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Alfonso Quiroga
MÉXICO EN 1916
SEPTUAGÉSIMO CUARTO COMENTARIO
CRÍTICAS DE LA PRENSA
Frecuentemente, según queda dicho en comentarios anteriores, insistió el señor Carranza en que debería tratarse de preferencia sobre el retiro de las fuerzas americanas, y esto había de hacerse cuanto antes. Sin embargo, nunca hasta entonces se hizo caso de esa indicación, echándose mano siempre de cualquier pretexto para ir dejando que pasara el tiempo.
Al pueblo, en México, se le decía que todo estaba arreglándose en condiciones muy favorables para el país; que de un momento a otro saldrían los soldados americanos y que, en fin, las conferencias habían sido un verdadero triunfo para México.
Naturalmente, esa situación falsa creada por el constante engaño que se hacia para evitar cualquiera excitación popular, no pudo sostenerse por mucho tiempo, y llegó la ocasión en que el mismo Primer Jefe tuvo que decir que los conferencistas nada habían conseguido, pero que él insistía con energía mayor si era posible. Y así lo hizo, enviando un telegrama a sus representantes en New London.
Quienes supieron de ese telegrama, dijeron que obedecían a las duras críticas que al Primer Jefe estaban haciendo algunos periódicos de México, los que, con igual dureza, atacaban a los conferencistas por su actitud pasiva ante los representantes norteamericanos.
Como esos mismos periódicos asentaran que los representantes mexicanos se había plegado a los proyectos políticos del gobierno americano para asegurar el triunfo de Mr. Wilson en las elecciones, y que por eso nada habían hecho, tanto en nuestro país como en Estados Unidos se dió publicidad a una noticia de procedencia oficial tal vez, en que se aseguraba que no era que se hubiera pasado el tiempo sin hacer nada los comisionados, sino que debido a la disposición del gobierno americano de que se guardara completa reserva sobre las negociaciones, nada había podido saber el público.
De todas maneras, considerando los periódicos que a pesar de esas disposiciones de Mr. Wilson, el gobierno mexicano debía estar al tanto de la labor de sus representantes, creían necesario, mejor dicho, exigían que se diera al pueblo una explicación satisfactoria para evitar que se siguiera creyendo en combinaciones inconvenientes.
Las críticas arreciaban más cada día.
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