Índice de Por el poder de la cruz. Una breve reflexión sobre la Primera Cruzada de Chantal López y Omar CortésCapiítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha

6.4. El destino de los jefes de las expediciones de la cruzada colonizadora.

Durante el otoño de 1101, los jefes de las tres frustradas expediciones se trasladarían, acompañados por Raimundo IV, Conde de Tolosa, Esteban, Conde de Blois y Esteban, Conde de Borgoña, a Antioquía, ciudad a la que arribaron a principios de 1102 siendo recibidos por Tancredo, quien gobernaba en ausencia de Bohemundo. Un incidente, de considerable trascendencia acaecería en aquel recibimiento. Un personaje de nombre Bernardo el Extranjero, acompañado de varios efectivos militares antioquianos, apresó a Raimundo IV acusándole de traición a la cristiandad, y entregándolo en custodia a Tancredo. Poco tiempo estaría el Conde de Tolosa prisionero, puesto que la presión del Patriarca de Antioquía, Bernardo de Valence, y la de no pocos caballeros, obligó a Tancredo a liberarlo.

Los jefes de las tres frustradas expediciones partieron de Antioquía rumbo a Europa, y a su arribo echaron pestes y centellas contra los bizantinos, intentando justificar su fracaso. Según su opinión, los culpables de su derrota no eran, paradójicamente, los ejércitos del Islam, sino los bizantinos y, sobre todo, su Emperador Alejo I. Fue al Imperio al que culparon de todo lo que les había pasado. Así, aunque aquellas habladurías no constituían más que el intento de justificar su fracaso, la ponzoña que esparcieron contra el Imperio, sería por no pocos clérigos asimilada incubándose, en el seno de la clerecía católica, un odio terrible hacia el Imperio bizantino.


Índice de Por el poder de la cruz. Una breve reflexión sobre la Primera Cruzada de Chantal López y Omar CortésCapiítulo anteriorCapítulo siguienteBiblioteca Virtual Antorcha