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CAPÍTULO XXII
Intervención francesa
Del 31 de octubre de 1861 al 20 de abril de 1862
Entretanto se habían preparado en Europa graves sucesos en contra de México. El Emperador Napoleón había creído que la mejor manera de contribuir a la desmembración de los Estados Unidos, iniciada ya con la Guerra Civil que siguió a la inauguración del Presidente Lincoln, era el establecimiento de un Imperio en México, lo cual le daría por otra parte, grande influencia en este hemisferio, pues México quedaría hecho como una dependencia suya. La España deseaba también el establecimiento de una monarquía con un príncipe español en el trono, y sea que la Inglaterra participase de deseos semejantes, que quisiese como Francia contribuir al desmembramiento de los Estados Unidos, o que no desease quedar fuera de una empresa que parecía seria, firmó con las otras dos naciones una convención en Londres el 31 de octubre de 1861, para intervenir en los asuntos interiores de México, por medio de las armas, tomando como pretexto la ley expedida por el Congreso Mexicano el 17 de julio anterior, que había suspendido por dos años, el pago de lo que correspondía a los acreedores de México.
El 14 de diciembre de ese mismo año, llegaron a Vecracruz los primeros barcos españoles, que conducían el contingente de su país, mandados por el Almirante Don Joaquín Gutiérrez y Ruvalcaba y el 17 fue ocupada la ciudad de Veracruz que había sido abandonada antes por el Gobierno Nacional. Poco después llegó el General Prim, como Jefe del Contingente Militar español, que debía componerse de seis mil españoles; el francés de tres mil soldados, y de setecientos marinos el inglés. El 1° de enero de 1862 publicaron en Veracruz los representantes de los Gobiernos aliados, un manifiesto en que descubrían su propósito de intervenir en los negocios interiores del país. La llegada de los españoles, antes de los contingentes de las otras dos naciones, disgustó a éstas y determinó al Gobierno francés a mandar tres mil hombres más.
El General D. Manuel Doblado, que a la sazón era Secretario de Relaciones del Gobierno Nacional, salió de México para conferenciar con los Plenipotenciarios aliados, y notando que no había uniformidad de miras entre ellos, se aprovechó de esta circunstancia, y firmó un convenio preliminar en la Soledad el 19 de febrero de 1862, en virtud del cual se comprometieron los aliados a abrir negociaciones en Orizaba para el arreglo amistoso de las dificultades pendientes, y el Gobierno de México permitió a la fuerza aliada ocupar a Córdoba, Orizaba y Tehuacán, poblaciones situadas fuera de la zona mortífera de la costa en donde prevalece la fiebre amarilla, con la condición expresa de que en el caso de que las negociaciones no tuvieran un resultado satisfactorio, regresaran las fuerzas aliadas a su campamento de Paso Ancho, en el camino de Córdoba, y Paso de Ovejas en el de Jalapa.
Los acontecimientos ulteriores demostraron que los franceses firmaron ese convenio con el exclusivo objeto de ponerse al abrigo de la zona malsana sin combatir, y con el propósito de no dar cumplimiento a lo pactado.
Esta Convención, firmada por el General Prim, en representación de los aliados, fue ratificada por los Plenipotenciarios franceses e ingleses en el mismo día en que se firmó, y por el Gobierno de México el 22 de febrero, y en consecuencia de ella las tropas españolas ocuparon Córdoba y Orizaba, las francesas Tehuacán y los marinos ingleses permanecieron a bordo de sus buques en Veracruz.
En los primeros días de marzo desembarcó en Veracruz el Conde de Laurencez, Comandante en Jefe del contingente francés, y a la vez llegó Don Juan Nepomuceno Almonte, quien decía que el Emperador estaba decidido a establecer un trono en México y poner en él como Emperador, al Archiduque de Austria, Don Fernando Maximiliano. Las miras e intereses contrarios de cada uno de los aliados, ocasionaron una ruptura completa entre ellos, y el 9 de abril tuvieron en Orizaba su última conferencia. en que decidieron los españoles e ingleses reembarcar sus tropas y regresar a su país, y los franceses retroceder al Paso Ancho para comenzar desde allí sus operaciones militares.
Los Plenipotenciarios franceses, M. Dubois de Saligny y el Almirante Jurieu de La Graviere, expidieron en Córdoba un manifiesto el 16 de abril de 1862, en el que solicitaban abiertamente el auxilio del país en favor de sus aliados los reaccionarios mexicanos, para establecer un Gobierno sólido en México, y expresaron que cumplirían con las obligaciones que habían contraído por el artículo 4° de la Convención de la Soledad; pero en vez de proceder así, regresaron de Córdoba, y sin llegar a Paso del Macho conforme se habían comprometido a hacerlo, y asumiendo ya una actitud amenazante, proclamaron su propósito de auxiliar a los conservadores mexicanos para establecer en el país un Gobierno que apoyara sus bastardas miras.
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