Índice de Historia diplomática de la Revolución Mexicana (1910 - 1914), de Isidro FabelaSegunda parte Don Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, desconoce al usurpador Segunda parte Mi ingreso en la Secretaria de Relaciones ExterioresBiblioteca Virtual Antorcha

HISTORIA DIPLOMÁTICA
DE LA
REVOLUCIÓN MEXICANA
(1910 - 1914)

Isidro Fabela

SEGUNDA PARTE

EL CASO DE WILLIAM BAYARD HALE



El 19 de octubre de 1913, el señor S. G. Hopkins, ciudadano norteamericano y abogado del gobierno constitucionalista en Washington, escribió al Primer Jefe señor Carranza diciéndole que había recibido la visita del

representante especial del Presidente Wilson, William Bayard Hale, quien estuvo investigando la situación de México durante un largo período de tiempo, y quien hizo al Presidente un informe muy desfavorable a Huerta ...

Este caballero -sigue diciendo Hopkins- empezó la conversación preguntándome ... cuáles serían los términos mínimos en que usted consentiría una cesación de hostilidades, y en considerar propuestas de paz. Le contesté que no tenía autorización para hacer una respuesta, y que solamente el Primer Jefe podría hacerlo ...

Después dijo que parecía que no había duda de que Huerta podría verificar elecciones, y que si estas elecciones (fueran) aparentemente legales, podrían forzar al gobierno americano a reconocer al nuevo régimen encabezado por Gamboa ... (1)

Al día siguiente, 2 de octubre, Hale hizo una visita al señor don Manuel Pérez Romero, primer agente confidencial del gobierno constitucionalista en Washington (2), quien cablegrafió al señor Carranza dándole cuenta de su conferencia con el representante de míster Wilson:

El Presidente no cambiará su política, no reconocerá gobiernos emanados de una revolución; cualquiera que sea electo siempre será apoyado. Si Gamboa u otro ganasen en octubre 26 y la elección pareciera legal, el Presidente la apoyaría moralmente.

En mensaje del mismo día, Pérez Romero informó al Primer Jefe:

que aunque míster Hale no hablaba por el Presidente sí trasmitía las ideas de él o la opinión que dejaba externar ...

Agregó que si el señor Carranza manifestaba que él también deseaba unas elecciones libres y que lucharía con votos en vez de luchar con armas, haría una buena impresión (3).

Por los anteriores documentos informativos, se apreciará cuán grande era la incomprensión del Presidente Wilson respecto a la política interna de México en aquellos primeros meses de la Revolución. Creer que el general Huerta permitiría que se hicieran elecciones libres en octubre de 1913 era pensar en lo imposible, pues ni el usurpador permitiría el sufragio de sus enemigos, ni éstos, los revolucionarios, podrían ni querrían participar en tales elecciones de farsa y fraude.

El solo pensamiento del Ejecutivo estadounidense de que la Revolución se aviniera a luchar contra los usurpadores del poder público en las urnas electorales era la demostración palmaria de que el ex-profesor de Princeton no se daba cuenta de la realidad mexicana. No entendía a la Revolución, ni en sus causas, ni en sus aspiraciones, que tenían el contenido político de acabar radicalmente con el antiguo régimen, por el único medio posible, la fuerza, para crear luego una flamante nación, cimentada en nuevas instituciones de carácter social hasta entonces desconocidas y con hombres nuevos, surgidos de la misma revolución.

Por eso el abogado Hopkins decía con acierto al señor Carranza:

El señor Hale no aprecia completamente la cuestión social que está al fondo del movimiento constitucionalista ... (4)

Aquel deseo candoroso de míster Wilson de que Carranza luchara con votos y no con armas dio al Primer Jefe la medida de la incomprensión de nuestros problemas político-sociales y, consiguientemente, de las enormes dificultades que tendría que vencer en sus relaciones internacionales con la Casa Blanca.

