Índice de Estado de la revolución después de la prisión de Hidalgo y sus compañeros de Lucas AlamánCAPÍTULO IX - Primera parte -APÉNDICE - Documento N° 1 -Biblioteca Virtual Antorcha

ESTADO DE LA REVOLUCIÓN DESPUÉS DE LA
PRISIÓN DE HIDALGO Y SUS COMPAÑEROS

Lucas Alamán

CAPÍTULO IX
Segunda parte

Consecuencias inmediatas de la toma de Cuautla. - Reaccion en la tierra caliente. - Prision de D. Leonardo Bravo en la hacienda de S. Gabriel. - Vuelve Calleja a México. - Disolucion del ejército del centro. - Reflexiones sobre este ejército. - Noticias sobre Calleja. - Sus desavenencias con el Virrey. - Asociacion de los Guadalupes. - Sucesos contemporáneos al sitio de Cuautla. - Ataca Rayon a Toluca. - Invaden los insurgentes la villa de Guadalupe. - Trátase de trasladar a México la imagen de la vírgen. - Dificultades que lo impidieron. - Emigrados de México. - Planes de paz y guerra. - Imprenta. - Sucesos de la provincia de Puebla y de la de México. - El Lic. Rosains se declara en la primera de estas por la revolucion. - Noticias sobre Arroyo y Bocardo. - Atacan los insurgentes varios lugares. - Entran en Huamantla. - Toman en Nopalucan el convoy que conducia Olazabal. - Ataque de Atlixco. - Ocupan los insurgentes a Tepeaca. - Varios sucesos en los llanos de Apan. - Toma y saqueo de Pachuca. - Ventajas mayores que los insurgentes hubieran podido obtener procediendo con plan y union.


Se echa de ver desde luego por la exposicion que acabo de hacer de estos planes, que en aquel tiempo tuvieron mucha celebridad, que aun cuando se hubiesen presentado con sinceridad y no girando sobre un fondo de engaño y de falsía, en ellos se suponian establecidos unos principios que eran precisamente el punto de la cuestion, y que no podia haber avenimiento ninguno, cuando la una parte insistia en la formacion de una junta independiente, aunque bajo el nombre de Fernando VII, que la parte contraria sabia muy bien lo que queria decir, y que esta contestaba exigiendo la sumision absoluta y lo único que ofrecia era el indulto. En cuanto al plan de guerra, la junta prometia en él mas de lo que podia cumplir, pues no siendo reconocida su autoridad sino por algunos jefes, no hubiera podido hacer observar lo que se pactase, aun cuando la junta misma hubiese observado fielmente este género de compromisos, lo cual no era el caso, como no tardaremos mucho en ver.

D. Carlos Bustamante (1), sin duda para evitar que alguno se equivocase, creyendo de buena fé lo que Cos proponia en sus planes por orden de la junta, cuida de advertir:

Que el no hablarse en ellos una palabra de independencia y separacion del trono español, sino al contrario, manifestar una ciega adhesion a él, no es porque estos fuesen los sentimientos de la junta, ni ménos del sabio autor de estos planes, sino una política profunda, muy digna de reflexionarse, y que prueba que los primeros legisladores de Anahuac, sabian plegarse muy bien a las circunstancias del pais, despues de haber estudiado mucho el carácter de sus habitantes.

Y para prueba del verdadero objeto de la junta, copia la carta reservada de esta a Morelos, de que varias veces hemos hecho mencion, y el mismo autor increpa fuertemente al Virrey Venegas y a los españoles porque no quisieron dar oidos a estas proposiciones, que prueban la buena disposicion en que los insurgentes estuvieron siempre para tratar de paz. No tienen por tanto, dice, los españoles razon para quejarse de los americanos, pues que estos fueron sobre invadidos, desairados del modo mas oprobioso. ¿Cómo podia ningun hombre sensato esperar avenimiento ninguno sobre un plan fundado sobre un engaño, y cómo puede censurarse por no haber caido en este, a los que sabian claramente el lazo que se les tendia?

Todas las autoridades a quienes Cos dirigió sus planes, los pusieron en manos del Virrey, muchas de ellas sin leerlos, y este mandó (7 de Abril) que se quemasen en la plaza por mano del verdugo, y publicó un bando prohibiendo su lectura y mandando recoger las copias que circulaban.

Encargáronse de impugnarlos el arcediano de México Beristain, en el periódico que se titulaba El Filopatro, y el P. Fr. Diego Bringas, del colegio apostólico de Querétaro y capellan del ejército de Calleja, en un folleto que publicó (2) y en el que confutando las acusaciones en globo que contra los realistas habia hecho Cos, especifica los actos de atrocidad de los insurgentes que él mismo habia presenciado, o de que tenia noticia cierta, con lo que si no logró vindicar a los realistas, sí consiguió convencer que sus contrarios, los habian dejado atras con gran ventaja en esta triste carrera.

