Índice de Compendio de la historia de México de Manuel PaynoLección XXVII de la Cuarta ParteLección XXIX de la Cuarta ParteBiblioteca Virtual Antorcha

COMPENDIO DE LA HISTORIA DE MÉXICO

Manuel Payno

Cuarta parte

HISTORIA MODERNA
Época actual
De mayo de 1874 a 1876

LECCIÓN XXVIII

Simulacros.- Separación del mando y confinamiento a Celaya del general don Sóstenes Rocha.- Prisión del general Cortina.- Invasión de Chiapas por Escobar.- Su derrota.- Ejecuciones de plagiarios y asesinos.- Comisión científica para observar el paso de Venus.- Temblores.- Huracanes.


- ¿Ninguna noticia más consignaremos en nuestros estudios históricos, referente al año de 1875?

- Es necesario repetir que en este compendio que cada año aumenta sus páginas, apenas puede darse una ligera idea de los sucesos; pero por no dejarlo incompleto, señalaremos aún otros tal vez de menor importancia que los ya registrados en la lección anterior.

En 22 de julio de 1874, el general Sóstenes Rocha fue nombrado jefe de la 1a. división residente en la capital y compuesta de más de cuatro mil hombres. Desde que este antiguo y valiente oficial tomó el mando, comenzó a darle una especie de organización activa. En enero y febrero de 1875 ya esta organización era visible a los habitantes de la ciudad, pues frecuentemente se hacían ejercicios de fuego y simulacros en las cercanías, y formaban en ellos como cinco mil hombres de tropas bien disciplinadas, vestidas y organizadas. En estas alturas se denunció al presidente de la República una conspiración en la que daban por cierto que el general Rocha debería ponerse a la cabeza. Ni el presidente ni algunos de los ministros quisieron Creer al principio, pero se insistió en ello. El caso fue que en un simulacro numeroso que se hizo el 27 de febrero, el ministro de la Guerra se presentó de improviso, contando con la fidelidad de otros jefes, impidió la consumación del proyecto, y se trajo al general Rocha al Palacio, donde fue el mismo día destituido del mando y enviado en cuartel a Celaya, para donde salió el 10 de marzo de 1875.

- ¿Ninguna otra cosa en el orden político y militar, que tenga grande interés, puede mencionarse en el año de 1875?

- El general Cortina, persona de grandes relaciones e influencia en la frontera de Tamaulipas, fue acusado de turbar la paz entre las dos fronteras, y de proteger a las partidas que merodeaban del otro lado del Bravo. El gobierno federal le dio orden para que viniese a la capital a responder de su conducta, y no habiéndole obedecido, le mandó aprehender, y así se verificó el 1° de julio de 1875, en el rancho de la Unión, cerca de Matamoros. Fue embarcado en el pailebot Juárez, el que después de una larga navegación llegó a Veracruz. De Veracruz fue conducido a México y encerrado en Santiago Tlatelolco. Esta medida fue muy aplaudida por la prensa de los Estados Unidos.

Por fines de julio del mismo año de 1875, don Sebastián Escobar, refugiado en Guatemala, formó una expedición, invadió a Chiapas Y ocupó el 22 de agosto a San Cristóbal, que es la capital. El gobernador del Estado, don Pantaleón Domínguez, con lo que pudo salvar, se retiró a Comitán. Repuesto en pocos días de la sorpresa, volvió Domínguez sobre el invasor, y auxiliado de alguna tropa federal, Escobar fue derrotado el 30 del mismo mes de agostO y desocupado el territorio. En Chiapas se creyó que esta invasión era fomentada por el presidente de Guatemala. Se suscitó en estos días una interesante e histórica polémica sobre si Chiapas debe pertenecer o no a Guatemala. Escribió en favor de Guatemala el licenciado Dardon, guatemalteco, y en favor de México los señores Larráinzar y don Matías Romero. Guatemala ha reclamado a Chiapas como parte de su territorio, o por lo menos a Soconusco. Las conferencias entre el señor Lafragua, ministro de Relaciones, y el ministro plenipotenciario de Guatemala, sobre límites de las dos Repúblicas, comenzaron por fines de julio de 1874, y es cuestión que ha quedado pendiente.

