Índice de La F.O.R.A:, ideologia y trayectoria de Diego Abad de SantillánCapítulo XVIICapítulo XVBiblioteca Virtual Antorcha

Capítulo 16

La negación de la acción directa en la F.O.R.A. del Noveno Congreso. La dictadura del proletariado. El primer congreso extraordinario de la F.O.R.A. del Qinto Congreso (Septiembre-Octubre de 1920). Las huelgas de la Forestal y de la Patagonia.

No es nuestro propósito hacer aquí el proceso a los métodos de lucha de las organizaciones reformistas ni puntualizar sus desaciertos y la pésima enseñanza que de ellos se deriva para las masas trabajadoras. Pero la F.O.R.A. del noveno congreso había adoptado el pacto de solidaridad de la F.O.R.A., propulsor de la acción directa y de la lucha gremial sin compromisos ni desviaciones, y luego, en la práctica, ha obrado de un modo muy distinto, entregando los conflictos a la solución de las autoridades, recorriendo las antesalas de ministerios y jefaturas de policía y obstruyendo en cuanto le fue dado los movimientos de protesta de las grandes masas.

De la altiva intransigencia de los militantes de la F.O.R.A. del quinto congreso a la flexibilidad y cortesanía de los del noveno, hay una distancia que el proletariado llegó fácilmente a comprender. Además ha visto que a quienes la policía perseguía, deportaba, clausuraba los locales, suspendía la prensa, etcétera, era a los anarquistas, mientras que los llamados novenarios disfrutaban de plena libertad de movimiento y de toda suerte de consideraciones oficiales y oficiosas. Y por otra parte los unos estaban siempre dispuestos a la solidaridad con todos los combatientes, mientras que los otros la regateaban, la escamoteaban, terminando por abandonar a su propia suerte inclusive a los gremios adheridos. Todo ello fue cavando la tumba de la F.O.R.A. del noveno congreso.

Ejemplos de esa doblez entre las declaraciones teóricas y la acción práctica los hay por centenares. La huelga de barrenderos de Buenos Aires en 1917, que duró un mes y que de haber sido apoyada por una huelga solidaria del resto de los trabajadores adheridos a la F.O.R.A. del noveno congreso, como correspondía en vista de las bestialidades cometidas por las autoridades contra los huelguistas, simulacros de fusilamiento, despidos en masa, etc., hubiera triunfado, fracasó por la no solidaridad erigida en sistema. La huelga marítima del mismo año tuvo el mismo resultado; los gremios adheridos votaron la huelga general para apoyar a los marítimos, pero los dirigentes de la Federación del noveno congreso lo pusieron todo a merced del laudo arbitral del jefe de policía. Los mismos arreglos a espaldas de la acción directa, componendas, intervenciones oficiales, etc., vemos en las huelgas ferroviarias de 1917, en la de los frigoríficos, en el movimiento de la semana de enero de 1919, en el conflicto de los maestros de Mendoza ... No es ya sólo falseamiento de las declaraciones orgánicas pomposas, sino verdadera traición al proletariado, lo que ha desacreditado a la F.O.R.A. del noveno congreso en sus años de actuación, desde 1917 a 1920, porque anteriormente, desde 1915 a 1917, atravesó un período de estancamiento, como la del quinto (1).

Como en 1909 el desprestigio de la Unión General de Trabajadores fue anegado en un cambio de nombre, surgiendo la Confederación Obrera Regional Argentina, y como la indiferencia con que ésta era vista por los trabajadores halló una solución momentánea en 1915, mediante el ingreso global en la F.O.R.A., así al llegar a 1919 y 1920, caída en el desprestigio y abandonada por el favor popular, se requería bien un cambio de nombre que volviera a vitalizar aunque fuera en apariencia la decaída organización o bien algo que trabara su ruina por un momento.

