Índice de 1914: La intervención americana en México de Ricardo Flores Magón | Escrito anterior | Siguiente escrito | Biblioteca Virtual Antorcha |
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LA GUERRA CON MÉXICO
Continúa siendo la cuestión del día la guerra entre México y los Estados Unidos, los periódicos pasan de mano en mano; los comentarios se multiplican; la ansiedad del pueblo por obtener noticias es manifiesta; rumores absurdos flotan en el aire por falta de noticias oportunas que los desvanezcan. Los periódicos americanos se entregan a escribir sendas crónicas sobre la toma de Veracruz por los marinos y soldados de la armada americana, pretendiendo dar proporciones de epopeya a lo que en realidad fue la vulgar acometida de un hombre contra un niño indefenso.
HABLA EL GENERAL MAAS
He aquí puntos de una explicación que da el General Maas sobre su retirada de Veracruz: La defensa de Veracruz en mis condiciones y con las ventajas de que disponían los americanos, era militarmente impracticable. Era un sacrificio de vidas, sin resultado práctico.
SE LE ATACÓ POR SORPRESA
Además, se me atacó sin previa declaración de guerra, pues no puede considerarse como tal el aviso telefónico de un Cónsul en los momentos precisos en que se principiaba el desembarco de marinos, que hasta estos momentos eran considerados como amigos. Personalmente, esperaba que el incidente de Tampico se hubiese solucionado diplomáticamente, como se había anunciado, y nunca creí que se violaran las leyes internacionales en la forma en que se hizo.
EL AVISO DEL CÓNSUL AMERICANO
A las nueve de la mañana me llama por teléfono el señor Cónsul de Canadá para comunicarme que había recibido instrucciones de su gobierno para desembarcar marinos en el puerto, que no opusiera resistencia y que me rindiera a discreción. A esto contesté que no podía ni debía atenderle, que mi deber era defenderme. Al oir esto, mi interlocutor suspendió la comunicación y yo, sin pérdida de tiempo principié a organizar la defensa. El aviso casi fue simultáneo con el desembarco de marinos.
LA FUERZA DE MAAS
La fuerza que estaba bajo mis órdenes y se componía de mil doscientos hombres y de su calidad no debo hablar, toda vez que ustedes deben conocer en qué condiciones puede estar un número más o menos reducido de hombres que presta continuo servicio en diferentes sitios y la mayor parte en el fuerte de San Juan de Ulúa. Prácticamente no podía hacer uso de mi gente. Apenas pude reunir con el toque de asamblea, como doscientos hombres que reconcentré en la plaza y que distribuí bajo las órdenes inmediatas del General Muñoz, Coronel Contreras y Coronel Cedillo.
SE BATE EN RETIRADA
Comprendiendo lo ineficaz de mi resistencia di orden a los jefes ya mencionados que abrieran y sostuvieran el fuego, tanto como fuese humanamente posible, por lo menos, mientras organizaba la retirada de mi gente y tomaba posiciones en sitios donde mi fuego fuese eficaz, pues por lo intempestivo del ataque, era lo indicado ... Mientras esto ocurría, mis pocos hombres continuaban impidiendo y obstaculizando la invasión. Nuestra artillería no pudo abrir su fuego sino hasta por la tarde en que el enemigo presentaba blanco, pues el enemigo desembarcaba protegido por el alcance de los cañones de sus acorazados que estaban a gran distancia del puerto hasta donde no llegaban nuestras balas y desde donde nos atacaban a mansalva.
CONTRA LA VÍA FÉRREA
Como el avance del enemigo en las circunstancias ennumeradas continuaba y el derramamiento de sangre de mi gente resultaba estéril, para impedirlo ordené la retirada y la destrucción de los seis primeros kilómetros de la vía férrea. Esa noche establecí mi Cuartel General en Tejería. Al llegar a ese punto me ocupé de cortar la comunicación ferroviaria he hice todo lo posible por aislar e incomunicar a los norteamericanos en Veracruz. Nuestra fuerza destruyó el camino de hierro de Alvarado, el de Paso Macho y quemó el puente de Boca del Toro, sobre la línea de Veracruz al istmo y el de San Francisco sobre el interoceánico. Sin la sorpresa inusitada de que fue víctima, no se habría limitado mi defensa a lo que hice.
PARA CIVILIZARNOS
La prensa americana acoge con entusiasmo y comenta a su manera las interesadas declaraciones de estadistas de este país que dicen que los Estados Uidos tienen el gran deber de moralizar y civilizar al pueblo mexicano, y que, por tanto, la guerra contra México es justa. Así, pues, en nombre de la civilización, de la moral y de la humanidad será derramada a torrentes la sangre de los trabajadores de dos pueblos, pues no serán los capitalistas americanos los que tomen las armas para someter al pueblo mexicano, sino que serán los miembros de la clase trabajadora de este país los que irán a perder su vida o a arrebatar la de sus hermanos de cadenas, los trabajadores mexicanos.