Mencionaremos, para no faltar a nuestro propósito, sucesos de otro orden, haciendo un extracto de ellos. Los plagios, robos y crímenes del orden común fueron menores en 1874 y 1875, que en otras épocas, y los delitos que se cometieron recibieron por lo general un inmediato castigo.

En 13 de julio de 1874 fueron fusilados en Morelia José María Ruiz y Antonio Ayala, por haber asesinado al maestro de escuela de Capula.

El 29 fue condenado a muerte, y se negó el indulto a Rosales, asesino del licenciado Bolado, pero al fin se escapó de la cárcel.

En 4 de agosto fue aprehendido en Zacualpan, Agustín García, plagiario de don Inés Salvatierra.

En julio de 1875 fueron fusilados en Temascaltepec, Teodoro, Honorato y Francisco León, por el delito de haber asesinado y martirizado al prefecto don Adrián Varela, y al administrador de la aduana don Romualdo Domínguez.

El 4 de agosto del mismo año fueron fusilados en Guadalajara, Calixto Hernández, Isabel Carretero y Francisco Monteón, por haber plagiado y asesinado al señor Vidrio, vecino acomodado de la capital del Estado. A este suceso se le dio un color político, y una fuerte polémica se suscitó entre los amigos y enemigos del gobernador Vallarta. Otras muchas ejecuciones se hicieron de plagiarios y asesinos, de los cuales algunos fueron indultados y condenados a prisión, de donde también varios se han escapado.

Para variar en algo la triste y dolorosa narración de motines y ejecuciones en que por desgracia abunda nuestra historia, nos referiremos a cosas de otro género.

El 18 de septiembre de 1874 salieron de México los astrónomos e ingenieros Díaz Covarrubias (jefe de la comisión), Jiménez Francisco, Fernández Leal, Barroso y Bulnes, con dirección al Asia a observar el paso de Venus por el disco del Sol, que debería verificarse del 9 al 12 de diciembre. Hicieron el camino por La Habana Estados Unidos y San Francisco de California, y allí se embarcaron en el vapor Vasco de Gama y llegaron a tiempo al Japón. Establecieron dos observatorios, uno en una colina llamada Bluff, y otro en Nogué-nu Yama, e hicieron sus observaciones con toda exactitud y felicidad, habiéndoles favorecido el tiempo y la buena voluntad de las autoridades japonesas. El ingeniero Bulnes regresó en mayo de 1875 y posteriormente los demás individuos de la comisión.

Los Estados Unidos del Norte determinaron hacer una exposición en Filadelfia, para celebrar el centenario de su independencia, e invitaron a México. El Congreso decretó 300 000 pesos para este objeto, y ya con tal motivo dispuso el gobierno que se hiciera una exposición general en México, que sirviera como de ensayo para escoger los objetos que fueran dignos de figurar en Filaldefia. Se nombró una junta, se convocó a los Estados, se construyó un edificio en la Alameda y la exposición se abrió al público el 5 de diciembre de 1875. Este ensayo, por multitud de causas que sería inútil referir, fue de un éxito desgraciado. Se gastó una fuerte suma, el edificio mereció la crítica de todos, y los objetos expuestos, con raras excepciones, fueron los mismos que se habían ya visto en las exposiciones municipales.

En el corto periodo a que se refieren estos capítulos, ha habido temblores, huracanes, peste, lluvias excesivas e incendios. Referiremos lo más notable.

Las lluvias en los meses de junio, julio y agosto de 1874, fueron muy abundantes en la República, especialmente en la región comprendida entre México y Veracruz. Las avenidas y torrentes destrUyeron en horas las más sólidas obras del camino de fierro en la región montañosa, y en los Llanos de Apan se formaron grandes lagunas. La actividad del ingeniero Branhif reparó en pocos dias tan considerables daños. La capital estuvo amagada seriamente de una inundación.

El 30 de agosto a las seis y cuarto de la mañana, se sintió un fuerte temblor.

En 4 de septiembre sopló un fuerte huracán en Matamoros, Mier, Cerralvo y otros pueblos de Tamaulipas y Nuevo León, causando daño a las siembras, ganados y casas.

