Índice de Historia de la Nación Chichimeca de Fernando de Alva IxtlilxochitlCapítulo XXIICapítulo XXIVBiblioteca Virtual Antorcha

CAPÍTULO XXIII

De cómo el tirano Maxtla hizo prender a Chimalpopoca rey de México y después lo hizo soltar y de los trances peligrosos en que se vio Nezahualcoyotzin

Visto por el rey Chimalpopoca la muerte que tuvo Tayatzin, coligió que sin duda el tirano Maxtla había sido avisado del consejo y pláticas que con Tayatzin había tenido sobre el haberse tomado y usurpado para sí el imperio Maxtla y que sus designios habían sido cogerlos a él y a Tlacateotzin juntamente con Tayatzin en las fiestas del estreno de las casas y matarlos a todos tres, como lo hizo con su hermano, si allí se hallasen que sin duda, aunque se habían escapado de este lance, los había de matar por la vía que mejor le pareciese y estando en esta confusión, procurando el mejor medio para no venir a sus manos, Tecuhtlehuacatzin, uno de los más principales caballeros de su corte y deudo suyo, le aconsejó que se armasen los dos a usanza de guerra y con insignias de hombres que se ofrecían al sacrificio de los dioses y que saliendo ataviados de esta manera fuesen al patio del templo mayor y allí tuviesen demostración de quererse sacrificar a sus dioses, con lo cual echarían de ver el intento de sus vasallos, porque sabiendo la causa de su sacrificio, si les querían bien no les consentirían, sino que antes todos se pondrían en armas para defenderle y si viesen en ellos tibieza, prosiguiesen y se sacrificasen a sus dioses, que le sería de mayor gloria morir en sacrificio que venir a las manos del tirano. Lo cual luego pusieron por obra y estando en los actos y ceremonias que en semejantes sacrificios se solían hacer, Motecuhzoma que ya era capitán general del reino e hijo suyo, yéndoles a la mano y queriendo estorbar su intento, no pudo y así dio aviso por la posta a Maxtla como supremo señor que era para que lo remediase y estorbase; el cual luego que lo supo envió a ciertos caballeros con cantidad de gente para que prendiesen al rey Chimalpopoca y que en una jaula fuerte lo pusiesen dentro de su propia ciudad con bastantes guardas y por medida le diesen la comida y Tecuhtlehuacatzin sólo fuese sacrificado. Lo cual se puso luego en efecto, de manera que no salieron con su intento Chimalpopoca y su consejero Tecuhtlehuacatzin, porque los mexicanos se veían muy faltos de fuerzas para poder resistir la furia y enojo de un tan poderoso tirano como era Maxtla. Nezahualcoyotzin tuvo aviso de su hermano Yancuiltzin de todo lo atrás referido y cómo su tío el rey Chimalpopoca quedaba preso y muy afligido y que casi apenas le daban de comer. Se determinó de ir a ver al tirano y pedirle de merced soltase a su tío y le perdonase si en algo le había ofendido; lo cual puso por obra llevando consigo a Tzontecochatzin y asimismo de vuelta de ver a su tío si otra cosa no alcanzaba. El cual llegó a la ciudad de Azcaputzalco ya noche y se fue derecho a casa de un caballero llamado Chacha que era camarero del emperador Maxtla, a quien dijo cómo venía a besarle la mano al gran señor; respondióle que fuese muy bien venido, que por la mañana le llevaría y daría orden de que le viese y así amanecido que fue, lo llevó a palacio y lo metió allá dentro de los cuartos en donde asistía Maxtla, pidiéndole este caballero diese auditorio a Nezahualcoyotzin que le venía a ver y mandándole parecer ante sí, Nezahualcoyotzin le saludó y entre otras razones, le dijo: muy alto y poderoso señor; bien entiendo y conozco, que el gran peso del gobierno del imperio de vuestra alteza le tendrá afligido y con cuidado; yo vengo a pedirle y suplicarle por el rey Chimalpopoca mi tío, a quien como pluma preciosa que estaba puesta sobre vuestra imperial cabeza, la tiene quitada y el collar de oro y pedrerías con que su real cuello adornaba lo tiene desatado y en sus manos asida y apretado; a quien suplico como rey piadoso eche en olvido la venganza y el castigo y ponga los ojos