Índice de 1914: La intervención americana en México de Ricardo Flores MagónEscrito anteriorSiguiente escritoBiblioteca Virtual Antorcha

LA INTERVENCIÓN AMERICANA

La prensa no habla de otra cosa que de la intervención americana en México, y, en efecto, ése es el asunto principal del día. Todos, ricos y pobres, proletarios y magnates, están interesados en el desarrollo de los sucesos que tuvieron como origen o pretexto la negativa de Huerta de inclinarse ante la bandera americana, cuando se le urgía qure la saludase en desagravio de la falta cometida por la autoridad militar en Tampico, al mandar poner bajo arresto a un puñado de marineros americanos que pisaron suelo mexicano el 9 de abril último.


¿POR QUÉ TANTO INTERÉS?

Los capitalistas ven en la intervención y el triunfo de las armas americanas en México, el nacimiento de una era de bonanza para los negocios. Los capitalistas esperan que la sangre de los proletarios que mueran en la guerra que se prepara, se convierta en sonantes monedas que acaben de repletar sus cofres, pues si los Estados Unidos triunfasen en la lucha contra México, las tierras, las minas, las fábricas, los talleres, los barcos, los ferrocarriles, todo pasaria a las manos de los ávidos negociantes americanos, quienes, bajo la protección de Carranza o de cualquier otro presidente, pues cualquier individuo que escale el poder en lo futuro tendrá que ser un lacayo del capitalismo americano, multiplicarían sus fortunas con el sacrificio, el dolor, la miseria, la esclavitud del proletariado mexicano.


EL INTERÉS DEL POBRE

El pobre muestra interés en el conflicto porque sabe que si los soldados americanos clavan definitivamente su bandera en México, las esperanzas más risueñas que ha abrigado en el fondo de su corazón morirán aplastadas como las florecillas del campo bajo las pezuñas de los corceles del conquistador. El pobre ha creído que de esta revolución, que de este conflicto de cerca de cuatro años que ha ensangrentado el territorio mexicano, tiene que brotar al fin su libertad y su bienestar como una consecuencia de la toma de posesión de la tierra y de los instumentos de trabajo, y, en su sencillez comprende que el yanki no va a México a darle la libertad económica con que sueña, sino a remachar sus cadenas de esclavo del salario, a perpetuar el sistema de la propiedad privada que hace desgraciados por igual al mexicano y al americano, al italiano y al francés, al japonés y al alemán, al proletariado de toda la Tierra.


LA RESISTENCIA DEL PUEBLO

Ni los mismos federales hicieron en Veracruz una resistencia tan grande y tan tenaz como la que hicieron los hijos del pueblo. Al desembarcar lo marinos americanos en veracruz, los federales hicieron alguna resistencia y se batieron después en retirada; pero los trabajadores del puerto continuaron la lucha por su cuenta y desde las ventanas y las azoteas de las casas, desde las torres de las iglesias, o bien parapetados detrás de los árboles, disparaban sus pistolas, vaciaban sus escopetas o hacían funcionar sus rifles de día y de noche teniendo en constante alarma a los invasores. Otros, valiéndose de una ingeniosa estratagema, tomaron el cementerio como base de operaciones, desde donde hacían blanco de sus tiros a los centinelas americanos que caían heridos o muertos aquí y allá, heridos por balas disparadas por tiradores invisibles, pero no por eso menos certeros, que fueron por cerca de tres días la desesperación de los jefes americanos.


LA ESTRATAGEMA

Durante esos tres días, las autoridades militares observaron que el número de cortejos fúnebres era crecidísimo. Un oficial americano sospechó que algo anormal sucedía y al pasar cerca de él uno de tantos cortejos, ordenó que el ataúd fuera abierto en su presencia. El ataúd fue abierto, y, en lugar de un cadáver, lo ocupaba una docena de rifles y un buen número de cartuchos. Entonces la milicia invadió el cementerio, pero solamente pudo hallar personas que circulaban por sus contornos y al parecer inofensivas. Un registro más minucioso fue hecho, sin dar mejores resultados a los oficiales americanos, hasta que a alguien se le ocurrió abrir los sepulcros recién cerrados, y en ellos fueron encontrados hombres que esperaban la noche para reanudar su ejercicio de tiro sobre los marinos del capitalismo yanki.


