PRÓLOGO
Después de los combates callejeros, de las barricadas, de la gigantesca huelga general, de la ocupación de las fábricas y las casas de estudio, se imponía el análisis, el balance de aquellas jornadas que devolvieron al pueblo de Francia los rasgos, casi olvidados, de su larga tradición insurreccional.
Era obligado el balance, era obligado el análisis, no sólo del acontecimiento en sí, sino también del marco económico y social en que se produjo; era preciso caracterizar el fenómeno, desentrañar sus causas, reflexionar sobre sus perspectivas, ver los caminos que abría a la acción revolucionaria futura. Y de entre tantos relatos y estudios que de los hechos de mayo se hicieron, hemos escogido éste, realizado por militantes que participaron en aquellas jornadas y, todavía en el calor de los últimos días de lucha, iniciado ya el reflujo de la gran marea, intercambiaron sus experiencias y disecaron los sucesos, con rigor pero sin mengua del entusiasmo, a la luz de su interpretación ideológica pero sin mengua de la objetividad.
Lo que aquí presentamos es la reseña de los hechos y de la situación que los precedió y los engendró; la descripción detallada de lo sucedido en algunos lugares -centros de trabajo y de estudio, localidades- donde el acontecer de aquellos momentos reflejaba la situación general, o bien mostraba otros perfiles, más aguzados y particulares, que permitían vislumbrar las formas nuevas de organización social y económica que hubieran surgido de haberse convertido el movimiento de mayo-junio en revolución. Y se analizan también ~parece obvio decirlo- las causas, objetivas y subjetivas, por las cuales esa inmensa marejada popular se detuvo en los umbrales del cambio revolucionario. Se detuvo, decimos -y bien lo muestra este folleto-, y refluyó, pero no sin dejar rastros profundos de su paso, que pueden convertirse, en una nueva y decisiva instancia de lucha, en los caminos por donde transiten las fuerzas populares hacia su liberación definitiva.
Nuestro Cuaderno N° 2 da a conocer, pues, un trabajo de combatientes hecho ya en las postrimerías del combate. Sus conclusiones -otra vez parece obvio decirlo- no pretendían ser definitivas a esa altura, porque, aunque hayamos empleado más arriba la palabra balance, no se daba por terminada la batalla, sino que de la acción reciente se extraían enseñanzas para acciones futuras; de los efímeros y no muy resueltos ensayos de autogestión se extraían enseñanzas para la aplicación general y decidida de ésta.
Por eso, el folleto, obra colectiva, resumen de experiencias e interpretaciones, no lleva la firma de figuras conocidas mundialmente. Se elaboró en reuniones de militantes del grupo Information Correspondance Ouvriere, marxista. Éste, con el grupo de Noir et Rouge, revista anarquista que tiene más de una década de existencia, realizo la publicación conjunta del folleto, primero de una serie de ediciones en común. La conjunción de ambos grupos -también en una parte de la elaboración del folleto- habla de la amplitud y la ausencia de sectarismo con que unos y otros se manejaron en la confrontación de ideas; y el hecho de ser -unps y otros- participantes directos en las acciones -ocupación de fábricas y centros de estudio, lucha en las barricadas, trabajo en los comités de acción del Movimiento 22 de Marzo, en los comités barriales, etc.- dice de su honda inserción en la lucha popular, por lo cual su estudio, pese a la austera objetividad con que está encarado, nada tiene que ver con la distante y helada elaboración de gabinete.
Aunque continúen -como han continuado-, estudios, interpretaciones y debates, entendemos que la huelga generalizada en Francia, Mayo-Junio 1968 conserva su validez, y no sólo en el aspecto testimonial o documental. Por eso hemos querido difundirlo en nuestro medio, al cumplirse el primer aniversario de los acontecimientos.
Tras estas palabras de presentación, corresponde que hagamos algunas puntualizaciones:
- En el folleto, dicen los autores: En las sociedades de tipo oriental (URSS, China, Cuba y países del Este europeo), el Estado tomó la economía totalmente en sus manos, realizando el capitalismo estatal, donde una nueva clase explotadora decide por todos sobre la orientación y el volumen de la producción; de ésta, la nueva clase extrae sus ganancias, por medio de los altos salarios y las ventajas sociales que se arroga.
