Índice del Congreso Internacional Anarquista de Carrara, Italia (1968) autores variosTercer puntoQuinto puntoBiblioteca Virtual Antorcha

CONGRESO INTERNACIONAL ANARQUISTA
(1968)


CUARTO PUNTO

La Internacional de Federaciones Anarquistas frente a los bloques imperialistas, a los países no alineados y a los problemas esenciales de nuestra época: la juventud, la lucha contra la guerra, contra el hambre en el mundo, contra las dictaduras, el racismo, etc.


Resolución adoptada por el Congreso sobre el punto 4° del Orden del día

El Congreso ha concedido una particular atención a los informes escritos y orales sobre el punto 4° del Orden del día presentados por las delegaciones, sea directamente por la intervención de los delegados presentes, sea indirectamente por las Federaciones no representadas en Carrara.


El problema de la juventud

En lo que se refiere a los movimientos de la juventud, el Congreso retiene, sobre todo, la contribución particular que los jóvenes han aportado a la lucha por la libertad de los pueblos y por una puesta en obra más justa de las relaciones entre los hombres.

En París, como en Praga, los jóvenes han demostrado por la acción que ellos habían asimilado el espíritu libertario negándose a integrarse en el sistema fundado en lo arbitrario y en una dinámica socio-económica que favorezca a la explotación del hombre por el hombre.

El debate entablado ha puesto, sin embargo, en evidencia la amplia contribución aportada por la juventud estudiantil y obrera a la colaboración teórica de una sociedad más justa, en la cual las relaciones entre los individuos y los seres sociales estarían concretadas en una interpretación de los conocimientos y de las exigencias necesarias.

El Congreso retiene, sin embargo, que es necesario subrayar los peligros de que las estructuras económico-sociales pueden servirse de las aspiraciones de la juventud utilizándolas para sostener las instituciones verticales o reduciéndolas a un conflicto de clase.

En lo que se refiere a las actividades de la juventud en el movimiento anarquista, los delegados que han participado en los debates han llegado a un acuerdo para considerarlas como ricas en potencialidad revolucionaria, todo y reconociéndoles la más grande autonomía de acción.

Es, pues, una grotesca tentativa de parte de la burguesía atribuir a simples diferencias temperamentales el carácter del conflicto entre las generaciones, lo cual puede revestirse de una significación paternalista pero que pierde todo su sentido en un movimiento auténticamente revolucionario basado sobre los principios anarquistas.


La lucha contra la guerra

La posición de los anarquistas frente a la guerra es inmutable, el antimilitarismo, siendo uno de los principios fundamentales de la teoría libertaria. Los anarquistas se han opuesto siempre, se oponen y se opondrán a todas las guerras, sea individualmente, negándose a servir en el ejército, sea colectivamente, oponiéndose a la producción de los armamentos y apoyando todas las iniciativas tendientes a promover la objeción de conciencia. Ellos niegan validez a las tesis que sostienen la ineluctabilidad de la guerra, atribuyéndole, de acuerdo con un análisis más justo de los acontecimientos históricos, el carácter de instrumento de hegemonia y sometimiento del pueblo.

Tal análisis excluye, pues, todas las posibilidades de adhesión a la política de los bloques antagonistas que, hoy especialmente, se identifican en una nueva tentativa de establecimiento de un colonialismo de nuevo tipo y que, bajo ciertos aspectos, es más monstruoso que el precedente.

De otra parte, nosotros no podemos suscribir tampoco las ilusiones de un compromiso de los países no alineados y que fatalmente, en el caso de un conflicto mundial, no podrán obrar de otra forma que colocándose a uno y otro lado de los beligerantes.


El hambre en el mundo

El Congreso afirma la urgencia de afrontar el angustioso problema del hambre en el mundo. Constata que las posibilidades de producción de bienes y productos intercambiados, son suficientes para subvenir a las necesidades de toda la humanidad, a pesar de la prodigalidad y despilfarro actuales.

Los anarquistas atribuyen el fenómeno del hambre a las estructuras estatales y a la dinámica de las teorías económicas que prevalecen hoy. En los países subdesarrollados, el problema de la distribución de la tierra es crucial. A la exigencia acuciante de asegurar la disponibilidad de las herramientas de trabajo, problema fundamental de la sociedad industrial, el pensamiento libertario ofrece el único factor de progreso económico: el de la promoción social. Esta representa, en efecto, hoy, la sola solución, concreta y humana por una justa distribución de la riqueza. El único elemento de la espiral que tiende a convertir siempre a los ricos en más ricos, y a los pobres en más pobres, es la aplicación extricta de los múltiples sistemas de explotación de los recursos, ampliamente utilizados en las vastas concentraciones capitalistas internacionales.

Los anarquistas, están, pues, en una posición de contestación absoluta frente al Estado, la iglesia y a las concentraciones de capitales, e intentan desenmascarar la hipocresía de las campañas falsamente humanitarias, apelando a la solidaridad de los trabajadores del mundo entero para la realización del socialismo libertario.

De lo que precede y de muchos otros problemas planteados por la sociedad contemporánea, resalta la exigencia ampliamente reconocida por el Congreso de promover un estudio detenido y profundo de cada caso particular, estudio que debe ser conforme a las nuevas exigencias y a los medios de propaganda y de acción en los diversos países del mundo.

Puesto que no es posible preveer todas las alternativas que se presentarán ante nosotros, será preciso hacer de suerte que se desarrolle la iniciativa de los anarquistas, su intuición, su sentido de la realidad, su capacidad de explotar en su provecho y en el de sus ideas las experiencias particulares de acuerdo con la coordinación de las informaciones.

Los anarquistas han de poner atención a la estrecha correlación existente entre los aspectos demográficos y el problema del hambre. Ellos deben condenar la toma de posición arcaica del Papa, recomendando una amplia difusión de los medios contraconcepcionales, e insistir en la necesidad de una educación sexual y social que permitirá al hombre de controlar su reproducción.

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