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LA MUERTE VIOLENTA DE UN SENADOR

Vito Alessio Robles

CAPÍTULO CUARTO



LA PREPARACIÓN DEL CRIMEN

¿Cuáles fueron los motivos para acusar en tal forma a Morones? Había transcurrido una semana y los Convenios de Bucareli continuaban sin aprobar. A pesar de las amenazas tremebundas lanzadas por el prepotente don Luis N. Morones, los senadores cooperatistas continuaban su táctica de no completar el quórum. Los senadores suplentes continuaban esperando en vano el ansiado momento de suplantar a los reacios. Obregón se encontraba por Celaya, dirigiendo las operaciones militares en lo que se llamó el frente occidental, combatiendo, como él los llamaba a los traidores de Jalisco.

Las antesalas, el salón de pasos perdidos y las distintas dependencias del Senado se veían a diario pletóricas de gente. Muchos de ellos, solicitantes de empleos o recomendaciones, algunos sablistas y muchos, según se aseguraba, esbirros o sicarios de Morones que seguían los pasos de los senadores cooperatistas. Entre los asiduos, se contaban un señor de apellido Ramírez Planas, jefe de un departamento en el gobierno del Distrito, y un tal Jaramillo, ayudante de Morones. También alguna vez asomó su faz un tabasqueño, de apellido Preve, que se decía coronel e íntimo amigo del mismo Morones.

El mitin del Cine Venecia y una nota anónima

El ambiente se caldeaba por momentos y estaba preñado de fúnebres presagios. El domingo 20 de enero de 1924, seis días después de la sesión de la Cámara de Diputados, en la que Luis N. Morones amenazó abiertamente a los representantes cooperatistas, se efectuó, con un lleno a reventar, un mitin organizado por la Confederación Regional Obrera Mexicana, en el Cine Venecia.

Hablaron varios oradores en un ambiente completamente caldeado. Cuando tocó su turno a Morones, que fue el último, éste de pie, dijo:

Para orientar a la opinión de los presentes, ruego al compañero Alfredo Pérez se sirva leer el presente escrito gue en este momento acabo de recibir.

Entre la expectación general se dio lectura a un vil y torpe anónimo, como sí se tratase de preparar el ambiente para gruesas represalias. Allí se hablaba de los atentados incalificables y crímenes proditorios cometidos en las personas de los diputados Pastoriza, Castillo Nájera y Espinosa de los Monteros y del periodista Pedro Flores González; se amenazaba a Morones con hacerlo responsable de cualquier atentado; se acusaba al mismo de haber celebrado pactos secretos con Samuel Gompers; se le llamaba explotador de las clases obreras y desfalcador de la nación en los Establecimientos Fabriles Militares y terminaba con estas palabras:

Sabremos con mano enérgica y firme castigarlo a usted a la luz del día y cara a cara, pues no debe usted olvidarse que si bien nosotros no sabemos combatir y castigar a los criminales que se escudan en el poder para asesinar a seres indefensos como el viril periodista Pedro Flores González ... a usted habremos de sujetarlo al más estricto proceso de los graves cargos que tiene pendientes no sólo ante la opinión pública, sino ante la patria como traidor e hijo indigno de ella.

Esta nota que provenía de una junta y tenía las antefirmas El Presidente, El Vicepresidente, El Secretario, no estaba calzada por ninguna firma. Era burda, despreciable e indigna de ser tomada en consideración. Sin embargo, sirvió para que Morones lanzara una nueva catilinaria contra los cooperatistas.

La acción directa para los viejos caducos y empolvados del Senado

Refiriéndose al vulgar y torpe anónimo y a la sesión de Cámara de Diputados en que preconizó el empleo de la acción directa, Morones en su peculiar oratoria llena de vulgaridades, dijo apocalíptico:

No sólo los cooperatistas que afilan sus puñales a través del espionaje indigno, sufrirán la venganza del trabajador; no solamente el grupo ese, constituido por individuos que, no sintiéndose machos para afrontar la responsabilidad de sus hechos, optan por pedir la limosna del fuero, sino también los viejos caducos y empolvados que ostentan su desconsoladora ridiculez en el Senado, sufrirán la acción directa ... que se den prisa nuestros enemigos en afilar sus dagas y en apuntar sus rifles asesinos, porque la guerra es sin cuartel, diente por diente, vida por vida ... Toca ahora a los senadores el castigo. Field Jurado y Trejo están recolentando dinero para enviar a los rebeldes. Tal vez no esté lejos su castigo. El pueblo es un gobierno. Pues bien, ahora lanza su primer decreto: la Acción Directa.

