EMILIANO ZAPATA
Y EL
AGRARISMO EN MÉXICO
General Gildardo Magaña
TOMO II
CAPÍTULO VII
SUBLEVACIÓN DE PASCUAL OROZCO EN CHIHUAHUA
Cómo sucedió
Durante los primeros días del mes de marzo de 1912, las actividades zapatistas no desmayaron; pero la atención se reconcentró en el Norte, porque Pascual Orozco hijo, se sublevó.
En Ciudad Juárez se instaló, el día 4, la Junta Revolucionaria que había lanzado en Tacubaya el Plan de este nombre y que proclamó a don Emilio Vázquez Gómez como Presidente Provisional de la República. Integraron la Junta como vocal militar, el general e ingeniero David de la Fuente; como vocales civiles, el doctor Policarpo Rueda y el periodista don Paulino Martínez; y como secretario, el señor Francisco I. Guzmán, habiéndose encomendado al vocal militar, la dirección del movimiento revolucionario en la República.
Al siguiente día salieron de aquella ciudad fronteriza rumbo a la capital del Estado el ingeniero De la Fuente, don Ricardo Gómez Robelo y el general José Inés Salazar; y el 6, los nombrados, en unión de otros ex maderistas, proclamaron a Orozco general en jefe del Ejército, habiéndose levantado el acta que a continuación reproducimos por su importancia como documento histórico y por ser poco conocida.
Acta notarial de la protesta de Orozco
Bernardo Castro, Notario número quince en actual ejercicio.
Certifico: que en el volumen décimoctavo de mi protocolo y su apéndice, se encuentran las siguientes actas: Número mil seiscientos noventa y siete.
En la ciudad de Chihuahua, a las cuatro de la tarde del día nueve de marzo de mil novecientos doce; Bernardo Castro, Notario número quince en actual ejercicio, hago constar:
Que a solicitud del señor general don David de la Fuente, de cuarenta y cinco años de edad, casado, vecino de Tacubaya, Distrito Federal, y accidentalmente en esta ciudad, hospedado en el Hotel Palacio; protocolizo original y en una foja útil agregándola al apéndice de mi protocolo, en su carpeta correspondiente y marcada con la letra A, original un acta levantada en esta ciudad a inmediaciones de la Casa Empacadora a las diez de la mañana del día seis del corriente marzo, en que se hizo constar la protesta otorgada por el señor general Pascual Orozco hijo, entre los jefes y oficiales que suscriben la misma acta, de luchar por el triunfo de los ideales del Plan de San Luis Potosí reformado en Tacubaya, de conformidad con la parte relativa del Plan de Ayala, protesta que fue otorgada ante el referido señor general don David de la Fuente, en su propia representación y en la de los demás jefes y, oficiales que concurrieron al acto; fueron testigos de este acto los señores: Emilio Aguirre, de cuarenta años de edad, soltero, comisionista, con habitación en la calle de la Llave número doscientos dos; y Toribio N. Méndez, de treinta y un años, casado, empleado, que vive en el callejón del Trébol número doscientos treinta y seis.
Doy fe. David de la Fuente, Emilio Aguirre, Toribio N. Méndez, Bernardo Castro, rúbricas. Sello: Bernardo Castro, Notario 15. Chihuahua. Una estampilla de a cincuenta centavos, debidamente cancelada.
En la puerta principal de la Casa Empacadora de esta ciudad, a las diez de la mañana del día seis de marzo de mil novecientos doce, ante mí, general David de la Fuente, en mi propia representación y en la de los generales y oficiales, que concurrieron al acto, todos revolucionarios, presente el C. general Pascual Orozco (hijo), por previo acuerdo que le fue comunicado en nota relativa se le interrogó en la siguiente forma:
¿Protestáis por vuestro honor y por vuestra vida, y por el honor y la vida de vuestros hijos, luchar por el triunfo de los ideales del Plan de San Luis Potosí, reformado en Tacubaya y de conformidad en la parte relativa del Plan de Ayala?
Y habiendo contestado afirmativamente, el expresado general De la Fuente agregó:
Si así lo hic!ereis la Nación os lo premie: y si no, os lo demandaremos por medio de las armas.
Con lo que se dió por terminada la presente acta que suscribimos todos los concurrentes al acto.
Pascual Orozco, hijo.
David de la Fuente.
Inés Salazar.
Emilio P. Campa.
Lic. R. Gómez Robelo.
Braulio Hernández.
