Índice de Compendio de la historia de México de Manuel PaynoLección XXIV de la Cuarta ParteLección XXVI de la Cuarta ParteBiblioteca Virtual Antorcha

COMPENDIO DE LA HISTORIA DE MÉXICO

Manuel Payno

Cuarta parte

HISTORIA MODERNA
Época actual
De noviembre de 1871 a mayo de 1874

LECCIÓN XXV

Nueva era presidencial.- El ministerio.- Inauguración del camino de fierro de Veracruz.- Sublevación de Lozada.- Acción de la Mojonera, cerca de Guadalajara.- Campaña de Tepic.- Captura y muerte de Lozada.- Derrota y muerte de Vallejano.


- Decidme si la nueva elección presidencial causó los mismOs trastornos que la anterior.

- Por el contrario, fue la más pacífica y espontánea de cuantaSs se han verificado en la República. Lerdo no tuvo realmente competidor, y el ejercicio de este acto importante de la democracia se ejecutó con la posible regularidad, sin que hubiesen dejado de trabajar y competir los activos e incansables partidarios del general Díaz.

El 16 de noviembre (1872), la comisión del Congreso, compuesta de los diputados Baz (Juan José), Mendoza (Justo), Carreón, Valle y Morán (Antonio), presentaron su dictamen consultando que era presidente constitucional de la República el C. Sebastián Lerdo de Tejada, por haber sido electo por 10 465 votos contra 678 que obtuvo el general Díaz y 152 diversas personas. El Congreso, a las cuatro y media de la tarde, hizo de conformidad la declaración. En 10 de diciembre prestó la protesta ante el Congreso, leyendo un discurso que le fue contestado por el presidente del Congreso, C. Nicolás Lemus, quedando, pues, desde 10 de enero de 1873 como presidente constitucional, don Sebastián Lerdo de Tejada.

- ¿Qué sucesos importantes pueden registrarse en el periodo que va corrido de la administración del nuevo presidente?

- Después de las medidas que ya se han indicado, el señor Lerdo no hizo variaciones sustanciales ni en el personal ni en la organización de la administración pública. Conservó a su lado al ministerio del señor Juárez, compuesto así:

Relaciones Exteriores, don José María Lafragua;
Hacienda, don Francisco Mejía;
Guerra, general don Ignacio Mejía;
Fomento, don Blas Balcárcel;
Justicia e Instrucción Pública, oficial mayor don José Covarrubias;
Gobernación, oficial mayor encargado, don Cayetano Gómez Pérez; quedó también en el gobierno del Distrito el licenciado don Tiburcio Montiel, hasta que electo diputado pasó al Congreso y le sustituyó el licenciado don Joaquín Othón Pérez.

Como se ha expresado ya en el capítulo anterior, la paz se restableció enteramente en toda la República, hasta el punto de no quedar ni un solo hombre armado en contra del gobierno; los Poderes funcionaron regularmente, y las esperanzas de adelantamiento y progreso material se despertaron en el corazón de todos los mexicanos, a lo que mucho contribuyó la memorable solemnidad que tuvo lugar el 1° de enero de 1873, inaugurándose la línea Completa de ferrocarril de México a Veracruz, obra verdaderamente notable entre las construcciones modernas, que no se creía que pudiera llegar a realizarse, atendidas las dificultades del terreno, la eleVación de nuestras montañas y el desorden y falta de elementos que antes había tenido la empresa. El señor Lerdo, acompañado de Mr. J.B. Crawley, constructor del camino; de los directores, de los diputados y funcionarios públicos y de muchas otras personas, salió el 1° de dicho mes para Veracruz a presidir la ceremonia, y entre agasajos, banquetes y gozosos bailes y paseos empleó Un semana, regresando el día 8 a la capital.

- ¿No hubo en el año de 1873 ningún otro incidente notable y continuó en paz la República?

- Desgraciadamente nunca falta un trastorno, ya en un pUnto ya en otro; pero lo notable hace años, es que ninguno de esos trastornos ha sido bastante para derribar al gobierno, el cual se ha hecho respetar y se ha sobrepuesto a todos los contratiempos y dificultades.

- ¿Cuál fue ese trastorno y qué proporciones tuvo?