El 13 de octubre se oyeron ruidos subterráneos en el pueblo de xochitepec (Estado de Morelos) y brotó un manantial de agua muy clara, pero de mal olor.

El 18 se sintió en Acámbaro, Zinapécuaro y otros pueblos de Michoacán, un fuerte temblor.

El 13 de noviembre, recio temblor en Veracruz, Tlacotalpan y Jalapa.

En 5 de enero de 1875, se observó una aurora boreal en San Luis Potosí.

En 11 de febrero se experimentó un terrible y largo temblor en Guadalajara, Ixtlán, Ahuacatlán, Tepic y San Cristóbal. En ese pueblo del Estado de Jalisco cayeron todas las casas y perecieron en las ruinas más de setenta personas.

Los temblores en todos esos puntos y otros del Estado de Zacatecas, repitieron, aunque con menos fuerza.

En 9 de marzo hubo un temblor de bastante duración de San Bias, Manzanillo, Calima y Sombrerete.

En 13 de marzo se incendió casi todo el pueblo de Zumpango del Río.

En 14, fuerte temblor en Jerez.

En 22, temblores en el país cercano al volcán del Ceboruco, habiendo observado los ingenieros el levantamiento de una pequeña cordillera.

El 15 de abril hubo un fuerte temporal en el Golfo de México. Por este tiempo se desarrolló el tifo de una manera alarmante, en la capital de la República.

En 25 de marzo tembló fuertemente en San Cristóbal las Casas (Estado de Chiapas).

En 12 de mayo se observó una aurora boreal en Calima.

El 17 de julio volvió a temblar en Guadalajara.

El 19 de agosto y días siguientes, temblores repetidos en Guadalcazar, Cerritos y otros pueblos de Jalisco y Zacatecas.

En noviembre 5 comenzó a arrojar e! mar a las playas de Veracruz, infinidad de pescados muertos.

El 28 hubo un fuerte temblor en Orizaba y Córdoba.

Se ve por este relato, que es diminuto, que toda la región volcánica desde Veracruz hasta Tepic, se conmovió de una manera tal que llegó a alarmar a los habitantes de esas ciudades. En México apenas se sintió en esas fechas una que otra oscilación muy suaves y rápidas.

- Desearía saber si a pesar de los inconvenientes de todo género que hay en México, se ha adelantado algo en cuanto a la prosperidad material.

- Con toda imparcialidad diremos lo que haya en esto. En cuanto a la población, se puede asegurar que ha disminuido, porque la pérdida de vidas por causa de la guerra, además de los accidentes usuales, es mayor que la reproducción. Cuando la población disminuye es un positivo atraso.

En cuanto a mejoras que dependen del resorte del gobierno o de la actividad de los particulares, no ha dejado de haber en los años de 1874 y 1875, aunque no de una grande importancia. Señalaremos las más notables.

En junio 30 de 1874 se establecieron en la capital cuatro comisarías de policía, en los cuatro cuarteles mayores. Esto y el establecimiento de soldados celadores que de noche rondan en las manzanas, ha dado mucho más seguridad a la capital, hasta el grado que los robos han sido raros, aunque sí han aumentado de día las riñas y homicidios, a causa de la bebida del pulque.

En 5 de julio se inauguró la línea telegráfica entre Morelia y Puruándiro.

El 4 de agosto se estableció la comunicación telegráfica por medio de un cable, entre Campeche y la isla del Carmen.

El 11 del mismo mes, la plaza principal de Salamanca se compuso perfectamente, y con un magnífico alumbrado en las noches, comenzó a ser el lugar favorito de paseo para los habitantes.

El 26 se estrenó en Santiago Tejalcingo (Estado de Guerrero) una fuente en la plaza principal.

El 26 de septiembre se abrió al público la Biblioteca de Morelia con más de doce mil volúmenes.

En 5 de diciembre se decretó por el Congreso la concesión en favor de los señores Camacho y Mendizábal para la construcción de un camino de fierro de México a León. Poco tiempo después, uno de los mejores ingenieros de la compañía de Veracruz, el señor Foot, salió para hacer los reconocimientos del terreno. laS obras se emprendieron más adelante con actividad, y en el curso de menos de un año los señores Escandón y Barrón han hecho dos viajes a Europa con el objeto de procurarse los capitales necesarios y formar una compañía. Parece que aún hay muchos obstaculos que vencer para continuar esta obra que prolongará al interior la línea del camino de fierro de Veracruz. Con motivo de esta concesión, se suprimieron en junio del año siguiente de 1875, las pequeñas loterías y se estableció una sola lotería llamada del Ferrocarril Central, que parece no ha dado los mejores resultados.