Por otra parte, pedir al Primer Jefe que fijara los términos mínimos con los cuales estuviera conforme para la cesación de las hostilidades era también una prueba fehaciente de que en Washingron pretendían cosas irrealizables. Sobre esta cuestión ya el señor Carranza había expresado al señor Silliman, en mensaje que hemos dado a conocer, cuáles eran las condiciones que él exigiera para terminar la guerra civil, las cuales eran de todo punto inaceptables por el general Huerta, pues significaban el abandono total del poder por parte de las autoridades huertistas en toda la República, condiciones que no podían ser aceptadas sino impuestas a Huerta por la fuerza de las armas.

Con estos antecedentes, se comprenderá fácilmente que las conferencias entre el representante del Presidente Wilson y los constitucionalistas no podían llegar a un resultado práctico.

Como las instrucciones de Hale eran las de comunicarse directamente con el Primer Jefe, el señor Carranza desde luego manifestó sus buenos deseos de recibir al señor Hale, conviniéndose en que la entrevista respectiva tuviera lugar en el Hotel Escobosa de Hermosillo, como se efectuó a mediados de noviembre de 1913.

A dicha reunión concurrieron, además de los señores Carranza y Hale, los secretarios de Estado del gobierno constitucionalista: licenciado Francisco Escudero, de Relaciones Exteriores; el licenciado Rafael Zubaran, de Gobernación; el oficial mayor de Gobernación don Adolfo de la Huerta; el oficial mayor de Comunicaciones, Encargado del Despacho, ingeniero Ignacio Bonillas, quien sirvió de intérprete; el gobernador don José María Maytorena, y el Jefe de Estado Mayor del Primer Jefe, coronel Jacinto B. Treviño.

Bayard Hale, queriendo dar a aquel acto una verdadera solemnidad, declaró que:

antes de presentar el mensaje del secretario Bryan, de que era portador, deseaba hacer una exposición de la situación y trabajos que se habían desarrollado en Washington con motivo de la política mexicana y de la labor personal que él había desempeñado, y expuso: que había estado en la ciudad de México, y por los informes recogidos personalmente y por impresiones directas se hallaba convencido de la ilegitimidad del gobierno del general Huerta; que en Washington los partidarios y fuertes elementos sostenidos por Huerta, así como grandes intereses norteamericanos y de países europeos insinuaban la intervención de los Estados Unidos en México como el único medio de llevar a cabo la pacificación, no siendo fácil que los presentes se dieran cuenta de los esfuerzos y presión que se habían hecho en este sentido; pero como el Presidente Wilson, fundándose en principios de alta moralidad, nunca aceptó la legalidad de un gobierno basado en actos criminales que determinaron su encumbramiento, y los sentimientos personales de aquel funcionario, manifestados públicamente, han rechazado siempre toda idea de intervención, que le era grato manifestar la creencia que tiene de que sus investigaciones personales y el informe que rindio al señor Presidente Wilson robustecieron a éste en su política y han determinado la nueva orientación que el gobierno de los Estados Unidos piensa seguir en los asuntos de México.

En seguida leyó el mensaje que había mencionado, cuya traducción es como sigue:

El secretario de Estado a William Bayard Hale. Informe usted a los jefes del Norte que este gobierno trata de permitir el paso de armas, pero, antes de llevarlo a cabo, deseamos que usted haga la siguiente declaración: deseamos sobre todo evitar la intervención. Si las vidas o intereses de los americanos o de todos los demás extranjeros son protegidas, creemos que la intervención puede ser evitada, si no, prevemos que estaremos obligados a intervenir. Confiamos en que los jefes del Norte procurarán que no haya motivos para la intervención en su territorio.

Firmado:
Bryan (5).