Roque Gómez.
Lázaro L. Alanís.
Lázaro Quevedo.
Rodrigo L. Quevedo.
T. V. Núñez.
F. Contreras.
Arturo L. Quevedo.
Juan B. Porras.
Máximo Castillo.
Secretario, Pedro Loya.
Rúbricas.
Y a pedimento del señor general De la Fuente, expido la presente copia certificada que autorizo y firmo en la ciudad de Chihuahua, a los nueve días del mes de marzo de mil novecientos doce; habiendo tomado previamente la copia mecánica que previene la ley. Doy fe.
Bernardo Castro. Rúbrica.
El sello de autorizar. Al margen de la primera foja, una estampilla de cincuenta centavos debidamente cancelada.
Preparativos para extender la rebelión
Con la sublevación de Orozco, prácticamente todo el extenso Estado de Chihuahua quedó en poder del nuevo movimiento, pues los jefes de los diversos sectores militares eran hombres de la más absoluta confianza del guerrillero.
Emilio P. Campa, Gonzalo C. Enrile, José Inés Salazar, Marcelo Caraveo, Antonio Rojas y otros muchos jefes, se dispusieron para avanzar sobre los Estados de Coahuila, Durango, Zacatecas y Sonora, donde también existían -como ya lo hemos consignado- diversos grupos de revolucionarios.
Aquellos y muchos civiles que se unieron a la rebelión, desconocieron a don Abraham González como Gobernador de la Entidad; la Legislatura local -que se había adherido al movimiento- puso en manos del ingeniero Felipe B. Gutiérrez el Gobierno Provisional.
Por el incremento que tomó la Revolución, llegó a creerse que tras una corta lucha se derrocaría al señor Madero; pero el Gobierno, que tenía informes de lo que estaba sucediendo, ordenó la inmediata movilización de una gruesa columna que salió de la metrópoli a combatir a los alzados, creyendo fácil su empresa, pues se decía que Orozco era sólo un instrumento de los capitalistas chihuahuenses y que no contaba con la voluntad del pueblo ni la de sus soldados.
Vázquez Gómez insiste en su petición
Vamos a reprodudr el telegrama que el licenciado Vázquez Gómez dirigió al Presidénte Madero desde San Antonio, Tex., en respuesta al que figura en páginas anteriores. Dice así:
He recibido su telegrama. Usted es la causa directa de la revolución contra usted. Todo el mundo lo comprende. Sus espías que me rodean aquí a todas horas del día y de la noche, saben que la actual revolución no es mía, es de la Nación. Yo no soy testigo, por el contrario asumo toda la responsabilidad que me pertenece, el patriotismo nos obliga imperiosamente a que los dos dejemos los supremos anhelos de estos instantes, devolviendo la paz y la tranquilidad al país.
Como la actual revolución es nacional y no mía, personalmente, si abandono mi actitud, la revolución continuará inexorablemente. Mi retiro causará la desunión revolucionaria, sembrando diversas opiniones y como consecuencia la fatal anarquía armada. Si entrega el poder a la revolución a fin de que pueda gobernar el país, inmediatamente volverá la paz, la tranquilidad y la justicia, la libertad y el progreso.
Si retarda usted la entrega del poder, significará que está usted resuelto a derramar la sangre de sus hermanos y seguirá impidiendo el regreso de la paz y la tranquilidad del país.
No se trata ahora de hacerse reproches mutuos, sino actos de verdadero desinteresado patriotismo. La historia juzgará cuál de los dos fue fiel a la revolución, si usted o yo.
Medite usted este asunto serenamente, y para salvar al país de una peor desgracia, le pido que entregue la suprema autoridad a la Revolución representada por el Plan de Tacubaya, que es la continuación de la que acaba de pasar, en lugar de seguir gobernando contra la opinión pública como lo hizo el general Díaz. De este modo se obtendrá inmediatamente la paz y la tranquilidad, cesando todos los males y el derramamiento de sangre.
Pido a usted conteste sobre este punto que es en lo que está interesada la Nación.
Pero el Presidente no dió respuesta al anterior mensaje, salvo el envío de tropas para combatir a los sublevados, contra quienes utilizó los servicios del leal Francisco Villa.
EL PLAN DE LA NUEVA REBELION
Suicidio del general González Salas
Con la sublevación de Pascual Orozco hijo, los sucesos del Norte tomaron caracteres muy serios, pues ese guerrillero gozaba de singular prestigio en todo el país y de ascendiente entre quienes se habían levantado en armas encabezados por el señor Madero.
