4. Incremento de la presencia veneciana, genovesa y pisana en los territorios latinos de Medio Oriente.

Conforme arribaban a Europa las noticias de los avances y logros de los ejércitos de la cruz, en las ciudades italianas de Venecia, Génova y Pisa, crecía el entusiasmo por adherirse, lo más pronto posible, a los victoriosos soldados de Cristo. No era esa euforia producto de piadosos sentimientos espirituales; tampoco tenía que ver con un celo belicista de carácter libertador. La razón de venecianos, genoveses y pisanos para sumarse a la odisea de la cruz, recaía, sencillamente, en su interés por expandirse mercantilmente. En efecto, los italianos deseaban fervorosamente apoderarse del tráfico comercial con Medio Oriente, compartido, por bizantinos e islámicos. Plenamente conscientes del poder comercial de aquellas regiones, anhelaban desplazar tanto a islámicos como a bizantinos para convertirse en amos exclusivos de las relaciones mercantiles. Tras ese fin, fletaron flotas para trasladarse a las regiones del Oriente Medio, ofreciendo todo tipo de ayuda a las fuerzas de la cruz. Sus esfuerzos no fueron estériles, puesto que, por ejemplo, los genoveses habían sido favorecidos por Bohemundo, quien además de otorgarles varias concesiones, les permitió que se establecieran en Antioquía fundando un barrio. Igualmente, venecianos y pisanos consiguieron facilidades de los jefes cruzados para su establecimiento en las zonas liberadas. Godofredo de Bouillon ofreció toda clase de privilegios a los pisanos, y los venecianos también se beneficiaron con atractivas concesiones en Jaffa.

Otros que también merodeaban por esos mares en busca de fortuna, eran los ingleses, quienes también sacaron provecho.