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CAPÍTULO XXXV

Llegada a Oaxaca

Del 1° de diciembre de 1863 al 1° de agosto de 1864

Llegué a Oaxaca en los últimos días del mes de noviembre de 1863, y mi llegada desagradó al Gobernador Cajiga y a su secretario Esperón, porque habían celebrado una especie de tregua con los franceses, y comprendieron que ésta tendría que cesar conmigo, pues yo iba con el propósito de organizar y de hacer la campaña.

Informado el Gobernador del objeto de mi marcha, y de las facultades que me había delegado el Gobierno Federal, me puso una comunicación declarando que no se pondría a mis órdenes por ser inconstitucionales las facultades que me había delegado el Gobierno Federal, y me preguntó si estaba dispuesto a hacer uso de las armas para llevar a efecto las órdenes que había recibido del Presidente; contesté que en aquellas circunstancias las armas no tenían más objeto que defender a la Nación del invasor extranjero y de los traidores; y que consideraba en el segundo caso a todo el que se resitiera a cumplir las órdenes del Gobierno Federal. En esta virtud el Gobernador Cajjga renunció su encargo ante la Legislatura, la cual se disolvió enseguida, quedando acéfalo el Estado.

Con este motivo, asumí el Gobierno de Oaxaca el 1° de diciembre de 1863, y nombré mi Secretario al Lic. Don Justo Benítez; pero notando que los deberes de Gobernador me ocupaban mucho tiempo, que debía yo consagrar a la organización del Ejército, nombré Gobernador el 12 de febrero de 1864, al General José M. Ballesteros, quien permaneció con ese carácter hasta la ocupación de la plaza por los franceses, e hice una nueva organización de aquel Estado. El General Ballesteros nombró su Secretario al Lic. Don Félix Romero, y el Lic. Benítez quedó como Secretario del Cuartel General, cuyo carácter conservó hasta la rendición de la plaza.

Ninguno de los demás Estados que formaron desde entonces la Línea de Oriente presentó dificultades para cumplir con las instrucciones del Gobierno Federal; todos comenzaron a obedecer las órdenes del Cuartel General y los Gobiernos Constitucionales siguieron acatando mis disposiciones y funcionando con toda regularidad.

Al llegar a Oaxaca, organicé una nueva Brigada de Infantería compuesta por los Batallones Morelos, mandado por el Teniente Coronel Rafael Ballesteros; Juárez, mandado por el Coronel Don Joaquín Teran; y Guerrero, por el Teniente Coronel Don Rómulo Pérez; y encomendé el mando de esa brigada al General Don Cristóbal Salinas, y el de la segunda al Coronel Don Francisco Carreón. Nombré Comandante general de Artillería al Capitán Don Guillermo Palomino. Agregué a la Brigada de caballería el Regimiento de Lanceros de Oaxaca, mandado por el Teniente Coronel Don Félix Díaz, y un escuadrón de Guardia Nacional de Tehuacán mandado por el Teniente Coronel Don Ladislao Cacho, y organicé por último un cuerpo médico a las órdenes del Doctor Don José María Hernández.

Como el jefe francés que mandaba en Tehuacán no tuvo conocimiento del cambio ocurrido en el Gobierno de Oaxaca, en los primeros ataques que yo mandé hacer a sus puestos avanzados que hacían frente a los míos por occidente, me puso una nota quejándose de faltas al compromiso preexistente de no hostilizarse recíprocamente hasta que la Nación decidiera si aceptaba o no la intervención extranjera, y este descubrimiento me hizo tratar en lo sucesivo con alguna cautela, al personal que formaba el Gobierno a mi llegada a aquella ciudad.

Las operaciones del enemigo contra Oaxaca, se limitaban entonces a avanzar las guarniciones según adelantaba la obra de construcción de dos carreteras provisionales que estaba haciendo, una de Tehuacán a Oaxaca, por la Cañada, y otra de Acatlán a Huajuápam, con el propósito visible de meter sus columnas por esas dos vías.

Después de algunos meses de pequeños tiroteos en que no se conseguía más resultado práctico que el de hacer difícil el trabajo de la construcción de las carreteras, me vi obligado a replegar la guarnición de Huajuápam a Nochistlán, y la de Teotitlán del Camino a Cuicatlán.

A la cabeza de la columna del enemigo que avanzaba por Huajuápam, venía el General francés Curtois d'Hurbal, y en otra que avanzaba por Tehuacán y TeotitIán, el Brigadier Brincourt.

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