Para generalizar el conocimiento de estos planes y otros escritos en su favor, la junta ya contaba con imprenta en Sultepec. El Dr. Cos, conociendo la grave falta que el no tenerla hacia á la causa de la insurreccion, proyectó formar caracteres de madera, y con admirable empeño y diligencia los hizo por su mano, o dirigió su construccion, y no teniendo tinta la suplió con añil (3). Apénas se pueden encontrar hoy algunos ejemplares del Ilustrador nacional, periódico que Cos comenzó a publicar con su nueva imprenta, y que deben mirarse como otras tantas pruebas de todo lo que es capaz el ingenio del hombre, aguijado por la necesidad. Cuando se consideran estos esfuerzos del Dr. Cos y los que al mismo tiempo hacia D. Ramon Rayón para fabricar armas, pólvora y demas útiles de guerra, se pregunta con pesar: ¿qué se ha hecho este genio inventor y fecundo en recursos, de que en aquella época dieron repetidas pruebas los mexicanos?

Poco sin embargo podia hacerse con tan imperfecta y diminuta imprenta; pero los Guadalupes de México consiguieron a fines de Abril ganar a un tal José Rebelo, oficial de la imprenta de Arizpe, quien proporcionó otros dos cajistas y comprar una cantidad de letra que vendió, sin saber el objeto, un español, la que bastaba para componer cinco pliegos.

Sacóse en un coche en que iban las señoras de los principales de la corporacion, que lo eran el Dr. Diaz y los licenciados Guzman y Guerra, llevándola en canastas, a pretexto de ir a hacer un convite en S. Angel, y aunque el coche fue detenido en la garita, no fue reconocido con cuidado, en consideracion a las señoras que en él iban (4).

Por medio de esta imprenta se empezó a propagar la lectura del Ilustrador, del que ademas se sacaban muchas copias manuscritas en México, causando bastante inquietud al gobierno, que prohibió severamente (bando de 10 de Junio) su circulacion, y lo mismo hizo el cabildo eclesiástico, gobernador de la mitra de México, por un edicto (3 del mismo mes), en el cual bajo el precepto de santa obediencia y so las penas establecidas en el derecho canónico contra los autores, fautores y encubridores de libelos famosos y sediciosos, mandó a todos los fieles que entregasen los ejemplares y denunciasen a los que los tuviesen; a los confesores que instruyesen a los penitentes de la obligacion en que estaban de hacerlo así; y á los predicadores, que declamasen y combatiesen desde el púlpito contra este periódico, que el cabildo califica de máquina infernal, inventada por el padre de la discordia, para desterrar del pais la paz que el clero debia fomentar y cultivar con todo empeño (5).

Esta activa persecucion de las autoridades civiles y eclesiásticas, ha hecho que sea tan difícil encontrar algun ejemplar de este periódico.

La revolucion durante el sitio de Cuautla, habia tomado en la provincia de Puebla todavía mayor incremento que en los contornos de México. Desde la elevada sierra del cofre de Perote y pico de Orizaba, que forma sus linderos con la intendencia de Veracruz, hasta las cumbres del Ixtacihuatl y del Popocatepec que la separan de la de México, todo estaba en fermentacion. A principios de este año, el P. D. José María Sanchez de la Vega, vicario de Tlacotepec, habia dado principio al movimiento en las inmediaciones de Tehuacan de las Granadas, invadiendo las haciendas y aun amenazando a aquella ciudad; mas llamado por Morelos para guarnecer a Izúcar, pasó a aquel punto con quinientos hombres a caballo mal armados y un pedrero, e hizo contra Llano la defensa que en su lugar hemos visto (6). Poco despues el Lic. D. Juan Nepomuceno Rosains, quien temeroso de ser perseguido en Tehuacan como adicto a la independencia, se habia retirado desde el año anterior a la hacienda de la Rinconada, para ocuparse de la labranza (7), incitado por el cura interino de S. Salvador D. José Rafael Tarelo, se decidió a tomar partido abiertamente, levantando en 3 de Abril, la bandera de la revolucion y proponiéndose que sus operaciones no fuesen las mismas que las de los bandidos, que hostilizando a todos sin discrecion, impedian el curso rápido de una empresa para la que los ánimos estaban tan bien preparados; trató de comprometer a aquellos sujetos que por tener intereses, pudiesen pensar con mas honor, y mediante sus esfuerzos, logró reunir en quince dias mas de setecientos hombres desde S. Andres hasta Nopalucan, y desde el pueblo de Quichula hasta Tepeyahualco. Varios jefes de cuadrillas se habian levantado en aquellos mismos distritos, tales como Máximo Machorro, Arroyo y Bocarda, de quienes es menester dar idea, por lo mucho que tendremos que ocuparnos de ellos, copiando el retrato que de los dos últimos hizo D. Carlos Bustamante en su Cuadro histórico (8); dice así:

