Indice de Toda una vida de lucha. Homenaje a Mollie Steimer de Chantal López y Omar Cortés Declaración de Mollie Steimer Carta de L. Chevalier a TrotskyBiblioteca Virtual Antorcha

TODA UNA VIDA DE LUCHA
(Homenaje a Mollie Steimer)

Recopilación y comentarios,
Chantal López y Omar Cortés

TESTIMONIO DE SIMON ISAAKOVITCH FLESHIN
SIMON FLESHIN




SUS ARRESTOS (*)

En noviembre de 1918, junto con los delegados a la Segunda Conferencia de los Anarcosindicalistas, fuimos arrestados por orden de la Checa, sin investigación previa y sin haber presentado acusación alguna; me liberaron con los demás delegados al termino de una o dos horas.

Fuí arrestado por segunda ocasión el 10 de enero de 1920, en el Club Anarquista, por orden del Departamento Especial del Ejercito. La orden comprendía el arresto de todos los anarquistas y, la proscripción del Club. Me transfirieron con los demás anarquistas, a la cárcel del Departamento Especial, sin acusación alguna, ni hubo tampoco ninguna investigación. Cerca de cuarenta fueron arrestados. Las condiciones de encierro eran nefastas. Al sótano de la residencia formal del Gobernador General se le habían hecho divisiones de madera, constituyendose así en pequeñas celdas en donde se amontonaba a la gente como fresas en tarros de mermelada. No había ni camas, ni sillas, la comida consistía en pan negro mal cocido y agua. Despues de una protesta colectiva de todos los anarquistas encarcelados, una parte de los compañeros, junto con los qua accidentalmente habían sido capturados el día del arresto, fueron liberados; los demas fueron transferidos a una celda mas amplia en el primer piso y se les dio agua hervida. Debíamos sentarnos o acostarnos en el piso, pues la celda estaba totalmente vacía. Así permanecimos ahí nueve días. Después de una fuerte protesta que enviamos al Jefe del Departamento Especial, llamado Dukelsky, en la que pedíamos nuestra liberación, llamaron al representante y le dijeron que seríamos liberados, pero que nuestro Club sería proscrito y nuestra literatura confiscada. Pedimos explicaciones pero nadie nos las dió, mas no obstante, después de un alegato con las autoridades pudimos por fin recuperar la literatura confiscada. Entre estos libros había trabajos de Kropotkin, Bakunin, Tolstoy y otros mas. El Club Anarquista sí fue clausurado para siempre.

Después de la proscripción del Club, los grupos anarquistas NABAT (Alarma) y, Vol´noye Bratstvo (Libre Fraternidad) abrieron una librería en la que se vendía literatura anarquista. Arrestos individuales de anarquistas -generalmente capturados en las calles-, ocurrían de manera incesante. En mayo de 1920, fue confiscada la imprenta de Vol´noye Bratstvo, y arrestaron a todos los trabajadores de la Casa Editora. Como secretario del Departamento de Publicaciones, debí llevar a cabo largas negociaciones con el presidente de la checa de toda Ukrania, llamado Mantzeff, para recuperar la imprenta y obtener la liberación de los trabajadores. Estas negociaciones duraron un mes y no dieron ningún resultado.

Hacia principios de junio de 1920, cuando regresaba a nuestra librería después de una de estas negociaciones, me encontre, en las puertas, con tres militares que apuntaban sus revólveres hacia mi. Me llevaron al interior de la librería, la cual se encontraba llena de gente. Muchos de nuestros compañeros estaban ahí, así como bastantes visitantes casuales que habían venido a comprar libros. Nos presentaron a todos una orden de arresto despachada por el Departamento Especial del Frente Sur Occidental; esta orden incluía también un cateo y el cierre de la librería. El cateo se realizó en forma bestial: los chequistas, que eran aproximadamente treinta, arrojaban los libros al suelo y, en su frenético afan por encontrar lo que supuestamente buscaban, no se percataban de la manera tan salvaje en que pisaban nuestra literatura. No encontraron nada, sólo literatura legalmente publicada y esto se asentó en el acta que ahí se levantó. Hasta el anochecer nos mantuvieron detenidos. Mas de cien personas fueron así capturadas. Por la tarde, el comandante del Departamento Especial se presentó ante nosotros, examinó nuestros documentos y liberó a la mayoría de la gente. Veintisiete anarquistas, con una impresionante escolta, fuimos enviados a la prisión del Departamento Especial.

