Conforme lo indicamos en páginas anteriores, las dificultades ocurridas entre el gobierno de México y el de Estados Unidos dieron origen a la formación del grupo de conferencistas que procurarían arreglar esas dificultades.

Después de algunas comunicaciones que sobre el particular se cambiaron las respectivas cancillerías, se convino en que cada gobierno nombraría una comisión que le representara en las conferencias proyectadas, y desde luego el gobierno de facto anunció la elección de sus representantes, siendo éstos el licenciado don Luis Cabrera y los ingenieron don Ignacio Bonillas y don Alberto J. Pani.

El día 3 de agosto recibieron órdenes del gobierno para preparar su salida.

Mientras tanto, y al mismo tiempo que se daba el correspondiente aviso al gobierno de los Estados Unidos, el embajador mexicano en este país, licenciado don Eliseo Arredondo, recibía instrucciones para ponerse de acuerdo con el gobierno americano respecto del lugar y de la fecha en que deberían principiar las conferencias.

Atendiendo a la estación del año y a algunas otras circunstancias, también este asunto fue tratado con poca actividad de parte del gobierno de Estados Unids, pues no obstante haberse hecho desde luego el nombramiento de los comisionados mexicanos, los americanos fueron designados hasta casi un mes después.

El Secretario del Interior Mr. Lane, el ex-juez de la Corte de Circuito Federak Mr. Geo Gray y el doctor John R. Mott, fueron los designados por el gobierno americano, recibiendo, asimismo, las instrucciones respectivas sobre los puntos que deberían tratar en las conferencias.

Se hizo la notificación a México y los comisionados mexicanos se pusieron en camino hacia New York, en donde, para mejor ordenar sus trabajo, celebraron algunas juntas con los comisionados americanos a fin de cambiar impresiones.

Estas juntas puede decirse que sirvieron también para plantear el programa de las conferencias formales; pero antes de referirnos a ellas queremos dar a los lectores la noticia del viaje que los representanres de México hicieron para trasladarse a Estados Unidos. Además de ciertos detalles que pueden entrañar alguna importancia para los lectores de esta obra, hay uno que no pasó inadvertido para nadie y dió pábulo a muy acres censuras.

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