Conocí a este monstruo, (Arroyo) ignominia de la especie humana, y me espanto cuando me acuerdo de su horrible catadura. Era un campesino chaparro, cargado de espaldas, cara blanca y colorada, barroso, ojos negros y feroces, su mirar era torvo y amenazante; jamas se ponia el sombrero, sino bajándoselo mucho, en términos de que costaba dificultad verle su aspecto sombrío y de mal agüero; su voz ronca; sus razonamientos precisos, su lenguaje rústico. Era un complexo de ferocidad y supersticion la mas grosera; afectaba mucha piedad y respeto a todo padrecito, a quien besaba acatadamente la mano; pero no titubeaba en darle a un hombre un mazazo con un martillo de herrero en la mollera, dejándolo allí muerto, como lo hizo en su acampamento de Alzayanga. Azotaba a los que tenia por espías, y lo hacia por su mano, teniendo el bárbaro placer de verles correr un chorro de sangre al primer latigazo; echábala ademas de justiciero; su pujanza era mucha y a par de ella su denuedo para entrar en una accion. Atacó la hacienda de Teoloyuca, junto a S. Juan de los Llanos; su dueño que era un español, sostenido con cien fusiles de Perote y mucho parque, se resistió mas de dos dias; pero cargado extraordinariamente por las partidas americanas, hubo de entregarse luego que Arroyo se hizo desprender sobre la casa por una reata, y entró con el cíntare, (así llamaba al sable) haciendo una cruel matanza, que llenó de cadáveres la casa y dejó inhabitable el edificio por mucho tiempo, registrándose en sus paredes estampadas las manos de sangre. Hacíase llamar de padre por sus soldados, y los trataba con la dureza de esclavos. Su mujer era de color quebrado, valiente y digna consorte de tal marido. El nombre de Arroyo, cómitre, antes de la revolucion, de la tlapixquera (9) de la hacienda de Ocotepec (segun hago memoria), ha dejado una nombradía de espanto en aquellas comarcas; la idea de semejante genio, repito, me hace estremecer. Su compañero, Antonio Bocardo, de orígen herrero y alguacil en S. Juan de los Llanos, fue ménos horrible para la nacion. Era un cobarde tan menguado y tonto, que se hacia llamar coronel de coroneles, ó sea tonto de tontos; ocupábase en avanzar (es decir, robar), ántes que en matar hombres; el Sr. Morelos se divertia con la relacion de sus anécdotas, y pudo reducirlo al órden en lo posible, de lo que no era capaz Arroyo. ¡Desgraciada América mexicana, exclama el mismo escritor, que tuvo por defensores de su causa a tales verdugos!

El hombre de principios, como yo, continúa diciendo, que se vió entre estos, vivia en un continuo martirio, y estaba en gran riesgo si trataba de reducirlos al órden. ¡Cuántas veces mi vida estuvo a riesgo, por semejante motivo!

Hasta aquí D. Carlos Bustamante, y me he detenido en copiar en toda su extension este pasaje, para dar a conocer qué especie de hombres eran estos jefes de la revolucion, pintados por un pincel que está libre de toda prevencion en su contra; Bustamante, por una singular ilusion, retrata con estos colores a todos aquellos que él conoció, y manifiesta la imposibilidad de reducirlos a un orden de cosas que no fuese una vida de bandidos, corriendo gran riesgo quien lo intentase, y al mismo tiempo se figura que los que no conoció eran otra clase de hombres, siendo así que Albino García, los Villagranes, y casi todos los demas jefes de partidas de que hemos ido hablando, eran copias, mas o menos semejantes, y algunas aun recargadas de este retrato de Arroyo y de Bocardo, con cuyas anécdotas se entretenia Morelos: ¿qué anécdotas podian ser las de tales personajes? ¡Y todavía Bustamante se lamenta de que su desgraciada patria no haya caido en tales manos! ¡Que esta es la revolucion que se ensalza y aplaude! ¡Y estos los hombres que se preconizan como patriotas!

El brigadier de marina D. Santiago Irisarri, habia tomado el mando de la provincia por la marcha de Llano a Izúcar y despues a Cuautla, y como este habia llevado consigo casi toda la fuerza disponible, se hizo subir sin demora a Puebla el primer batallón del regimiento de infantería americano, llegado recientemente de Cádiz a Veracruz (10), y este cuerpo con algunos dragones y los realistas de los pueblos, fueron las únicas tropas que Irisarri tuvo a sus órdenes, para hacer frente a la muchedumbre de cuadrillas que por todas partes se multiplicaban. Las de Arroyo y Camilo Suarez, demandante este del santuario de Ocotlan, se habian situado en las cumbres de Apulco, habiéndoseles reunido los indios de mas de veinte pueblos por influjo del cura de Hueitlalpa, a quien titulaban general, y desde aquel punto, distante de Zacapuaxtla poco mas de dos leguas, hostilizaban a aquel pueblo constantemente leal a la causa realista. Para desalojarlos de aquel puesto, marchó a atacarlos el teniente del batallón de Santo Domingo D. Mariano Buen-Abad con treinta hombres de su cuerpo, los realistas del pueblo y los indios del mismo, dirigidos por los eclesiásticos D. Miguel Travanca, D. José Ignacio del Valle y Fr. Luis Velasco, y habiéndose apoderado del campo enemigo, destruyó sus fortificaciones, y quemó las galeras que les servian de alojamiento (2 de Febrero) (11) mas no sin vigorosa resistencia, pues murió el capitan de realistas D. Joaquin Ayerdi (e), y fueron gravemente contusos los padres Valle y Velasco, no obstante lo cual el primero, cubierto de su sangre, anduvo como activo ayudante, llevando las órdenes del jefe a los puntos mas peligrosos, y siguió por seis leguas persiguiendo a los fugitivos. En el extremo opuesto de la provincia, al pie de los volcanes de México, Vicente Gomez, uno de los mas atroces asesinos de aquel tiempo, que adquirió horrenda fama con el sobre nombre del capador, porque castraba a los prisioneros españoles a quienes no quitaba la vida, diciendo que lo hacia para que no propagasen su casta (12), invadió el pueblo de S. Martin Texmelucan, (25 de Febrero) situado en un valle hermoso, en el que la agricultura ha llegado a la mayor perfeccion.