LA LEY MARCIAL

Entre tanto, el tiroteo continuaba de distintos puntos de la ciudad sobre las fuerzas americanas, y el Contraalmirante Fletcher no sabía cómo detener aquella agresión espontánea del pueblo, que amenazaba acabar en detalle con la fuerza de marinos que ocupaban la ciudad. Por fin se decidió a poner la ciudad bajo la ley marcial, por la cual se condena a muerte a toda persona que, sin permiso de la autoridad lleve consigo cualquier clase de armas. En el decreto que establecía la ley marcial se ordenó a todos los habitantes de Veracruz que entregasen las armas que tuvieran en su poder, so pena de ser pasados por las armas. Al mismo tiempo, se llevó a cabo una obra de cateo al por mayor de todas las casas de la ciudad, cateo que dió por resultado el desarme de los habitantes del puerto.


LAS FUERZAS DE TIERRA

Desarmado el pueblo, las fuerzas terrestres del General Fuston en número de cinco mil hombres de infantería, pudieron hacer sin oposición su entrada a Veracruz, sustituyendo a los marineros que regresaron a sus barcos de guerra. Las fuerzas de Funston son las que ahora se encuentran frente a las fuerzas mexicanas al mando del General Gustavo Maas.


SALUDA LA BANDERA

Como Huerta no ha querido saludar la bandera americana y ello le ha acarreado la enemistad del tío Samuel, los constitucionalistas, para granjearse la buena voluntad de los capitalistas yankis no solamente ofrecen velar por los intereses de los bandidos de Wall Street, sino que no pierden oportunidad que se les presenta para hacer ostentación del más bajo y pestilente servilismo. El General carrancista Murguia anunció que saludaria la bandera americana cuando llegase a Piedras Negras, y un mensaje publicado en el Express, de esta ciudad, dice al referirse a la entrada de la tropa carrancista a la mencionada población: Cuando la bandera de los Estados Unidos fue izada, un destacamento de soldados constitucionalistas marcharon al Consulado americano y la saludaron.


SENTENCIADO A MUERTE

Francisco Villa es ahora víctima del delirio de persecución. Su incuestionable servilismo al capitalismo yanki; sus abyectas declaraciones de que tiene fe en la política de Wilson y de que éste es un hombre honrado, han levantado una ola de indignación; indignación que se ha recrudecido con sus recientes vociferaciones de que él permanecerá como un mero espectador cuando las fuerzas americanas estén atacando a los mexicanos que se opongan a que una fuerza extraña intervenga en México para obligar al trabajador a aceptar la tiranía de la autoridad y del capital. Villa teme ahora ser ejecutado por un brazo fuerte y valiente, e impulsado por ese temor, tan pronto como llegó a Chihuahua, procedente de Ciudad Juárez, puso a la ciudad bajo la ley marcial, precaución inútil de todo tirano, pues las vallas de soldados, las escoltas especiales, las nubes de polizontes con disfraz y sin él, los registros domiciliarios y personales, el espionaje exacerbado, no pueden impedir que la bomba caiga a sus pies y lo haga saltar a pedazos o que el puñal parta en dos su negro corazón o la bala desquebraje un cráneo incapaz de anidar en su seno sentimientos de abnegación y de justicia.


POSIBLES COMPLICACIONES

Urgido por Europa, Wilson ha propuesto a Carranza y a Huerta que se declare zona neutral el distrito petrolífero de Tampico en el que hay intereses ingleses, alemanes y americanos. Los burgueses de esas nacionalidades pretenden que no haya lucha en la vecindidad de los pozos de petróleo para evitar el incendio de ellos. Carranza, para apaciguar la exitación que contra él reina entre sus soldados por su amistad con los capitalistas americanos, finge oponerse a la formación de la zona neutral; pero declara que él protegerá los pozos. Su ofrecimiento, sin embargo, es acogido con sonrisas por la soberbia burguesía europea y lo que parece probable es que se efectúe en Tampico una invasión parecida a la de Veracruz, por los marinos americanos para proteger los codiciados manantiales de petróleo. A este efecto, van a ser movilizados a Tampico algunos de los barcos de guerra americanos que se encuentran en la bahía de Veracruz.


UNA ESCARAMUZA

El 2 de mayo una fuerza de varios centenares de soldados mexicanos avanzó de su puesto en Soledad hacia la planta hidráulica de El Tejar. El Comandante mexicano intimó rendición al destacamento americano que guarda la planta, dándole diez minutos para que la efectuara. En el acto volaron a Veracruz miles de soldados americanos. Parece que los mexicanos solamente trataban de molestar al invasor, pues se retiraron después de hacer un ligero tiroteo sobre las fuerzas americanas que en abrumador número se aproximaban a paso de carga.


