Índice de Desde el ataque de Valladolid y batalla de Puruaran hasta la mitad del año 1815 de Lucas Alamán | APÉNDICE - Documento N° 10 | Biblioteca Virtual Antorcha |
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Desde el ataque de Valladolid
y
la batalla de Puruaran
hasta la mitad del año 1815
Lucas Alamán
APENDICE
DOCUMENTO NUMERO 11 Manifiesto publicado por el Dr. D. José María Cos, miembro del poder ejecutivo, contra el congreso. El artículo 10 del decreto constitucional, dice lo siguiente: Si el atentado contra la soberanía del pueblo se cometiere por algún individuo, corporacion o ciudad, se castigará por la autoridad pública como delito de lesa nación, Este es puntualmente el caso en que nos hallamos en nuestras supremas corporaciones. Hay traidores a quienes los gachupines han constituido vocales, por cuyo medio están dictando las providencias que les acomoda, para arruinar nuestro sistema de independencia (1). Me he cansado inútilmente en representar a favor de la libertad del pueblo, contra la tiranía del despotismo con que el congreso está oprimiendo a los ciudadanos, bajo de un yugo más pesado que el de los enemigos, sin embargo de la decantada libertad que nos ofrece el código constitucional, que hasta ahora no ha sido otra cosa que un pretexto para engañar a los incautos; pero la respuesta que siempre se me ha dado que no ha lugar, que no se me debe oir, y su resultado imponerme arresto y traerme como reo de Estado, porque reclamo los derechos del pueblo; hé aquí que estamos precisados a castigar con la autoridad militar los delitos de lesa nación, en que han incurrido esas supremas corporaciones, y a no prestarles reconocimiento ni obediencia alguna, hasta que reinstaladas legítimamente, merezcan sus individuos la confianza del pueblo que los constituya (2). Yo, por última vez, escudado de tres mil bayonetas, les exijo la satisfacción que debian dar a las siguientes preguntas (3). Primera: ¿Con qué facultad se han autorizado con la denominación de majestad y de congreso, sin estar nombrados por los pueblos libres los individuos, sino por sí mismos, hallándose incursos en los mismos defectos de nulidad de las Cortes de España? (4) Segunda: ¿Por qué el congreso está reuniendo, y ejerciendo los tres poderes a cada paso, en cuya división consiste esencialmente la forma de gobierno que se ha sancionado, quebrantando sin cesar en otras muchas
materias los artículos fundamentales de la constitución, con atropellamiento de los derechos del pueblo? Tercera: ¿Por qué sin contar con el voto público, especialmente de los militares, a quienes se está mirando como manadas de ovejas, han nombrado un plenipotenciario público a los Estados Unidos para conducir tropas extranjeras a este reino, sin embargo de haber venido con precipitación el Sr. mariscal de campo D. Juan Pablo de Anaya, a representar que las tropas que ofrece Alvarez Toledo, son colectadas por los gachupines para que vengan a destruirnos? (5) ¿Cómo en un asunto de tanta gravedad e importancia no se consulta la opinión pública, para averiguar si los ciudadanos católicos de esta América, querrán que sus hijas y esposas vivan y traten con aquellos extranjeros, sin tener consideración a la religión católica que indefectiblemente se perderia con la mezcla de ateistas y protestantes? Cuarta: ¿Con qué fin en lugar de proteger las armas, están disminuyendo las tropas, de suerte que sobran fusiles y falta gente? (6) ¿Por qué se ha fulminado sentencia persecutoria y exterminativa contra los militares honrados, quitando despóticamente a los comandantes que tienen la confianza pública y poniendo en su lugar hombres sospechosísimos, que acaban de emigrarse de paises enemigos y traen su espada teñida con la sangre nuestra? ¿Por qué se mandan arrestar, engrillar y procesar comandantes y oficiales de mérito muy conocido y de