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COMPENDIO DE LA HISTORIA DE MÉXICO
Manuel Payno
Cuarta parte
HISTORIA MODERNA
Revolución antirreeleccionista
LECCIÓN XXIX
- Pues que hemos registrado con este compendio los principales acontecimientos de los años de 1874 y 1875, desearía saber lo ocurrido en los meses que han transcurrido del año de 1876.
- Desde fines del año de 1875, se decía en el público que a pesar del estado de paz que parecía sólido y durable, había una gran desconfianza y un malestar cuya causa no era fácil designar. Andando el tiempo se anunciaba como segura una gran sublevación, y aún se designaba a las personas que deberían ponerse a la cabeza de este próximo movimiento. El gobierno parece que tenía plena seguridad de que nada sucedería, y que si algún movimiento estallaba sería puramente local y muy fácil de contenerse. El gobierno, por esta equivocada opinión, estaba desprevenido y podríamos decir hasta desarmado.
La revolución, pues, estalló efectivamente en principios del presente año de 1876. Sin poder ni aun clasificar los sucesos y ordenar su narración, me limitaré para concluir la cuarta edición de este compendio, a consignar en simples apuntes los sucesos por el orden en que llegan a mi conocimiento, advirtiendo sólo que enteramente imparcial, y sin poderse hacer comentario alguno de sucesos contemporáneos, no he adoptado noticias exageradas, sino consignado en un diario los sucesos tales como han ido pasando.
El general Porfirio Díaz, que había residido pacíficamente en la costa de Veracruz, se embarcó para La Habana y Nueva Orleáns, fijando su residencia en Brownsville, desde donde se ha supuesto que dirige la revolución. Hasta el 4 de febrero, el general Díaz se hallaba en Brownsville.
El Siglo XIX cambió de redacción, y los nuevos encargados de dirigirlo, amigos antiguos del señor Lerdo, adoptaron el sistema de una vigorosa y tenaz oposición. Aparecieron planes revolucionarios con la firma de Porfirio Díaz y Donato Guerra, y cuya autenticidad no se ha averiguado.
El general Negrete, que vivía pacífico en Mixcoac, reconvenido por el gobernador del Distrito dejó su residencia, y apareció un plan revolucionario firmado por él en Guadalupe Hidalgo el 3 de febrero, cuyo plan se supuso ser apócrifo, por algunas personas.
A todas estas ocurrencias, quizá de poca importancia, se añadieron otras que la tienen mayor.
En Oaxaca los trastornos han sido más graves. Mientras el gobernador Esperón andaba visitando algunos pueblos del Estado, se inició un movimiento el 15 de enero por un llamado Sarmiento. Este movimiento revolucionario fue secundado en Ixtlán y en Tuxtepec por don Fidencio Hernández.
Todos estos pronunciados reunidos se dirigieron sobre Oaxaca y se apoderaron de la capital, donde encontraron armamento moderno y parque, y publicaron su pronunciamiento el 25 de enero. El general Alatorre salió de México a pocos días de saberse esta noticia, con el objeto de reunir las fuerzas federales y batir a los disidentes.
Entre tanto, en Jalisco resultaron de las elecciones locales dos legislaturas, una apoyada por el gobernador Camarena y otra por los enemigos de éste. Cada partido tomó sus posiciones, y ya a punto de batirse desesperadamente, el gobierno federal dictó la disposición de que el general Ceballos, jefe de la cuarta división, prestara su apoyo a la legislatura que reconocía como legal el gobierno de Jalisco. El 4 de febrero, en la noche, los disidentes o contrarios a Camarena, depusieron las armas, y así termmo este conflicto. No obstante este desenlace, tres días después, el 7 de febrero, un oficial de las fuerzas del Estado se presentó con unos cuantos soldados en la casa del general Ceballos y le llamó, y como salió un grupo, creyendo que en él se encontraba Ceballos, la tropa hizo fuego. La fuerza federal que estaba cercana, salió e hizo a su vez fuego, y aprehendió al oficial don Jorge Rodríguez y a tres de sus soldados, quedando otro muerto.
Donato Guerra, que andaba, según se decía, ocupado de asuntos particulares en el Estado de Guanajuato, se pronunció el 7 de febrero en el cantón de Lagos. Una fuerza federal de cosa de seiscientos hombres salió en su persecución. Así puede estimarse auténtico y no apócrifo su plan revolucionario fecha 2 de enero en Guanajuato, que apareció impreso en los periódicos de la capital.