ARMA DE GUERRA: EL HAMBRE

Las fuerzas mexicanas al mando del General Maas, dice Funston a Wilson, están estrechando el cerco que tienen puesto a Veracruz, y, aunque no hostilizaron a tiros a los americanos, impiden, sin embargo, que entren a la ciudad ocupada por ellos, artículos alimenticios. Legumbres, carne fresca, leche, huevos, mantequilla, frutas, no pueden entrar a Veracruz porque los caminos están tomados por las fuerzas mexicanas, y los pocos productos que actualmente pueden obtenerse de los arrabales de la ciudad, han alcanzado precios exhorbitantes y muy pronto quedarán agotados. Esto será lo que en grande escala ocurrirá a las fuerzas invasoras cuando se internen en México. Posesionadas de las ciudades, pues no tendrán fuerza suficiente para ocupar el campo, careceran de todo hasta que el hambre les haga invadir los campos en busca de alimentos, pero al hacerlo caerán en las emboscadas de los guerilleros en que un puñado de hombres valerosos pueden destrozar un ejército.


PREPARÁNDOSE

Que los Estados Unidos se preparan para la guerra con México, y que las negociaciones de paz iniciadas por los representantes de Argentina, Brasil y Chile servirán para dar tiempo a esa preparación, lo indica claramente un despacho de fuente americana procedente de Veracruz con fecha 28 de abril. Dice en parte el despacho:

Los Estados Unidos están preparando sus fuerzas para la guerra con México, de una manera lenta, pero segura. Dentro de seis meses, a no ser que circunstancias imprevistas alteren los planes actuales del Departamento de Guerra, nuestro ejército estará exparcido en las más importantes regiones de México. El avance principal será llevado a cabo de Veracruz a la ciudad de México. Primero, una porción de artillería, después una porción de caballería seguida de una tregua; luego, más infantería, y así sucesivamente. Esa será la manera de desembarcar de nuestro ejército. El plan actual es continuar desembarcando tropas americanas en México, y establecer bases militares en puntos estratégicos.


PREPARÁNDOSE TAMBIÉN

Las fuerzas mexicanas no se quedan atrás en sus preparativos. El río Pánuco ha sido minado por los federales, de manera de impedir el libre acceso por agua de fuerzas americanas que puedan ser despachadas sobre Tampico. Además, el General Gustavo Maas ha volado el puente de San Francisco, en la línea del ferrocarril interoceánico y según asegura Funston, los rebeldes no carrancistas, por su parte, han minado todo el camino de hierro que conduce a la ciudad de México.


LAS CONFERENCIAS DE PAZ

La preparación de estas conferencias está retardando el choque de las dos fuerzas, aunque cualquier incidente imprevisto que pueda surgir por la presencia en suelo mexicano de las fuerzas de los Estados Unidos, puede precipitar el conflicto, la catástrofe predicha desde que comenzó en México la lucha del pobre contra el rico hace cerca de cuatro años.


LO INEVITABLE

Todos los que conocemos las causas de la Revolución Mexicana pudimos ver desde un principio que la intervención llevada a cabo por los Estados Unidos solamente, o por las fuerzas de los Estados Unidos y de las principales potencias, era inevitable. Era inevitable la intervención porque la Revolución Mexicana no es una lucha de caudillos que quieren apoderarse de la presidencia de la República, sino una lucha de intereses de clase que no podía ser resuelta por la mera exaltación de un caudillo a la silla presidencial.


EL POBRE CONTRA EL RICO

Llegó un momento en la vida política y social del pueblo mexicano, en que el pobre no pudo por más tiempo soportar la tiranía de la autoridad y la explotación del Capital. Entonces se levantó en armas contra sus verdugos, no para derribar un presidente y sustituirlo por otro, sino para modificar las condiciones sociales y económicas en las cuales había permanecido hundido por cuatro siglos. La cuestión de quien ocupase la Presidencia de la República era lo de menos; lo importante era salir de la miseria y la tiranía, y con el buen sentido que admira a los observadores inteligentes de esa tremenda contienda que se desarrolla al otro lado del Bravo, puso el pueblo insurreccionado al frente de todas sus demandas la expropiación de la tierra de las manos de los acaparadores.


