpe muy grave a la revolución, da al mismo tiempo la señal de una sublevación de la burguesía. Aprovechando el movimiento de reacción organizado por él, Petlura trata ya de penetrar entre vosotros por Galitzia y Denikin por el Don. ¡Ay del pueblo ucraniano si no pone fin inmediatamente a todas estas aventuras!
¡Hermanos campesinos, obreros e insurrectos! Muchos de vosotros os preguntaréis ¿qué hacer con los numerosos revolucionarios que han combatido lealmente por la causa de la revolución y que a consecuencia de la traición de Grigorief se encuentran actualmente enrolados bajo su vergonzosa bandera? ¿Será preciso considerarlos como contrarrevolucionarios? De ningún modo. Esos camaradas son víctimas de un engaño. Estamos persuadidos de que su instinto revolucionario les demostrará que han sido engañados por Grigorief y lo abandonarán para reintegrarse a las filas de la revolución.
Debemos decir también que las causas del movimiento de Grigorief hay que buscarlas no sólo en Grigorief mismo, sino también, y en mayor grado, en el desorden que ha reinado en Ucrania en los últimos años. Desde que llegaron los bolcheviques y establecieron la dictadura de su partido, y como partido del Estado se apresuraron a establecer órganos gubernamentales a fin de dirigir al pueblo revolucionario. Todo debe estarles sometido y pasar bajo su contralor vigilante. Todo intento de resistencia, de protesta o de iniciativa independiente ha sido sofocado por sus comisiones extraordinarias. Para colmo, todos esos órganos gubernamentales están compuestos por personas extrañas al trabajo y a la revolución. De esta manera el pueblo revolucionario ha caído bajo el control de gentes absolutamente alejadas de las clases trabajadoras que ejercen sobre ellas un régimen caprichoso y violento. Esta es la dictadura del partido de los bolcheviques comunistas. Provocó en las masas populares una irritación, un movimiento de protesta y una animosidad contra el orden existente que Grigorief aprovechó para lanzarse a su aventura. Grigorief es traidor a la revolución y enemigo del pueblo. Pero el partido de los comunistas bolcheviques no es menos enemigo del pueblo trabajador. Por su dictadura ha provocado en las masas populares una irritación y un odio del que se aprovechó Grigorief hoy, y del que se aprovechará mañana algún otro aventurero. Por eso, al desenmascarar la traición del ataman Grigorief a la causa de la revolución, declaramos al mismo tiempo al partido comunista responsable del movimiento de Grigorief.
Queremos recordar una vez más al pueblo laborioso que no tiene que esperar la liberación de la opresión, de la miseria y de la violencia que sufre, más que de sí mismo. Ningún cambio de poder podría ayudarle en esa tarea. Sólo por medio de sus propias organizaciones libres de campesinos y de obreros llevarán a cabo los trabajadores la revolución social, la libertad y la igualdad efectiva. ¡Muerte y perdición a los traidores y enemigos del pueblo! ¡Abajo el odio de razas! ¡Abajo los agentes provocadores! ¡Viva la unión general de obreros y campesinos! ¡Viva la comuna universal libre y trabajadora!
Firmado: Consejo del Estado Mayor de las tropas de Batko Machno. Miembros: Batko Machno, A. Tohubenko, Mikhaleff-Pavlenko, A. Olkovik, L. Tchoutchko, E. Karpenko, M. Pusanof, V. Charovsky, P. Archinoff, B. Veretelnikof.
Han aprobado también los Comités Ejecutivos del soviet de los delegados de los obreros, campesinos y guardias rojos de la ciudad de Alexandrovsk; Andruschenko: presidente del Consejo Ejecutivo del distrito, Chpota: jefe de la sección administrativa, A. Bondar: miembro del Comité Ejecutivo del soviet de la ciudad y Comisario Político.
Esta proclama fue impresa en gran número de ejemplares y distribuida entre los campesinos y las tropas del frente; apareció también en el órgano principal de los guerrilleros machnovistas Put K Soobode y en el periódico anarquista Nabat (Campana de alarma).