primera graduación, habiendo más de cincuenta prisioneros de esta clase? Quinta: ¿Con qué objeto se han mandado construir doscientos pares de grillos y otros tantos de esposas y cadenas, empleando en estas obras el fierro que se extrae de paises enemigos, despreciando la recomposición de armas? ¿Y por qué a los que se empeñan en hacer guerra a los enemigos se les persigue de muerte, y el que se mantiene en apatía merece elogio y confianza? Sexta: ¿Por qué en vez de proteger el hablar, discurrir y extender los pensamientos por medio de la imprenta, se arrestan los individuos que discurren; y cómo se apresan los que defienden su derecho con la constitución en la mano, y no contentándose con dictar una ley prohibiendo so pena de la vida a los impresores que publiquen obra alguna, si no fuere con aprobación del congreso, para impedir del todo la libertad política de la imprenta y a fin de entorpecerla en lo absoluto, se ha puesto preso al impresor? Séptima: ¿Con qué religión, con qué conciencia y con qué justicia, no teniendo jurisdicción espiritual ni eclesiástica, quitan los curas párrocos propietarios y nombran otros de diferentes diócesis, atropellando el asunto gravísimo de los sacramentos, tiranizando las conciencias de los sacerdotes y las de los fieles? (7) ¿Por qué atropellando la inmunidad y fuero, procesan a los eclesiásticos por delitos comunes, haciéndolos comparecer ante jueces legos constituidos por sí mismos, con desprecio de los curas párrocos y jueces natos de su clase, echándose encima las excomuniones y demás censuras establecidas por la sede apostólica y cánones conciliares, poniendo a los sacerdotes en calabozos, atándolos a un poste y con cadenas, y emparedándolos, como hay cinco en Atijo, fuera de otros muchos que existen en distintas partes, padeciendo esta horrorosa prisión, propia de los siglos de Tarquino y Diocleciano? ¿Con qué autoridad han pronunciado sentencia de muerte contra el presbítero D. Luciano Navarrete, haciéndolo degollar en Atijo, y por qué esta ejecución se ha hecho con un mariscal de campo de nuestros ejércitos, patriota declarado y con muy distinguido servicio áa la patria, dejando libres a muchos enemigos acérrimos de nuestra causa? (8) Octava: ¿Por qué todo el tiempo de este gobierno, y desde que arbitrariamente están nombrando vocales a roso y velloso, todo ha sido muertes, persecuciones, prisiones, secuestros y todo género de vejaciones y ultrajes? En el entre tanto se reinstala el congreso legítimamente, y de acuerdo con el Sr. Rayón y Morelos se determina lo conveniente, es de rigurosa justicia y necesidad, exigida imperiosamente por la nacíón, que no se reconozca ni obedezca orden ninguna dimanada de dichas corporaciones sino antes bien a sus individuos se aprehendan por donde quiera que transiten, a excepción de los Sres. Morelos y Sanchez Arriola, que están sufriendo una especie de prisión, sin libertad para expresar sus sentimientos y poner coto a las arbitrariedades, debiendo dejar a estos sujetos sin embarazo para que transiten por donde mejor les parezca. sin poner obstáculo al primero para qUe se retire a su departamento del Sur, en donde su presencia hace mucha falta, quitándolo de esa infame opresión en que está degradado y prostituido con bajeza, pudiendo adquirir brillantes progresos por las armas, que acaso en el dia habrían ya triunfado de nuestros enemigos, si se las hubiera dejado operar como antes. Al Sr. Rayón se le dejará salir del fuerte de Cóporo donde lo han confinado las circunstancias y el despotismo de los oligarcas, a explayarse con expediciones militares, sin la contradicción que ha experimentado por los que jamás han visto por el bien de la patria, sino sólo se han propuesto sus intereses particulares, quedando reducidos todos, miéntras se verifica la reforma, a un gobierno militar, observando en lo posible