Vino como pedida de encargo la disidencia surgida en las filas mismas de la F.O.R.A. en torno de la dictadura del proletariado y a la adhesión incondicional a la revolución rusa. Muchos anarquistas, no afianzados bastante en el criterio de libertad, deslumbrados por el triunfo del bolcheviquismo ruso, se mostraron dispuestos a ceder terreno y a entrar en el campo del autoritarismo revolucionario, propiciando métodos de gobierno para el triunfo de la emancipación de los trabajadores. Una enconada discusión siguió a la expresión de ese pensamiento, y era tan grande el entusiasmo y la esperanza que había despertado el hecho ruso en el mundo, que no pocos obreros libertarios se sintieron vacilantes. Esa disidencia debilitó el empuje de la F.O.R.A. del quinto congreso justamente en el período en que estaba por absorber en su seno todo el movimiento obrero del país.

La corriente dictatorial o anarco-dictatorial, fue aprovechada en seguida como un ancla de salvación por la F.O.R.A. del noveno congreso, que la estimuló y la apoyó, contribuyendo muchos de sus gremios a sostenerla inclusive financieramente como para publicar diarios, revistas, etcétera.

Unida la corriente dictatorial surgida en la F.O.R.A. del quinto congreso, con el deseo apremiante de salvarse de la bancarrota en la del noveno, se dio vida a un nuevo movimiento fusionista y por fin a una nueva central obrera, la Unión Sindical Argentina, marzo de 1922 (2).

Para estudiar los nuevos problemas planteados a la organización obrera por la revolución rusa y el crecimiento inusitado de los contingentes sindicales, se convocó a un congreso extraordinario, el de mayor concurrencia y entusiasmo que se ha visto en la Argentina. La F.O.R.A. contaba con 400 sindicatos y estaba en camino de abarcar muchos más. Sólo el obstáculo de las dos actitudes contrapuestas ante la revolución rusa y sus doctrinas impedía el avance progresivo. Se realizó el congreso a fines de septiembre y principios de octubre de 1920 en Buenos Aires. Nos abstenemos de describirlo.

Transcribimos solamente las resoluciones aprobadas, pues la reseña de las discusiones nos llevaría excesivas páginas. Helas aquí:

Sistema federalista:

Se debe mantener la organización federalista, que comprende las federaciones locales o comarcales de diversos oficios, y éstas forman la federación provincial para complementarse en la regional.

Las diversas ramas o especialidades de un gremio formarán la federación o sindicato local, que será parte integrante de la federación local de diversos oficios.

En las zonas agrícolas se formarán consejos comarcales, que representarán a los gremios que dependen directamente de las faenas agrícolas, debiendo esos consejos comarcales manter relaciones y depender directamente de su respectiva federación provincial.

Federación Regional Portuaria:

Se acordó que, dentro del sistema federativo aprobado, se haga una excepción con la Federación Obrera Regional Portuaria, por las circunstancias especiales en que está colocada.

Las secciones de la Portuaria dependerán directamente de su respectiva Federación local o comarcal (y por ende de la provincial), en todos los asuntos de orden administrativo, y de la regional en las cuestiones generales, pero manteniendo con la Federación Obrera Regional Portuaria relaciones directas en lo que se refiere a los asuntos del trabajo; pliegos de condiciones, huelgas generales en los puertos, etc., cotizando con una cuota especial al Consejo Federal de la misma, por intermedio de la federación provincial a que cada gremio pertenezca.

Sistema de cotizaciones:

Se aprueba el carnet único con la estampilla federal de 20 centavos. Los gremios cotizarán en la forma siguiente: 6 centavos a la regional, 5 centavos a la provincial, 5 centavos a la comarcal y 4 centavos a la local. Las cotizaciones se harán de acuerdo con lo estipulado para cada institución, esto es: que donde no haya federaciones locales, comarcales o provinciales, se cotice directamente a la Federación Regional de acuerdo con los 6 centavos acordados por la misma.

La organización obrera:

Se faculta al Consejo Federal -por múltiples razones de orden económico- para que saque el órgano oficial de la F.O.R.A., La Organización Obrera, cuando las circunstancias y los medios lo permitan, ya sea quincenal, semanal o diario.

Los rentados:

Se resuelve por una gran mayoría que la F.O.R.A. prescinda de empleados rentados efectivos, dejando a criterio del Consejo Federal la remuneración de aquellos compañeros que, en determinado momento, sean necesarios para atender la secretaría y demás asuntos relacionados con la organización y la propaganda sindicales.