La aventura de Grigorief llevó a varios pogroms antisemitas, de los cuales el de Elisabetgrad, fue particularmente terrible. Las grandes masas revolucionarias abandonaron pronto a Grigorief. Los campesinos no podían sostenerlo mucho tiempo porque veían su falta absoluta de seriedad. Grigorief no conservó más que algunos millares de hombres y se atrincheró en el fondo del distrito de Alexandria, en la provincia de Kerson. No obstante, su empresa había preocupado seriamente a los bolcheviques. Pero no bien éstos conocieron la posición de la región de Gulai-Polé, se tranquilizaron. Las autoridades soviéticas anunciaron con gran estruendo que los machnovistas habían condenado la rebelión de Grigorief. Las autoridades trataban de aprovechar la actitud adoptada por éstos para emprender una vasta campaña contra el ataman. El nombre de Machno era citado en todo momento en la prensa soviética. Sus despachos eran constantemente reimpresos. Se lo condecoraba con el título de verdadero defensor de la revolución de obreros y campesinos. Se trataba de alarmar a Grigorief difundiendo falsas noticias, como por ejemplo que estaba cercado por las tropas de Machno y no tardaría en ser hecho prisionero o simplemente aniquilado.
Sin embargo, estas adulaciones no debían durar mucho. En cuanto desapareció el peligro representado por Grigorief, se reanudó la propaganda antimachnovista de los bolcheviques.
Trotsky, que llegó a Ucrania en aquel momento, definió el tono de la campaña: el movimiento de los guerrilleros no era otra cosa que un movimiento de kulaks que trataban de establecer su poder en la comarca. Todos los discursos de los machnovistas y de los anarquistas sobre la comuna libre de los trabajadores no equivalían más que a un engaño de guerra, mientras que en realidad los machnovistas y los anarquistas aspiraban a introducir su propia autoridad anarquista que, al fin de cuentas, iría a parar a los kulaks (en el periódico V. Puti (En Camino), N° 51, artículo de Trotsky titulado La machnovstchina.
Simultáneamente con esa campaña de difamación se reforzó al extremo la vigilancia o mejor dicho el bloqueo a la región de los guerrilleros. Los obreros revolucionarios, atraídos por sus simpatías hacia la región altiva e independiente, desde los más lejanos parajes de Rusia -de Moscú, de Petrogrado, de Ivanovo, Vosnossensk, del Volga, del Ural y de Siberia- lograban penetrar en ella con grandes dificultades. El envío de municiones y cartuchos y otros materiales indispensables, empleados cotidianamente en el frente, cesó completamente. Grossmann-Rostchin, que había llegado de Karkof a Gulai-Polé quince días antes, en el momento de la rebelión de Grigorief, había sido informado de la difícil situación del frente debido a la falta de municiones. Rostchin pareció prestar atención a esas informaciones y se comprometió a hacer lo posible en Karkof para que se enviara de inmediato lo necesario. Pero quince días después de su partida no había llegado ningún envío de municiones y la situación se hizo insostenible. En ese momento las tropas de Denikin recibían un refuerzo considerable, precisamente en el sector en cuestión, por la llegada de los cosacos del Kuban y de los destacamentos formados en el Cáucaso.
¿Se daban cuenta los bolcheviques de las consecuencias que sus acciones tendrían para la situación ya tan complicada en Ucrania?
Ciertamente, se daban perfecta cuenta. Habían adoptado la táctica del bloqueo a fin de aniquilar el poder militar de la región. Naturalmente, es mucho más fácil luchar con adversarios desarmados. Pero al mismo tiempo los bolcheviques no comprendieron cuál era la situación general en toda la región del Donetz. Desconocían la situación del frente y de las fuerzas de que disponía Denikin; hasta ignoraban sus planes. Y sin embargo formidables contingentes militares habían sido enrolados, adiestrados y organizados, en el Cáucaso, en las regiones del Don y del Kuban en vista de una ofensiva general contra la revolución. La resistencia tenaz ejercida antes, durante cuatro meses, por la región de Gulai-Polé había impedido a las tropas de Denikin efectuar marchas forzadas hacia el norte, porque esta región constituía un peligro para su ala izquierda. Las tentativas encarnizadas hechas durante cuatro meses por el general Chkuro no habían logrado eliminar esa amenaza. Pero con una energía tanto más grande los denikianos prepararon la segunda campaña, que comenzó en el mes de mayo de 1919, con un despliegue de fuerzas que no esperaban los machnovistas. Los bolcheviques no sabían nada de esto, o no querían saberlo, preocupados como estaban por la lucha contra la machnovstchina.