Por decreto de 9 de febrero fueron declarados en estado de sitio Jalisco y Oaxaca. Reasumió el mando político y militar en Jalisco el general don José Ceballos, y en Oaxaca don José Esperón. Se pronunciaron por Porfirio Díaz los pueblos o autoridades de Teocaltiche, San Miguel y Tepetitlán (del 4 al 7 de febrero), poniéndose al frente del pronunciamiento don Pedro Galván, jefe de las fuerzas del Estado.
En Sonora una parte de los yaquis sublevados y acaudillados por Campa, Márquez, García y Escalante, sufrieron una derrota (de l16 al 19 de enero), habiéndoles quitado las fuerzas del Estado algunas armas, caballos y equipajes.
En la sierra de Puebla se sublevó el coronel don Hermenegildo Carrillo. Entró a Zacapoaxtla, y habiendo tenido un altercado con el jefe político Arriaga, éste fue matado por los soldados de Carrillo.
En Santa Rosa (Durango), fue derrotada en 14 de febrero, la gavilla mandada por Barrios y Ugarte.
El 16 de febrero, el general Alatorre llegó a Huachilla, camino de Oaxaca, habiéndosele incorporado diversas fuerzas.
El 1° de febrero se pronunció en Tekax, cerca de Mérida, Teodosio Canto. El general Palomino dispuso inmediatamente que fuese perseguido.
En Tehuantepec se pronunció don Benigno Cartas, pero llegó el general Cáceres con tropas federales y restableció el orden.
El día 17 el general Rocha, que estaba en cuartel en Jalapa como consecuencia de la conspiración de que ya se ha hablado salió de esa ciudad con unos cuantos hombres. El gobernador Antillón mandó fuerzas que lo persiguieran, pero parece que llegó a San Luis Potosí, donde se decía que estaba oculto en la ciudad.
El 18 de febrero el cerro del Jazmín y sus cercanías fue ocupado por más de tres mil hombres de las fuerzas disidentes de Oaxaca, parece que al mando de Fidencio Hernández. Las fuerzas federales, al mando del general Alatorre, atacaron con dos columnas, una de 550 con cuatro piezas de artillería, y otra de 450 con dos piezas de montaña.
El general Topete se incorporó con el batallón 19, y todas las fuerzas federales que no llegabán a tres mil hombres se retiraron a Yanhuitlán.
En esa acción, que se llamó del cerro del Jazmín, las tropas federales tuvieron dos oficiales y 97 soldados muertos, un jefe, un oficial y 130 soldados heridos, cuatro oficiales y 264 soldados dispersos. Los pronunciados de Oaxaca se retiraron por los cerros, habiendo tenido también bastantes muertos y heridos, muchos de los cuales quedaron en el campo del general Alatorre.
El 21 en la noche salió por el tren del ferrocarril el general Corella con cosa de trescientos hombres de caballería y llegó sin novedad a Tehuacán; pero en el pueblo de Coixtlahuaca se halló rodeado de enemigos y el 27 en la noche se vio forzado a romper la línea que lo había circunvalado. Los coroneles Reyes y González se dirigieron rumbo a Tehuacán, donde llegaron el 10 de marzo, y el general Corella se incorporó con el general Alatorre en Yanhuitlán encargándose del mando, mientras Alatorre vino a Tehuacán a recibir órdenes del gobierno.
El 29 de febrero las fuerzas federales, al mando del coronel Rivera, dispersaron cerca de Teocaltiche a las que mandaba don Donato Guerra, que consistían en más de doscientos hombres de caballería. Los que no se dispersaron se unieron a las fuerzas del gobierno.
En el Estado de Hidalgo se pronunció también en estos días un famoso bandido y plagiario llamado Lugo, pero fue perseguido inmediatamente por fuerzas del Estado, las que destrozaron la gavilla, quedando muertos en el campo Lugo y varios de los de su banda.
En 5 de marzo se recibieron noticias más positivas de la sierra de Puebla, sublevada en parte contra el gobernador del Estado. Las fuerzas de Puebla ocuparon el 24 de febrero a TlaqUia, después de una reñida acción con las fuerzas de don Hermenegildo Carrillo, habiendo muerto el general Herrero que parece era segundo jefe de las fuerzas sublevadas.
El 4 de marzo se confirmó la noticia de que el coronel Villalpando acabó de derrotar a las pocas fuerzas que había reunido el general Rocha, quedando muertos los oficiales pronunciados Perfecto Ortiz y Andrés Araiza.
El 6 de marzo el gobierno federal expidió un decreto, imponiendo por una vez la contribución del 1 por ciento sobre capitales excepto en los Estados donde se hubieren ya impuesto contribuciones extraordinarias.
