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Alfonso Quiroga

MÉXICO EN 1916

VIGÉSIMO TERCER COMENTARIO

EL PUEBLO AMENAZANTE



A medida que avanzaban en territorio mexicano las fuerzas americanas enviadas en persecución de los asaltantes de Columbus, crecía el disgusto del pueblo y se manifestaba más amenazador.

El gobierno del señor Carranza, había dicho, que, de acuerdo con tratados vigentes entre México y los Estados Unidos, y de manera que en nada podía sufrir la integridad nacional, se había concedido permiso para que dos o tres pequeñas columnas de soldados americanos cruzaran la línea divisoria en persecución de los villistas, sin que pudieran avanzar más que unas cuantas millas en territorio de Chihuahua, como antes, bajo otros gobiernos, se había hecho ya; pero que el hecho, en sí, carecía de importancia, porque esas columnas se retirarían muy pronto, tan luego como se convencieran de que no estaban por allí los asaltantes de Columbus.

Fuera de Chihuahua, y tal vez una pequeña parte de Coahuila, nadie, más que las autoridades, sabían la entrada de tropas americanas, y si alguno, por casualidad, la llegaba a saber, ya tendría buen cuidado de callarse por las penas severas con que se castigaba a los que propalaban noticias alarmantes.

Por la prensa tampoco podía saberse, puesto que, según nos consta a todos, en México no se permitía la circulación de más periódicos que los notoriamente adictos al constitucionalismo.

Así se explica que a las tres semanas de haber pisado suelo mexicano más de quince mil soldados americanos de las tres armas, y cuando se habían avanzado más de cien leguas dentro del territorio de Chihuahua, y se hallaban establecidos como en su propia casa, dijeran los periódicos del señor Carranza que las pequeñas columnas americanas que habían pasado a México, comenzaban a retirarse, después de haber hecho algunos reconocimientos, sin separarse más que unas cuantas millas de la línea divisoria de los dos países.
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