De este modo la región libre, y la Ucrania entera con ella, se vieron amenazadas por dos frentes a la vez. El Consejo Revolucionario de Gulai-Polé, teniendo en cuenta la gravedad de la situación, decidió convocar un congreso extraordinario de campesinos, obreros, insurrectos y soldados rojos de varias regiones, principalmente de las provincias de Ekaterilloslav, de Karkof, de Tauride, de Kerson y de Donetz. Este congreso debía examinar la situación general, visto el peligro representado por las fuerzas contrarrevolucionarias de Denikin y la ineptitud de las autoridades soviéticas para tomar medidas tendientes a solucionar la situación. El congreso debía determinar las tareas inmediatas y las medidas prácticas a tomar por los trabajadores para remediar el estado de cosas.
He aquí el texto del manifiesto dirigido con ese motivo por el Consejo Revolucionario Militar a los trabajadores de Ucrania:
CONVOCATORIA DEL CUARTO CONGRESO EXTRAORDINARIO DE LOS DELEGADOS DE LOS CAMPESINOS, OBREROS Y GUERRILLEROS.
(Telegrama N° 416)
A todos los Comités Ejecutivos de distritos, de cantones, de comunas y de aldeas de Ekaterinoslav, de Tauride y de las regiones vecinas:
A todos los destacamentos de la primera división insurreccional de Ucrania, de Batko Machno.
A todas las tropas del ejército rojo dispuestas en las mismas regiones.
¡A todos, a todos, a todos!
En su sesión del 30 de mayo, el Comité Ejecutivo del Consejo Revolucionario Militar, habiendo examinado la situación del frente, determinada por la ofensiva de las bandas de los blancos, y considerando el estado general político y económico del poder soviético, llegó a la conclusión de que sólo las masas laboriosas mismas, y no las personas o los partidos, pueden hallar una salida. Es por eso que el Comité Ejecutivo del Consejo Revolucionario Militar de la región de Gulai-Polé ha decidido convocar un Congreso extraordinario para el 15 de junio en Gulai- Polé.
Modo de elección. 1) Los campesinos y los obreros elegirán un delegado por cada tres mil habitantes. 2) Los guerrilleros y los soldados rojos delegarán un representante por unidad de tropas (regimiento), división, etc. 3)Los Estados Mayores: el de la división de Batko Machno, dos delegados; los de las brigadas uno cada una. 4) Los Comités Ejecutivos de distritos enviarán un delegado por fracción (representación de partido). 5) Las organizaciones de los partidos en los distritos -las que admiten los fundamentos del régimen soviético- enviarán un delegado por organización.
Advertencias. a) Las elecciones de los delegados de los obreros y campesinos tendrán lugar en asambleas generales del pueblo, cantón, fábrica o taller; b} las asambleas separadas de miembros de los soviets o de los Comités de esas unidades no podrán proceder a esas elecciones; c) dado que el Consejo Revolucionario Militar no posee los medios necesarios, los delegados deberán venir provistos de víveres y de dinero.
Orden del día. a) Informe del Comité Ejecutivo del Consejo Revolucionario Militar e informes de los delegados; b) la actualidad; c) el fin, la misión y las tareas del Soviet de delegados de los campesinos, obreros, guerrilleros y soldados rojos de la región de Gulai- Polé; d) reorganización del Consejo Revolucionario Militar de la región; e) organización militar de la región; f) cuestiones de avituallamiento; g) cuestión agraria; h) cuestiones financieras; i) de las uniones de campesinos trabajadores y obreros; j) cuestiones de seguridad pública; k) establecimiento de instituciones judiciales en la región; I) asuntos varios.
Firmado: El Comité Ejecutivo del Consejo Revolucionario Militar.
Gulai-Polé, 31 de mayo de 1919.
En cuanto fue lanzado este manifiesto los bolcheviques comenzaron una campaña militar en regla contra la gulaipolstchina.
Mientras las tropas de los guerrilleros perdían muchos hombres, resistiendo los asaltos de los cosacos de Denikin, los bolcheviques, a la cabeza de varios regimientos, irrumpían en las aldeas septentrionales de la región insurrecta, prendían y ejecutaban sumarísimamente a los trabajadores revolucionarios, destruían las comunas establecidas en la región y las organizaciones análogas. Indudablemente, la responsabilidad de esta agresión, recae en Trotsky, que había llegado en esos momentos a Ucrania. Se imagina uno sin dificultad cuáles fueron sus sentimientos cuando vio una región independiente, y oyó el lenguaje de una población que vivía libremente y no prestaba atención alguna al poder nuevo, cuando leyó los periódicos de ese pueblo libre en los que se hablaba de él simplemente -sin temor ni respeto- como de un funcionario de Estado. El, que había amenazado con barrer con una escoba de hierro a todos los anarquistas de Rusia, no podía experimentar sino una ciega irritación, propia de los estatólatras de su género. Una serie de órdenes suyas diñgidas contra los machnovistas están impregnadas por ese odio.