en el desdichado viejo, que está su cuerpo desflaquecido y desamparado de los bienes y fuerzas de la naturaleza. Habiendo oído estas razones Maxtla dijo a su camarero Chacha: ¿qué te parece de esto? Nezahualcoyotzin mi hijo es verdadero amigo mío, pues pide que eche en olvido mi venganza; vosotros los tepanecas ¿cuándo diréis otro tanto? Y a Nezahualcoyotzin le dijo: príncipe, no te entristezcas, que no es muerto el rey Chimalpopoca; anda a verlo y visitarlo, que yo le prendí por los alborotos que andaba haciendo y mal ejemplo que dio a la gente popular y mala nota a los mexicanos y tú Chacha, ve con él para que los de la guarda se lo dejen ver. Esta diligencia hizo Nezahualcoyotzin por ver si a su tío Chimalpopoca podía libertar de la prisión en que estaba. Despedido que fue de Maxtla Nezahualcoyotzin, se fue con el camarero a la ciudad de México Tenochtitlan a verse con su tío y Maxtla, luego que salió de su casa, envió a otro camarero suyo llamado Huecan Mécatl a que fuese a ver a Tlailótlac Tecuhtzintli, un caballero de los de su consejo y parlamento, enviándole a decir por extenso todo lo que había pasado con Nezahualcoyotzin sobre pedir la libertad de su tío Chimalpopoca y cómo era ido a verle; que le enviase su consejo, si mataría primero a Chimalpopoca y a Tlacateotzin y después a Nezahualcoyotzin, pues lo dejó muy encargado su padre el emperador, lo cual por negligencia suya se había dilatado. El consejero envió a decir que a su alteza no le diese pena, pues estaba todo debajo de su mano; que bien podía comenzar a ejecutar su rigor y justicia por donde quisiese y fuese servido; que aunque matase luego a Nezahualcoyotzin, que nadie se atrevería a irle a la mano y pues era su voluntad que muriese primero Chimalpopoca y Tlacateotzin, que así se hiciese; que Nezahualcoyotzin no se escaparía de sus manos, pues no se podía meter dentro de los árboles ni las peñas. Vistas las razones Maxtla de su consejero, no quiso por entonces matar a Nezahualcoyotzin, el cual con su sobrino Tzontecochatzin, habiéndoles dejado entrar las guardas, visitó a su tío y entre otras razones que le dijo fueron: poderoso señor, trabajos son éstos y esclavitud que padecen los príncipes y señores en el discurso de sus reinados: pague y satisfaga los lances que promete el reinar y mandar entre tiranos: de una cosa se puede consolar, que es dentro de la corte y cabecera del reino que sus padres y abuelos, Acamapichtli y Huitzilihuitile dejaron y es de tener muy gran lástima de la calamidad de sus súbditos y vasallos, pues están con tanta aflicción los mexicanos y tenochcas, hasta ver en qué ha de venir a parar esta prisión y calamidad de vuestra alteza y qué es lo que pretende hacer el tirano Maxtla, que ya yo fui a verle. Chimalpopoca le respondió: príncipe mío, qué osadía y atrevimiento es el vuestro en haber venido hasta aquí con tanto riesgo de vuestra persona a verme, que bien lo podíades haber excusado, pues no ha de ser de ningún efecto para poder atajar el rigor que contra mí quiere ejecutar Maxtla; lo que os pido y encargo es, que os juntéis con vuestro Itzcohuatzin y con vuestro primo Motecuhzoma y os aconsejéis lo que mejor os conviniere, porque tú serás el bastimento y munición de los mexicanos y aculhuas, no por vuestra negligencia los desampararéis y advertido que por donde quiera que estuviéredes, vuestra silla y asiento esté trasminado, no en algún tiempo pronuncia sentencia de muerte el tirano Maxtla; andad siempre sobre aviso y con cuidado. Dichas estas razones y otras muchas, se quitó las joyas de oro y piedras preciosas con que tenía adornada su cabeza, rostro y cuello y se las dio a su sobrino Nezahualcoyotzin y a Tzontecochatzin le dio unas orejeras y bezotes de cornelinas; con que los despidió. Idos que fueron, llegó mandato del tirano Maxtla para que lo soltasen de la prisión en que estaba el rey Chimalpopoca, lo cual se cumplió luego y las guardas fueron despedidas.

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