Decíamos que en la primera junta celebrada por los comisionados se había iniciado la idea de llegar a tratar sobre un empréstito de dinero para el gobierno mexicano, por necesitarlo este para la reposición de las líneas ferrocarrileras destruídas y, ciertamente, en la junta se hizo esa indicación pero más bien para ayudar a las negociaciones que ya por su conducto se habían emprendido cerca de los comisionados en New York de quienes se solicitaba la suma de cien millones de dólares.

Los banqueros ante quienes se hacían las gestiones, manifestaron que no suscribirían ese empréstito a menos que el presidente Wilson diera garantías sobre el capital e intereses. Por eso fue que los comisionados hicieron mención de la necesidad que tenía el gobierno de México de obtener ese dinero.

Se creyó que una recomendación que hiciera el presidente Wilson, bastaría para que se arreglara el asunto del dinero, pero uno de los principales banqueros manifestó que la simple presentación que de los agentes mexicanos hiciera el presidente Wilson no bastaría, pues que en las circunstancias dominantes del momento, ellos, los banqueros, no podrían llevar al mercado y poner a la venta valores mexicanos.

Expuso que si Carranza enviaba agentes especiales para ese empréstito, con proposiciones concretas en las que hubiera una verdadera garantía, y el presidente Wilson hacía el endoso de las obligaciones, de una manera oficial, México podría contar con todo el dinero que quisiera.

Otras declaraciones de los banqueros, fueron las de que antes de entrar en operaciones, y de que pudieran tomarse en cuenta cualquiera proposición el presidente Wilson decía declarar francamente hasta qué punto prestaría su apoyo a Carranza en el caso de que en las elecciones resultara electo.

Esto de las elecciones se refería a las de presidente de los Estados Unidos que estaban para verificarse.

Al derredor de esa cuestión del empréstito de cien millones de dólares, se habló mucho en la prensa, y poco a poco fueron siendo conocidos los pasos que se daban para su completo arreglo; pero al fin de todo, nada se consiguió debido a que las pláticas de los comisionados que estaban en New London tomaron otro giro al reclamar cada quien la inmediata solución de los respectivos asuntos que presentaba a la consideración general del grupo.

Se dijo en algunos periódicos americanos, que de fuente bien autorizada se tenían noticias de que para el objeto de conseguir el empréstito en cuestión, el señor Carranza había dado instrucciones secretas a sus representantes en las conferencias para que al tratar de ese asunto consintieran en que el gobierno nombrara un inspector de las finanzas en México; pero esa versión no pudo ser confirmada, ni se supo siquiera que hubieran hecho proposiciones en ese sentido los comisionados mexicanos.

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