El 16 de marzo, día en que cruzaron la frontera por Culberson, para dirigirse a Casas Grandes, dos mil hombres de caballería del ejército de los Estados Unidos, hizo el general Gabriel Gavira, jefe de las armas en Ciudad Juárez, una delcaración importantísima en aquellos momentos.

Declaró Gavira, que había recibido instrucciones de la Secretaría de Guerra para dar toda clase de facilidades a las tropas americanas en su campaña contra Villa, pues existía un arreglo entre el gobierno americano y el de facto, por medio del cual las fuerzas americanas y las mexicanas se prestarían recíproca ayuda para perseguir a los bandidos. Conforme a ese pacto, según Gavira, las tropas americanas podrían marchar en territorio mexicano para hacer una expedición punitiva, sin hacer ninguna concentración de fuerzas con carácter de permanente, en ninguna población.

Añadió Gavira, que ya se había dirigido a sus subalternos, los comandantes de las guarniciones de Madera, Casas Grandes y Pearson, dándoles a conocer las instrucciones recibidas de la Secretaría de Guerra, respecto del arreglo celebrado con el gobierno de los Estados Unidos, y ordenándoles que hicieran saber al pueblo las condiciones de ese pacto, y por lo mismo, el verdadero carácter que tenía la expedición de las tropas americanas en territorio mexicano.

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