Con habilidad extraordinaria, Trotsky se puso a liquidar el movimiento machnovista.
Primero publicó la orden siguiente en respuesta al manifiesto del Consejo Revolucionario Militar de Gulai-Polé:
ORDEN N° 1824 DEL CONSEJO REVOLUCIONARIO MILITAR DE LA REPÚBLICA.
-14 DE JUNIO DE 1919. - KARKOF.
A todos los Comisarios militares y a todos los Comités Ejecutivos de los distritos de Alexandrovsk, de Mariopol, de Berdiansk, de Bakmut, Pavlograd y Kerson.
El Comité Ejecutivo de Gulai-Polé, de acuerdo con el Estado Mayor de la brigada de Machno, trata de convocar para el 15 del mes corriente un congreso de los soviets y de los insurrectos de los distritos de Alexandrovsk, Mariopol, Berdiansk, Melitopok, Bakmut y Pavlograd. Dicho congreso está dirigido contra el poder de los soviets en Ucrania y contra la organización del frente sur al que pertenece la brigada de Machno. Este congreso no podría tener otro resultado que provocar alguna nueva revuelta infame del género de la de Grigorief y abrir, entregar el frente a los blancos, ante los cuales la brigada de Machno no hace sino retroceder sin cesar, por la incapacidad, las tendencias criminales y la traición de sus jefes.
1°) Se prohíbe constituir dicho congreso, que no será permitido en ningún caso.
2°) Toda la población campesina y obrera deberá ser prevenida oralmente y por escrito de que la participación en dicho congreso será considerada como un acto de alta traición contra la República de los soviets y el frente.
3°)Todos los delegados a dicho congreso deberán ser arrestados de inmediato y llevados ante el Tribunal Revolucionario Militar del 14° (antes 2°) ejército de Ucrania.
4°) Las personas que difundan los manifiestos de Machno deberán ser arrestadas.
5°) La presente orden adquiere fuerza de ley por vía telegráfica y debe ser ampliamente proclamada en todas partes, hecha conocer en todos los lugares públicos y remitida a los representantes de los Comités Ejecutivos de los cantones y de las ciudades, así como a todos los representantes de las autoridades soviéticas, a los comandantes y Comisarios de las unidades de tropas.
Trotsky, presidente del Consejo Militar Revolucionario de la República.
Vatzetis, comandante en jefe. - Aralof, miembro del Consejo Militar Revolucionario de la República. - Kochkaref, Comisario militar de la región de Karkof.
Este documento es verdaderamente clásico. Quien se ocupe del estudio de la revolución rusa deberá aprenderlo de memoria. Pero, con cuanta claridad dos meses antes, los campesinos revolucionarios, en la famosa respuesta a Dybenko antes citada, parecían prever esta orden 1824. Planteaban las siguientes cuestiones a los bolcheviques:
¿Pueden existir leyes promulgadas por algunas personas que se autodefinen revolucionarias, que permitan poner a un pueblo más revolucionario que ellas fuera de la ley? El artículo 2° de la orden de Trotsky responde con precisión que pueden existir leyes semejantes y que la orden 1824 es un ejemplo.
¿Existe una ley -preguntaban luego los revolucionarios de Gulai-Polé- según la cual un revolucionario tiene derecho a aplicar las penas más rigurosas a la masa revolucionaria de que se dice defensor, y eso por el simple hecho de que la masa en cuestión ha conquistado sin el permiso de ese revolucionario los bienes prometidos por él: la libertad y la igualdad? El mismo artículo 2° de la orden promulgada por Trotsky responde afirmativamente: la población campesina y obrera entera es declarada culpable de alta traición en caso de que se atreva a participar en su propio congreso libre.
Las leyes de la revolución ¿ordenan fusilar a un delegado porque cree de su deber ejercer el mandato que le confirió la masa revolucionaria que lo eligió? La orden de Trotsky declara (artículos 3° y 4°) que, no sólo los delegados que se esfuercen por ejecutar las instrucciones recibidas de las masas revolucionarias, sino también los que acaban de ser elegidos y que no han tenido aún tiempo de ocuparse de un mandato deberán ser arrestados y fusilados. (Ser llevados ante el Tribunal Militar Revolucionario del ejército y fusilado equivalía a lo mismo -y esto es lo que sucedió a Kostin, a Polunin, a Dobrolubof y a otros que fueron llevados ante el Tribunal del ejército y fusilados bajo la inculpación de haber discutido el manifiesto del Consejo Militar del Consejo de Gulai-Polé-.
