TODA UNA VIDA DE LUCHA Recopilación y comentarios, LA VIDA DE DOS LUCHADORES:
(Homenaje a Mollie Steimer)
Chantal López y Omar Cortés
MOLLIE Y SENYA FLESHIN
RUDOLF ROCKER
Entre los compañeros rusos que en aquellas fechas encontraron asilo en Alemania, tenemos que mencionar aquí a otros dos, que pertenecían a aquel círculo íntimo cuyo trabajo minucioso y constante, junto con un espíritu de sacrificio ilimitado, constituyen la espina dorsal de todo movimiento social en su pleriitud: Mollie Steimer y Simón Fleshin. Ambos entonces personas jóvenes, pero que tenían ya tras de ellos una vida plena de acontecimientos. Mollie Steimer nació en una pequeña ciudad de Rusia. Sus padres emigraron en 1912 a los Estados Unidos, con el fin de que fuera mejor el futuro de sus hijos. Esto fue, naturalmente, una ilusión, pues las condiciones de vida para los nuevos inmigrados eran, en aquel tiempo, muy difíciles, sobre todo el tratarse de una familia que ademas de los padres, llevaba cinco hijos, como en este caso. Así que al segundo día de su llegada, la muchacha se vió obligada a tomar un empleo en un taller de sastrería para contribuir al sostén de la familia. Las condiciones de trabajo de esta industria distaban mucho de ser como las actuales. La jornada era agotadora, los salarios miserables. Después de un día de trabajo, por la noche Mollie concurría a la escuela para adquirir la mayor cantidad posible de conocimientos. Dotada por la naturaleza de gran fuerza de voluntad y de una clara inteligencia, la cabeza fogosa de la joven fue dominada pronto por ideas revolucionarias. Después de haberse inscrito en el sindicato, conocio en 1917 el movimiento anarquista, al que consagro a partir de esta fecha todo su esfuerzo. El grupo al que Mollie se había adherido se componía de jovenes dedicados a la causa con el maximo idealismo propio de la juventud. Todos eran obreros que tenían que luchar por el diario sostén en condiciones muy precarias. Poco después los Estados Unidos entraron en la guerra mundial, y el grupo, con maximo esfuerzo y sacrificio, llego a publicar un modesto periodico, The Storm, que con auténtica claridad y energía se declaro en contra de la gran matanza de pueblos, Cuando luego se produjo la revolucion en Rusia, aquellos jovenes entusiastas estaban firmemente convencidos que había llegado el momento culminante de la revolucion social y de que estaba en marcha un nuevo porvenir. Por eso fue grande su indignacion cuando el gobierno norteamericano intento atacar militarmente a Rusia. El pequeño grupo publico entonces manifiestos clandestinos en los que atacaba con dureza aquel intento. En realidad en todo el país se desarrollo un movimiento bastante intenso que interpuso una protesta pública contra la invasion proyectada. Pero antes de que ésta se produjera, la mayor parte de los componentes del grupo habían sido arrestados en agosto de 1918. Resulto que un tal Rosansky, que no pertenecía al núcleo, pero que simpatizaba con sus aspiraciones, había recibido manifiestos para su difusion, y al ser detenido, en el interrogatorio dio a la autoridad todos los nombres de los componentes del grupo que él conocía. Así cayo también Mollie en manos de la policía. Bajo la influencia de la psicosis de guerra de aquel momento, fueron gravemente maltratados, en especial los miembros varones del grupo, y sometidos al afamado Third Degree. Uno de los detenidos, Jakob Schwartz, fue tan brutalmente maltratado en el curso del interrogatorio policiaco que murio antes del proceso, por las torturas que le infligieron. El proceso contra los cuatro acusados duro algunas semanas, durante las cuales aquellos defendieron con gran valor sus convicciones. El resultado fue que Jakob Abrams, Hyman Lanchovsky y Samuel Lijoman sufrieron la condena de veinte años de presidio por individuo, mientras a Mollie Steimer le impusieron la pena de quince años. Los condenados apelaron a la monstruosa condena que se les impuso y se nombró un comité de defensa, con cuya ayuda fueron puestos en libertad provisional, bajo la exigencia de depositar diez mil dólares por cada procesado. Mollie reanudo de inmediato sus actividades, hasta el extremo de que durante los ocho meses siguientes fue detenida no menos de once veces, hasta que, al fin, se le encerró en la casa de trabajo de Nueva York, donde fue recluida seis largos meses. Este encierro lo sufrió en completo aislamiento y con vigilancia permanente, para impedir que tuviera la menor relación con otros presos. Entre tanto el Tribunal Supremo había confirmado la sentencia y Mollie fue trasladada a la prisión de Jefferson, en el Estado de Missouri, mientras que los otros tres compañeros de cautiverio fueron llevados al presidio de Atlanta. En noviembre de 1921, sin embargo, Mollie y sus tres amigos fueron deportados a Rusia, bajo la amenaza de que, en caso de que volviesen a entrar en los