En 14 del mismo diciembre (1874), el gobierno hizo un convenio con el señor Eduardo Plumb para la construcción de un ferronarril interoceánico. Hasta ahora no pasa de proyecto.

El 21 del mismo diciembre se concluyó la obra del camino de Mazatlán a Concordia, y pocos meses antes había terminado también la construcción del puente del Infiernillo, con el auxilio del Ministerio de Fomento.

El 2 de marzo de 1875 se inauguró la línea telegráfica de la Piedad a Pénjamo.

En 17 de febrero se acabó de componer el camino (abandonado durante años) de México a Cuautla, y volvió a correr la diligencia.

En 5 de mayo se estrenó en la plaza principal de Orizaba una fuente.

En 17 de junio hizo el gobierno un contrato con el señor Blair para la construcción de un camino de fierro desde Guaymas a la frontera de Sonora.

En 9 de agosto se inauguró la línea telegráfica entre Zacatecas y Nieves.El 8 de septiembre se concluyó y se puso al servicio público un nuevo muelle en el puerto de Mazatlán.

Las mejoras y empresas debidas a la actividad de los ciudadanos, no han sido escasas, y se observa que luego que hay un periodo de paz, se nota mayor actividad y circulación de la riqueza.

Las líneas de diligencias se han extendido a poblaciones donde no había antes corrido carruaje público.

El 14 de agosto se comenzó a explotar en el Estado de Tamaulipas una mina de carbón de piedra, y parece que ha tenido buen éxito.

El 18 comenzó a surcar el lago de Texcoco un vapor, La Unión Fraternal, y este ensayo ha sido más feliz que los anteriores.

Habiendo encarecido mucho el azogue, se comenzó con actividad a buscar criaderos en el país, y se emprendieron aquí y acullá obras, y se hicieron experiencias. Por fin, entre otras minas, se trabajaron por este tiempo las de Huitzuco en el Estado de Guerrero, y esta empresa promete con el tiempo surtir de azogue muy barato a la monería mexicana.

Los caminos de fierro urbanos extendieron sus líneas a Belén, la Viga, Popotla y Guadalupe, y el ferrocarril de vía angosta de Tlalnepantla estrenó sus locomotivas el 4 de noviembre de 1874.

Por los meses de abril y siguientes de 1875, se establecieron ya periódicamente las exportaciones de mulas de Veracruz para la Habana, y de cantidades considerables de azúcar para los Estados Unidos y Europa.

El comercio de Veracruz estuvo más animado en el curso de estos dos años, y las exportaciones de frutas del país aumentaron respecto de las de años anteriores. En el año fiscal de 1874 a 1875 la exportación de platas y otros efectos nacionales, por el puerto de Veracruz, ascendió a la suma de 16 375 586 pesos, siendo 14.5 millones de plata y de oro, y el resto de otros artículos, como pieles, grana, azúcar, vainilla, etcétera.

En los últimos meses del año de 1875 murieron algunas personas notables por su posición social o su talento, y entre ellas, y como un acontecimiento que puede llamarse público, debe contarse al señor don José María Lafragua, ministro de Relaciones.

Consignaremos los siguientes apuntes biográficos, como un testimonio de la sincera amistad que profesamos a uno de los más apreciables y distinguidos mexicanos.

El señor licenciado don José María Lafragua nació en la ciudad de Puebla, a las once de la noche del 2 de abril de 1813. Fueron sus padres el teniente coronel don Jose M. Lafragua y doña Mariana Ibarra, casados en 1807. Su abuelo paterno, don Clemente de Lafragua, era francés, nacido en Clorón, en la Baja Navarra, en 1719. De edad de diez años pasó a España, dedicándose al comercio en Cádiz con muy buen éxito, y en 1746 vino a Veracruz, hizo algunos viajes y se estableció por fin en Puebla, donde se casó con doña Josefa de Echauz Echeveste, y entre otros hijos tuvo al que después fue padre del señor licenciado don José María Lafragua; dicho señor, abuelo del licenciado Lafragua, era también capitán retirado, Y en 1769 obtuvo carta de naturaleza en España e Indias.