El 7, en la tarde, llegó el general don Mariano Escobedo, y el Diario Oficial en un párrafo aseguró que el Estado de Michoacán se había pacificado con las medidas que dictó el mismo general Escobedo, que estuvo algún tiempo mandando las armas en ese Estado.
Por decreto del gobierno federal fue declarado Tlaxcala en Estado de sitio.
En todos estos días, los pronunciamientos de pueblos pequeños o de individuos con unos cuantos hombres, han sido repelidos en los Estados de Puebla, Hidalgo y Veracruz.
Don José María Coutolenne se pronunció en Tecamachalco el 15 de marzo.
El 7, Quiñones tomó a Jaltipan, sorprendiendo la población y vitoreando a Porfirio Díaz.
El 9, una gavilla entró al Real del Monte, y fue derrotada por una fuerza federal, quedando prisionero Campuzano, que era el segundo jefe.
El 10, otra gavilla al mando de Marcos Bravo sorprendió la población de Atlixco, pero el jefe político y los vecinos le defendieron y rechazaron a los agresores.
El día 13 (marzo), una fuerza del octavo de caballería como de trescientos hombres, se pronunció en Puebla, atacando los cuarteles del gobernador. Éste hizo una tenaz resistencia, y el fuego duró desde las ocho hasta las doce de la mañana. Los pronunciados salieron de la ciudad, tomando el rumbo de Cholula, y llevándose a los presos de la cárcel. Hubo cosa de veinte muertos y otros tantos heridos por ambas partes, entre ellos el coronel Paz, ayudante del gobernador, al que se le amputó la pierna derecha.
El mismo día, en la mañana, se pronunció en Jalapa Manuel Marcia, Jefe del escuadrón Juárez, y redujo a prisión al gobernador Mena. El gobierno federal declaró en estado de sitio el de Veraroz, por decreto del mismo día.
Un cubano llamado Bonilla, a la cabeza de una partida, detuvo en el Encinal al tren del ferrocarril, levantando antes algunos rieles y exigiendo una fuerte suma de dinero al conductor.
El 13 de marzo, el general Alatorre estaba ya de nuevo en su cuartel general de Yanhuitlán. Entre tanto y antes de que este distinguido jefe regresase de Tehuacán, el general Diódoro Corella fue atacado el día 7 por dos mil hombres, y cosa de otros dos mil que se ocuparon de saquear y destruir la población. Corella, no obstante la deserción la víspera del ataque, de varios jefes y oficiales que formaban el Estado Mayor, y de estar reducido al Convento de San Francisco, edificio antiguo con su aspecto de castillo, resistió de una manera enérgica los ataques repetidos, y resolvió, como los caballeros de la Edad Media, defender aunque fuese él solo, el puesto militar que se le había confiado. El día 8, el enemigo se retiró rumbo a Nochistlán.
El 16 de marzo las fuerzas del Estado de San Luis batieron a una gavilla que se formó por el rumbo de Armadillo, al mando de un coronel, Casimiro Guzmán. En el combate quedaron muertos los oficiales Clemente Velasco y Manuel Aguilera, que pertenecían a la gente sublevada.
El sábado 18, en la noche, estuvo a punto de fugarse toda la prisión de Belén, habiéndose combinado esta evasión entre presidiarios por delitos comunes y algunos de los presos políticos allí detenidos por orden del gobierno. Los diarios de oposición aseguran que ninguna parte tuvieron en este intento los ciudadanos Blanco, Ireneo Paz y otros, pues estaban incomunicados. Sea lo que fuere, el gobernador ocurrió a tiempo, y todo se evitó sin efusión de sangre.
El domingo 19, en la tarde, fue detenido el tren del ferrocarril de Veracruz entre San Andrés y San Marcos, por fuerzas pronunciadas al mando de Coutolenne. Se intimó rendición a la escolta del gobierno, que se componía de cincuenta hombres. El bravo oficial que la mandaba, llamado Letechipía, no quiso rendirse, y a pesar de que la fuerza contraria era de más de mil hombres, prefirió batirse, y tomó posiciones detrás de unos montones de leña. A los primeros tiros, quedó muerto Letechipía, y los pronunciados incorporaron la escolta a sus filas.
El general Loaeza, al frente de una columna de cosa de mil doscientos hombres, salió a expedicionar por la línea del camino de fierro. Coutolenne al sentir su aproximación, desistió del ataque que había intentado sobre San Andrés Chalchicomula.