Fue natural, por tanto, que el Gobierno destacara para combatirlo a los mejores elementos disponibles, de los que tomó el mando nada menos que el Secretario de Guerra y Marina, general José González Salas; pero habiéndolo derrotado los orozquistas en Rellano, ese militar no pudo resistir su desastre y se privó de la vida, agravando con ese hecho la situación del Gobierno.
Envalentonado Orozco por el triunfo que supuso una victoria definitiva, expidió en su cuartel general un plan político; que por ser demasiado extenso no lo reproducimos en su totalidad, limitándonos a copiar aquellos puntos sobresalientes, por los que puede verse el estado de ánimo y el pensamiento de los sublevados.
El referido plan contiene, en nuestro concepto, algunas exageraciones que el lector sabrá reducir a sus justos términos, teniendo en cuenta lo caldeado del ambiente en aquellos días. Mucho de lo que en este documento se expone, fueron explosiones producidas por el encono de la lucha y por la decepción que había causado la conducta del señor Madero; hay también puntos de vista muy particulares de quienes estaban llevando a cabo el movimiento.
Texto del Plan
Mexicanos:
El triunfo definitivo de la Revolución iniciada con la toma de Ciudad Juárez, se apresura rápidamente y es preciso, por tanto, hacer conocer a la Nación de una manera definitiva y pormenorizada cuáles son las tendencias de ella, ampliando la proclama expedida con fecha 8 del presente mes y dando a conocer el programa detallado que sintetiza los anhelos del pueblo y honradez de principios que persigue el actual movimiento de rebelión.
La Revolución en su principio localizada se ha convertido de hecho en un levantamiento general de descontento contra el Presidente Madero y su Gabinete. Cuenta con el elemento invencible de la opinión popular; con un ejército organizado y disciplinado de más de diez mil hombres en el Norte de la República y treinta o cuarenta mil en el resto del país. Dispone de un Estado entero unánimemente unido a la Revolución; de una Legislatura Constitucional que ha desconocido al Gobierno del Centro; y de un Gobierno también Constitucional de parte de la Revolución; ha expedido decretos que garantizan el imperio de la ley; ha podido contratar fácil, y espontáneamente colocar, un empréstito de un millón doscientos mil pesos; en toda la región ocupada por las fuerzas revolucionarias funcionan regularmente todos los servicios públicos, con autoridades constituídas, funcionarios municipales, policía, orden y moralidad; recaudación metódica de impuestos; seguridad para la vida y los intereses de nacionales y extranjeros; castiga con mano severa todos los desmanes y los abusos de los que, acogiéndose a la bandera libertadora, han pretendido ir tras del pillaje y del robo, a fin de demo5trar que no es un movimiento vandálico ni de anarquía, sino una rebelión contra el despotismo.
Esta Revolución ha vencido en todas las acciones donde ha sido preciso combatir; ha tratado con decoro y dignidad a los heroicos y denodados prisioneros federales, dignificándolos como se merecen, y no ejercerá represalias ni castigos sino contra los infidentes, los, ambiciosos y los verdugos del pueblo.
Con todos estos elementos que la glorifican y enaltecen, va la Revolución hacia adelante, con la seguridad del triunfo, y la certeza de que cumplirá con su deber y con sus promesas, y llama al pueblo para que sin temores ni desconfianzas la secunde con su aplauso, con su sanción y su esfuerzo.
(...)
Los sacrosantos anhelos de libertad y de justicia del pueblo mexicano, explotado vilmente por el más ambicioso, inepto y miserable de los hombres, llevó a ese pueblo hasta el sacrificio, juzgando erróneamente que el mentido apostol le llevaba al Tabor de las reivindicaciones, y fue como pléyade de mártires y héroes que le crucificaron en el Calvario de la más negra de las traiciones.
Francisco I. Madero, el fariseo de la democracia, el Iscariote de la Patria, por ambición y por herencia de raza, pues es retoño de casta maldita de hermanos en lucha con hermanos, ha arrastrado por el fango la vergüenza y la honra de la Patria; ha manchado la historia de nuestra raza procreadora de héróes, y ha vendido la dignidad y la independencia nacionales.
(...)
Francisco I. Madero ha profanado nuestra bandera con la mano sacrílega del yankee.