Los ascendientes del señor licenciado Lafragua, por su abuela paterna, eran vizcaínos. El padre del señor licenciado Lafragua era militar; había hecho sus estudios en Cádiz, y después de la muerte de su padre, acaecida en 1806, dejó el comercio y se dedicó a la agricultura, comprando la hacienda de San Antonio Xaltepec (a) Echeverría, cerca de la ciudad de Cholula. Dicho señor murió víctima de su caridad con los enfermos, de la terrible epidemia de 1812. Consagrado al cuidado de los hospitales, se contagió con la fiebre y falleció el día 25 de abril de 1813, dejando al señor licenciado Lafragua de veintitrés días de edad. Su nombre, sinónimo de la hombría de bien, vive aún en Puebla. Dejó una buena fortuna que desapareció por los manejos indignos de hombres poco escrupulosos, que pusieron en una situación difícil a la familia Lafragua. Por consiguiente, el joven Lafragua pasó su niñez de una manera modesta y llena de las dificultades inherentes a tal posición.

La instrucción primaria la recibió el joven Lafragua en la escuela de don Francisco Morante, y al concluir el año de 1824, iba a entrar de capense al Colegio Seminario, pero el señor doctor don Luis Mendizábal le proporcionó la entrada al Colegio Carolino (hoy del Estado), pagándole un año de colegiatura y regalándole el traje y libros necesarios. En agosto de 1825 obtuvo como premio una beca de honor, con la que hizo los estudios del año siguiente, y en 1826 obtuvo otra beca de retórica, con la cual pagó hasta el fin de su carrera, la cual debió a sus propios esfuerzos. Durante ésta tuvo los siguientes actos:

En 1827, de lógica, metafísica y matemáticas.
En 1828, de toda filosofía.
En enero de 1830, de estatuto de derecho natural.
En agosto del mismo, extraordinario de derecho civil.
En 1831, de estatuto de derecho civil.
En 1830, obtuvo los nombramientos de secretario y de bibliotecario del colegio.
Cursó en 1831 y principios de 1832, con notable dedicación, el derecho canónico, y en 1833 fue nombrado catedrático de derecho civil. En el mismo año fue también nombrado secretario de la Academia de Derecho.
En 1835 se recibió de abogado.

Como se ve, su carrera fue muy buena, y en el curso de derecho hubo algo de notable. Comenzó el estudio de derecho civil y canónico el 1° de febrero de 1830, y en agosto presentó examen de las mismas materias que los cursantes de tercer año, por lo cual se le premió con un acto extraordinario que sustentó en dicho mes y con el de estatuto para el año siguiente. Para preparar éste, estudió catorce horas diarias por espacio de diez meses y aprendió, además de las materias que constan en el convite respectivo, las recitaciones de Heiccnecio y toda la obra de Febrero; y su maestro, el señor Caballero, se negó a presidir el acto, alegando que ya no merecía ese nombre, sino el de examen de abogado. La calificación de ese año fue extraordinaria, acordándose además retratarlo, cosa que no tuvo efecto porque a poco salió del colegio, constando este hecho en la certificación respectiva del rector. Siendo aún cursante, sustituyó las cátedras de latinidad y filosofía y después sirvió en 1833 la de derecho civil. Sin embargo, no era de su gusto el ser catedrático.

Los más notables de sus compañeros de colegio, ya por la amistad que lo unió con ellos durante su vida, ya por la carrera que han hecho, son, según sus propias palabras, los señores don Ignacio Comonfort, don José M. González de Mendoza, don Manuel Zárate, don Pascual Almazán, don Antonio Haro y Tamariz, don Paulino Pérez, don José Dolores Ulíbarri, don Juan Hierro Maldonado y don Mariano Viadas.