El señor Carranza manifestó que consideraba la resolución que trataba de tomar el gobierno de los Estados Unidos, relativa a permitir el paso de armas y municiones, como un acto de justicia: que este mismo acto, por ser de justificación, determinaría un movimiento de simpatía, no solamente de parte de los constitucionalistas, que actualmente están en armas, sino de todo el pueblo mexicano que apoya la causa que él representa y que, si hasta estos momentos parece permanecer en parte indiferente a la lucha, es porque no ha tenido la posibilidad de armarse, pues la causa constitucionalista esta sostenida por la gran mayoría de la nación, y que vería en el libre paso de armas y municiones mayor facilidad de un próximo triunfo sobre el usurpador y una pronta y segura paz; que siempre ha seguido la política de respetar las vidas e intereses de los extranjeros, como lo ha manifestado así públicamente en diversas ocasiones; que sus órdenes a este respecto habían sido obedecidas por todos los jefes salvo en aquellos casos en que, por la interrupCión de comunicaciones D por las grandes distancias en que operan algunos jefes, esas órdenes no son recibidas, o llegan con mucho retraso, pero que esto va corrigiéndose a medida de que se realizan los triunfos de las fuerzas constitucionalistas y se restablecen las comunicaciones. Que su mencionada política de respeto a las vidas e intereses de los extranjeros debe entenderse respecto de los extranjeros que observan una conducta de tales y no para aquellos que se mezclan en la actual lucha o que de cualquier modo intervengan en ella.

En cuanto a que en algún caso los Estados Unidos pueden verse obligados a intervenir en México, el señor Carranza manifestó: que en ningún caso y por ningún motivo consideraría siquiera esta hipotesis, que es inconcebible para los constitucionalistas, ya que se intente únicamente por los Estados Unidos, o por éstos de acuerdo con las potencias europeas, que, por otra parte, el rencor y resentimiento que existió durante tanto tiempo entre nosotros después de la guerra de 1848 y que ha ido decreciendo debido a las amigables y cordiales relaciones entre las dos Repúblicas vecinas, por más de medio siglo, demuestra que sería muy lamentable tratarse siquiera una cuestión que tendría por resultado atizar un fuego que se extingue y que nos llevaría a una lucha interminable. Toda la culpa recaería sobre los Estados Unidos, si, a título de protección de intereses extranjeros, intentara semejante acto, pues nadie ignora que los intereses europeos son inferiores a los que tienen los Estados Unidos en nuestro país.

El señor Carranza concluyó manifestando que, tanto él como sus secretarios y todo el partido constitucionalista, estimaba en todo su valor las gestiones personales y los informes rendidos por el señor Hale a su gobierno, sobre la justicia de nuestra causa, y que se complacía en hacer presente la satisfacción que teníamos por haber tratado con un hombre que inspira su conducta en los más altos principios de moral y que respetaba los ideales y prácticas de libertad (6).

Dicha conferencia, aunque cordial y en cierto modo útil a los constitucionalistas porque en ella se dio a conocer el criterio del Presidente Wilson respecto a la ilegalidad del gobierno huertista y su decisión de no reconocerlo, sin embargo entrañaba en el fondo una seria amenaza para la Revolución, toda vez que expresaba el propósito del Ejecutivo estadounidense de intervenir en México si los constirocionalistas no daban protección a las vidas e intereses de los americanos y de todos los demás extranjeros.

La ponderación y al propio tiempo la justicia, dignidad y energía que caracterizaron siempre la conducta del señor Carranza se manifiestan claramente en sus respuestas a míster Hale, de tal manera que sus actos mismos y sus propias palabras son el mejor argumento para justificar su invariable patriotismo.

Aunque los propósitos de míster Hale fueron los de seguir conferenciando con el Primer Jefe, éste resolvió no personarse nuevamente con el representante del Presidente Wilson, sino que en las siguientes entrevistas lo representara su secretario de Relaciones Exteriores y Hacienda, don Francisco Escudero, como así fue.

El señor licenciado Escudero cumplió su cometido teniendo con míster Hale una interesante conferencia el 18 de noviembre de 1913, la cual se desarrolló en los siguientes términos:

El señor Hale:

- Sr. Ministro: el Presidente de los EE. UU. desea saber cuáles son las miras, sentimientos y propósitos de los constitucionalistas, y en particular si se encuentran en disposición de someter su causa a las urnas electorales; y si están dispuestos a que el gobierno constitucional sea restaurado por medios pacíficos, además desea saber si no hay ningunos hombres fuera del ejército constitucionalista en cuya habilidad y patriotismo tengan ustedes confianza ... en tal caso, el Presidente me ha dado instrucciones para recabar de ustedes, si es posible, los nombres de tales personas. Paso desde luego al punto sobre el cual estoy ansioso de que nos podamos entender ...