Francisco I. Madero ha arrancado de nuestro escudo el águila gloriosa devorando la serpiente, para substituirla con el buitre que devora la América española.
(...)
Os convocamos, compatriotas, para una gran Revolución de principios y a la vez de emancipación. No os va a cobijar el estandarte de una bandería personalista, sino la noble enseña que ampara los derechos del pueblo.
La Revolución maderista fue nociva a la Patria porque desde que se inició fue incubada en gérmenes de traición; porque llevaba como principales elementos de combate el dinero yankee y la falange de filibusteros mercenarios que sin ley, sin honor y sin conciencia, fueron a asesinar a nuestros hermanos. Porque sus miembros directores eran solamente ambiciosos vulgares y sin escrúpulo; por la historia de las traiciones y vilezas de los antecesores de Madero y porque aquella cuadrilla de bandoleros engañaban al pueblo e iban al nepotismo, al robo y a la venta de la Patria.
Está bien demostrado para oprobio eterno de ese hombre sin honor y sin fe, que ha vendido a la Patria, constituyendo con la camarilla de Ministros envilecidos que le rodean, un Gobierno que no es más que una dependencia del gobierno de Washington.
En tal virtud, como heraldos de la dignidad nacional, con las armas en la mano, y con representación de la Junta Revolucionaria, declaramos ante la Nación:
1° El iniciador de la Revolución, Francisco I. Madero, falseó y violó el Plan de San Luis Potosí.
2° Francisco I. Madero hizo la Revolución con dinero de los millonarios americanos y con el apoyo, indirecto o encubierto, del gobierno de los Estados Unidos. Esto está demostrado aun por las propiás declaraciones de Madero.
3° Francisco I. Madero llevó en sus filas filibusteros americanos y de otras nacionalidades para asesinar mexicanos.
4° Francisco I. Madero robó a la Nación asociado con todos los de su sangre, con el pretexto de la fuerza armada en las elecciones que los elevaron a él y a José María Pino Suárez a la Presidencia y Vicepresidencia de la República.
(...)
6° Francisco I. Madero impuso por la fuerza de las armas Gobernadores Interinos, e hizo elegir por medio del fraude los Propietarios, violando la soberanía de los Estados.
7° Francisco 1. Madero contrató y recibió a los dos días de subir al poder usurpado catorce millones de dólares, de Wall Street, con pretexto de ampliar los servicios de las Líneas Nacionales; ampliación que no era perentoria, pero con el verdadero objeto de pagar con ellos su deuda contraída para la Revolución, a la Casa Waters, Pierce Oil Co., de los Estados Unidos, por conducto de sus dos apoderados en México, a quienes Madero hizo nombrar de antemano, Consejeros de las Líneas Nacionales.
8° Francisco I. Madero, de manera perjudicial y humillante para la Nación, ha puesto en manos del gobierno americano los destinos de la Patria, por medio de complacencias indignas y de promesas que afectan a su nacionalidad e integridad.
9° Por los delitos y crímenes anteriores se declara a Francisco I. Madero y a sus cómplices, traidores a la Patria y se les deja fuera de la ley.
10° Habiendo mediado fraude y fuerza armada en las elecciones de octubre de mil novecientos once, se declaran nulas las de Presidente y Vicepresidente y se desconoce por tanto el carácter de Francisco I. Madero como Presidente y de José María Pino Suárez, como Vicepresidente y como presidente nato del Senado.
(...)
13° Para evitar trastornos a la Administración Civil de los pueblos y ciudades, la Revolución reconoce a todas las autoridades actualmente existentes, siempre que se adhieran a ella y reconozcan sus principios. De lo contrario se les considerará rebeldes contra la salud de la Patria y cómplices del Gobierno usurpador e infidente, y como tales serán castigados con todo el rigor de la ley.
14° Se reconocen como legítimas las Cámaras de la Unión y las LegislatUras locales, así como los Poderes Judiciales en toda la República, siempre que reconozcan la revolución, desconozcan al Gobierno de Madero y garanticen su concurso como legisladores para la realización de los principios proclamados en este manifiesto.
15° Siendo ésta una Revolución de principios, salvadora de la Democracia y de la Soberanía Nacional, no hay en ella ningún personalismo, y por consiguiente no hay ningún Presidente Provisional ni candidato para la Presidencia. La Revolución reconoce como únicos Poderes legalmente constituídos el Legislativo y el Judicial, considerando acéfalo por ilegitimidad al Ejecutivo de la Federación, con sujeción al artículo anterior.