EJECUCIONES EN LA NOCHE

Nos pusieron en una celda en la que no cabían mas de quince personas. Con nuestra llegada, el número de los ahí apresados se elevó a cuarenta y tres personas. Había, para cada tres de nosotros, un tablón de madera. La suciedad era terrible, enjambres de parasitos pululaban por doquier.

Nuestra celda estaba ocupada por oficiales de Dinikin y por toda clase de especuladores. Todos estaban excesivamente aterrados y tenían miedo de hablar en voz alta, caminaban sobre las puntas de los pies y se les intimidaba sistematicamente con amenazas de fusilarlos. A la primera noche de nuestra llegada, dos de los prisioneros fueron llamados, ordenandoseles que llevaran consigo sus pertenencias. Se vistieron, dijeron un patético hasta luego y salieron. Algunos minutos después escuchamos varios disparos provenientes del patio, nadie podía dormir.

Después, por casualidad, oimos una conversación entre dos guardias quienes comentaban el pleito ocurrido entre los dos soldados del Ejercito Rojo -que habían matado a esos dos hombres- cuando se disputaban las botas de sus víctimas.

Según nos pudimos enterar mas tarde, el hecho era que un soldado del Ejército Rojo obtiene por cada ejecución, la ropa y las pertenencias del hombre que mata.

Tan pronto como nos llevaron al Departamento Especial, uno de los compañeros arrestados de nombre Andrey Andreeff, viejo anarquista que había pasado años de ardua labor bajo el regimen zarista, se declaró en huelga de hambre exigiendo su liberación. En el segundo día todos fueron liberados excepto nueve personas: Andrey Andreeff, Joseph Gotman, Isaac Teper, Siomka Kievsky, Rebecca Yaroshevskaya, Lea Gotman, Fanny Aurutzkaya, Katya Kharkovskaya y yo. Los nueve fuimos verbalmente acusados de haber tenido relaciones con Makhno. Tres días despues, todos nos declaramos en huelga de hambre exigiendo nuestra liberación. Las funciones de carcelero en esta prisión, estaban a cargo de Don y Kuban, unos cosacos que habían desempeñado similares funciones bajo el regimen zarista. Su proceder contra los huespedes de la carcel era realmente salvaje. En el quinto día de nuestra huelga de hambre, Lea Gotman, muy debil y apenas pudiendo sostenerse en pie, se acercó a la ventanilla de mi celda y me pidió un cigarro. Apenas tuve el tiempo de sacar la cajetiila de mi bolsillo cuando, oí el golpe seco de un cuerpo que caía, seguido de un grito de Lea. Me precipite hacia la ventanilla y pude observar a Lea en el suelo, y a su lado, de pie, estaba uno de los carceleros con su rifle tocandole el cuerpo y gritandole: levantate, tú, condenada, pilla, mujer ... Y lanzó toda una andanada de soeces palabras. Al presenciar esto, se me subió la sangre a la cabeza y, en mi encendida furia, comence a golpear la puerta con los pies y los puños; cosa que hicieron tambien los demas compañeros, logrando así, durante algunos minutos, transformar el pasillo en un estruendo incesante hasta que el comandante hizo su aparición. Protestamos ante él por la brutal conducta del carcelero, pero todo lo que nos dijo fue: Presenten su queja ...

En el sexto día de la huelga de hambre, me llamaron para interrogarme. Como me encontraba muy debil, dos soldados del Ejercito Rojo me sostuvieron. El magistrado que me interrogó era jóven -un marinero cuyo nombre se me escapa-. En el interrogatorio estuvieron presentes: el jefe del Departamento Especial del Ejercito del Frente Sur Occidental, Evolokimoff; el presidente de la checa de toda Ukrania, Mantzeff; el presidente de la checa de Kharkoff, Ivanov, y el presidente de la checa de toda Rusia, Dzerzhinsky, quienes por entonces habían llegado a Kharkov con instrucciones especiales para combatir el anarquismo y la rebelión en Ukrania.