¡LA CIVILIZACIÓN!
¿Pueden los americanos reclamar para ellos el título de civilizados? ¿Lo pueden los ingleses, los franceses o los alemanes? ¿O ese título corresponde a los italianos, a los españoles, a los belgas? Civilización quiere decir cultura ¿y pueden estos pueblos y los del resto de la Tierra llamarse cultos? ¿Pueden llamarse cultos estos pueblos sumergidos hasta el pescuezo en el pantano de la explotación, de la ignorancia y de la tiranía? Para no ir muy lejos, lancemos una mirada en torno nuestro aquí, en los Estados Unidos, en este país que más que ningún otro de la Tierra se jacta de civilizado. ¿Qué es lo que nuesros ojos ven? Miseria, servilismo y podredumbre abajo; podredumbre envuelta en sedas, arriba. Aquí vemos, en este siglo en que la filosofía se remonta a alturas sublimes, hombres que dejan al pie de la máquina, en el surco, en las tinieblas de la mina, su salud, su porvenir, su sangre, sus lágrimas por un salario que no les basta para hacer una vida civilizada, que no les basta ni para matar su hambre y la necesidad de los suyos.
LOS DESOCUPADOS
Aquí vemos a millones de seres humanos, en la plenitud de su fuerza y de su inteligencia, hábiles para el trabajo que no desean otra cosa que convertir en cosas útiles su fuerza muscular, vagar con los brazos caídos de lugar en lugar proponiendo inútilmente la fuerza de sus músculos y el fósforo de sus cerebros, mientras en sus humildes hogares esperan ansiosos su regreso la mujer y los hijos, soñando con un mendrugo que llevarse a la boca ... y cuando estos desocupados se atreven a pedir al gobierno, el gobierno manda a sus genizaros para que les rompan el cráneo a macanazos. Aquí vemos a millones de mujeres vender sus cuerpos para apaciguar los ardores de las tripas vacías; aquí vemos los crímenes más espantosos llevados a cabo por la miseria a que tiene sujeto al ser humano una clase patronal soberbia y omnipotente, que, cuando millones de seres humanos se roen los codos de hambre y tiritan de frío en sus covachas, ella hace derroche de lujo y abofetea los sentimientos de los pobres con la ostentación de sus orgías y de sus fiestas.
LA DEMOCRACIA AMERICANA
Este es un país democrático por excelencia, y en esta famosa democracia como en el imperio más absoluto, el que no cuenta con otra cosa para vivir que sus brazos y su cerebro, puede reventar democráticamente de hambre en mitad del arroyo, mientras sus patrones pasan a lo largo a bordo de ricos trenes lanzando miradas de desprecio a la masa mugrosa que se desliza por las avenidas sin otro porvenir que el hospital, el presidio o la horca cuando la desesperación arma el brazo y lo empuja contra sus verdugos. En esta famosa democracia, como en cualquier otro país, no hay justicia para el pobre, porque la justicia cuesta dinero. Aquí se apalea a las mujeres en las calles por brutos que llevan una estrella en el pecho; aquí se hacen funcionar las ametralladoras sobre campos de trabajadores donde solamente se encuentran mujeres y niños coo en Ludlow, Colorado; aquí se vacían las arterias del proletariado para mayor gloria y poder del Capital tanto en West Virginia como en Massachusetts, en Michigan como en Colorado.
LA LEY LINCH
Aquí se quema vivo al ser humano por multitudes salvajes y por el único delito de pertenecer la víctima a otra raza que la de sus verdugos; aquí se hace la guerra a los niños de otras razas para que no se codeen en los bancos de la escuela con los niños norteamericanos; aquí, sobre todo en el sur, los patrones liquidan sus cuentas con sus trabajadores a balazos; aquí, los civilizados americanos se ensayan a tirar al blanco sobre indefensos mexicanos; aquí, como en todas partes, la policía es el perro guardián del Capital y el azote de la clase trabajadora; aquí, como en todas partes, la autoridad es la alcahueta de la burguesía y el chirrión del proletariado.