(...)
17° En virtud de lo anterior, y de acuerdo con los principios de la más pura Democracia, al triunfar la Revolución, ésta declarará Presidente Interino de los Estados Unidos Mexicanos al ciudadano designado por elección en la siguiente forma: todos los generales, jefes y oficiales del Ejército Nacional Revolucionario y miembros civiles de ella, que ocupen la capital de la República, elegirán una junta compuesta de quince individuos, y esta junta, en votación secreta, designará la persona que ocupará la primera magistratura como Presidente Interino, o determinará si deberá constituirse una Junta de Gobierno compuesta de tres miembros, siguiendo el sistema suizo, para que funcione interinamente como Poder Ejecutivo, entretanto se verifican las elecciones. Ni el designado como Presidente Interino, en el primer caso, ni ninguno de los miembros de la Junta de Gobierno en el segundo, podrán ser electos como Presidente Constitucional en las siguientes elecciones.
18° Este interinato durará un año a contar desde la toma de posesión, a fin de que haya el tiempo suficiente para que la Nación, triunfante y segura del buen éxito de sus esfuerzos, esté completamente pacífica y en aptitud de ejercitar libremente el deber del sufragio.
(...)
20° Los elementos armados de la Revolución, al triunfar ésta, continuarán en pie de guerra al mando de sus mismos jefes y dentro del perímetro donde hayan operado, a fin de que sirvan de garantía a las aspiraciones de la Revolución, y a la soberanía y derechos de cada uno de los Estados a que pertenezcan, pues dado que su misión no es apoyar la ambición de un hombre que se convierte en árbitro de los destinos de la Patria sino defender y contribuir a la efectividad del sufragio y al mantenimiento de la soberanía de cada una de las Entidades de la Federación de acuerdo con los intereses generales de la Unidad Nacional, pero no subordinando unos a otros, sino consolidándolos armónicamente, se hace preciso que esas fuerzas sirvan de sostén y vigilancia al cumplimiento de los anhelos legítimos del pueblo, hasta tanto que el Gobierno Interino, con su apoyo, lleve a término el cumplimiento de las promesas de la Revolución.
(...)
27° Por ninguna causa ni motivo, por imperiosos que sean, se concederán al Ejecutivo facultades extraordinarias para legislar en ningún ramo de la Administración Pública excepción hecha del ramo de Guerra, para la movilización y dirección del Ejército y Guardia Nacional en caso de guerra extranjera.
28° La Revolución hará efectiva la independencia y autonomía de los Ayuntamientos para legislar y administrar sus arbitrios y fondos.
29° Se suprimirán en toda la República los cargos de Jefes Políticos, cuyas funciones serán desempeñadas por los Presidentes Municipales.
(...)
32° A fin de impedir que el control del Gobierno en los Ferrocarriles Nacionales se menoscabe, el Gobierno no podrá deshacerse por causa alguna, de las acciones que posee; sino por el contrario, y para acelerar de una manera efectiva la completa nacionalización de las líneas, se creará anualmente en el Presupuesto de Egresos, una partida destinada a la compra de mayor número de acciones de dicha empresa.
33° Igualmente, para hacer efectiva la nacionalización del personal de las mismas líneas, el Gobierno cuidará de fomentar. el adelanto práctico y técnico del personal mexicano, y exigirá de la empresa la más rápida substitución de empleados extranjeros por mexicanos, así como que en igualdad de aptitudes, se paguen a los mexicanos iguales sueldos que a los extranjeros.
34° Para mejorar y enaltecer la situación de la clase obrera, se implantarán desde luego las siguientes medidas:
I. Supresión de las tiendas de raya bajo el sistema de vales, libretas o cartas-cuentas.
II. Se reducirán las horas de trabajo, siendo éstas diez horas como máximo para los que trabajan a jornal y doce para los que lo hagan a destajo.
(...)
IV. No se permitirá que trabajen en las fábricas niños menores de diez años, y los de esta edad hasta la de dieciséis, sólo trabájarán seis horas al día.
V. Se procurará el aumento de jornales armonizando los intereses del capital y del trabajo, de manera que no se determine un conflicto económico que entorpezca el progreso industrial del país.
VI. Se exigirá a los propietarios de fábricas que alojen a los obreros en condiciones higiénicas, que garanticen su salud y enaltezcan su condición.
