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PROTESTA DE FRANCISCO I. MADERO
A las once de la mañana de ayer protestó cumplir fielmente el programa acordado por la Convención del Partido Constitucional Progresista el señor don Francisco I. Madero.
Fue recibido por una Comisión nombrada al efecto.
Muchos aplausos y vivas lo saludaron y pasó a ocupar un sitio de preferencia en la Mesa Directiva, entre los señores Camilo Arriaga y don Juan Sánchez Azcona.
El señor Victor Moya Zorrilla dio lectura a un largo discurso en el que, so pretexto de dar la bienvenida al lider, contó, punto por punto la historia de la revolución, con grandes figuras patéticas que llevaron a la asamblea la convicción de que aquello debe de haber estado muy terrible. Se comentó desfavorablemente dicho discurso y el señor Moya Zorrilla bajó de la tribuna escuchando tibios aplausos de cortesía.
El señor Madero leyó en seguida también un sereno y atinado discurso, del cual entresacaremos algunos de los principales conceptos que daremos a conocer.
Discurso del Sr. Madero.
Comenzó diciendo el Sr. Madero que el programa aprobado por la asamblea estimaba que llenaba completamente las aspiraciones de la Nación en forma concreta; sólo que se veía en la necesidad de aplazar por algún tiempo durante su gobierno, el someter a la deliberación de las Cámaras esas reformas, pues que ahora no sería prudente hacerlo por encontrarse formadas de individuos que están ahí por la imposición del autócrata. Siendo ésa la causa de que sus actos no estuvieran desde luego ajustados por completo a la ley.
Habló de la libertad de imprenta, asegurando que haría por que el artículo constitucional que la asegura fuera restablecido, procurando suavizarlo. Pondrá su influencia personal para que sea un hecho la implantación del sufragio efectivo en las próximas elecciones, trabajando por cuantos medios estén a su alcance para que el voto público esté asegurado.
En cuanto a lo que se relaciona con el ejército, expresó la idea de que si bien deseaba la supresión completa del actual sistema de reclutamiento, por ahora no sería posible la implantación de la reforma, entre otras causas, por la ya expresada de la incompetencia de las Cámaras legislativas, viéndose en la necesidad de seguirlo practicando por ahora, pero que sin embargo, consultaría con las eminencias en el arte de la guerra, para hacerlo un poco más tolerable que en la actualidad.
De la instrucción repitió lo que ya en otras ocasiones ha expresado, asegurando que será objeto de las atenciones preferentes de su administración y que tratará de poner nuestro país a la altura de las naciones más civilizadas de Europa y América.
Trató del fomento de la pequeña agricultura, desarrollando conceptos nuevos y acertados, demostrando sus conocimientos en la materia, diciendo que se procurará el reparto de los grandes latifundios, respetando siempre el sagrado derecho de la propiedad.
Apoyará al capital extranjero, prestándole toda clase de garantías, por medio de las leyes actuales y futuras que habrán de dictarse, evitando el establecimiento de los monopolios.
Procurará por cuantos medios estén a su alcance evitar el juego y el alcoholismo.
Elevará los ministerios a la categoría de Secretarías, aunque no será desde luego, por circunstancias de ley. Desarrolló perfectamente sus ideas a propósito del parlamentarismo, debiendo ser el Presidente de la República el supremo regulador de los partidos políticos.
Se refirió a las leyes de Reforma expresando su sincera admiración por el gran indio, estimándolas como una necesidad social indiscutida e indiscutible; recomendó la fraternidad entre los mexicanos todos sin distinción de credos religiosos, distribuyéndose todos el botín de guerra legal que se llama libertad.
fue sumamente aplaudido el señor Madero, retirándose poco después que el señor Urueta pronunció un hermosísimo discurso, que conmovió profundamente.
Abordó la tribuna a petición de la respetable asamblea.
La sesión de la tarde.
Se continuaron discutiendo las candidaturas vicepresidenciales en el orden siguiente: Robles Domínguez, Iglesias Calderón y Pino Suárez.
Estuvieron bien defendidas las de Pino Suárez y Robles Domínguez.
Hubo muchos incidentes cómicos, se expresaron los oradores de mil modos a propósito de los candidatos, con elogios y denuestos.
La candidatura más discutida y la que fue causa de un alboroto en la asamblea fue la de Pino Suárez. El señor Cabrera, con una ligereza reprochable en un político de prestigio, hizo una vez más imputaciones que no demostró sino con sus aseveraciones, diciendo que la Directiva ejercía presión en los convencionales para que triunfara su candidato el impopular Pino Suárez.
Se observó que dicho señor recorría con insistente frecuencia los palcos y los asientos de los delegados.
Hubo con este motivo grandes desórdenes repetidas veces estando a punto en ocasiones de provocar un verdadero conflicto.
Se observó también que los estudiantes que ocupaban una parte de las galerías, tomaron parte en las deliberaciones de una manera tumultuosa, provocando desórdenes; estos estudiantes creyeron que el señor Cabrera apoyaba la candidatura de Iglesias Calderón y por ello demostraban su aprobación a las palabras de dicho señor, pero después a muchos se les oyó expresiones desfavorables al candidato del señor Cabrera, Vázquez Gómez.
Considerándose suficientemente discutidas todas las candidaturas el señor Azcona suspendió de una manera violenta la sesión, provocando las iras y las protestas de muchos delegados.
(De La Ac!ualidad, N° 93, 1911).
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