el decreto constitucional, en la parte que consta con evidencia no necesitan de reforma (9). La causa que defendemos es justa; pero es necesario conducírnos por medios justos conforme a la ley de Dios, de la religión y de la iglesia. Yo, desde que me declaré por la independencia, llevado de los estímulos de mi conciencia y honor, me propuse proceder según estos principios. La detestaré y seré gustosamente víctima de estos sacrosantos objetos, si se me precisare a abandonarlos. Todo el mundo ha visto que no he tenido ideas ambiciosas ni aspirantes, ni quiero ser nada, ni me reputo por nada más que por un simple ciudadano. El pueblo me verá dentro de pocos dias condenarme a una vida privada; pero es necesario, para no perder el fruto de nuestras tareas y reclamar nuestros imprescriptibles derechos, la observancia de la religión, de la ley santa de Dios y de la iglesia, que se ha hollado escandalosamente, engañando al público y alucinándolo con una libertad quimérica, a cuyo fin es indispensable que V. no reconozca, ni obedezca en manera alguna, las providencias que dimanen de aquella fuente corrompida, quedando responsable a la nación en caso contrario (10) entendido de que de este oficio dirija copias a todos los jefes militares y políticos, a todos los comandantes de patriotas, a todos los curas párrocos y prelados regulares, y a todas las corporaciones, y espero me acuse el correspondiente recibo, circulándolo a todos los subaltemos. Viva la libertad y muera la tiranía. Dios guarde a V. muchos años. Fuerte de S. Pedro, Agosto 30 de 1815. Sr. coronel comandante D. Encarnación Ortiz.
Notas (1) No podia hacerse uso de una arma más terrible para destruir el crédito del congreso; aun cuando la aserción de que habia traidores en el seno de aquel cuerpo no fuese generalmente creida, bastaba para suscitar sospechas en tiempos de revolución, en que se da crédito fácilmente a este género de acusaciones. (2) Cuando Terán disolvió el congreso en Tehuacán hizo uso de estas propias razones y propuso el mismo gobierno provisional que Cos deseaba. (3) Cos cuando escribia estos renglones, andaba huyendo de la junta y no pudo resistir a Morelos, que fue a prenderlo con unos cuantos soldados. En todos los manifiestos y papeles de los insurgentes abundan estas exageraciones, que hacen que no pueda dárceles crédito alguno. (4) Los realistas no hablaban con más acrimonia que Cos contra el congreso, cuyo tratamiento de majestad ponian en ridículo, como lo hizo Iturbide en el diario de su marcha a Ario. (5) Era ]a mayor extravagancia que Anaya podia haber imaginado. (6) Esto es fa]so; siempre faltaron fusiles y sobró gente. (7) Este fue e] motivo de la excomunión en que el obispo electo de Michoacán declaró incurso al mismo Cos, y de las que impusieron el cabildo eclesiástico de México y los obispos de Puebla y Guada]ajara, a Osorno y a los insurgentes en general. (8) Lo que dice de la muerte del P. Navarrete, es falso; pero sí estuvo preso en Atijo y se libró de la prisión con el mismo Cos, como se ha dicho en su lugar en esta historia. (9) ¿A qué quedaria reducida una constitución, dejando a todos esta libre facultad de interpretar lo que habia de observarse y lo que no? Y todavía el Dr. Cos era el hombre de más saber en estas materias, de los que andaban en la revolución. (10) El Dr. Cos, mandando que no se obedeciese la autoridad existente, antes de establecer otra en su lugar, no hacía más que fomentar la anarquía, que fue lo que destruyó a los insurgentes. Aunque se podría decir que hay mucha semejanza entre el proceder de Cos y el de Terán, se debe observar, que cuando Cos publicó este manifiesto, todavía el congreso gozaba de algún crédito, y cuando fue disuelto en Tehuacán ya nadie lo obedecía y no existía más que de nombre.
Dr. José María Cos.
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