Sabido en Puebla el ataque, marchó en auxilio del destacamento que guarnecia aquel punto, el coronel D. Cristóbal Ordoñez, sargento mayor del batallón primero americano con las compañías de granaderos y cazadores de este, con lo que Gomez se retiró, quemando una casa del pueblo y la hacienda inmediata de S. Cristóbal (13). El capitan de cazadores del mismo cuerpo D. Antonio Conti, oficial de gran brio y actividad, fue destinado con su compañía y algunos realistas a la ciudad de Huejocingo, poco distante de S. Martin (14), que estaba en conmocion; al acercarse a ella (13 de Marzo) las campanas tocaron a rebato y se presentaron hasta las mujeres a defender las azoteas de las casas y las iglesias, en especial la de S. Francisco; pero Conti, haciendo avanzar su pequeña fuerza en tres destacamentos, se apoderó con corta resistencia de la poblacion, a cuyos vecinos dirigió una proclama, haciendo valer su humanidad en no castigarlos severamente, y amenazando hacerlo en caso de reincidencia (15).

El pueblo de Huamantla, ahora unido al territorio de Tlaxcala, era entonces de los mas ricos de la provincia de Puebla, pues por su situacion, venia a ser el tránsito preciso del comercio entre Veracruz y México; uniéronse para atacarlo todos los jefes principales de los insurgentes de aquella comarca en Apizaco, y el 18 de Marzo se presentaron delante de él, en número de unos dos mil hombres, con multitud de indios y dos cañones, el uno de grueso calibre y el otro de a seis; la guarnicion se reducia a unos cuarenta infantes de línea, doscientos realistas de infantería armados con lanzas y pocas armas de fuego, tres cañoncillos de corto calibre y sesenta caballos: se habian abierto fosos y formado trincheras en las calles, y el comandante era el capitan de realistas D. Antonio Garcia del Casal (e). En el primer dia de ataque los insurgentes fueron rechazados, pero en el segundo, entraron a viva fuerza quedando muertos casi todos los soldados de línea y varios oficiales, y saquearon la poblacion que abandonaron el dia 20, llevando prisionero a Casal y a los demas oficiales, a todos los cuales dejaron en libertad pocos dias despues, por influjo de algunos eclesiásticos (16).

De Huamantla se dirigieron los insurgentes a Nopalucan, hallándose ya en la hacienda de S. Antonio a una legua del pueblo, cuando llegó Conti (21 y 22 de Marzo) con sus cazadores, y aunque no tenia mas fuerza que ochenta y cuatro infantes y diez y nueve caballos, se sostuvo dos dias en que le dieron varios ataques con fuerzas superiores, y obligándolos a retirarse, les tomó tres cañones y porcion de mulas y otros efectos (17). Conti pasó en seguida a Huamantla, a cuyos vecinos encontró consternados con el desastre que acababan de sufrir, y habiéndolos asegurado y tranquilizado algun tanto, volvió a Nopalucan de donde pasó a Acajete, al otro lado del pinar que media entre ambos pueblos.

Entre los oficiales recientemente llegados de España, el brigadier D. Juan José de Olazabal era de los mas estimados, porque perteneciendo al estado 'mayor, formado entonces a imitacion del de los ejércitos franceses, se le tenia por militar de instruccion y pericia (18). Habia subido a Perote escoltando un convoy del comercio, y en aquella fortaleza recibió (13 de Abril) la órden del Virrey, para que a la mayor brevedad llevase a Puebla la artillería de batir que pedia Calleja con instancia para el sitio de Cuautla (19). En consecuencia, se puso en marcha (18 del mismo) conduciendo dos cañones de fierro de a doce, su dotacion de municiones y el cargamento del comercio, escoltado todo por trescientos veinte hombres de varios cuerpos, y de estos solos veinticinco de caballería de realistas. Llegó no sin dificultad hasta las inmediaciones de Nopalucan, y habiendo recibido aviso del comandante del destacamento que Conti dejó en aquel pueblo, del aprieto en que se hallaba, estando atacado por todas partes y a punto de perecer; mandó en su auxilio una parte de la escolta del convoy con un cañon de a seis, con lo que fueron rechazados los insurgentes, aunque perdiendo los realistas un oficial y ocho soldados muertos, y algunos heridos. Supo Olazabal en Nopalucan que aquellos en gran número, le aguardaban en el paso difícil del pinar y barrancas que cierran el camino hasta Acajete, con lo que resolvió esperar en aquel pueblo los refuerzos de tropa, que con repeticion pidió al gobernador de Puebla y al de Perote. Sus correos fueron interceptados, y aproximándose los insurgentes hasta las inmediaciones del pueblo, se llevaron al sacarlas a los aguajes a beber, todas las mulas de los arrieros que conducian la carga del comercio, fuese por descuido de Olazabal que no era muy a propósito para la guerra que se hacia, la que requeria gran vigilancia y actividad, o como él dijo en su parte al Virrey, porque no se cumplieron las órdenes que habia dado, para que no saliesen al agua sin la escolta que al efecto tenia nombrada. En vano hizo marchar al capitan D. Rafael Ramiro con doscientos hombres y un cañon, a tratar de recobrar la mulada perdida; este oficial sin conseguir su intento, apenas pudo volver a entrar al pueblo, habiendo sido rodeado por un gran número de enemigos. Olazabal entonces, sin poder esperar auxilio de ningun lado; sin agua para las mulas de su artillería y ni aun para la tropa; no pudiendo pensar en pasar a Puebla; salió silenciosamente de Nopalucan el 26 de Abril por la noche, abandonando las efectos del comercio y perseguido vivamente en su retirada, se dió por muy contento con poder volver a Perote con la artillería y municiones que estaban bajo su escolta.