A CIVILIZARNOS
A imponernos esa civilización de la que ya estamos hartos los mexicanos y contra la cual nos hemos rebelado en México; para perpetuar ese caos social dentro del cual se arremolinan lo mismo los mexicanos que los americanos, los franceses como los ingleses, pues es el resultado de la supervivencia del principio de propiedad individual, base del crímen, de la miseria y de la tiranía; a restaurar la civilización burguesa en México que bambolea a los tiros de los dignos proletarios de huarache y sombrero de petate; a impedir que la clase trabajadora mexicana se dignifique con la conquista de la tierra y de la libertad, van los soldados de los capitalistas a sosegar los más sanos y más nobles impulsos hacia el progreso y la verdadera civilización, la que tiene que hacer hermanos de todos los humanos, la que ha de concluir con el sistema de salarios haciendo a todos propietarios de la riqueza común: la tierra, la maquinaria y la riqueza elaborada por el hombre, la que convertirá en hecho risueño la amable fórmula vislumbrada en las tinieblas del infortunio humano por los verdaderos revolucionarios: libertad, igualdad, fraternidad.
¡MUERA LA CIVILIZACIÓN!
Si la civilización consiste en tener una sociedad dividida en dos clases: la de los hambrientos y la de los hartos; si la civilización consiste en mantener en la miseria y en la ignorancia a la clase trabajadora para que la clase patronal pueda gozar toda clase de placeres; si la civilización es la injusticia, el hambre y la tiranía, entonces los pobres, los hambrientos, los desheredados, los plebeyos debemos gritar con toda la indignación de nuestros corazones: ¡Muera la civilización! ¡Muera la civilización que condena a vestir andrajos y andar descalzos a los que producen las telas y los zapatos! ¡Muera la civilización que mantiene en el hambre a los que con su trabajo han contribuído a producir las substancias alimenticias! ¡Muera la civilización que deja a la intemperie a los que con sus manos han construido las casas y los palacios! ¡Muera la civilización que impide hacer uso de los ferrocarriles a los que han tendido los rieles y fabricado las máquinas y los carros!
PREPARATIVOS
Que el paso dado por los americanos al tomar Veracruz fue un paso en falso sugerido por el orgullo y por una falsa creencia de superioridad, lo demuestra la intranquilidad que reina en los círculos gubernamentales de Washington. Los hombres del gobierno de este país creyeron cosa sencilla desembarcar cinco mil marinos y hacerlos avanzar hasta la ciudad de México, arrollando a las fuerzas mexicanas y efectuaron el desembarco para encontrarse aislados y en críticas circunstancias en Veracruz, amagados a cada instante por las fuerzas mexicanas que intentan destruir la planta hidráulica de El Tejar; cortados de toda comunicación con el interior cuyos caminos y pasos están controlados por los mexicanos.
FUNSTON PIDE MÁS SOLDADOS
El General Funston ha pedido al Ministerio de la Guerra de los Estados Unidos urgentes refuerzos, pues los quince mil hombres con que cuenta, incluyendo los marinos, son insuficientes, según él, para dejar guarnecida la ciudad de Veracruz y emprender una marcha agresiva sobre la ciudad de México. Funston dice que en Veracruz solamente se necesitan los quince mil hombres, y que nuevas tropas se hacen necesarias para ir dejando retenes en cada milla de terreno conquistado y un cuerpo de ejército considerable para ir venciendo la resistencia que a su avance opongan las fuerzas mexicanas.
DE CINCUENTA A SESENTA MIL HOMBRES
Funston calcula que son necesarios de cincuenta a sesenta mil hombres para la empresa de tomar la ciudad de México, y en Washington se estudia la manera de proveer a dicho militar de los refuerzos requeridos, pues si se le enviase desde luego ese número de hombres, se quedarían los Estados Unidos sin fuerza para tener sometidos a los trabajadores. En tal virtud, se ha hecho un llamamiento a los gobernadores de los Estados de la Unión para que a la mayor brevedad posible digan qué número de hombres de la Guardia Nacional pueden estar listos para el servicio de las armas, de manera de substituir con ellos a los soldados regulares, los que serán embarcados con destino a Veracruz.
EL GABINETE DIVIDIDO
La discusión sobre el envío de refuerzos a Funston ha dividido a los miembros del gabinete de Wilson, pues mientras unos están a favor de nuevos envíos de tropas, los otros, dicen, y con razón, que existiendo un armisticio consentido por Huerta y Wilson, no es propio que los Estados Unidos adopten medidas agresivas como son las de reforzar al ejército de Funston.