El 17, las fuerzas de Becerril acometieron en Tetecala a las que había reunido Cosía Pontones, y lo derrotaron, haciéndole treinta muertos y veinte prisioneros, según el parte telegráfico, que publicó el Diario del gobierno.
El mismo día 17, los generales Treviño y Naranjo, pronunciados en Nuevo León, fueron derrotados cerca de Lampazos por el coronel Ordóñez.
La sumisión al gobierno del general Rocha, que se había puesto en duda, se confirmó por la publicación de un parte telegráfico que el mismo Rocha dirigió al gobierno desde el Salado, hacienda perteneciente al diputado don Juan Bustamante.
En estos días se publicó una carta que el general don Jesús Toledo dirigió desde Matamoros, con fecha 9 de marzo, al general porfirio Díaz, residente en Brownsville, en que lo excita a que desista del intento de turbar la paz pública.
Los vapores americanos, franceses e ingleses han llegado con la regularidad de costumbre a Veracruz conduciendo multitud de familias y pasajeros, que han tenido que reembarcarse por estar interrumpida la línea del ferrocarril.
El 25 de marzo, una escolta conducía a Yautepec al famoso bandido y plagiario Epifanio Portillo. Habiendo intentando escaparse cerca de la hacienda de Atlacomulco, los soldados le hicieron fuego y quedó muerto tan terrible criminal, que dos veces se había ya fugado de la cárcel.
El 29, el coronel don Lorenzo Fernández ocupó a Jalapa, después de haber encontrado en el camino a diversas partidas de pronunciados que le hicieron alguna resistencia. Jalacingo se despronunció.
Tehuacán fue ocupado por el general Loaeza, el cual dejando asegurada la plaza, salió el 30 con dirección a Tepeji, en persecución de Coutolenne.
El mismo día 30, entraron a la capital las tropas del interior enviadas por el general Escobedo. Las de México salieron a recibirlas, y se formó una columna que pasó por frente del palacio federal. Se componía la columna de cinco mil hombres de todas armas.
Fallecieron en estos días el doctor don José María Vértiz, uno de los hombres más esclarecidos en el ejercicio de las ciencias médicas; el ingeniero don Juan Sánchez Bárcena, que hizo una verdadera mejora en los aparatos para la fabricación del azúcar; el empleado don Juan Zambrano, notable por haber introducido en la Tesorena General el sistema de partida doble; doña Matilde Terreros de Cervantes, una de las últimas señoras que representaban la antigua nobleza de Nueva España; el doctor don Miguel Jiménez, verdadera celebridad en la medicina, y otras personas estimables aunque de menos renombre.
El 1° de abril llegó a esta capital el general Rocha, cuya sumisión al gobierno se dudaba por muchas personas.
El msmo día 1°, a las seis de la tarde, el Congreso de la Unión abrió su periodo de sesiones para la discusión del presupuesto. Se leyeron por el presidente de la República y el del Congreso Castilla Portugal, los discursos de costumbre, sin hacer ninguna alusión a la cuestión de la No reelección, que es el tema que invoca la revolución armada, y sostienen los periódicos oposicionistas.
El general Negrete apareció a la cabeza de una fuerza por Tenancingo, y después por el camino de Toluca.
El señor Foster, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos, salió para Veracruz en compañía de varias familias americanas que habían venido de paseo a México, y de algunas personas notables de la capital, como don Antonio Escandón y don Pío Bermejillo.
El día 2 de abril, recompuesto el camino de fierro de Veracruz de los daños que le hicieron las fuerzas pronunciadas, pudo hacer el viaje sin interrupción, de ida y vuelta.
En este día se recibió noticia de que el 31 de marzo, la columna al mando del general Loaeza alcanzó en San Pedro Coyuca a Coutolenne y lo derrotó, haciéndole cosa de cincuenta muertos y varios heridos y prisioneros.
El mismo día 2, una fuerza de cosa de quinientos hombres al mando de Quijano, ocupó el pueblo de Tlayacapan (Estado de Morelos) y exigió contribuciones de dinero a las haciendas.
Por decreto de este mismo día 2 de abril fue declarado Chiapas en estado de sitio, nombrándose comandante militar al coronel Carlos Borda.
El 3 de abril, una fuerza de seiscientos pronunciados al mando de Santos Quijano ocupó Yautepec, impuso una contribución de más de 600 pesos a cada hacienda y tomó los caballos y armas que había en ellas. El 6 esa fuerza se dirigió a atacar a Cuautla defendida por Tallabas, jefe de las fuerzas del Estado.