El único deseo del Presidente es ayudar a la restauración del gobierno constitucional en México, y todos los pasos que dé serán encaminados a este fin. El Presidente no desea hacer uso de la fuerza, Y no acudirá a ella por ningún motivo a menos que se vea obligado a ello. No espera verse en ese caso, pero si así fuere, se darán garantías respecto al desinterés de los propósitos de nuestra nación, por una declaración que excluiría la posibilidad de pedir tierras o dinero por indemnizaciones o para ejercer una vigilancia continua o autoridad en México.

El señor Escudero, interpretado por el señor ingeniero Ignacio Bonillas:

- Las personas que constituyen el partido constitucionalista poseen una conciencia perfecta de sus derechos y obligaciones como ciudadanos de una nación soberana.

Los ciudadanos que constituyen este partido, aunque novicios en el arte de gobernar, conocen y entienden, sin embargo, sus obligaciones al tratar asuntos internacionales, y lo que es más, tienen perfecta conciencia del alcance de estas conferencias para su propio país.

Estas tres aserciones darán a usted la clave de nuestra actitud (7).

Nuestro Primer Jefe, señor Carranza, recibió al señor Hale como un representante del señor Presidente Wilson, sin ninguna formalidad previa, por deferencia a las grandes consideraciones que tenemos por la gran nación americana, especialmente, y de un modo particular, por la consideración y estimación a que el Presidente Wilson y secretario Bryan se han hecho acreedores, así como por la muy particular consideración que debemos al señor Hale en virtud del conocimiento que tenemos con respecto a sus trabajos anteriores en México. Bajo otras circunstancias debimos haber empezado por pedir a usted, míster Hale, presentara sus credenciales a nuestro gobierno, credenciales como las que presentó el señor Lind a un gobierno que nosotros consideramos ilegal. Además se permite recordar a usted que al principio de esta conferencia no había sino un asunto que considerar, y ése era el levantamiento del embargo sobre la importación de armas a México.

Pero como estas conferencias se han hecho ahora extensivas a discutir asuntos que puedan afectar el derecho que consideramos nuestro, o sea el de decidir y determinar nuestros propios asuntos interiores, el Primer Jefe ha determinado que ellas tengan todas las formalidades que en tales casos se acostumbran.

Agregó el señor Escudero:

Desde un principio el partido constitucionalista ha sido ignorado por el gobierno de los Estados Unidos; el cual ha mandado emisarios a Huerta, y nada absolutamente se ha hecho por los constitucionalistas sino dejarlos ignorados. Consideramos que no hay una razón justa para tal trato, ya que en el curso de los acontecimientos los triunfos obtenidos por el partido constitucionalista claramente indican que somos dignos de consideración. Por consiguiente, estimamos que si tales consideraciones y atenciones se han tenido para el gobierno de Huerta, tenemos derecho a reclamar o esperar se nos otorguen a nosotros los constitucionalistas las mismas consideraciones y atenciones.

... En consecuencia, no creemos pedir mucho al insistir en que estos asuntos sean presentados por escrito en debida forma, para que podamos darles nuestra mayor consideración, antes de llegar a una conclusión acerca de ellos ...

En cualquiera correspondencia por escrito, el Presidente encontraría las explicaciones y quizá la información concerniente a todos aquellos asuntos que no comprenda. Y de la misma manera, en las comunicaciones escritas que nos fueren enviadas, nosotros podríamos encontrar las razones de por qué el Presidente Wilson juzga como su deber el tratar asuntos que nosotros consideramos son de nuestra propia y exclusiva competencia conocer o decidir ...