El documento entero representa una usurpación de tal modo evidente de los derechos de los trabajadores que es inútil insistir más sobre ello.
Sin detenerse a estudiar la cuestión atentamente y según la versión corriente, Trotsky consideró a Machno responsable de lo que pasaba en Gulai-Polé y de las disposiciones revolucionarias de la región. Hasta había descuidado observar que el congreso estaba convocado, no por el Estado Mayor de la brigada de Machno, ni tampoco por el Comité Ejecutivo de Gulai-Polé, sino por un órgano perfectamente independiente de ambos, por el Consejo Militar Revolucionario de la región.
Es significativo que en su orden 1824 Trotsky insinúa ya la traición de los jefes machnovistas que, dice, retroceden sin cesar ante los blancos. Algunos días después, él y toda la prensa comunista pregonaron la pretendida apertura del frente a las tropas de Denikin.
Hemos visto ya que ese frente había sido formado por los esfuerzos y sacrificios de los campesinos insurrectos. Había nacido en un momento particularmente heroico de su epopeya -cuando la comarca fue liberada de todo género de autoridades-. Se instalaron al suroeste como centinelas valientes, defensores de la libertad conquistada. Durante más de seis meses, los insurrectos revolucionarios habían opuesto por esa parte un dique a una de las corrientes más vigorosas de la contrarrevolución monárquica; habían sacrificado varios millares de sus mejores hombres, echado mano a todos los recursos de la región, preparándose a defender à outrance su libertad y resistiendo a la contrarrevolución, que planeaba un ataque general. El despacho de Kamenef, citado más arriba y que fue enviado con motivo de la revuelta de Grigorief, demuestra claramente el grado en que el frente en cuestión -aún en los últimos tiempos- era obra de los guerrilleros principalmente. El delegado plenipotenciario de Moscú solicitaba a Machno las informaciones necesarias sobre la disposición de las tropas insurreccionales en el frente sobre Denikin. Dirigía ese pedido a Machno, porque no podía obtener en Karkof, donde se encontraba en ese momento, las informaciones deseadas, ni por medio del comisariado militar, ni por medio del comandante en jefe. Es indudable que Trofsky estaba menos informado todavía sobre el frente denikiniano, pues llegó a Ucrania cuando en ésta ya habían surgido algunos focos contrarrevolucionarios. Pero como necesitaba una justificación formal para la campaña criminal que emprenderÍa contra el pueblo en revolución, con cinismo increíble declaró al congreso de campesinos, obreros y guerrilleros proyectado para el 15 de junio, hostil a la organización y al fortalecimiento del frente sur. Por tanto, los campesinos y los guerrilleros que hicieron todo la posible para asegurar ese frente, o invitaron a todos aquellos que eran capaces de tomar las armas a unirse voluntariamente para su defensa (resoluciones adoptadas en el segundo Congreso regional del 12 de febrero de 1919 sobre la movilización voluntaria e igualitaria de diez clases), ¡esos mismos campesinos y guerrilleros habrían de pensar en conspirar contra su propio frente! Se habría podido creer que esas afirmaciones procedían de gente mentalmente insana. No, eran afirmaciones de hombres sanos, pero habituados a considerar al pueblo con un cinismo sin límites.
La orden de Trotsky que acabamos de citar no fue comunicada por las autoridades soviéticas al Estado Mayor de los machnovistas, que tuvieron conocimiento de ella -fortuitamente- solo dos o tres días después. Machno respondió en el momento por vía telegráfica, declarando que quería abandonar su puesto de comandante en vista de la absurdo de la situación. Lamentamos no disponer del texto de ese telegrama.
Como se dijo más arriba, la orden de Trotsky adquiría fuerza de ley por vía telegráfica. Los bolcheviques se dedicaron a ejecutarla manu militari en todas partes. Las asambleas de los obreros de las fábricas de Alexandrovsk, donde se trataba del manifiesto lanzado por el Consejo Militar Revolucionario, de la región de Gulai-Polé, fueron dispersadas por la fuerza de las armas y declaradas fuera de la ley. En cuanto a los campesinos, se les amenazó simplemente con pasarlos por las armas y ahorcarlos. En diferentes lugares varias personas -Kostin, Polunin, Dobrolubof, etc.- fueron detenidos, inculpados de haber difundido el manifiesto del Consejo y ejecutados sin forma alguna de proceso.