LA TIERRA BASE DE LA RIQUEZA; LA RIQUEZA, BASE DE LA LIBERTAD

El que es dueño de la tierra es dueño de todo cuanto existe. La tierra es la fuente natural de todas las riquezas, de la tierra se obtienen los productos alimenticios del reino vegetal; de los productos de la tierra se mantienen los ganados, cuya carne sirve de sustento al hombre; de la tierra se obtienen las maderas de construcción y la leña para la calefacción; las materias primas para la industria se obtienen de la tierra; del seno de la tierra generosa se extraen los metales y el carbón y los materiales para la construcción de edificios y otras obras de ingenieria; sobre la tierra hay que fijar la vivienda. Las fundiciones, las fábricas, los talleres, los medios de transportación acuática y terrestre han sido construídos con materiales donados por esta madre buena y fecunda: la tierra. Así pues, el que posee la tierra es rico, y el que es rico es libre, porque la libertad es la consecuencia lógica de este hecho: la independencia económica es patrimonio exclusivo de los ricos, esto es, de los dueños de la tierra.


LOS ÚNICOS LIBRES

Los burgueses, aún bajo el régimen más despótico son libres, porque para vivir no dependen de nadie. Gozan, pues, de la libertad económica, fuente de todas las libertades, entre ellas, la libertad política. Son completamente libres, porque siendo el gobierno una institución creada para garantizar el tranquilo disfrute de sus bienes, son amos del gobierno y éste es su servidor. ¿Hay alguna querella entre ellos y los pobres? El gobierno está listo para zanjar la dificultad en provecho de sus amos: los burgueses. Los burgueses pueden cometer toda clase de delitos sin sufrir las consecuencias de sus actos, porque siendo la judicatura una parte del gobierno, no pueden ser castigados por una institución que de ellos depende, mientras que los pobres son encerrados en los presidios por la menor falta por el sólo hecho de que el gobierno no ha sido instituido para ellos sino para los ricos. El derecho de votar, el derecho de reunión, el derecho de hablar y de escribir sobre cualquier materia, la inviolabilidad del domicilio, de los papeles y de las personas, todos los derechos políticos y todas las prerrogativas del ciudadano, son para los ricos, para los que no necesitan depender de nadie para poder hacer su vida. Los ricos son, por lo tanto, los únicos libres.


LA INTERVENCIÓN, UNA AMENAZA PARA LA LIBERTAD

Decidido el pueblo a conquistar su libertad económica por medio de la expropiación de la tierra de las manos de la burguesía, para hacerla proiedad de todos los que quieran cultivarla, y encontrándose en lucha para llegar a ese fin, ve naturalmente con malos ojos que fuerzas extrañas se mezclen en la contienda pretendiendo castigar un ultraje que, se dice, fue cometido a la bandera americana, pero en realidad interviniendo para poner fin a una lucha que, si triunfa en México, puede ser el principio de la tremenda conflagración que liberará a los seres humanos en todo el mundo: la revolución social. La intervención en México es, pues, no solamente una amenaza para la libertad del proletariado mexicano, sino una amenaza a la libertad de la clase trabajadora de todo el mundo cuyos intereses, cuyos problemas son los mismos que los que se disputan arma al brazo, en las ricas campiñas de México.


LO QUE QUIERE LA BURGUESÍA

El capitalismo americano, al intervenir en México no solamente quiere que perdure ahí el sistema de salarios, producto de la propiedad privada de la tierra, de la maquinaria y de los medios de transportación, para enriquecerse más todavía, sino que quiere evitar que cunda por el mundo obrero el ejemplo de como se puede obtener la abolición del sistema capitalista, sin parlamentos, sin huelgas, sin largas preparaciones en las que el obrero se descorazona y se entrega al fin a merced de sus verdugos, al ver que su liberación tiene que ser la obra de cientos de años de una preparación a la que pone mil trabas la autoridad y sus agentes: la miseria y el medio.


UN PROYECTO DESCABELLADO

Para llegar la burguesía internacional al deseado resultado: el término de la contienda en México entre ricos y pobres, se creyó que el conflicto entre Wilson y Huerta daba el mejor pretexto para ofrecer los buenos oficios de algunos países latinoamericanos que nada tienen de sospechosos de estar al servicio de la burguesía yanki, y al efecto, Argentina, Brasil y Chile, por medio de sus representantes en Washington, intervinieron pacíficamente para hacer cesar las hostilidades entre los Estados Unidos y México; pero a poco de discutir el programa de las Conferencias de Paz, se presentó el objeto real de la mediación: la terminación, por las vías pacíficas, de la guerra que el desheredado tiene entablada contra el propietario, o sea, la Revolución Mexicana.