Persecuciones a la F.O.R.A.:

La parte en que se especifica que en caso de persecución al Consejo Federal o a sus miembros más activos, es de incumbencia de sus componentes llenar las vacantes producidas con compañeros de confianza, sin la obligación de dar cuenta inmediata a los gremios adheridos es afirmada por considerársela una necesaria medida de emergencia.

La fusión:

Considerando que el problema de la unificación proletaria no puede ser mirado con indiferencia por los gremios que integran la F.O.R.A. comunista, puesto que se trata de una cuestión de vital interés para la clase obrera de este país, proponemos que sea tomado en cuenta, en lo sucesivo, todo propósito de unificación de parte de sindicatos, grupos de sindicatos autónomos u otra entidad obrera que represente a diversos gremios, siempre que dicho propósito se fundamente en principios sindicales que no desnaturalicen los medios de lucha y la finalidad social de la F.O.R.A. comunista.

Cuando una de las fracciones que permanecen al margen de la F.O.R.A. comunista presente un proyecto fundamentando la unificación proletaria, el Consejo Federal deberá pasar ad referéndum de los gremios adheridos dichas proposiciones, las que pueden servir de base para un congreso de fusión, siempre que los gremios consultados, por mayoría, así lo resuelvan.

No existiendo hasta ahora, por parte de los fusionistas, unas bases claras y concretas para discutir siquiera la posibilidad de que tal congreso de fusión se realice, se debe rechazar por completo la idea, pero ajustando la interpretación del capitulo 7 de la orden del día que dice: ¿Debe mantenerse la resolución de que la F.O.R.A. no auspicia ningún congreso de fusión? y que data de 1916 a los considerandos contenidos en esta moción.

Gira y Congreso Sudamericano:

Se dan al Consejo Federal amplias facultades para que estudie la forma mejor de realizar dicho propósito, comprendiendo los trabajos necesarios en cuanto se presente una circunstancia favorable. Se acordó que la F.O.R.A. edite bonos (con un valor determinado), con el fin de cubrir los gastos que demande la realización de dicha iniciativa.

Relaciones regionales:

Que la F.O.R.A. comunista entable relaciones cordiales con todas las entidades gremiales del país de carácter eminentemente revolucionario, a los efectos de hacer efectiva la debida solidandad en las luchas obreras contra el capital y el Estado, siempre que ellas estén encuadradas dentro de las prácticas sindicales ajenas a todo tinte legal y político.

Entente proletario:

El primer congreso extraordinario de la F.O.R.A. comunista, considerando que las diversas fracciones del proletariado regional, a pesar de sus principios ideológicos y finalidades sociales opuestas, en ciertas ocasiones de orden general inmediato, pueden llegar a un acuerdo que mancomune su acción en el terreno de la lucha sindical, propone al Consejo Federal de la F.O.R.A. del X congreso y por su intermedio a los gremios que la integran, la formación de una entente en los casos específicos que a continuación detallamos:

1° Libertad de los presos por cuestiones sociales y obreras.

2° Derogación de las leyes Social y de Residencia.

3° Libertad amplia para la prensa obrera y revolucionaria.

4° Organización de la lucha, ante cualquier atentado que afecte a las organizaciones obreras por parte del capitalismo, del Estado u otra institución conservadora.

Relaciones internacionales:

El congreso de la F.O.RA. resuelve que, mientras no sea efectiva una Internacional de federaciones afines, se apoye todo boicot, campaña pro presos, huelgas internacionales, etc., que estén inspiradas en un propósito libertario y redunden en beneficio de la fracción obrera revolucionaria.

La Internacional:

Considerando que a los efectos de la solidaridad internacional, es necesario crear un órgano que establezca vínculos solidarios entre los trabajadores revolucionarios del mundo, se faculta al Consejo Federal para que emprenda los trabajos necesarios a fin de reconstruir la Internacional Sindical Revolucionaria -que sea la continuación de La Primera Internacional- formada por aquellas instituciones gremiales del exterior afines a la F.O.R.A. comunista.