Aparte de la orden 1824, Trotsky publicó otras numerosas circulares a las unidades del ejército rojo, comprometiéndolo para destruir la machnovstchina desde sus raíces. Además dio órdenes secretas incitando a apoderarse a todo precio de la persona de Machno, de los miembros de su Estado Mayor, así como de los militantes pacíficos que se ocupaban de la parte cultural del movimiento y llevarlos al consejo de guerra, es decir, condenarlos a muerte.
Según el testimonio de un personaje que había comandado varias divisiones del ejército rojo, y de acuerdo a las expresiones de ciertos jefes militares entonces al servicio de los bolcheviques, Trotsky habría formulado una línea de conducta con respecto a la machnovstchina que puede resumirse así: vale más ceder Ucrania entera a Denikin que permitir una expansión del movimiento machnovista; el movimiento de Denikin eminentemente contrarrevolucionario, podría fácilmente ser comprometido por medio de la propaganda de clase, mientras que la machnovstchina se desarrolla en el fondo mismo de las masas y las subleva precisamente contra nosotros.
Algunos días antes de tales acontecimientos Machno hizo saber al Estado Mayor y al Consejo que los bolcheviques habían desguarnecido el frente en la sección de Grichino y que facilitaban de ese modo a las tropas de Denikin al acceso a la región de Gulai-Polé por el flanco de la parte noroeste. Y en efecto, las unidades de cosacos invadieron la región, no por la parte del frente de los guerrilleros, sino por la izquierda, donde estaban dispuestas las fuerzas del ejército rojo. El ejército machnovista, que mantenía el frente Mariopol-Kuteinikovo-Taganrog, se encontró rodeado por las tropas de Denikin, que penetraron en el corazón mismo de la región.
Hemos dicho ya que los campesinos esperaban un ataque general de Denikin, se preparaban para ello y habían resuelto hacerle frente mediante una movilización voluntaria de diez clases. Desde el mes de abril los campesinos de algunas aldeas habían enviado a Gulai-Polé muchos hombres. Pero se carecía de armas y municiones. Hasta las antiguas tropas que se hallaban en el frente carecían de cartuchos y emprendían con frecuencia ataques contra los blancos con el único fin de procurárselos. Los bolcheviques, que se habían comprometido en virtud del acuerdo concluido, a proveer a los guerrilleros con el avituallamiento militar, habían comenzado desde el mes de abril su labor de sabotaje y de bloqueo. Por eso fue imposible equipar nuevas tropas, a pesar de la llegada de los reclutas voluntarios y esta deficiencia se sintió cuando Denikin atacó.
En una sola jornada, los campesinos de Gulai-Polé formaron un regimiento destinado a la defensa de la población. Debieron armarse para el efecto, de utensilios primitivos: hachas, picos, viejas carabinas, fusiles de caza, etc. Se pusieron en marcha al encuentro de los cosacos, tratando de detener su avance. A quince kilómetros, aproximadamente, de Gulai-Polé tropezaron con importantes fuerzas de cosacos del Don y del Kuban. Los militantes de Gulai-Polé entablaron contra ellos una lucha encarnizada, pero murieron casi todos, inclusive su comandante, B. Veretelnikof, obrero de las fábricas Putilof de Petrogrado, nativo de Gulai-Polé. Una verdadera avalancha de cosacos desbordó sobre Gulai-Polé y la ocupó el 6 de junio de 1919. Machno, con el Estado Mayor y un destacamento que no tenía más que una sola batería retrocedió hasta la estación de Gulai-Polé, a unos siete kilómetros, más o menos, del pueblo; pero por la noche se vio obligado igualmente a abandonar la estación. Habiendo organizado todas las fuerzas de que podía disponer aún, Machno consiguió emprender al día siguiente una ofensiva contra Gulai-Polé y desalojó al enemigo. Pero no quedó dueño de la población más que muy poco tiempo; una nueva ola de cosacos lo obligó a abandonarla otra vez.