Conti, que con su pequeña seccion se hallaba situado en Acajete, al otro lado del pinar, no solo no pudo atravesar este para auxiliar a Olazabal, sino que siendo atacado en aquel punto, habiéndole tomado los independientes el cementerio de la parroquia en que se habia hecho fuerte, a duras penas logró, con una valiente salida, retirarse a Amozoque para reunirse con la guarnicion de aquel pueblo y defenderse en él (20).

De grande importancia fue el quebranto que el comercio de México sufrió con la pérdida de este convoy, cuyo valor ascendia a mas de dos millones de pesos, y muy triste la impresion que tal acontecimiento produjo en los ánimos de los españoles. Los insurgentes no se aprovecharon como debian de esta importante presa, que usada con orden y economía, hubiera bastado para proveer por mucho tiempo a las necesidades de una fuerza competente: echáronse en desorden sobre el cargamento que Olazabal dejó encerrado en la parroquia del pueblo, y todo fue desperdiciado y dilapidado; un rico pectoral y anillos de brillantes que se le mandaban al obispo de Puebla, fueron enviados en presente a Morelos por el P. Sanchez (21) y este golpe de fortuna que tanto habia de haber contribuido a regularizar las operaciones de la guerra, no sirvió mas que para fomentar la inclinacion a la rapiña y el espíritu de desorden, que por desgracia habia echado tan hondas raices entre los insurgentes, y con mas especialidad entre las partidas dependientes de Osorno (22).

La proximidad de Izúcar ponia muy en riesgo a Atlixco, habiendo quedado libres para dirigirse a esta villa, las tropas insurgentes que defendieron aquel lugar contra Llano, despues de la retirada de este. Temiéndolo así los vecinos, levantaron para su defensa una compañía de infantería con cien plazas y otra de caballería con sesenta, cuyo vestuario, armamento, caballos y monturas costeó la poblacion, con un gasto de mas de quince mil pesos que suplieron algunos de los mismos vecinos, para reintegrarse con el producto de una contribucion que con este fin se estableció (23).

Un suplemento tan considerable, prueba la riqueza y abundancia que todavia se conservaba, aun en las poblaciones de segundo órden, que no habian sido aniquiladas por los insurgentes. Ademas de estos medios de defensa procurados a sus propias expensas, la villa estaba guarnecida por una compañía del batallon americano, al mando del capitan D. Tomas Layseea. Los de lzúcar la atacaron el 23 de Abril con número considerable de gente y cinco cañones, y se habrian apoderado sin duda de ella, si no hubiera llegado tan oportunamente el auxilio de doscientos hombres y un cañon que mandó el gobernador de Puebla lrisarri, a las órdenes del coronel Ordoñez. Este, tomando a los insurgentes por la retaguardia, dió lugar a que Layseca hiciese una salida en que los desalojó del convento de S. Francisco y de los otros puntos dominantes de que se habian hecho dueños, tomándoles su artillería, y en combinacion despues con Ordoñez, los atacaron ambos en la hacienda de las Animas a donde se habian retirado, y se prometian hacerlos rendir, teniéndolos cercados, pero en la noche se abrieron paso por entre las avanzadas de los realistas (24).

Izúcar permaneció largo tiempo sin ser atacada por los realistas y Matamoros vino a situarse en aquel punto, del que sacó considerables recursos, lo que ha hecho que se dé su nombre a aquella poblacion. Tepeaca, la segunda villa fundada por los españoles en Nueva España, cayó en manos de los independientes, y habiendo sucedido lo mismo a Tehuacan, como veremos cuando háyamos de hablar del progreso de la revolucion en las provincias de Veracruz y Oaxaca, no quedaba al gobierno en la intendencia de Puebla mas que la capital con otros pocos lugares, y estos frecuentemente atacados, como Tlaxcala, que libre de las partidas que la rodeaban, por las excursiones que en sus inmediaciones hizo el capitan Garcia Bringas en Febrero, se volvió a ver en mayor aprieto en fines de Abril, y la comunicacion de unos puntos a otros quedó de tal manera cortada e impedida, que en México no se tuvieron noticias algunas de Jalapa y Veracruz en algunos meses, ni en aquellos puntos tampoco se recibieron de la capital, esparciéndose las mas funestas especies sobre la suerte que esta y aquellas habian tenido.

