2. El gobierno de Godofredo de Bouillon.

No fue el régimen encabezado por Godofredo de Bouillon un buen gobierno, puesto que careciendo el Duque de la baja Lorena de los atributos propios del administrador competente, su estancia al frente de los destinos de Jerusalén se caracterizó por un conjunto de acciones militares y una excesiva cesión de feudos para los caballeros partícipes de la cruzada señorial.

Incapaz de mantener la cohesión entre los ejércitos de la cruz, el Duque de la baja Lorena hubo de contentarse viendo como se fracturaba, irreparablemente, la unidad de los soldados de Cristo. Tampoco pudo Godofredo evitar que muchas de las tropas de la cruz, considerando haber cumplido su misión, regresaran a Occidente.

Así, el desatinado y por completo apresurado acuerdo del supremo consejo confederado, para nombrar gobernantes terrenales y espirituales, generó una difícil situación. Si en vez de haber tomado esos acuerdos, el supremo consejo hubiese establecido un gobierno provisional por él encabezado, esperando mejores condiciones para elegir un gobernante, la situación hubiese tomado otro giro.