Es de notar que los bolcheviques, después de haber dirigido varias órdenes contra los machnovistas, al principio se comportaron como si nada pasara. Era una maniobra que tenía por fin seguramente tomar prisioneros a los dirigentes del movimiento. Con fecha 7 de junio enviaron a Machno un tren blindado, recomendándole que resistiera hasta las últimas consecuencias y prometiéndole otros refuerzos. En efecto, algunos destacamentos del ejército rojo acudieron al día siguiente hacia la parte de Tchaplino en Gaitchur, distante unos veinte kilómetros de Gulai-Polé; con ellos llegaron el Comisario de los ejércitos Majlauk, Vorochilof y otros. Se estableció un contacto entre los comandantes del ejército rojo y los guerrilleros; se creó una especie de Estado Mayor común a ambos campos. Majlauky Vorochilof se encontraban en el mismo tren blindado que Machno y dirigían de acuerdo con él las operaciones militares. Pero al mismo tiempo Vorochilof tenía orden de Trotsky de detener a Machno y los otros jefes responsables de la machnovstchina, desarmar a las tropas de los insurrectos y fusilar a los que se resistieran. Vorochilof no esperaba más que el momento propicio para ejecutar su misión. Pero Machno fue advertido a tiempo y comprendió la que debía hacer. Examinada la situación y visto que podían sucederse de un día a otro sangrientos acontecimientos, creyó que la mejor sería abandonar su puesto se comandante del frente insurreccional. Hizo conocer su opinión al Estado Mayor de los guerrilleros, añadiendo que su trabajo en las filas en calidad de simple voluntario sería más útil en ese momento. Envió al comandante superior soviético una declaración escrita, que se reproduce íntegra.
Estado Mayor del 14° ejército, Vorochilof, Karkorf. Presidente del Consejo Revolucionario Militar, Trotsky, Moscú. Lenin, Kamenef.
A consecuencia de la orden 1824 del Consejo Militar Revolucionario de la República envié al Estado Mayor del 2° ejército y a Trotsky un despacho con el ruego de dispensarme del puesto que ocupo actualmente. Ahora reitero mi declaración y he aquí las razones en que creo deber apoyarla. A pesar de que con los guerrilleros he hecho la guerra solo a las bandas de los blancos de Denikin, no predicando al pueblo más que amor a la libertad y a la acción propia, toda la prensa soviética oficial, así como la del partido de los comunistas bolcheviques, difunde contra mí rumores indignos de un revolucionario. Se ha tratado de hacer de mí un bandido, un cómplice de Grigorief, un conspirador contra la República de los soviets que aspira a restablecer el orden capitalista. En un artículo titulado La Machnovstchina (periódico V. Put, número 51) Trotsky plantea la pregunta: ¿Contra quién se levantarán los insurrectos machnovistas? Y se ocupa de demostrar que en realidad la machnovstchina no sería más que un frente de batalla dirigido contra el poder de los soviets. No dice una palabra del verdadero frente contra los blancos, de una extensión de más de cien kilómetros y donde los guerrilleros han sufrido desde hace seis meses y sufren todavía pérdidas innumerables. La orden 1824 ya mencionada me declara un conspirador contra la República de los soviets y un conspirador estilo Grigorief.
Creo que pertenece al derecho inviolable de los obreros y de los campesinos, derecho conquistado por la revolución, la convocación de un congreso por sí mismos para debatir y decidir asuntos privados o generales. Por eso la prohibición hecha por la autoridad central de convocar tales congresos, la declaración que los proclama ilícitos (orden 1824), es una violación directa e insolente de los derechos de las masas trabajadoras.
Me doy perfectamente cuenta del punto de vista de las autoridades centrales sobre mi misión. Estoy íntimamente persuadido que esas autoridades consideran el movimiento insurreccional en su conjunto como incompatible con su actividad estatal. Al mismo tiempo las autoridades centrales creen que ese movimiento está estrechamente unido a mi persona y me honra con su resentimiento y su odio hacia el movimiento de los guerrilleros. Nada podría demostrarlo mejor que el artículo de Trotsky de que acaba de hablarse y en el cual, al presentar conscientemente calumnias y mentiras, da pruebas de una animosidad dirigida contra mí personalmente.
Esa actitud hostil, y que se vuelve naturalmente agresiva, de las autoridades centrales hacia el movimiento insurrecional lleva ineluctablemente a la creación de un frente interior particular, pues a ambos lados deberán encontrarse las masas trabajadoras que hacen la revolución. Considero esta eventualidad como un crimen inmenso hacia el pueblo trabajador, crimen que no podría nunca perdonarse y yo creo que mi deber es hacer lo posible por contrarrestarlo. El medio más seguro para evitar que las autoridades no cometan ese crimen consiste, según mi opinión, en el abandono del puesto que ocupo. Supongo que, hecho esto, las autoridades centrales cesarán de lanzar sobre mí y sobre los guerrilleros la sospecha de tramar conspiraciones antisoviéticas y acabarán por considerar la insurrección de Ucrania desde un serio punto de vista revolucionario, como una tribu hostil con la cual se han tenido hasta el presente relaciones hipócritas, regateándole las municiones y hasta saboteándole todo avituallamiento, merced a lo cual los insurrectos tuvieron que sufrir a menudo pérdidas innumerables en hombres y en territorio ganado en la revolución, lo que habría podido ser evitado fácilmente si las autoridades centrales hubieran aceptado otra táctica. Pido que se venga a recibir la entrega de mis informes y de mis asuntos.
