Pensamos que la derrota de la Soberana Convención Revolucionaria, condujo al proceso revolucionario mexicano a un callejón sin salida, frustrando muchas posibilidades y colocando al país entero en un laberinto del cual, aún ahora, en el siglo XXI, no se vislumbra salida alguna.

No es nuestro interés otorgar una importancia desmesurada a aquella experiencia de gobierno preconstitucional, pero nos queda claro que muchas de las premisas de las que partía, conducían a la superación de añejas problemáticas. Por ejemplo, su tendencia hacia el parlamentarismo definitivamente sepultaba el pasado de los gobiernos unipersonalistas escudados bajo la tutela presidencialista, al igual que la insistencia en la necesidad del periodo preconstitucional en el que la administración parlamentaria revolucionaria no encontrase ningún tipo de estorbos para realizar las transformaciones sociales, económicas y políticas necesarias, resultaba no sólo entendible, sino completamente indispensable para que el proceso revolucionario mexicano diseñase sus propios caminos de desarrollo. Por desgracia, las pérdidas de vidas humanas y destrucción de la infraestructura que la guerra civil entre convencionistas y constitucionalistas generó, dio prácticamente al traste con todo. Y en los nueve meses que abarcaron de octubre de 1914 -mes en que inició sus trabajos la Convención-, hasta junio de 1915 -mes en el que se decidió la contienda fratricida con la derrota militar del convencionismo en los combates de La Trinidad y la batalla de León-, el proceso revolucionario mexicano selló su destino mediante un dolorosísimo parto del que nacería el México del presidencialismo, del nunca cuajado Estado de Derecho, del desarrollo regional desigual, en fin, del México problemático que todos vivimos y entre cuyas contradicciones nos desenvolvemos.

La Soberana Convención Revolucionaria constituye en sí misma una gran experiencia que indica, aún ahora, casi un siglo después, caminos y soluciones a añejas problemáticas de carácter social, económico y político, y la situación por la que atraviesa, en la actualidad, no sólo la República Mexicana, sino el mundo entero, nos indican que más temprano que tarde la substancia misma que nutrió a aquella experiencia revolucionaria, muy probablemente vuelva a presentarse para nutrir nuevas tentativas populares por encontrar el hilo de Ariadna, que logre sacarnos del laberinto en el que deambulamos.

Omar Cortés

Indice de la edición virtual de El doloroso parto de la Revolución Mexicana	OCTUBRE DE 1914	NOVIEMBRE DE 1914		Biblioteca Virtual Antorcha