La nueva Internacional tenderá a contrarrestar la obra negadora de la llamada Internacional con asiento en Amsterdam, valorizando en el terreno de las luchas sindicales la acción revolucionaria del proletariado comunista.

La finalidad:

Después de un largo debate, se aprobó por mayoría absoluta la recomendación del comunismo anárquico que figura en el pacto solidario de la F.O:R.A. por resolución tomada en el V congreso efectuado en el año 1905.

El boicot:

El. boicot debe ser reivindicado como arma de lucha colectiva, evitando el abuso que ha hecho de esa arma un recurso de vencidos sin pelea, o una situación cómoda para los que no han querido resignarse a la derrota sufrida.

En consecuencia, todo boicot, antes de ser declarado por un gremio (adherido o autónomo), siempre que sea de carácter colectivo, debe pasar los antecedentes a consideración del Consejo Federal de la F.O.R.A., para que ésta compulse la opinión de los gremios que integran la institución regional y determine una acción conjunta de los mismos.

En lo sucesivo, la solución de cualquier boicot debe estar sujeta a las interpretaciones de la presente moción.

El proletariado rural:

En líneas generales, deben ser igualmente considerados los braceros y los arrendatarios de campos, a los efectos de la propaganda gremial e ideológica. Pero no es posible que la F.O.R.A. propicie dos organizaciones opuestas, que persiguen propósitos diferentes. Para que esa doble organización pudiera identificarse en un interés común, tendremos que aceptar los contratos colectivos entre chacareros y peones. Ello implicaría la desnaturalización de los medios sindicales que emplea la F.O.R.A. y de los fines revolucionarios que persigue.

Por lo tanto, se debe apoyar a los braceros únicamente en las luchas del momento, tendiendo la propaganda entre los chacareros a combatir sus egoísmos de aspirantes a burgueses.

Nuestra prensa:

Todos los periódicos gremiales, a los efectos de una campaña en pro de los presos por cuestiones sociales, huelgas generales, etc., tratarán de coordinar su propaganda gremial e ideológica, formando con ese fin, en cada ciudad importante, un comité de relaciones (anexo al consejo local o comarcal), con un delegado de cada periódico.

Este comité será de carácter circunstancial y a los efectos de uniformar la propaganda para el fin propuesto en cada caso especifico.

Por los presos por cuestiones sociales:

Constituir un comité central, con sede en Buenos Aires y subcomités en cada capital de provincia. Se establecerá cuota obligatoria de cinco centavos por cada obrero asociado, mensualmente, y una suplementaria y voluntaria de 50 centavos. La F.O.R.A. correrá con la impresión de las estampillas, que entregará al Comité Central y éste las remitirá a los subcomités de acuerdo con las que cada uno necesite. El Comité Central pro presos por cuestiones sociales, publicará un balance trimestral, con el control de estampillas y movimiento de caja a los efectos de dar amplia satisfacción a tódos los obreros que a él contribuyen.

Revolución rusa:

El proletariado de la Región Argentina, reunido en el primer congreso extraordinario de la F.O.R.A. comunista con asistencia de los delegados de 220 sociedades adheridas y 56 autónomas, expresa su solidaridad hacia la revolución rusa y hacia todas las fuerzas revolucionarias que con tesón y energía tienden en su renovación incesante a la elevación moral y material de todos los trabajadores del mundo, y en especial modo hacia los anarquistas que en Rusia, como en todas partes, luchan por el triunfo de sus ideales, fuerza dinámica creadora y transformadora de todos los valores morales y sociales que impulsará a la humanidad en su marcha ascensional hacia el porvenir.

Leyendo entre líneas se advierte ya en las resoluciones del congreso extraordinario, el choque de las dos tendencias; una dispuesta a todas las concesiones a la doctrina de la dictadura del proletariado y otra adversa a toda concesión; una dispuesta a reiniciar la vieja comedia del fusionismo obrero y otra en disidencia con ese propósito.