Batko Machno, Gaitchur, 9 de junio de 1919
Los destacamentos de guerrilleros se encontraban más allá de Mariopol, habían retrocedido basta Pologui y Alexandrovsk. Machno llegó hacia ellos de un modo inesperado, arrancándose a los tentáculos con que lo habían envuelto los bolcheviques en Gaitchur. Allí, el jefe del Estado Mayor de los guerrilleros, Ozerof, los miembros del Estado Mayor, Mikhalieff-Pavlenko, Burbyga y varios miembros del Consejo Militar Revolucionario fueron arrestados y muertos por los bolcheviques. Esa fue la señal de numerosas ejecuciones de machnovistas caídos en esa época en manos de los comunistas.
La situación de Machno se hacía cada vez más difícil. Tenía que abandonar por completo sus destacamentos, con los que había vivido los más duros momentos de la revolución en Ucrania, o bien llamarlos a la lucha contra los bolcheviques. Esta última posibilidad, vista la ofensiva decisiva de los ejércitos de Denikin, aparecía absolutamente inaceptable a Machno. Entonces, con la inteligencia y el sentido que le eran propios, resolvió la dificultad. Dirigió una proclama a los guerrilleros ilustrando la situación, declaró que abandonaba por el momento su puesto de comandante y exhortó a los guerrilleros a combatir con la misma energía contra las tropas de Denikin, sin que les importara el hecho de que durante cierto tiempo se encontrasen bajo el comando del Estado Mayor bolchevique.
Después de conocida la proclama la mayoría de los guerrilleros permaneció en sus puestos bajo el comando rojo y constituyendo parte del ejército rojo.
Pero al mismo tiempo los comandantes de los destacamentos guerrilleros se comprometieron mutuamente a esperar el momento propicio para reunirse bajo las órdenes de Machno sin poner en peligro el frente exterior. (Como veremos más adelante, ese momento fue escogido por los guerrilleros con una precisión asombrosa).
Después Machno desapareció con un pequeño destacamento de caballería. Los regimientos de los guerrilleros, vueltos a ser denominados regimientos rojos y bajo las órdenes de sus jefes habituales -Kalachnikof, Jurilenko, Klein, Dermendi- continuaron haciendo frente a las tropas de Denikin impidiéndoles entrar en Alexandrovsk y en Ekaterinoslav.
Hasta último momento los bolcheviques, no se dieron cuenta de las verdaderas dimensiones de la invasión de Denikin. Algunos días antes de la caída de Karkof y de Ekaterinoslav, Trotsky declaró que Denikin no era un adversario digno de ser temido y que Ucrania no estaba de ningún modo en peligro. Es verdad que al día siguiente se vio forzado a admitir que habiendo adquirido un conocimiento más vasto del estado de cosas, debía retirar sus afirmaciones de la víspera y reconocer que Karkof se encontraba bajo una gran amenaza. Pero eso fue hecho cuando ya todo el mundo vio que Ucrania estaba perdida. Ekaterinoslav sucumbió a fines del mes de junio, Karkof sufrió la misma suerte quince días más tarde.
Los bolcheviques se ocuparon, no de la ofensiva o de la defensa siquiera, sino únicamente de la evacuación de Ucrania. Todas las tropas del ejército rojo fueron empleadas en esa labor. Ucrania entera fue entregada literalmente al enemigo sin combatir.
Entonces se hizo claro para todos que los bolcheviques abandonaban a Ucrania, pensando únicamente en llevar tras sí el mayor número de hombres y de material posible. Machno juzgó entonces que había llegado el momento de tomar la iniciativa en la lucha contra la contrarrevolución y de obrar como fuerza revolucionaria independiente contra Denikin y contra los bolcheviques a la vez. Se dio orden a los destacamentos guerrilleros, que habían estado temporalmente a las órdenes de los jefes del ejército rojo, de destituir a sus jefes y de agruparse bajo las órdenes de Machno.
Notas
(1) Al mismo tiempo que el despacho de Kamenef, fue recibido otro a nombre de Machno, procedente de Grossmann-Rostchin, anarquista sovietista, y que hablaba del mismo hecho.
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