La suerte fue favorable en su profesión al nuevo abogado, y llegó a tener un regular bufete. En 1839 fue nombrado juez de Atlixco; pero no aceptó por no gustarle la judicatura. También se le dio título de asociado al Tribunal de Circuito. En agosto de 1839 tuvo el dolor de perder a su querida madre, que contaba cincuenta y seis años de edad, y este suceso, que tan dolorosamente lo afectó lo decidió a venir a México, donde alguna persona tenía deber de protegerlo, a fin de reparar en lo posible graves perjuicios hechos a su familia; mas al mes de estar él aquí, murió esa persona y quedó sin apoyo ni relaciones en la capital; no teniendo, sin embargo, de qué quejarse, pues pronto se relacionó y comenzó a trabajar en su profesión, con notable éxito y provecho propio, pues en un solo año ganó 22 000 pesos.

En 1838, la Junta Patriótica de Puebla le encomendó unas poesías para las fiestas de la Independencia. En 1841 se le dio título de socio de número del Ateneo y de la Compañía Lancasteriana. En 1842, socio secretario de la Comisión de propiedad literaria, secretario del Ateneo y diputado al Congreso constituyente. En 1843, reelecto secretario del Ateneo y presidente de la sección de redacción del mismo; orador para el 27 de septiembre. En 1844 se le dio una comisión relativa a escuelas en los conventos; nombramiento de alcalde de la ciudad de México para 1845. En 1845, nombrado por el presidente Canalizo, su defensor. En 1846, orador en las fiestas cívicas. En 1846, miembro de la Junta Inspectora de Teatros, de la que en 1847 fue nombrado presidente; miembro del Consejo de Gobierno; ministro de Relaciones Interiores y Exteriores; nombramiento de teniente coronel de los Bravos. Renunció; nombramiento de diputado, de capitán del batallón de Independencia; renunció el ministerio. En 1847, nombramiento de presidente de la República por la legislatura del Estado de Zacatecas; senador por Puebla; consejero por Querétaro; consultor del Ministerio de Relaciones. En 1848, la Cámara de Diputados, al acusarle recibo, le dio las gracias por haber salvado varios objetos preciosos. En 1850, socio de la Sociedad de Geografía y Estadística. En 1853, miembro de la Junta Directiva de Instrucción Pública. En 1854, socio de la Academia de la Lengua. En 1855, consejero del Distrito; nombramiento de representante del partido liberal; representante por Sinaloa en el Consejo; comisionado para recibir tres millones de pesos de los Estados Unidos. No aceptó. En 1855, fue nombrado ministro en Espana, con pleno poder del presidente Álvarez; ministro de Gobernación; diputado por Puebla. En 1857, ministro en España, con pleno poder del presidente Comonfort; miembro de la Academia de Ciencias de México, de la Sociedad de Geografía de París; miembro titular de la Sociedad de Etnografía de Francia. En 1864, fue nombrado miembro de la Comisión Científica creada por Bazaine; pero no aceptó. En 1866 se le ofreció, por la princesa Carlota, con insistencia el Ministerio de Gobernación del imperio, rehusándose terminante y resueltamente a admitirlo. En 1867, nombramiento de regidor de la ciudad de México; ministro de la Suprema Corte de Justicia; miembro de la comisión del Código Civil. Éste es casi obra suya por completo; director de la Biblioteca Nacional; catedrático de cronología e historia. En 1868, ministro propietario de la Corte de Justicia; vicepresidente de la Sociedad de Geografía y Estadística. En 1869, miembro de la Junta Directiva del Colegio de la Paz (Vizcaínas); tesorero de la misma. En 1870, miembro de la comisión del Código de Procedimientos Civiles, obra suya. En 1872, ministro de Relaciones Exteriores (administración del señor Juárez). En 1873, nueva elección para ministro de la Suprema Corte de Justicia; continuó como ministro de Relaciones Exteriores bajo la administración del señor Lerdo, y falleció a los tres cuartos para las tres de la mañana del día 15 de noviembre de 1875, siendo sepultado con los honores debidos a su alta categoría, la mañana del 17 del mismo mes, en el cementerio del histórico peñasco del Tepeyac, en la ciudad de Guadalupe Hidalgo.

La última página del libro de su vida (sus últimas disposiciones), encierran una elocuente lección de gratitud, de moralidad y de ilustración.

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