A pesar de estas ventajas, Rosains y los que con él se habian reunido, no se creian en estado de resistir un ataque de las tropas de Puebla, y habiendo recibido aviso de que iba a marchar una division contra ellos, el P. Tarelo escribió al obispo Campillo que todos se indultarian, si no se les obligaba a hacer demostracion alguna exterior que diese a conocer este paso, por el peligro en que los pondria. El obispo contestó favoreciendo la propuesta, que trataron de realizar los padres Tarelo y Amador; Rosains puso preso a este último y convocó una junta en S. Salvador, en la que puso de manifiesto la carta del obispo e hizo nuevas protestas de su decision para seguir la revolucion. En aquel mismo dia habia llegado el Lic. D. Rafael Argüelles, sujeto distinguido de Orizaba, quien con otros vecinos de aquella villa habia pasado a Zongolica, donde el cura Moctezuma formaba una reunion y trataba de ponerse de acuerdo con Rosains y con Osomo, a quien debia dirigirse en seguida Argüelles.

Al rumor del indulto, un tropel de bandidos capitaneados por Machorra y por el P. franciscano Ibarguen, se echó sobre Rosains y Argüelles, poniendo en prision al P. Tarelo. En vano representó Rosains al P. Ibarguen lo tratado en la junta y la prision del P. Amador; aquel religioso era de carácter tan feroz, que siempre declamaba contra la benignidad de Arroyo, y estando ademas tomado de vino, maltrató mucho a Rosains y Argüelles, los hizo atar con sogas y condenó al primero a muerte; mas entre tanto habiendo acudido todos en seguimiento del P. Tarelo, que por una ventana se habia escapado de la prision, tuvieron lugar Rosains y Argüelles para quitarse las ataduras y apoderarse de una pieza, donde habia cincuenta fusiles recien cargados. Dueño de estas armas, se puso Rosains con ellas en defensa, aunque atacado por mas de sesenta contrarios, y habiendo herido a Machorra, el P. Ibarguen huyó a Tepeaca, y todos los demas se dirigieron a la hacienda de la Rinconada que saquearon enteramente, habiendo tenido la mujer y familia de Rosains que salvarse en los montes. Este trató de retirarse a S. Andres Chalchicomula, en cuyo pueblo esperaba hacerse fuerte, pero perseguido por la gente que tras de él mandó el P. Tarelo, que habia tomado la resolucion de apaciguar a sus enemigos a expensas de Rosains, y que no veia en la revolucion mas que un modo de hacer dinero, fue puesto en manos de Arroyo, quien lo mandó conducir a Tepeaca con grillos en los piés, salvándole la vida por los ruegos y empeños de algunos vecinos, pero dejándolo en un calabozo en riesgo continuo de perderla (25).

Los llanos de Apan, que pueden considerarse comunes a las provincias de México y Puebla, habian quedado casi del todo desguarnecidos, desde que de ellos se retiró la division de Soto para marchar a Izúcar en Diciembre del año anterior, y los destacamentos que allí permanecieron apenas bastaban para defender los puntos en que residian. Poco mas de cien hombres que guarnecian a Tulancingo a las órdenes del capitan D. Francisco de las Piedras, rechazaron a los insurgentes que a mediados de Febrero atacaron aquel pueblo, bajo el mando de los mariscales Anaya, Cañas y Serrano, y de los coroneles Osorno, Olvera y Guarneros, habiendo sido muerto el penúltimo, por un balazo que le tiró el P. capellan de la division Fr. Mariano Gomez (26).

Las partidas de los llanos se derramaban en todas direcciones, extendiéndose hasta los confines de Tezcuco, cuya escasa guarnicion hizo diversas salidas para ahuyentarlas de aquella comarca (27); pero el punto de mayor interes para ellas era el mineral de Pachuca, en donde habia españoles a quienes perseguir y mas de doscientas barras de plata que coger. Habia pasado a aquel punto con algunos soldados de la guarnicion de Tulancingo, el capitan del fijo de Veracruz D. Pedro Madera, que obtenia el puesto de comandante, y de la capital habia sido mandado con veinticinco dragones el alférez de los de México D. Juan José Andrade, hijo del coronel D. José Antonio Andrade, que estaba a la sazon empleado en el sitio de Cuautla, y ambos han sido despues generales de la República. Este jóven, habiendo abusado de los fondos que se le dieron para socorro de la tropa que tenia bajo sus órdenes, no encontrando otro camino de cubrir su falta, tomó la resolucion de pasarse a los insurgentes con los dragones que tenia bajo su mando (3 de Abril) (28).

Sensible es por cierto ver que estas deserciones, no se hicieron casi nunca sino por motivos vergonzosos; Andrade sin embargo, como mas adelante veremos, reparó esta falta de una manera digna de un hombre de valor. Por el mismo tiempo D. Vicente Beristain, hermano del arcediano de México, que se habia distinguido mandando una culebrina en las salidas que hizo la guarnicion de Tezcuco, por lo que fue elogiado y premiado por el Virrey, tomó tambien partido con los insurgentes, y bajo su direccion emprendió Serrano el ataque de Pachuca.