SUSPENSIÓN DE LAS HOSTILIDADES

La primera medida adoptada por los Comisionados de Paz, fue pedir a Huerta y a Wilson que suspendieran las hostilidades, cosa que fue aceptada desde luego, aunque no por eso se ha suspendido la actividad por ambas partes en lo que respecta a la preparación para una guerra que es inevitable, que nadie puede impedir, que tiene que efectuarse a no ser que la burguesía internacional renuncie a impedir que se desarrolle en México el primer acto de la tragedia que ha de terminar en todo el mundo con la muerte del privilegio por la plebe dignificada y redimida.


NO HAY ARMISTICIO

Pero si fue aceptada por Huerta y Wilson la mediación de los representantes de Argentina, Brasil y Chile para arreglar el conflicto que tuvo como pretexto la irreverencia a la bandera americana, no fue aceptada dicha mediación para arreglar por la vía pacífica el movimiento revolucionario, no porque no tengan ansia Huerta y Carranza de que termine el conflicto y quedar uno u otro dueño de la situación, sino porque tal tarea es enteramente irrealizable, pues no depende de arreglos tenidos en un salón por personajes de casaca y guante blanco, sino de la acción de los proletarios que en la montaña y en la llanura se baten contra las fuerzas del Capital por conquistar Tierra y Libertad. Ningún arreglo que no diera como resultado la entrega de la tierra a los que quieran cultivarla por sí mismos, podría dar como resultado la paz, pues el trabajador mexicano ya no quiere una paz infame en que él tiene que hacer de bestia de carga para que un puñado de burgueses dilapiden en francachelas el producto de su sudor y de su sacrificio.


SIGUEN LAS HOSTILIDADES

Así, pues, las hostilidades entre las diversas facciones no se suspenderán por ningún motivo, y los Comisionados de Paz se concretarán a trabajar únicamente, al menos por el momento, sobre el incidente nacido de la irreverencia a la bandera americana. Así lo declararon el 4 de este mes en Washington los representantes de las tres Repúblicas sudamericanas.


UNA MUJER ANTE LA CORTE MARCIAL

El siguiente telegrama fue puesto en Veracruz el 4 de este mes: Una mujer sobre quien pesa la acusación de haber matado a ocho marineros y soldados de marina americanos en las calles, cazándolos durante los primeros días de la invasión americana, ha sido arrestada esta noche y puesta a disposición de las autoridades americanas. Un mexicano informó a las autoridades americanas acerca de su paradero, por lo que su casa fue cateada encontrándose cierta cantidad de armas. Ella va a ser juzgada en Corte Marcial mañana bajo la acusación de asesinato. Hasta aquí el despacho. ¿Puede considerarse como asesinato el acto de una mujer que mata a los que van a impedir que sus hermanos conquisten Tierra y Libertad? Si el pueblo americano estuviera luchando por su libertad, y un ejército mandado por capitalistas de otros países para someterlo fuera acometido por una mujer, y de esa acción resultaran varios invasores muertos, ¿pensaría el pueblo americano que esa mujer era una asesina? Ante el criterio de todo ser humano normal el acto de la veracruzana no puede calificarse de asesinato.


WILSON Y CARRANZA SE ENTIENDEN

Como se sabe, Carranza es solamente un instrumento de los capitalistas americanos. Cuando Wilson supo que Carranza no consentía en que se estableciera un armisticio, no se mostró contrariado, antes bien, manifestó que su deseo era el privar a Huerta de toda clase de recursos para que los constitucionalistas pudieran derribarlo tan pronto como fuera posible. ¿Podrá negarse todavía que el carrancismo es obra de los capitalistas yankis? Las declaraciones de Carranza y de Villa de que no se opondrán a la invasión americana; los favores manifiestos que ha recibido de parte de los capitalistas y hombres de Estado de los Estados Unidos, deberían hacer pensar a los proletarios que engañados militan en las filas del carrancismo.


OTRA ESCARAMUZA

El General Funston, de las fuerzas americanas en Veracruz, da cuenta de una nueva escaramuza ocurrida entre las fuerzas mexicanas y las americanas en la planta hidráulica de El Tejar que surte de agua a la ciudad de Veracruz. Esta escaramuza ocurrió el cinco de este mes por la mañana, y no se habla de si hubo muertos o heridos. Tres baterias de artillería americanas fueron llevadas violentamente al lugar de los sucesos, mientras los grandes cañones desembarcados el día 4 fueron desde luego emplazados para hacer frente a cualquiera emergencia. Se cree que las fuerza mexicanas se disponían a dinamitar la planta hidráulica, pues los exploradores americanos encontraron varios cartuchos de dinamita en la inmediaciones. Si se logra volar la planta hidráulica, Veracruz quedará en condiciones terribles. El General Funston ha aumentado el número de avanzadas en vista del rápido aumento de fuerzas mexicanas por el oeste y noroeste de la ciudad. De la ciudad de México está siendo movilizada una gran fuerza de artillería contra los invasores. Esto ha puesto en actividad a los americanos, quienes están levantando trincheras y haciendo otras muchas obras militares. Los Estados Unidos, por su parte, van a enviar a Funston siete mil hombres más, lo que hará que su fuerza sea de doce mil hombres, más tres mil marinos.