Aunque en esencia la estructura económica, social y política de Cuba es similar a la de los otros países llamados socialistas, entre los cubanos hay conciencia de los males del burocratismo y crecientes aspiraciones al igualitarismo, como se ve en los artículos de sus publicaciones teóricas y en muchas declaraciones de los gobernantes, en particular en algunos discursos de Fidel Castro.
Pero esta conciencia no pasará del enunciado puramente verbal -aunque sincero-, ni las aspiraciones pasarán del esfuerzo baldío o malogrado, cuando se trate de llevarlas a la práctica, si no se adoptan las únicas vías que conducen al socialismo real, el socialismo en libertad: gestión directa de la economía por los productores, amplia libertad para el público intercambio y confrontación de ideas, a fin de adoptar las decisiones en común y desde la base. Pues democracia directa -fórmula que tanto han usado los fidelistas- no es un líder arengando a las masas para informarlas de lo decidido en la cúspide o -incluso- para hacerse la autócrítica, sino iniciativa y actuación directa de esas mismas másas, en sus organismos propios, de base, relacionados entre sí, para resolver, desde abajo, sobre su vida, que es la de la sociedad entera.
Consideraciones parecidas cabe hacer con respecto a China, donde se da, en forma harto más tajante, la contradicción entre esa conciencia y esas aspiraciones y la permanencia y fortalecimiento de factores negativos, regresivos, como la dictadura personal; donde la preocupación por la diferenciación trabajo manual - trabajo intelectual, y el proclamado anhelo de llegar al comunismo sin eternizarse en etapas intermedias, van de la mano con la más cruda manipulación de las masas y la absoluta asfixia de la vida intelectual, sometida, en el estilo totalitario ya clásico en nuestro siglo, al dictado de las minorías dirigentes; donde la gigantesca campaña lanzada contra el burocratismo, durante la "revolución cultural, iba de la mano con la exasperación idolátrica del culto de la personalidad.
En cuanto al papel de los sindicatos en la lucha de clases y a sus posibilidades como órganos de gestión autónoma de las masas en una nueva sociedad, si bien los acontecimientos de Francia dan sobrada razón a quienes -como los autores de este folleto- descreen del valor de la acción sindical (y ven en ella un freno a la lucha por la emancipación de la clase obrera), estimamos que juicio tan radicalmente negativo no es válido para todos los países ni para todas las instancias del quehacer revolucionario contemporáneo.
En nuestro país, por ejemplo, fueron delineándose, rápidamente, dentro de varios de los sindicatos que han estado dando la batalla a la escalada reaccionaria iniciada el año anterior, tendencias que apuntan a rescatar ese papel y esas posibilidades para el sindicalismo. Y en concordancia con ese pensamiento van desarrollando su acción, al propugnar la participación directa de las bases en todo cuanto se resuelva, al enfrentarse a los aparatos burocráticos e, inclusive, al proclamar la capacidad de los trabajadores, agrupados en sus organizaciones sindicales, para regir la vida de la empresa (1).
Vieja cuestión es ésta de la función del sindicalismo.
En la corriente libertaria del socialismo, enfrentó a anarquistas y sindicalistas revolucionarios. Pero la posición de los primeros -que negaban las posibilidades creadoras del sindicato en la nueva sociedad- se vio en contradicción con los hechos en la España revolucionaria del 36, donde las organizaciones obreras anarco-sindicalistas -arrastrando en pos de sí a la izquierda de la UGT, central marxista- fueron el motor de la colectivización agraria e industrial, y los gestores de ella, así como habían sido la vanguardia en la lucha de clases y lo fueron en la lucha armada contra el alzamiento fascista.