Me presentaron con la acusación verbal de haber tenido relaciones con Makhno. Pedí evidencias documentales que probaran esas relaciones.

Evdokimoff me enseñó una octavilla, impresa por el ejercito de Makhno, contra el poder sovietico, la cual contenía, en una esquina, las palabras: Para Joseph, las cuales estaban escritas con tinta. Declaró que esa octavilla fue enviada por Makhno a Joseph Gotman y que había sido encontrada en el cateo realizado en nuestra librería.

Esto es falso, es una mentira, replique pidiendo el acta levantada durante el cateo, en donde se precisaba la lista de lo que fue encontrado en el momento en que se ejecutó. Evdokimoff pidió el documento al magistrado, pero este no supo exactamente donde se encontraba. Entonces de mi bolsillo saque la copia de tal acta, la cual me había sido remitida como secretario de la sección de publicaciones. El magistrado se puso pálido y comenzó a perder los estribos; los oficiales salieron.

Rehuse hablar y me llevaron de vuelta a mi celda.

En el onceavo día de la huelga de hambre de Andrey Andreeff -que correspondió al octavo día para nosotros-, nos dijeron que aceptaban nuestras demandas; que nos liberarían pero no antes de llevarnos a Moscú. Aceptamos e interrumpimos nuestra huelga de hambre. A los nueve nos trasladaron a una celda separada, amplia, limpia e iluminada.

Nos quedamos tres días y luego todos nosotros fuimos gradualmente liberados en Kharkov.

Como un efecto posterior a esta detención, Katya Kharkovskaya contrajo la tuberculosis y pronto murió. La imprenta de los anarquistas fue confiscada para siempre. La librería se reabrió, pero fue definitivamente destruida en noviembre de 1920.

EN PETROGRADO

El primero de noviembre de 1922, a las dos de la mañana, me despertó un golpe en la puerta. Al abrirla, siete hombres, armados de rifles y revólveres, irrumpieron en el cuarto.

¡Manos en alto! ¿Dónde están las armas de fuego? -esos fueron los gritos que oí, y sentí en mi cuerpo el acero frío de un revolver. Cuando se prendio la luz, ví tres hompres vestidos de civil, una mujer, dos oficiales del Ejército Rojo, el conserje de la casa y los propietarios del inmueble, de pie en la puerta. Este grupo estaba encabezado por el magistrado encargado de los casos anarquistas, Shmidkoff.

Me enseñaron una orden de la G.P.U. de Petrogrado para el arresto de Mollie Steimer y mío, y para realizar un cateo de mi cuarto. Uno de los chequistas apunto su revolver hacia mi y pregunto donde estaba Steimer. Rehuse contestar. El cateo duro mas de dos horas. Nada, solo algunas cartas de parientes y amigos extranjeros encontraron junto a los viejos periodicos anarquistas, diarios y libros.

LA GOROHOVAYA

Eran cerca de las cinco de la mañana, cuando me llevaron a la prision de la G.P. U., situada en la calle Gorohovaya.

En la oficina del comandante encontré a varios compañeros arrestados esa misma noche. En conjunto fuimos veintinueve los hechos prisioneros. Me pusieron en una celda individual.

Esta carcel era una de las prisiones creadas por el poder soviético; construida en un piso al que le habían hecho divisiones de madera para hacer cuarenta y cuatro celdas individuales. Cada una, aproximadamente de tres pasos de largo por uno y medio de ancho. La mitad se encontraba ocupada por un tablon sin colchon. La luz estaba prendida día y noche, ya que no existía otra fuente de luminosidad. No había ninguna ventilacion y todos los prisioneros se veían obligados a situarse cerca de la apertura de la celda, por donde recibían la comida, para poder así respirar un poco. La comida era totalmente ingustable; la sopa se asemejaba al agua que se desecha después de lavar los trastes sucios; una libra de pan negro muy mal cocido y agua hervida; esto tan solo era la mitad de la desventura, la pesadilla mas grande eran los parasitos, la enorme cantidad de parasitos que ahí pululaban, sencillamente llenaban el lugar a tal grado que, por ejemplo, no era posible dejar un pedazo de pan abandonado porque inmediatamente se convertía en una masa moviéndose.