Ya el agregado comunista a la F.O.R.A. se prestaba a diversas interpretaciones, pues el bolchevismo ruso había hecho popular esa palabra. El congreso aprobó ese agregado para diferenciar a la Federación del quinto congreso de la del noveno.

En enero de 1921 se celebró en La Plata, un congreso de la F.O.R.A. novenaria. Concurrió a él una delegación del Consejo Federal de la F.O.R.A. y en los discursos de práctica se alentó la fusión de las dos organizaciones. Fue un pretexto bienvenido para los sindicalistas, pues de inmediato se formó un comité pro unificación. El congreso sindicalista de La Plata aprobó también una resolución favorable a la entente de las dos centrales obreras.

Con esas resoluciones, la del congreso extarordinario, y la de La Plata, fue preciso resignarse a concertar acciones comunes, aun cuando la desconfianza hacia los sindicalistas era grande y la repulsión a todo trato en el mismo plano no se ocultaba por parte de la gran mayoría de los anarquistas.

Sin embargo se presentó una oportunidad pronto para probar en la práctica el contenido verdadero de los anhelos fusionistas.

Los anarquistas de la F.O.R.A. comunista propusieron una acción de defensa de los obreros de La Forestal, masacrados en los dominios Chaqueños de esa poderosa empresa, por causa de su gran delito de reclamar condiciones más humanas de vida. Fue una gran huelga la de La Forestal, donde por parte de los trabajadores se ha luchado valientemente y que habría podido ser el primer paso para un movimiento mucho más amplio y decisivo. La Federación del noveno congreso elude diplomáticamente una respuesta clara y se deja pasar el tiempo necesario para que las tropas redujesen a los huelguistas del Chaco. Fue una dura experiencia que justificó las desconfianzas y el disgusto con que los quintistas recibían la nueva campaña de fusión. Los trabajadores de La Forestal, en abril y mayo de 1921, fueron masacrados y derrotados en medio de la pasividad suicida del proletariado argentino, trabado en su acción solidaria por la entente resuelta en los recientes congresos. Si los quintistas hubiesen procedido por su cuenta y riesgo, se habría ido mucho más lejos y la matanza del Chaco habría repercutido mucho más.

Vinieron después los sucesos del primero de mayo en Cualeguaychú, provincia de Entre Ríos, donde la Liga Patriótica; fascismo en cierne, asaltó una manifestación obrera asesinando a varios trabajadores. Los anarquistas renuevan sin éxito la proposición de acción conjunta.

Llegaron los sucesos de Buenos Aires, el asalto patriótico al local de los choferes y la muerte de dos obreros en la madrugada del 26 de mayo de 1921, la clausura de la prensa anarquista y el cierre de los locales obreros, sin contar los centenares de presos, entre los cuales el Consejo Federal de la F.O.R.A.

Volvieron los anarquistas a proponer la materialización de la acción conjunta. Se perdieron días y días, se hicieron reuniones tras reuniones, y al fin se resolvió la huelga para el 31 de mayo; pero el 30 la policía allana el local donde tenían lugar las negociaciones y detiene a 180 personas, entre ellas los dirigentes de la Federación del noveno congreso. Se había formado un comité mixto de huelga compuesto por anarquistas, sindicalistas y gremios autónomos. Se fue a la huelga, después de tantos días de idas y venidas, y fueron tan sugestivas las experiencias del Comité mixto, que desde entonces no se ha vuelto a aceptar por los anarquistas ninguna acción común previamente protocolizada (3). El nuevo pleito fusionista puede decirse que quedó resuelto en esas tentativas frustradas o malogradas de acción solidaria contra la reacción y contra el capitalismo. Hay que hacer constar que algunas de las organizaciones de La Forestal, como asimismo las de Gualeguaychu, pertenecían a la Federación del noveno congreso.

El 20 de agosto de 1921 se celebró en Buenos Aires una reunión de delegados, que resolvió dar por terminado el asunto de la fusión, porque para los anarquistas no podía haber fusión sin el previo reconocimiento de sus ideas y tácticas, y además denunciar como agentes políticos introducidos en la organización obrera a un grupo de militantes conocidos que actuaban bajo la sugestión directa o indirecta de Moscú, para hacer de la Federación del quinto congreso una dependencia del nuevo gobierno ruso.