Y entre los propios marxistas rusos, cuando la dictadura bolchevique aplastó a los demás movimientos revolucionarios y sometió a los sóviets y a los sindicatos, surgió, dentro del partido, la Oposición Obrera, cuyo portavoz, Alexandra Kollontái, exigía para los sindicatos obreros libertad de iniciativa y de organización y un papel cada vez mayor en la dirección económica de la Rusia socialista, porque, siendo los organismos que representan los hechos económicos -decía- y dando el marxismo la primacía a los hechos económicos sobre los políticos, deberían los sindicatos tener la primacía sobre lo político, sobre el Estado.
Es innegable que, generalmente, la actuación del movimiento sindical ha tomado las características que los autores de este folleto señalan (burocratismo, aburguesamiento, inserción en el sistema) y que ya habían sido vaticinadas a los partidarios del sindicalismo revolucionario cuando éstos exaltaban la capacidad del sindicato para la lucha de clases y para la autogestión obrera en la nueva sociedad. Es cierto, también, que en España, el país donde el anarcosindicalismo dio prueba cabal de su capacidad para el combate y la creación, surgieron, dentro de la confederación que agrupaba a los sindicatos de esta corriente (la Confederación Nacional del Trabajo), tendencias y propensiones contrarias al papel revolucionario de los sindicatos. Para enfrentar e impedir esas desviaciones, se creó en 1927 la Federación Anarquista Ibérica (FAI), la organización específica de los libertarios, que unieron en ella a sus diversos grupos de propaganda y acción, con el objetivo antedicho.
La cuestión es, como decíamos, de larga data. Y entendimos que al ser enfocada en el folleto sólo desde uno de los ángulos doctrinales en que tradicionalmente se la ha discutido, correspondía hacer estas anotaciones, aportar estos datos, como pequeña contribución a la cabal valoración del problema.
Notas
(1) A modo de ejemplo, destacamos ciertos pasajes de documentos que circulan en diversos gremios:
-En Bancarios:
La reestructuración de la A. de B. del U. significa un enorme paso adelante (...) el mero hecho de garantizar la democracia interna por medio de las decisiones de BASE, decisiones en las que cada afiliado, cada militante exprese su sentir, aumenta la fuerza del gremio hasta limites nsospechados.
(...) En un gremio adulto, la totalidad de sus componentes decidirá, con la libertad y la eficacia que le garantiza la reestructura, en cada instancia de sus futuras luchas.
LOS DIRIGENTES Y LOS DIRIGIDOS DEBEN TERMINAR. (Equipo de Militantes por la Reestructura Sindical, A.E.B.U., 1969).
-En la Asociación de Funcionarios del CASMU (afiliada a la Federación Uruguaya de la Salud):
Los integrantes de la Lista 2, militantes de la gremial y de la FUS, damos nuestra posición con especto a la CNT:
(...) Entendemos que todo lo relacionado con los trabajadores debe ser discutido por los trabajadores. Cuando una dirección de 3, 4 o 9 deciden en nombre de un millón de obreros, sin consultarles es porque las cosas no andan bien (...) Y las fallas radican en que no se consulta a la masa obrera para adoptar posiciones en problemas que la afectan. Se practica el dirigentismo (...). Nuestra gremial ha discutido con todo el gremio estamos acostumbrados a las continuas asambleas (...). En definitiva, la pérdida de la autonomía de decisión sería la muerte de nuestra gremial.
(...) Ya hemos demostrado los trabajadores, en el último y reciente conflicto, que poseemos la responsabilidad y conocimientos necesarios, no sólo para coparticipar en la dirección. sino también para desempeñarla en forma exclusiva.
Nunca conseguiremos nada sin lucha. Para dar la lucha se necesita militancia activa y permanente (...) que el gremio discuta.
(...) Si la CNT ha fracasado rotundamente y el gobierno nos ha impuesto su línea, debemos (...) planificar y estudiar a fondo la estrategia y la táctica a aplicar para el logro de nuestras aspiraciones. Y esto debe ser el resultado de la decisión del gremio desde la asamblea y de ninguna manera la decisión de tipo burocrático de un Consejo Directivo.
(Pasajes tomados de manifiestos y declaraciones de Acción Gremial, lista que en las recientes elecciones sindicales obtuvo la mayoría en el Consejo Directivo).