Obviamente, nadie era capaz de dormir ni un solo minuto mientras estuvo en una de estas celdas.

En la segunda noche, a las dos de la mañana, me llamaron para interrogarme. El interrogatorio lo realizo el magistrado Shmidkoff, su asistente Kondratieff. Verbalmente me acusaron de haber violado lo dispuesto en los artículos 60, 62 y 63 del Codigo Penal, referentes a la rebelion contrarrevolucionaria que, mediante ayuda extranjera, intentaba derrocar el poder de los soviets y sus allegados.

Cuando pedí que me enseñaran la evidencia, Shmidkoff replico que el hecho de ser yo, miembro de la organizacion ilegal Sociedad para ayudar a los anarquistas encarcelados; y el haber tenido correspondencia sobre asuntos relacionados a esta organizacion, con compañeros que residían en el extranjero, era suficiente. Rehuse contestar a cualquier pregunta y me regresaron a mi celda.

A las siete de la mañana, todos los anarquistas fuimos trasladados a la Casa de Detención Preliminar, situada en la calle Shpalernaya.

Muchos compañeros fueron liberados en el transcurso de la tercera semana de encarcelamiento. Para aquellos que quedabamos, la sentencia fue el exilio a diferentes partes de Siberia. La compañera Steimer y yo, fuimos condenados a dos años de exilio en Obdorsk. Para protestar, los dos nos declaramos en huelga de hambre. Despues de un día nos liberaron a todos con una declaracion firmada, mediante la cual nos comprometíamos a no salir de Petrogrado y a presentarnos al día siguiente a la G.P.U.

A algunos de los que concurrimos al día siguiente, se nos pidio que firmáramos una declaracion según la cual nos comprometíamos a no participar en ninguna actividad anarquista. Steimer y yo nos negamos a firmar tal declaracion. El representante de la G.P.U. nos dijo: En tal caso, ustedes mismos tendrán que reprocharse si, algún día, los arrestamos de nuevo y los exiliamos a Siberia. No obstante, si están dispuestos, la G. P. U. está de acuerdo para proporcionarles pasaportes que les permitan viajar al extranjero. Aceptamos esta última proposicion.

Los delegados anarquistas y sindicalistas al Congreso Internacional de la Union Roja del Trabajo, estaban por esa epoca en Moscú. Su intervencion impidio nuestra deportación.

EL ULTIMO ARRESTO Y LA DEPORTACION

En Petrogrado, el nueve de julio de 1923, a la una de la mañana, nos visitó el magistrado Ivanoff, de la G.P.U. de Petrogrado, acompañado por seis chequistas. Nos enseñaron una orden de arresto para Mollie Steimer, para mí y para llevar a cabo un cateo en la casa; este duro cerca de tres horas. Sólo literatura anarquista encontraron.

Nos tendieron una emboscada en nuestra casa. La casa pertenecía a un medico practicante que recibía a muchos pacientes. Durante cuatro días, todos los que llegaban a esta casa eran detenidos y a nadie se le permitía salir, ni siquiera para traer comida. Una joven que había llegado apresuradamente a ver al doctor para que fuera a atender a su madre moribunda, fue atrapada; lágrimas, gritos, explosiones de histeria, todo, todo fue inútil; su madre murió mientras ella sufría un ataque de histeria.

Ninguna aclaración nuestra, en el sentido de que esa gente no tenía nada que ver con nuestro caso, sirvió para que los dejaran salir.

Nos llevaron a la Prisión Interior de la G.P.U., en la calle Gorohovaya, y nos encerraron en celdas individuales. Ahí supe que cuarenta y uno de nuestros compañeros fueron arrestados durante esa noche -simpatizantes o aquellos que cayeron incidentalmente en una de las dieciseis emboscadas que tendieron.

Las mismas horripilantes condiciones como en el caso anterior. Los parásitos estaban literalmente comiendonos, y era muy difícil respirar en la celda.