Estados Unidos, cumplirían su condena completa. Mollie partió para Rusia con las mayores esperanzas, pero sólo para sufrir una gran decepción, tanto mas intensa después de su llegada. Muchos de sus compañeros anarquistas se encontraban ya en prisión y Mollie tuvo en seguida, junto con otros militantes, bastante trabajo para ayudar a los presos. En noviembre de 1922 fue detenida ella misma, por vez primera, junto con Simón Fleshin, al que había conocido en Leningrado, y que gracias a la delegación anarcosindicalista francesa, que se encontraba entonces en Moscú, fueron puestos en libertad. Pero, poco tiempo después, los apresaron de nuevo. Luego de permanecer encerrados semanas tras semanas, sin que se promoviera en su contra acusación alguna, Mollie declaró la huelga de hambre, a la que se adhirieron también Fleshin y otras personas detenidas en la misma prisión. Durante ocho días los presos se rehusaron a tomar alimentos, hasta que por fin se dictó sentencia en su contra. De los cuarenta y nueve compañeros, entre los que figuraban tambien Mollie y Fleshin, casi todos fueron desterrados: a Mollie y Fleshin se les condenó a tres años de destierro en la celebre isla de Solovietzki, pero se les permitió elegir entre el destierro y la deportación de Rusia, con la condición de que serían fusilados en caso de volver al país sin autorización del gobierno. Por consejo de compañeros, se resolvieron ambos por la deportación. Llegaron en septiembre de 1923 a Berlín, donde les conocimos personalmente Milly y yo. Desde entonces hemos quedado ligados por íntima amistad. Por aquellos días colabore con ellos, con Emma Goldman y Alejandro Berkman en un comite que se había dado la misión de ayudar a los compañeros presos en Rusia. Mollie y Fleshin se dirigieron luego a París, pero en 1929 volvieron a Berlín, donde vivieron hasta la toma del poder por Hitler. Entonces regresaron a París, venciendo grandes dificultades. Alli conocieron mas tarde la invasión de los nazis, de la que pudieron escapar hacia el sur de Francia, donde llevaron una vida de aventura hasta que, con la ayuda de sus amigos de America, se les pudo facilitar los medios para emigrar al Nuevo Mundo. Senia Fleshin, el compañero de Mollie, nació en Kiev en 1894 e intervino desde muy joven en el movimiento revolucionario. En 1913 emigró con su familia a los Estados Unidos, donde pronto se adhirió a la Federación de Asociaciones Obreras Rusas de los Estados Unidos y Canada, e intervino luego en la revista mensual Mother Earth, dirigida por Emma Goldman y Alejandro Berkman. Al producirse la revolución rusa volvió a su país con el primer grupo de refugiados políticos. Allí trabajó primeramente junto con Schapiro, Volin y otros compañeros. Despues partió hacia el sur, donde participó en el movimiento clandestino contra Petlura y Denikin. Al ejecutar un trabajo aventurado y peligroso fue detenido tres veces por los blancos, siendo torturado y condénado a muerte. Pero mediante sobornos, sus compañeros lograron obtener su liberación. Tambien intervino Fleshin en el movimiento de Makhno hasta que fue detenido por la checa de Jarkov, junto con Andre Andreieff, los hermanos José y León Gootman y otros cinco luchadores mas. Los nueve fueron condenados a muerte, pero la monstruosa sentencia fue anulada por Lenin mismo. Entonces eran todavía posibles esas cosas en Rusia. Fleshin participó activamente en los trabajos de la Confederación Nabat y fue detenido por la checa, con todos los agravantes posibles, pero liberado de nuevo se dirigió a Leningrado, donde trabajó para el Museo de la Revolución. En aquel tiempo, los compañeros rusos fundaron, junto con otros extranjeros, un comité de ayuda para socorrer a los presos en diversos lugares de Rusia. Fleshin fue el encargado por esta organización para proporcionar víveres y ropas a los compañeros de Arcangel y de los campos de concentración del Norte. Poco después de su regreso fue detenido, junto con cuarenta y ocho compañeros, aunque contra ellos no existía mas acusación que la de ayudar a los compañeros presos. Aquella medida terminó con su deportación de Rusia, el 27 de noviembre de 1923. Mollie y Fleshin viven, desde hace largos años, en México, donde se ganan bien o mal la vida como buenos fotógrafos. Su casa es siempre centro de reunión de luchadores sociales a quienes el destino ha arrojado del hogar nativo y que han encontradó un asilo en México. Ciertamente no estan contentos con el destierro, pero se adaptan a la situación lo mejor que pueden sin quejas ni lamentos, puesto que saben que afrontan hechos difíciles de superar. Para la gran causa de la liberación humana hacen todavía lo que esta a su alcance, con la misma fidelidad y abnegación ejemplares que en los días dorados de su juventud. Rudolf Rocker
(De Revolución y regresión. Publicado en Tierra y Libertad, N° 347, Julio de 1972, México, D.F.).