UNA PACIENCIA QUE IMPACIENTA

Los comandantes navales critican la paciencia de las autoridades de Washington por no haber ordenado un inmediato avance sobre la ciudad de México de las fuerzas americanas, tan pronto como éstas desembarcaron en Veracruz, pues en aquellos momentos Maas no contaba sino con dos mil soldados, mientras que ahora tiene bajo su mando unos quince mil y una considerable dotación de armamento. El Contraalmirante Badger informa al Secretario de la Marina, Daniels, que la tardanza en hacer avanzar las fuerzas americanas hacia la ciudad de México, tendrá como precio la pérdida de miles de vidas de soldados americanos. De fuente digna de crédito se sabe que tanto los comandantes navales, como Funston están urgiendo a Wilson un pronto avance de las tropas americanas hacia la ciudad de México.


UN AVANCE DE TRES MILLAS

Los intentos hechos por las fuerzas mexicanas de destruir la planta hidráulica de El Tejar, de la cual se surte de agua la ciudad de Veracruz, dieron como resultado que el gobierno de Washington autorizara al General Funston a extender sus líneas hacia el interior a la distancia que él creyera conveniente para proteger la planta. Funston extendió sus líneas tres millas hacia el interior; instaló su artillería de grueso calíbre en las trincheras construídas alrededor de la planta hidráulica, dirigiendo las bocas de los cañones hacia los cerros en dirección de Jalapa, de donde él espera el ataque de las fuerzas mexicanas. Funston ha ordenado que a nadie se le permita la entrada o salida de las líneas americanas, para impedir que las fuerzas mexicanas puedan tener alguna información sobre las defensas de la ciudad de Veracruz.


FUNSTON INQUIETO

Rumores de movilizaciones de fuerzas mexicanas tienen inquieto al General Funston, pues se dice que Rubio Navarrete, ha llegado en auxilio de Maas y se encuentra al oeste de Soledad, tan cerca del cuerpo principal de tropas mexicanas que los soldados pueden ser distinguidos con facilidad a la simple vista. También corre el rumor de que fuerzas mexicanas independientes se mueven en las montañas esperando en ellas el paso del invasor.


EL 18 DE MAYO

Esta es la fecha que se ha señalado para que den comienzo las Conferencias de Paz entre los representantes de Huerta y de Wilson. Probablemente no tendrán participación en esas Conferencias los constitucionalistas por no haber consentido en el armisticio propuesto por los Comisionados de Paz. Las Conferencias tendrán lugar en un suntuoso hotel de la ciudad veraniega de Niágara, Canadá. Ahí, entre sorbos de champagne y bocanadas de espléndidos habanos, entre suculentos manjares y francachelas de buen tono se decidirá si el pueblo mexicano debe seguir siendo el esclavo de los grandes vampiros que chupan su sangre desde Nueva York como desde París, desde Londres como desde Amsterdam. Ahí se decidirá si el sueño generoso de los desheredados de México de dar muerte a la miseria y a la tiranía por medio de la toma de posesión de la tierra y de los instrumentos de trabajo debe ser ahogado en mares de sangre por los soldados de los capitalistas de todo el mundo, o si se deja a los trabajadores mexicanos en libertad de arreglar sus querellas contra los ricos por medio de la expropiación, poniendo de esa manera la primera piedra de una organización social en la que todos sean hermanos, en que no haya uno superior a otro, en que no haya quien tenga pan de sobra mientras millones de seres humanos no lo tienen, o si lo tienen, no pueden tener la seguridad de tenerlo mañana por depender económicamente de un puñado de ladrones llamados ricos.

(De Regeneración, N° 188 del 9 de mayo de 1914)

Ricardo Flores Magón

Índice de 1914: La intervención americana en México de Ricardo Flores MagónEscrito anteriorSiguiente escritoBiblioteca Virtual Antorcha