LA ACTITUD DE CARRANZA
Convencido Carranza de que la intención de los Estados Unidos es ponerlo en el poder, se deshace de cumplidos y halagos a Wilson y por medio de su agente Rafael Zubarán, ha declarado que los constitucionalistas son amigos de los Estados Unidos y que él, Carranza, considera la invasión americana como la mejor prueba de amistad de los Estados Unidos para México, pues esa invasión tiene por objeto, según Carranza, distraer las fuerzas mexicanas en una lucha con las fuerzas americanas, mientras Carranza y Villa pueden acercarse impunemente a la Ciudad de México. Los capitalistas americanos están de plácemes con la actitud de Carranza y Villa, actitud que les hace abrigar risueñas esperanzas de poderío en lo futuro.
ESPÍA FUSILADO
El soldado americano Parks fue encontrado por los centinelas mexicanos reconociendo las posiciones de la fuerza de Maas. El soldado fue fusilado.
ZAPATA, TERROR DE LOS MALVADOS
Con la victoria obtenida por las fuerzas de Emiliano Zapata en Cuernavaca, todos los explotadores extranjeros que residen en la ciudad de México están llamando a gritos a Funston para que tome la ciudad antes de que Zapata llegue a ella, pues temen que Zapata ordene su ejecución y la expropiación de las riquezas que han amasado a costa de la sangre, del sudor y de las lágrimas de los trabajadores mexicanos. Dicen los burgueses que Zapata no reconoce gobiernos ni banderas, y que, por lo mismo, todos los burgueses de todas las nacionalidades, inclusive burgueses mexicanos, tiemblan de miedo al saber que el revolucionario suriano esta casi a las puertas de la ciudad de México y listo para castigar a todos los que nunca han tenido una mirada de cariño para los que sufren.
JAPÓN DA ARMAS A HUERTA
Una fuerte consignación de armas hecha de Japón, acaba de llegar a la ciudad de México para Huerta, por la vía de Manzanillo. Esas armas se encuentran ahora almacenadas en la Ciudadela.
LLAMAMIENTO A LOS VOLUNTARIOS
Los altos oficiales del ejército americano están urgiendo a Wilson a que haga un llamamiento a los voluntarios para la guerra con México. Esos funcionarios creen que en pocos días puede ser formado un ejército formidable para lanzarlo contra los mexicanos. La incapacidad de los americanos de avanzar sobre los mexicanos que se retiraban cuando tomaron Veracruz, dicen esos funcionarios, ha permitido a Huerta reconcentrar tropas entre esa ciudad y la de México, y ahora se cree que los mexicanos podrán presentar cinco grandes batallas en el camino que une a las dos ciudades.
LA ESTRATEGIA
Para tomar la ciudad de México, dicen los altos oficiales del ejército americano, es preciso ahora que las fuerzas yankis tomen Tampico y Puerto México y de esos puntos, así como de Veracruz, emprender la marcha hacia la capital para poder sentar en la silla presidencial a Venustiano Carranza, y a su diestra, al bandido Francisco Villa.
LA ISLA DE LOS LOBOS
Esta isla situada a pocas millas de Tampico fue tomada por los marinos americanos sin disparar un tiro, como que sólo se encontraban en ella los empleados del faro. El desembarco de fuerzas americanas en esa porción de tierra mexicana ha sido llevada a cabo en violación del armisticio convenido entre Huerta y Wilson. Parece seguro que si los carrancistas no toman Tampico, los americanos desembarcaran marinos que, unidos con los carrancistas, desalojaran del puerto a los huertistas.
PARA LOS REFUERZOS
Con el fin de reforzar el ejército de Funston han sido contratados doce barcos transportes que llevarán a aquel militar hombres, caballos, cañones, rifles y municiones de boca y guerra.
REPRESALIAS DE HUERTA
La actitud agresiva de los Estados Unidos a pesar del armisticio, ha hecho que Huerta apele a las represalias. El Vicecónsul de los Estados Unidos en Saltillo, ha sido encarcelado y los periódicos americanos dicen que ha sido ejecutado. La oficina del Consulado fue cateada y muchos papeles fueron secuestrados.
GUERRA DE EXTERMINIO
Peritos mlitares de los Estados Unidos consideran que los cincuenta o sesenta mil soldados americanos con que se intenta reforzar el ejército de Funston son pocos todavía para llegar a la ciudad de México, si no se lleva a cabo una guerra de exterminio. Dicen los peritos que la resistencia mostrada por el pueblo de Veracruz, es una muestra de la que no carecerán los habitantes rurales durante toda la marcha de los americanos a la ciudad de México, y que el único medio de civilizarnos será ir destruyendo aldeas, villas, pueblos, ciudades a cañonazos, destruyendo vidas al por mayor sin respetar edad ni sexo. ¡Y así se atreven a llamarnos salvajes!
¡QUÉ CINISMO!