Los arreglos secretos para completar el quórum

Aunque las amenazas de Morones se enderezaban directamente contra los senadores, los representantes de Cámara Alta continuaban firmes. El lunes 21 de enero hubo de levantarse la sesión al terminar la lista, porque no estaban presentes los senadores necesarios para completar el quórum. Lo mismo aconteció el martes 22.

Discurría el que esto escribe, con algunos senadores después de la fracasada sesión del último de los días señalados en el salón biblioteca del Senado. Entre ellos se encontraba Manuel Hernández Galván, activo y dinámico senador suplente por el Estado de Guanajuato, de filiación netamente callista, enemigo acérrimo de los cooperatistas e íntimamente ligado con el senador Tomás A. Róbinson, Presidente del Senado y del bloque callista, y me fue dable escuchar unas palabras a las que en ese momento no di importancia.

Se acercó Róbinson al grupo e interpeló con cierto aire de disgusto a Hernández Galván:

- ¿No me dijo usted que era seguro que hoy tendríamos quórum?

El interpelado, con cierto aire de embarazo y como cohibido por la presencia de otros senadores, respondió:

- No se pudo hacer hoy. Pero mañana tendremos quórum. Después le explicaré.

¿Qué era lo que no se había podido efectuar aquel día? ¿Por qué tantas seguridades para el siguiente día? ¿Acaso estaban en trato de soborno o cohecho algunos de los senadores cooperatistas y listos para recibir lo que después bautizó gráficamente Obregón con el nombre de cañonazos?

Róbinson y Hernández Galván salieron juntos de la biblioteca.

Un apócrifo reto atribuido a Field Jurado

El miércoles 23 de enero, día de los trágicos acontecimIentos, Field Jurado nos mostró a varios senadores la edición de un periódico callista llamado El Diario, que se publicaba bajo la dirección de Alfonso Rosado Avila.

Tras un preámbulo en que se refería el citado periódico al discurso de Morones, en el mitin del Cine Venecia y a las amenazas de la acción directa sentenciada en contra de Field Jurado y de Trejo, se agregaba:

Pues bien, el senador Francisco Field Jurado, dando pruebas inequívocas de un temerario valor civil, dirigió al diputado Luis N. Morones y a la Confederación Regional Obrera Mexicana, la siguiente carta, que pone por los cielos su nunca desmentido valor.

Este párrafo es de la redacción del diario y las comillas son también de la misma.

La carta que publicó dicho diario y que fue entregada en las oficinas de la CROM a los representantes de todos los diarios y que sólo fue publicada en el periódico que dirigía Rosado Avila, dice así:

México, 21 de enero de 1924.
Señor diputado don Luis N. Morones.
"Presente.

Francisco Field Jurado, senador por Campeche, tiene el gusto de participar a usted que se ha enterado del luminoso discurso que pronunció usted ayer domingo ante sus borregos, y que está a la disposición de usted en su casa-habitación, número 134 de la cuarta calle de Colima de esta capital, en donde espera a usted y a sus esbirros con las atenciones que se merecen.

También participa a usted que mañana y tarde va al Senado a velar por los intereses de la patria que quieren conculcar los traidores, y que votará en contra de las convenciones antipatrióticas y que no saldrá de esta capital en la que esperará el triunfo del Ejército Libertador.

Su esbirro, el coronel Preve, me ha mandado advertencias.

Me lo saluda afectuosamente.

Francisco Field Jurado.
(Rúbrica).

Y, como si presintiera los peligros que le acechaban en aquellos momentos, manifestó que esa carta era apócrifa y que en la tarde de ese día enviaría una carta al diario y exigiría responsabilidades a los que falsamente se la atribuían. Agregó que en todas partes lo seguían esbirros y que en la antesala del Senado había visto a Ramírez Planas y a Jaramillo, que sabía eran agentes de Morones.

Carencia de ética periodística

El Diario dio muestras de una carencia completa de ética periodística, pues con el subtítulo capcioso de se lo trago la tierra, agregó, sin indicar siquiera la fuente de procedencia, que el día anterior tanto Morones como Preve se dirigieron a la casa de Field Jurado, sin encontrado, y que optaron por buscarlo en el Senado, sin resultado satisfactorio, porgue este señor senador que tal prueba de valor diera, parecía haber sido tragado por la tierra.

Y como si no fuera bastante, El Diario de propaganda callista, agregaba todavía:

Por no haberlo podido encontrar ayer, sabemos positivamente que los señores Morones y Preve continuarán hoy sus indagaciones para dar con el senador Field Jurado a efecto de lograr una explicación debida y formal de sus asertos. A última hora se nos dice por teléfono que Morones y Preve pondrán un anuncio en los periódicos para ver si logran saber el paradero del señor licenciado Field Jurado.
Publicado en El Día, de México, D. F., en la edición del 23 de noviembre de 1935.
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