Por esta época comienza el movimiento de la Patagonia a preocupar la atención pública. Fue al comienzo un simple movímiento de reivindicaciones modestas, pero la persecución policial y el odio de los hacendados hicieron de él un acontecimiento histórico. Abarcó millares de obreros de las estancias y se mantuvo casi un año, hasta que fue salvajemente aniquilado a sangre y fuego por el Ejército Nacional (4).

Se calcula en millares los obreros muertos y heridos en el movimiento de la Patagonia. El héroe de aquellas jornadas brillantes fue el Teniente Coronel Varela, el pacificador (5).

Hubo un motivo para que el proletariado del país pasara tanto tiempo sin reaccionar debidamente en defensa de los hermanos del Sur: el desconocimiento de la verdad de los hechos. Cuando se comenzó a saber algo concreto, el crimen de la represión bestial se había enseñoreado de los lejanos territorios. Pero lo que no hizo la acción colectiva lo hizo el heroísmo individual para vengar a los caídos.

Fueron grandes movimientos en 1920 y 1921 los de los Ferrocarriles del Estado, los de la Patagonia, los de La Forestal. En todos se ha luchado bravamente. En los Ferrocarriles del Estado el abuso de la fuerza de la organización llevó fatalmente en las huelgas repetidas, y no siempre bien cimentadas, a un descalabro. En la Patagonia y en La Forestal se luchó con las armas en la mano contra la policía y contra el Ejército. Tanto en el lejano Sur como en el Chaco santafecino, esos movimientos dejaron una huella imborrable. Sobró heroísmo, disposición combativa, faltó quizás una mejor organización técnica de la defensa y de la ofensiva de los trabajadores (6).

Comentando ese período, decíamos el primero de mayo de 1921:

Si es cierto que ninguna entidad política ni revolucionaria puede compararse en potencia con los anarquistas, también es cierto que no estamos más cerca de la revolución que ayer, porque las fuerzas no están dispuestas en orden de batalla, como para accionar solidaria y mancomunadamente contra nuestros enemigos, lo que aseguraría el triunfo al proletariado ...



Notas

(1) E. Carbalin: Antecedentes históricos. Semblanza histórica de los movimientos huelguisticos patrocinados por la F.O.R.A. (sindicalista) desde el año 1917 hasta el año 1919, que constituyen una página de vergüenza para el proletariado argentino. Un volumen de 96 páginas. Buenos Aires, 1921. Se trata de un folleto bien documentado y rico en detalles que deja poco lugar a duda sobre las acusaciones del autor.

(2) D. A. de Santillán: La unidad de clase y sus derivados. Supl. de La Protesta, del 23 de febrero al 23 de marzo de 1925.

(3) Puede consultarse toda esta documentación en el número extraordinano de La Organización Obrera, mayo de I922, Buenos Aires, I32 páginas.

(4) Hemos dedicado un número del Suplemento de La Protesta, 31 de enero de 1929, a historiar los sucesos de la Patagonia a base de recopilación de documentos: Causas y efectos. La tragedia de la Patagonia y el gesto de Kurt Wilckens.

(5) Véase el relato publicado por la Federación Obrera Local Bonaerense: La Patagonia trágica, Buenos Aires, 1922.

(6) Los sucesos de la Patagonia, que estuvieron muchos años en la esfera de las interpretaciones beligerantes, entraron definitivamente en la órbita de la investigación histórica objetiva. Lo que un dla era pasión de parte, es ahora exposición documentada de una tragedia sangrienta que costó muchos centenares de muertos y millares de heridos. Un periodista que por su edad no podla hallarse en 1920-21 en las filas de los huelguistas de la Patagonia ni en las de las tropas de la represión indiscriminada, Osvaldo Bayer, ha hecho revivir aquellos sucesos en un libro de 1971 sobre los vengadores de la Patagonia trágica, sobre la base de relatos que habia dado a luz en la revista Todo es historia (1969) (nota de enero de 1971).


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