Indice de La asonada militar de 1913 del General Juan Manuel Torrea | Capítulo Trigésimo octavo. Consideraciones finales | Biblioteca Virtual Antorcha |
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LA ASONADA MILITAR DE 1913 General Juan Manuel Torrea CAPÍTULO TRIGÉSIMO NONO El episodio había terminado ... Se dispuso la disolución del grupo de tropas leales, refundiéndolas en diversos elementos de otras zonas. Para dar fin a estos apuntes, quiero recordar las frases sinceras del Attaché Militar Norteamericano, Capitán Sturtevan, quien con relación a la intromisión de la política en el Ejército, se expresó en los siguientes términos: En los Estados Unidos el carácter militar no significa la pérdida de los derechos civiles, pero el deber de los Oficiales Norteamericanos es el de sostener y apoyar al Gobierno constituído y aun cuando no recuerdo ninguna especificación contenida en la Ordenanza Militar que les prohiba terminantemente mezclarse en política, todos los Oficiales se abstienen por completo de participar activamente en asuntos que están en pugna con las obligaciones por ellos adquiridas. Por lo demás, los Oficiales en los distintos puntos en que se encuentran de guarnición, residen en los fuertes o cuarteles que pertenecen al Gobierno Federal y por lo tanto, no tienen derecho de votar ni tomar participación en las elecciones de los Estados en cuyos territorios estén comprendidos dichos destacamentos; pero si por otra parte, cualquiera de ellos después de permanecer el tiempo necesario en algún Estado, territorio o condado, pudiese obtener la carta de residencia que lo autoriza para tomar participación en las elecciones presidenciales, entonces podrá acercarse libremente, como cualquier simple ciudadano, hasta las urnas electorales y depositar en ellas su voto personal, pero nunca formar parte de Clubs políticos ni hacer propaganda activa o directa en favor de algún candidato. Llevo diez y ocho años de pertenecer al Ejército y en ese lapso de tiempo jamás he votado, ni aún para Presidente de la República. Entre nosotros debemos siempre recordar al excelso General de División Donato Guerra, quien puntualizó el deber del soldado: Comprometido por ideales, devolveré las armas al Gobierno que me las confió. Mis ideas están con la revolución y mi espada al servicio del Gobierno, mientras no se me conceda la baja que he solicitado ... Y así, no obstante estar comprometido desde pretéritamente y no obstante que el Gobierno lo sabía, el Presidente Juárez le confió el mando de la caballería que habría de cortar la retirada a los sublevados de la Ciudadela el 1° de octubre de 1871, y se concretó a cumplir estrictamente con su deber militar. Yo creo que el militar para llenar sus funciones de deber, necesita poseer una abnegación absoluta, tener vocación por la carrera de las armas y colocar al deber en este orden: Patria, Ejército y Persona. Guiarse siempre por principios y hacer a un lado el interés, fue la característica de los Generales Manuel González, Donato Guerra, Bonifacio Topete, Ignacio R. Alatorre, Carlos Fuero, Pedro Troncoso y Lauro Villar, quienes no se colocaron jamás en el umbral para dar la mano al poder que se ausentaba y estrechar la del poder que nacía; sino que siempre supieron obedecer la ley. Para los Gobiernos de México ha sido cuestión ardua y difícil la elección de General en Jefe y de ella ha dependido el porvenir del Estado, pero en 1913 no sólo fue desacertada sino de completa inconveniencia y motivo de grandes críticas porque, por antecedentes que le constaban personalmente, el Secretario de Guerra sabía de lo que era capaz el designado Comandante Militar substituto del General Villar. Como saldo trágico, hubo de lamentarse la muerte de uno de nuestros Generales, el Divisionario Bernardo Reyes, que en otra época se distinguió en lo militar, que es el aspecto único de estos apuntes, como un alto mando de acción, y, que, al frente de la Secretaría de Guerra, supo imprimir al Ejército un estado bien significado de adelanto, de espíritu de arma en cada una, y exigió evolución y actividad en la maniobra y práctica de los servicios de campaña. El General Secretario debe haber sufrido hondamente cuando no se pudo suprimir la asonada, porque era un perfecto caballero, de amplia cultura. En otra situación, para mandar tropas y no frente a rebeldes, su actuación seguramente hubiera sido airosa, como lo fue, y altamente patriótica, al presentarse para combatir al invasor en la primera línea contra los norte-americanos. Otro General moría obscuramente defendiendo la Ciudadela con estricto apego al deber y lealtad a su Gobierno; y los demás Jefes y Oficiales, por efecto de la intervención de la política en el Ejército, la legalización de actos por legisladores y políticos, y la perversidad en el mando, habrían de seguir, como siguieron, por el calvario que les marcaba la disciplina, para que, al fin, y ante la deshonestidad de mandos y de funcionarios, los habría de convertir en instrumentos, primero, y en víctimas, después, por la lealtad observada.
Apuntes para la historia del Ejército Mexicano
LA TERMINACIÓNIndice de La asonada militar de 1913 del General Juan Manuel Torrea
Capítulo Trigésimo octavo. Consideraciones finales Biblioteca Virtual Antorcha