Al final del tercer día, en la noche, me llamaron. Estaba acusado, verbalmente, de propagar las ideas anarquistas y de tener relaciones con países extranjeros -artículo 60 del Código Penal. Me interrogó el magistrado Ivanoff. Cuando le pedí las evidencias me replicó: Tenemos bastantes datos, y me enseñó cartas enviadas legalmente por correo, de algún compañero residente en el extranjero. Rehuse contestar a sus preguntas.

Despues de vivir durante cuatro días en condiciones intolerables, enviamos una enérgica protesta, pidiendo nuestro traslado a la Casa de Detención Preliminar. Nos trasladaron allí el trece de julio.

Las condiciones carcelarias en la Casa de Detención Preliminar eran mejores. No había insectos, la celda estaba regularmente limpia, teniamos derecho a bañarnos una vez a la semana y nos daban comida caliente dos veces al día, la cual, aunque no era muy fresca, era comestible. Un paseo de dos horas al día era permitido.

Veintiseis hombres fueron liberados en la primera quincena. Los demas -quince anarquistas-, recibimos nuestra acta de acusacion por escrito.

Las compañeras que arrestaron al mismo tiempo, María Veger y Mollie Steimer, fueron consignadas a estricto encierro solitario y tratadas como delincuentes comunes. Declararon entonces una huelga de hambre pidiendo su traslado a la sección de prisioneros políticos, una mejoría de las condiciones de detención y el derecho a recibir visitas. La Socialista-Revolucionaria de Izquierda, Lyda Surkova -sufriendo ya de tuberculosis-, sentenciada a tres años de exilio en Petshersk; la mujer sin partido, Zoe Benzina, y yo, al saber que nuestras compañeras hacían una huelga de hambre, nos unimos a ellas, en diferentes intervalos, proclamandonos en huelga de hambre por solidaridad.

En el sexto día de mi huelga de hambre, el magistrado Ivanoff nos propuso interrumpirla. Le dije que mientras nuestras demandas no fueran aceptadas, continuaríamos en huelga. Enojado por nuestra negativa, Ivanoff perdió su ecuanimidad y nos gritó que no satisfacería nuestras demandas y que a partir del día siguiente, nos alimentarían a la fuerza. Dijo: Steimer piensa que esta tratando con el gobierno americano, y que cualquier cosa que pida le sera otorgada. ¡Nada de esto!

Después de haberle llamado canalla, regrese a mi celda.

Al séptimo día de la huelga de hambre, un miembro de la Dirección de la G.P.U., Zbrnev, llegó y, aceptó todas nuestras demandas.

Los quince anarquistas habíamos permanecido siete semanas en la carcel. Entonces recibimos la sentencia siguiente que nos fue leida:

La Comisión Administrativa de Investigación de la G.P.U., habiendo examinado el expediente de los anarquistas de Petrogrado, acusados bajo el artículo 60 del Código Penal, resuelve:

Los trabajadores: Igor Zenzinov, Shiloff, Sokoloff, Gorbitsh, Savitzky, Ivan Likhatchoff, Efim Likhatchoff, Pryanishnikoff.

Los estudiantes: Rodziankin, Sapeloff, Ponomariov y el soldado del Ejercito Rojo: Petroff.

Seran deportados durante dos años a lugares alejados de la Provincia de Petrogrado, sin el derecho de vivir en Moscú, Kharkov, Kiev, Odessa, ni en algún puerto o zona fronteriza.

María Veger -maestra-, sera internada ,durante tres años en el campo de concentración de Solovetz.

Mollie Steimer y Simón Fleshin, seran deportados para siempre fuera de las fronteras de las Repúblicas Socialistas Sovieticas.

El veintiseis de septiembre de 1923, el agente de la G.P.U., Kolossoff, nos entregó nuestros pasaportes con una visa a Alemania y billetes para un viaje por vía marítima de Petrogrado a Stettin.

Salimos el veintisiete de septiembre de 1923.

De 1918 a 1920, tome parte activa en la Organización Anarquista secreta en Ukrania contra la reacción de Skoropadsky, Petlura y Denikin.

Simón Fleshin



NOTAS

(*) Simón Isaakovitch Fleshin, nacido en Kieff el 19 de diciembre de 1894. Abrazó las ideas anarquistas desde 1913. Sufrió cinco arrestos por las autoridades bolcheviques.
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