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Alfonso Quiroga
MÉXICO EN 1916
QUINCUAGÉSIMO QUINTO COMENTARIO
LA LABOR DEL PRIMER JEFE
Respondiendo a las observaciones que hacían frecuentemente los comisionados americanos a los mexicanos sobre el estado en que estaban las cosas en nuestro país, como tratando de convencerlos de que la situación era muy seria, el Primer Jefe don Venustiano Carranza procuraba demostrar que por el contrario, todo iba mejorando cada día. Como una prueba de esto, informó que estaba para verificarse la devolución de las líneas del ferrocarril mexicano, y que las del interocéanico también iban a quedar listas para que cuanto antes se reanudara el tráfico.
Todo esto, decía el Primer Jefe, debe entenderse como un síntoma de mejoramiento, supuesto que la región atravesada por ambos ferrocarriles contará ya con las facilidades de transporte que le han dado vida desde que se establecieron esos ferrocarriles.
Al mismo tiempo, entre otros decretos se publico uno en que se restablecía la libertad de comercio en todo el país, a fin de que cesaran las requisiciones que con cualquier pretexto hacían los jefes militares, y se dejara de perjudicar a los comerciantes, contra quienes se había despertado un encono terrible, según queda explicado en comentarios anteriores.
Para mejor comprensión de este asunto, transcribimos una circular que el gobierno de facto envió a sus subalternos a fin de que se dieran facilidades para el tráfico comercial.
Dice así la circular:
Con el fin de restablecer la libertad del tráfico comercial en toda la República, y provocar, de esta manera, un mejoramiento efectivo en la angustiosa situación actual del pueblo pobre consumidor esta Primera Jefatura ha tenido a bien acordar que, desde la fecha de hoy: 1° se abstenga usted absolutamente de prohibir o estorbar, en cualquier forma, la salida de las mercancías fuera de su jurisdicción; 2° Que se abstenga usted también de un modo ansoluto de recomendar u ordenar concesiones o arrastres preferentes y en contravención a ls disposiciones reglamentarias vigentes. No debe exceptuarse de esta regla ni los servicios destinados a la beneficencia, y, 3° Que se atienda debidamente, con estricta sujeción a la ley, las consignaciones de personas acusadas de infracciones a las mismas disposiciones reglamentarias.
Esta disposición venía, si no a remediar de una manera radical la situación en que el comercio se hallaba, y especialmente el pequeño comercio que ya hacía con muy grandes dificultades sus exiguas operaciones, cuando menos ponía un límite a las exigencias de algunos jefes militares que antes de esa orden del Primer Jefe disponían de cualquier existencia de mercancías, ordenando su extracción oficialmente, y como si lo que había en los almacenes estuviera exclusivamente a la disposición del elemento militar.
Hubiera tenido buen resultado el restablecimiento de esa libertad de comercio, si como debía ser, todos hubieran hecho por atenderla; pero desgraciadamente no fue así, y frecuentemente se registraron abusos de los que ya iremos dando cuenta.
Otro de los decretos lanzados por el Primer Jefe mientras los conferencistas preparaban los trabajos, fue el que se refería al proyeto de habilitar a la ciudad de Querétaro como capital de la República. Sin embargo, esto no se hizo sino hasta que pasaron las elecciones, conforme se verá en comentarios subsecuentes.
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