Presentóse el 23 de Abril al amanecer, acompañándole D. Pedro Espinosa y otros jefes de nombradía, con quinientos hombres y dos cañones, a cargo estos de Beristain, y se hizo luego dueño de la poblacion, excepto tres casas en que se habian hecho fuertes Madera y los realistas que mandaba el conde de Casa alta (e), que habia sido caballerizo del Virrey Iturrigaray. Todo el dia emplearon los insurgentes en batir estos edificios, en especial la casa de Villaldea, minero rico y comandante de los realistas, que a la sazon estaba en México. Grande era la consternacion de la poblacion, la que en la noche se aumentó con el incendio de varias casas, y entonces fue cuando los religiosos del colegio apostólico, excitados por algunos vecinos, intervinieron para que se tratase de capitulacion. Madera reunió una junta de guerra en el edificio de la aduana, a que concurrieron los europeos del lugar y los jefes de los independientes, y la capitulacion se concluyó con tanta mas facilidad y prontitud, cuanto que los españoles, aterrorizados con la muerte de algunos de los suyos, creian no tener otro medio de salvacion y los insurgentes no se proponian cumplirla.

Las condiciones fueron, que se entregarian a estos las armas y los caudales de la real hacienda, en que se comprendian las doscientas cincuenta barras de plata existentes, y ellos se comprometieron a respetar las personas de los europeos y de la tropa, dándoles pasaporte para que se fuesen a donde quisiesen, y quedando libre la tropa para seguir si queria el partido de la revolucion, como mucha parte de ella lo hizo, y tambien se alistó en el mismo D. Guadalupe Videgaray, español, que fue despues empeñado enemigo de sus paisanos (29).

El dia siguiente, apenas firmada la capitulacion y cumplida por parte de Madera y de los españoles, se anunció la aproximacion de D. Vicente Fernandez con la gente de Tlahuelilpan, qué venia en auxilio de la ciudad. Inculpósele a Madera la venida de Fernandez como una infraccion de la capitulacion, mas él no solo manifestó que el auxilio habia sido pedido con anticipacion al verse amenazado del ataque, sino que se comprometió a salir a hablar con Fernandez para que se retirase. Hízolo así, acompañándole uno de los religiosos del colegio apostólico; pero mientras conferenciaba con Fernandez, este observó que se iba situando gente a su retaguardia, la que rompió el fuego sobre su tropa. Retiróse entonces precipitadamente, y los insurgentes, tomando este suceso por pretexto para el quebrantamiento de la capitulacion, hicieron prender a los españoles, que fueron conducidos a Sultepec. Madera quedó en libertad y se fue a presentar a Piedras en Tulancingo, y el conde de Casa alta, aunque fue llevado a Sultepec, se sospechó, por ser de la familia de Iturrigaray y por haber sido tratado bien por Rayón, que no habia ido contra su voluntad.

El Virrey, ignorando los sucesos de Pachuca, habia hecho salir de México el 25 trescientos hombres y dos cañones, para conducir las barras de plata que allí habia, y proveer a aquel mineral de moneda y tabaco; pero sabiendo lo acontecido, esta seccion se detuvo en S. Cristóbal y regresó el 27. Túvose por sospechosa la conducta de Madera por su débil defensa, no habiéndola prolongado lo bastante para recibir los auxilios de Tlahuelilpan, que él mismo habia pedido y con que debia contar, y aunque continuó sirviendo a las órdenes de Piedras, no volvió a confiársele mando alguno.

Los insurgentes se repartieron la rica presa que habian hecho en Pachuca; parte de las barras de plata se remitió a Rayon; parte se reservó para Morelos; otras las tomó Osomo y se redujeron a moneda en Zacatlan, bajo la direccion de Beristain, y las demas fueron para Serrano; el resto del botin se dilapidó como de costumbre, y se cuenta que Serrano dió una barra de plata por un par de zapatos, de los que usa la gente del campo en sus solemnidades, curiosamente picados sobre cardaban blanco y adornados con oropel y terciopelo; acto de prodigalidad de ninguna manera increible en hombres de esta clase, tan ansiosos de adquirir por cualesquiera medios, como prontos y manirotos en gastar en cualquiera capricho o fantasía. En lo demas, la infraccion de la capitulacion de Pachuca, no solo no desaprobada, sino sostenida por la junta de Sultepec, vino a demostrar de qué habrian servido los planes de paz y guerra del Dr. Cos, cuando de esta manera se faltaba a un pacto tan solemne, casi al mismo tiempo que aquellos se proponian.

Las repetidas pérdidas sufridas por los realistas en los dos últimos meses que abraza este periodo, y la situacion verdaderamente crítica en que las cosas se encontraban, manifiestan el fundamento con que el Virrey Venegas en su correspondencia privada con el general Calleja, comparaba su posicion a la de César en Munda, calificando de cuestion de vida o muerte el éxito del sitio de Cuautla. Si las multiplicadas partidas de los insurgentes hubiesen procedido bajo un plan uniforme, miéntras las tropas del gobierno estaban detenidas por la heróica defensa de Morelos, el triunfo era seguro y definitivo; pero incapaces de formar y combinar un sistema de 9peraciones; sin conocer nunca otros intereses que los próximos e individuales; indiferentes a la suerte de todos sus compañeros y a veces cooperando a su ruina; dejaron que Calleja se apoderase de Cuautla, dispersando las fuerzas que la defendian, y quedando con esto expeditas las que estaban bajo el mando de aquel general, el Virrey se halló en disposicion de emplearlas en diferentes direcciones, de atacarlos en los varios puntos de que se habian apoderado, y de salir así de la penosa situacion en que los últimos funestos sucesos le habian puesto, restableciendo con ventaja los descalabros que el partido realista habia experimentado. Pero antes de referir esta serie de operaciones militares, ocupémonos en examinar lo que por el mismo tiempo se hacia en las cortes reunidas en Cádiz, relativamente a las grandes cuestiones promovidas en ellas, respecto al continente americano.