Comprendemos que nuestra nación ha sido siempre -y más ahora que nunca- más débil que los Estados Unidos; por consecuencia, en nada de lo que he dicho hay un espíritu de fanfarronería; nosotros sentimos la realidad de las cosas y tenemos conciencia de ellas. Pero que creemos que los Estados Unidos tienen también conciencia de su propia fuerza, y comprenderán que si la debilidad tiene sus derechos y obligaciones, la fuerza también tiene sus obligaciones y sus derechos. Finalmente, nuestra petición puede resumirse como sigue:

Que el señor Hale dirija una nota oficial a la secretaría de Relaciones Exteriores del gobierno constitucionalista, estableciendo en ella todos aquellos asuntos que quisiera someter, en la inteligencia de qU6 dicha nota sería presentada a la atención del Primer Jefe, con el fin de prestarle su debida consideración y darle la respuesta consiguiente.

El licenciado Escudero considera esta petición como enteramente razonable.

El señor Hale:

- A mi juicio habíamos caminado con verdadera fortuna, hacia la deseada conclusión, cuando el Presidente me sugirió hacer una petición, acerca de la cual me parece difícil obtener una respuesta.

Esa petición se refiere a la actitud de los constitucionalistas respecto al nombramiento de una autoridad provisional en el caso de un cambio repentino en los asuntos de la ciudad de México. El Presidente desea saber si ustedes que se manifiestan contrarios al militarismo estarían dispuestos a aplicar, llegado el caso de su victoria, los procedimientos constitucionales.

Finalmente comunicaré al señor Presidente Wilson las ideas del general Carranza, pero temo que puedan ser vistas como inadecuadas al objeto que él persigue, que es el de saber qué hombres aspiran a gobernar esta gran nación, pues lo que parece es dilatar o evadir la respuesta, lo que tendrá un efecto desafortunado en el resultado ahora pendiente en Washington, a saber, la libre importación de armas.

El señor Escudero:

- Si el señor Hale hace algunas representaciones o algunas preguntas por escrito, tendrá contestaciones en la misma forma. Si se nos enviara alguna comunicación, cualquiera que ella sea, se le prestará la debida consideración así como una respuesta tan pronto como se termine el estudio de cada asunto (8).

¿Qué razones tendría el señor Carranza para no continuar sus pláticas con el señor Hale?

Confieso que antes de sustituir al licenciado Escudero en la secretaría de Relaciones de la Revolución, como relato más adelante, no comprendía los motivos que hubiera tenido él Primer Jefe, pero al enterarme de la correspondencia que hemos dado a conocer tanto del agente confidencial coronel Pérez Romero, como del abogado Hopkins, con el señor Carranza, me expliqué su actitud.

En efecto, las pretensiones del señor Hale eran tan improcedentes, por no decir impertinentes, y en el fondo tan lesivas de nuestra dignidad nacional y aun de la soberanía mexicana, que el Primer Jefe estimó que podían ser motivo de discusiones contraproducentes entre él y el representante del Presidente Wilson. Contraproducentes, digo, porque conociendo el carácter de don Venustiano, estoy seguro de que él quiso evitar nuevas entrevistas con aquel señor con quien no habría podido llegar a ningún acuerdo que fuese útil a nues!Ta causa, sino quizá al contrario, a un rompimiento que no era de desearse en aquellos momentos que eran críticos para la Revolución en sus relaciones con el gobierno norteamericano.

Por eso prefirió, con todo acierto, que fuese su secretario de Relaciones Exteriores, el licenciado Escudero, quien continuase las pláticas con míster Hale previendo que ellas no podrían llegar a buen fin; ya que en tal forma no podría exponer su alta personalidad de Jefe del Gobierno Constitucionalista a una ruptura de proporciones cuasi oficiales con el doctor Hale, o a un altercado entre ambos personajes, lo cual era indispensable evitar.

Además, don Venustiano Carranza tenía una confianza plena en la justificación de su causa, como la tuvo siempre respecto al pueblo mexicano y frente a frente de la gran potencia nórdica y del mundo entero. Porque presentía, con el sentido político que era en él congénito, que un hombre culto y talentoso como el profesor Woodrow Wilson, y el mismo doctor Hale, tendrían que convencerse, tarde o presto, de que la razón, la justicia y la moral estaban de parte de los constitucionalistas. Y no sólo eso, sino que al cabo y al fin, se darían cuenta de sus errores, dándole a él, al señor Carranza, y a sus correligionarios, la razón que les asistía en su noble empresa, como sucedió, según veremos.