- Lozada se mantuvo en la sierra de Nayarit con entera independencia en la organización interior de los pueblos indígenas que habitan este territorio; pero aparentemente y en muchas cosas de menor importancia estaba sujeto al gobierno federal, de quien depende el cantón de Tepic mientras se resuelve la cuestión de erigirlo en Estado o territorio. Había guardado desde el tiempo de la intervención una perfecta neutralidad en los asuntos políticos y conservado así su posición; pero malaconsejado o infatuado con el poder y prestigio que suponía tener con la clase indígena, tomó una actitud hostil. En 28 de noviembre de 1872, Lozada envió unos comisionados al señor Lerdo, el cual terminantemente manifestó que ninguna hostilidad se le opondría; pero que era preciso que obedeciera las leyes y disposiciones federales. La comisión regresó, y sujetada la contestación a los pueblos, se decidieron por la guerra, y en 17 de enero de 1873 Lozada expidió en San Luis un manifiesto belicoso que no dejó duda de sus intenciones. Al manifiesto siguió la invasión a mano armada. Lazada sublevó algunos pueblos de Jalisco y precipitó casi instantáneamente a todos los indígenas sobre Guadalajara.

- ¿Qué hicieron en este conflicto las autoridades y tropas que había en Guadalajara?

- La invasión se puede decir que fue repentina y rápida; así es que realmente todos estaban desprevenidos. Sin embargo, el general don Ramón Corona, en jefe de la cuarta división, reunió las pocas tropas que allí tenía, y salió al frente de ellas a Zapopan para contener al enemigo que estuvo a punto de ocupar la capital de Jalisco.

El gobierno federal oportunamente comunicó por telégrafo las órdenes, y dos excelentes batallones de línea salieron de San Luis Potosí a reforzar las tropas de Corona, quien ya con esto pudo hacer frente al enemigo que se presentó en número de seis a siete mil hombres. En el punto llamado la Mojonera, a cuatro leguas de distancia de Guadalajara, se trabó una acción reñida. El terreno se disputó con tenacidad; pero la buena organización y disciplina de las tropas federales se sobrepuso al número, y Lozada fue comletamente derrotado, más de seiscientos indígenas muertos o heridos, y dispersado el resto que huyó a las montañas dejando regado parte del armamento y municiones. Lozada, con las fuerzas que le eran más adictas, se retiró a la Magdalena, donde conservó todavía muchos días una posición imponente y amenazadora. El gobierno federal organizó ya una campaña formal, no sólo para poner a Guadalajara al abrigo de otra invasión, sino para penetrar en la intrincada Y temible sierra de Alica o territorio de Nayarit.

- ¿Se llevó a efecto esa importante campaña?

- Se llevó, y con una energía y actividad sorprendentes. El general don José Ceballos salió de Mazatlán, y el 28 de febrero tomó la plaza de Tepic, sin disparar un tiro. Allí organizó sus columnas y emprendió la campaña internándose en la sierra, ayudado de algunos de los mismos partidarios de Lozada que antes se habían rebelado contra él. En todos los encuentros las tropas federales obtuvieron el triunfo, de modo que de los caudillos rebeldes, los unos se sometieron, y otros fueron muertos o dispersados. Lozada huyó con poca gente a lo más escondido de la sierra, y el general Ceballos regresó a Tepic a fines de mayo.

- ¿Así terminó esta difícil campaña?

- Ni el general en jefe ni el gobierno la dieron por terminada mientras Lozada quedase armado y en aquella serranía. La persecución siguió con actividad. El 13 o 14 de julio, el coronel de auxiliares don Andrés Rosales sorprendió a Lozada en el cerro de los Arrallanes, en la margen izquierda del río Alica. Lozada se hallaba en compañía de veinticinco hombres; no hizo ninguna resistencia y fue inmediatamente conducido a su mismo pueblo, que tiene el nombre de San Luis de Lozada. El general Carbó con quinientos caballos salió para San Luis, y regresó a Tepic conduciendo preso a Lozada. El 16 se le comenzó a instruir la causa. El 18 fue sentenciado a muerte. Pidió indulto y se le negó, y el 19 de julio a las seis de la mañana fue llevado a la loma de los Metates, donde se le fusiló. Rehusó el que se le vendasen los ojos, y murió con mucho valor y diciendo que todo lo que había hecho había sido por el bien de los pueblos indígenas que dominaba. Los restos de indígenas sublevados fueron reducidos a la obediencia, y con la muerte de Vallejano, que pereció a mediados de abril (1874) en el cerro de los Carretones, parece concluida la campaña y pacificado este territorio.
Índice de Compendio de la historia de México de Manuel PaynoLección XXIV de la Cuarta ParteLección XXVI de la Cuarta ParteBiblioteca Virtual Antorcha