El organillo local del constitucionalismo se irrita porque los americanos invadieron una vez Nicaragua, y dice: Allí se violaron las leyes internacionales y aún de humanidad sólo para satisfacer el capricho de alguien interesado en hacer presidente a un hombre vulgar que en su insaciable sed de grandeza, no tuvo escrúpulo en vender a su patria y convertirse en eunuco. Se refiere el periodiquillo a la invasión de los americanos a Nicaragua para derribar al presidente que ahí existía y colocar en su lugar a Adolfo Díaz. Es el mismo caso de ahora: los americanos invaden México para quitar a Huerta quien no quiere servirles, y poner en su lugar a Carranza y a Villa que han demostrado ser los viles lacayos del gobierno americano, o sea del capitalismo yanki.
VAN A PROPONER UN IMPOSIBLE
Se sabe de buena fuente que los representantes de Argentina, Brasil y Chile, quienes con los representantes de Huerta y de Wilson se reunirán en la población de Niágara, Canadá, el 18 de este mes, para tratar de arreglar la paz entre México y los Estados Unidos, van a proponer como medio, según ellos, eficaz para hacer la paz que se establezca en México, un gobierno provisional compuesto de cinco individuos siendo dos de ellos nombrados por Huerta, dos por los constitucionalistas y el quinto por los mediadores. En seguida se convocará al pueblo a elecciones y todos se someterán al resultado de ellas. Si a eso se van a reducir los trabajos de paz, mejor sería que los señores delegados se quedasen tranquilamente en sus casas porque el problema mexicano no es un problema de elecciones sino un problema de pan y de libertad. Lo que debería tratarse en las Conferencias de Paz, si es que sinceramente se desea que haya en México una paz permanente, es la manera de acabar con la desigualdad económica, política y social del pueblo mexicano. Contra esa desigualdad está levantado en armas el proletariado mexicano y mientras subsista esa desigualdad, la Revolución continuará.
PAN, TIERRA Y LIBERTAD O MUERTE
Esta es la divisa del proletariado en armas, señores conferencistas de paz. El pueblo tiene hambre de pan, no de boletas electorales. Las luchas por el derecho de votar han pasado a la historia en la tierra mexicana, como las luchas religiosas son cosas del pasado para la humanidad. En México se lucha por la adquisición de bienes materiales y no por principios abstractos que nada significan sin el armazón de los hechos. El pueblo ya no se satisface con palabras sonoras, vago humo que adormecía a nuestros antepasados, sino con hechos que le acarren algún provecho material. Soberanía popular, gobierno democrático, derechos y prerrogativas del ciudadano, independencia de los poderes son cosas que no entusiasman al hombre que contempla en su hogar el hambre y la tristeza. El proletariado mexicano empuña hoy el rifle y arroja la bomba para destruir por medio de la fuerza un sistema social inicuo que le priva del uso libre de la tierra, madre generosa del ser humano, y mientras no tenga en sus manos la tierra apetecida y con ello la abundancia y el bienestar, continuará disparando su rifle y arrojando su bomba sobre los baluartes donde se refugian los defensores del sistema que hace desgraciados a los más en beneficio de los menos.
TAMBIÉN SE OPONEN LOS SUDAMERICANOS
Tres chilenos, un brasileño y un peruano ayudaron a los proletarios de Veracruz a cazar soldados americanos a raíz de la invasión. Los cinco sudamericanos fueron arrestados más tarde y ahora se encuentran presos a disposición de las autoridades americanas en el puerto.
UN CAZADOR INVISIBLE
A pesar de que las autoridades americanas han amenazado con la muerte a todos los que se entreguen a la tarea de cazar americanos en las calles de Veracruz, la tarea continúa. El soldado americano, Maurice Welsh, estacionado como centinela en una azotea fue derribado de un balazo por un tirador invisible.
UN PROBLEMA
Con la toma de Tampico por las fuerzas de Carranza, por dicho puerto pueden recibir los carrancistas armas y municiones, pero como ha Huerta se le ha impedido que le llegue material de guerra por los puertos del Golfo de México, de aquí en adelante se verá con mayor claridad el apoyo decidido que los americanos prestan a los constitucionalistas, a quienes es seguro que no se les impedirá que les lleguen armas y municiones por Tampico.
EJERCICIOS MILITARES
El pueblo de la ciudad de México se entrega diariamente a ejercicios militares, bajo su propia iniciativa; preparándose de esa manera a repeler la agresión de las fuerzas americanas. Más de sesenta mil hombres y niños, se ven diariamente ejercitándose para medir sus fuerzas con los invasores.
(De Regeneración, N° 189 del 16 de mayo de 1914)
Ricardo Flores Magón
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