Por el momento, el doctor Hale se sintió profundamente contrariado por la ausencia del Primer Jefe en las subsiguientes conferencias que tuvieron lugar en Nogales, y así lo manifestó desde luego al licenciado Escudero y después lo hizo saber a nuestro representante en los Estados Unidos, porque consideró como un desaire a su persona el que don Venustiano no quisiera tratar más con él.

Tal aserto lo corroboramos con la carta que el 30 de diciembre dirigió Roberto Pesqueira al Primer Jefe, en la que le decía:

El lunes de la semana entrante tengo arreglada una cita con el doctor Hale. Dicha cita no la he solicitado yo, sino que me ha sido arreglada por conducto de un amigo de dicho señor Hale, quien a su vez está en constante contacto con el Presidente. Por esta persona he sabido que el doctor Hale vino muy mal impresionado del resultado de las conferencias en Hermosillo y Nogales, en el sentido de que se considera haber sido desairado. Ya procuraré quitarle esa mala impresión. El Presidente salió ayer para el Sur, en sus vacaciones de Navidad, y durante ese tiempo espero estar en contacto con el doctor Hale, de lo que creo que algo bueno puede resultar, pues dicho señor goza de todas las confianzas del Presidente (9).

Por fortuna esta impresión fue pasajera, pues poco más tarde, en entrevista que tuviera con el sobredicho señor Pcsqueira, le confesó su primitivo error acerca de la personalidad del señor Carranza y de su causa. Lo que se desprende de la siguiente carta que transcribimos:

Comenzaré por decirle que vine aquí al llamado del doctor Hale a celebrar una entrevista con relación a nuestros asuntos ...

Tuve una larga entrevista con él, quedando de celebrar otra hoy. Muy complacido salí de la entrevista con el doctor Hale porque pude deducir lo siguiente: que este señor se dio cuenta de lo poco hábil que estuvo en las conferencias de Nogales y ha comprendido la necesidad que tiene, para su prestigio, de pasar como sobre brasas sobre ese asunto. Me manifestó haber recibido una magnífica impresión de usted y de todas las gentes que lo rodean, y haberse dado cuenta de la gran importancia del movimiento y de sus nobles y patrióticos fines; que en tal sentido informó al Presidente, quien recibió con sumo agrado dicha información. Me manifestó que el Presidente francamente está con nosotros y que desea hacer algo positivo para ayudarnos (10).

Fue así como terminó aquel primer acercamiento internacional entre el gobierno constitucionalista y el primer representante especial del Presidente Wilson, quien después fue un defensor de la Revolución mexicana.


Notas

(1) Archivo histórico ... op. cit. Leg. 70-31.

(2) El señor Pérez Romero, coronel del ejército revolucionario, era hermano de la señora doña Sara Pérez Romero, viuda del Presidente mártir, don Francisco I. Madero.

(3) Archivo histórico ... op. cit. Leg. 71-7. (Cables de las fechas citadas).

(4) Archivo histórico ... op. cit. Leg. 70-31. Carta de octUbre 4 de 1913.

(5) Archivo histórico del Presidente Carranza, op. cit. Leg. 90-41.

(6) Archivo histórico del Presidente Carranza, op. cit. Leg. 90-41.

(7) Archivo histórico ... Op. cit. Leg. 59-8.

(8) Documento original en el Archivo histórico del licenciado Isidro Fabela, Leg. 59-8.

(9) Archivo histórico ... op. cit. Leg. 71-38.

(10) Archivo histórico ... op. cit. Leg. 71-44. Carta del señor Pesqueira al Primer Jefe.

Índice de Historia diplomática de la Revolución Mexicana (1910 - 1914), de Isidro FabelaSegunda parte Don Venustiano Carranza, gobernador de Coahuila, desconoce al usurpador Segunda parte Mi ingreso en la Secretaria de Relaciones ExterioresBiblioteca Virtual Antorcha