35° Siendo el problema agrario en la República, el que exige más atinada y yiolenta atención, garantiza que desde luego se procederá a resolverlo, bajo las bases generales siguientes:
I. Reconocimiento de la propiedad a los poseedores pacíficos por más de veinte años.
II. Revalidación y perfeccionamiento de todos los títulos legales.
III. Reivindicación de los terrenos arrebatados por despojo.
IV. Repartición de todas las tierras baldías y nacionalizadas. en toda la República.
V. Expropiación por causa de utilidad pública, previo avalúo, a los grandes terratenientes que no cultiven habitualmente su propiedad; y las tierras así expropiadas se repartirán para fomentar la agricultura.
VI. A fin de no gravar el Erario, ni echar mano de las reservas del Tesoro, ni mucho menos aumentar con empréstitos en el extranjero la Deuda Exterior de la Nación, el Gobierno hará una emisión especial de bonos agrícolas para pagar con ellos los terrenos expropiados, y pagará a los tenedores el interés del 4 por ciento anual hasta su amortización. Esta se hará cada 10 años con el producto del pago de las mismas tierras repartidas con el que se formará un fondo especial destinado a dicha amortización.
VII. Se dictará una Ley Orgánica Reglamentaria sobre la materia.
(...)
"El presente Plan Revolucionario llena debidamente las necesidades y aspiraciones nacionales. Confiamos en que el pueblo acudirá a nuestro llamamiento.
(...)
Conciudadanos:
Llamamos a nuestras filas a todos los patriotas; a todos los que con toda la honradez de una fe santa y el arrojo del que va a dar su vida por la felicidad de la Patria, y a todos los que hasta ahora se han abstenido de tomar parte en la lucha. Para la salvación de la Patria y de la dignidad nacional no hay distinción de partidos en los momentos de peligro común, pues, éstos, en los países democráticos, sólo deben luchar frente a las urnas electorales, y no en los campos de batalla.
Soldados de la República:
Vuestra misión sagrada es velar por las instituciones de la Nación, y no servir de apoyo y sostén a un hombre que criminalmente la engaña, la roba, la hunde en la anarquía y la entrega al extranjero, empobrecida y maniatada.
No os hacemos un llamamiento para que faltéis a vuestros deberes de lealtad, pues no os exhortamos a violar las leyes ni a derrocar las instituciones, sino a desconocer el Gobierno de un hombre nefasto que lleva al país a la ruina y a la esclavitud.
¡Vuestra heroicidad y disciplina en la última contienda, os ha conquistado la admiración del mundo!
Si el espíritu caballeresco inculcado en vuestras almas despierta escrúpulo en vuestras conciencias, sólo os pedimos que al disparar sobre vuestros hermanos tengáis presente que ésta es una verdadera lucha de emancipación; que recordéis al coronel Morelos y demás víctimas sacrificadas en la lucha fratricida y que os juzgan desde el cielo de su gloria, los sublimes niños mártires inmolados en el holocausto de nuestro honor y nuestra libertad.
Cuartel General en Chihuahua, marzo 25 de 1912.
Reforma, Libertad y Justicia.
General Pascual Orozco hijo.
General Inés Salazar.
General Emilio P. Campa.
General J. J. Campos.
General Benjamín Argumedo.
Coronel Demetrio Ponce.
Coronel Gonzalo S. Entile.
Coronel Félix Díaz.
José Córdoba, Secretario.
Un sello que dice: República Mexicana.
General en Jefe del Ejército Nacional Revolucionario.
No quisiéramos hacer comentario alguno acerca de lo que acabamos de transcribir; pero es preciso llamar la atención de que mientras en el acta notarial que figura en páginas anteriores, Pascual Orozco (hijo) protesta luchar por el cumplimiento del Plan de San Luis reformado en Tacubaya y de conformidad con la parte relativa del Plan de Ayala, en el documento preinserto nada se dice de este último Plan, y en lo que concierne al de Tacubaya, se desconoce de manera expresa al señor licenciado Emilio Vázquez Gómez como Presidente Provisional y se determina la forma de nombrar a este funcionario al ocuparse la capital de la República, dando facultades a los electores para nombrar una Junta de Gobierno si lo estiman conveniente.
Recordemos que la sublevación del Norte, al nacer, había ténido muy en cuenta el Plan de Ayala, estableciendo así la unidad de acción. Ahora, la presencia de Orozco, no obstante ser el jefe según ese Plan, rompe la unidad, cambia el giro de las cosas y transforma en político el panorama de la lucha.