El general Alatorre se replegó a Tehuacán y el general Loaeza tuvo un encuentro con las fuerzas de Coutolenne.
El Siglo XIX del día 7 de marzo, publicó un plan firmado por el general Porfirio Díaz en el campo de Palo Blanco (Estado de Tamaulipas), en el cual desconoce al presidente de la Repúbhca, al Congreso de la Unión y demás autoridades.
El 22 de marzo murió en Tepic el C. Juan Sanromán, que desempeñó muchos años el cargo de jefe político y comandante militar, en las épocas más difíciles del dominio de Lozada en ese rumbo.
Con motivo del Plan de Palo Blanco atribuido al general Porfirio Díaz, el C. José María Iglesias, presidente de la Suprema Corte de Justicia, publicó en los periódicos una carta fecha 8 de abril, en la que manifiesta que no aceptará ningún plan revolucionario y que su regla invariable de conducta sería la observancia de la constitución.
Desde el 6 de abril el general Quijano comenzó a atacar a Cuautia. Reducido Tallabas que la defendía con cosa de doscientos hombres, a la iglesia y el Palacio, se rindió el 10 en la madrugada.
El general Loaeza vino el día 9 a la capital. Los periódicos de oposición dijeron que sus fuerzas fueron derrotadas por Coutolenne.
Las fuerzas rurales de Escalona sorprendieron a la guerrilla de Cosía Pontones y la destrozaron completamente, cogiendo prisionero a Cosío, Carricarte, Azpeitia y otros ocho oficiales más. El día 10 fueron conducidos a Apan y el 11 encerrados en Santiago Tlatelolco.
El día 14 de abril Coutolenne entró a Cuautla y algunas partidas de pronunciados avanzaron a la cañada de Cuernavaca.
El día 2 de abril Porfirio Díaz ocupó el puerto de Matamoros después de una corta resistencia, resultando algunos muertos y heridos, cosa de treinta en todo.
El día 15 de abril comenzó en el Congreso la discusión sobre facultades extraordinarias. Lancaster Jones pronunció un discurso notable en contra de la política del gobierno, que terminó el 18, concediéndose por mayoría de 134 votos la prórroga de las facultades.
Don Pedro Galván fue derrotado en el rancho de San Pedro (Estado de Jalisco), por los generales Carbó y Martínez. Herido en una acción, pudo escapar de pronto conducido por su criado, pero fue necesario que le amputasen una pierna, y en este triste estado fue hecho prisionero por las fuerzas federales.
El general Leyva salió el 18 a expedicionar sobre los sublevados de Cuautla. Regresó en seguida a Cuernavaca.
El Estado de Sonora fue declarado en estado de sitio por el general don Vicente Mariscal, según la disposición publicada en Álamos el 14 de marzo de 1875. Los periódicos del 20 de abril, la publicaron en México.
El 17 de abril en la noche, una parte de la guarnición de Ulúa el tercer batallón se sublevó; pero el comandante del fuerte, con un arrojo inaudito, cargó con metralla una pieza y la disparó sobre los rebeldes que venían a asesinarle. Volvieron a la carga, y el jefe con otro disparo los rechazó. Entonces los soldados y presidiarios tomaron los botes, y embarcándose en ellos se dirigieron a Veracruz, donde parece que había alguna combinación; pero alarmado el comandante con los disparos que oyó en el castillo, puso tropa sobre la playa, y al acercarse los botes fueron recibidos a cañonazos por los fuertes. Muchos perecieron matados y ahogados otros fueron aprehendidos al desembarcar y fusilados los cabecillas del motín, entre ellos el terrible plagiario Ventura Escalante.
Por el 15 a 16 de marzo, la gavilla de Socorro Reyes, que fue el primero que se pronunció en Michoacán por Religión y fueros, fue atacada por el jefe federal Antonio Ruiz; habiendo sido derrotado Reyes y hecho prisionero, fue llevado a Puruándiro, donde se le fusiló. Juan Chávez fue derrotado en Ario en 13 de abril y mUerto en la pelea.
Del 16 al 23 de abril todas las partidas de pronunciados que entraron al Estado de Morelos, fueron retirándose a diversos rumbos, y el general Leyva, con las fuerzas de la Federación y las del Estado, ocupó de nuevo a Yautepec y Cuautla. El gobernador impuso una contribución extraordinaria a los hacendados, equivalente a tres mensualidades de la ordinaria.
Tales son los sucesos acaecidos hasta fin de abril de 1876, en que termina esta edición. Nadie puede calcular el término y desenlace de esta nueva revolución.
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