Notas

(1) Cuadro histórico, tomo 1°, fol. 405.

(2) Impreso en México: imp. de Da. María Fernandez de Jáuregui, dedicado al tribunal de la inquisicion, 1812.

(3) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 1°, fol. 406.

(4) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 1°, fol. 407.

(5) Gaceta de 9 de Junio de 1812, núm. 242, fol. 599.

(6) Aunque Morelos dejó en Izúcar a un D. Vicente Sanchez, el que hizo la defensa de aquel punto fue el padre del mismo apellido, que es de quien habla el mismo Morelos en sus declaraciones.

(7) Todo lo concerniente a Rosains, lo copio literalmente de su Relacion histórica, publicada en Puebla en 1823, rectificando las fechas, en las que hay un error de un año entero en esta primera parte de su narracion.

(8) Tomo 2°, fol. 132.

(9) Tlapixquera se llama en las haciendas de tierra fria, la galera en donde se encierran de noche los operarios que han recibido dinero a cuenta de trabajo, para obligarlos a desquitarlo. Este abuso ha disminuido mucho. Viene de Tlapixquir, el que guarda algo, en mexicano.

(10) Gaceta de 15 de Febrero de 1812, núm. 184, fol. 171. Este cuerpo llegó a Veracruz el 29 de Enero en el navío Asia, su comandante el brigadier D. Anselmo Gomendio, y varios transportes, habiendo dejado en la Habana al 2° batallon; la tropa era toda andaluza.

(11) Gaceta de 15 de Febrero, núm. 184, fol. 171.

(12) Muchos de mis lectores recordarán todavía, haber visto arrastrándose para pedir limosna en las calles de México, a un infeliz soldado del batallon de Asturias, que quedó inutilizado de resultas de esta bárbara operacion.

(13) Gaceta de 3 de Marzo, n. 192, f. 232.

(14) Era Huejocingo República independiente antes de la conquista, y por haberse declarado en favor de Cortés, obtuvo el título de ciudad y muchas distinciones; hoy es poblacion corta y de poca importancia.

(15) Gaceta de 21 de Marzo, n. 201, f. 297.

(16) Parte de Conti, Gaceta de 2 de Abril, núm. 206, fol. 339. Informe del P. Avendaño en la misma Gaceta y parte de Casal en la de 21 de Abril, núm. 214, fol. 407.

(17) Partes de Conti, Gaceta de 2 de Abril, núm. 206, fol. 337, e informe del cura de Nopalucan D. José Sebastian Rodulfo, Gaceta de 4 de Abril, núm. 207, fol. 350.

(18) Este general tenia unos enormes bigotes, y se hizo tanto mas notable por esta circunstancia, cuanto que fue el primer oficial de graduacion que se vió en México con ellos.

(19) Parte de Olazabal, Gaceta de 14 de Mayo, núm. 228, fol. 505.

(20) Gaceta de 28 de Abril, n. 217, fol. 436, y de 5 de Mayo, n. 222, fol. 470.

(21) Morelos lo dice así en su causa.

(22) Bustamante, Cuadro histórico, tomo 1°, fol. 415, refiriendo estos desordenes, que en gran parte él presenció, cuenta que en una lista que Arroyo presentó de los efectos que tomó del convoy, puso esta partida: Por unos zapatos de gachupin con herraduras de caballo. Entónces se comenzaron a ver botas con herraduras en el tacon, y es a lo que alude.

(23) Parte del subdelegado de Atlixco D. Francisco de TrasgaUo, de 24 de Marzo. Gaceta de 26 de Mayo, núm. 234, fol. 552.

(24) Gaceta de 28 de Abril, núm. 217, fol. 433, y de 5 de Mayo, núm. 222, fol. 465.

(25) Toda esta relacion está tomada de la publicada por Rosains, y he creido deber insertarla por el papel importante que representó en la revolucion: del P. Tarelo a quien Rosains califica de ladron, no se vuelve a hacer mencion en las noticias de aquel tiempo, y solo Bustamante habla de haberlo conocido, y añade que fue de los mas aprovechados en el convoy tomado en Nopalucan.

(26) Gaceta de 25 de Febrero, núm. 189, Col. 207.

(27) Idem de 13 de Febrero, núm. 183, Col. 163, idem de 25 de Febrero, núm. 189, .col. 211, y de 21 de Marzo, núm. 201, Col. 302.

(28) Diario manuscrito de Rio frio.

(29) Esta relacion está tomada en gran parte de Bustamante Cuadro histórico, tomo 1°, fol. 369, rectificándola con noticias de testigos oculares. Videgaray probablemente cambió en esta ocasion su nombre en el de Guadalupe, que no se usa en España.

Índice de Estado de la revolución después de la prisión de Hidalgo y sus compañeros de Lucas AlamánCAPÍTULO IX - Primera parte -APÉNDICE - Documento N° 1 -Biblioteca Virtual Antorcha