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CAPÍTULO XXXVIII
San Antonio Nanahuatipan
10 de agosto de 1864
Cuando el enemigo avanzaba sus trabajos de construcción del camino hasta Tamazulapan, por la vía de la Mixteca y sus preparativds hasta Teotitlán del Camino por el de la cañada, me propuse atacar a la segunda columna, y para ocultarle mi intención, saqué de Oaxaca una columna de las tres armas, que presenté primero en Teotongo a la columna de la Mixteca.
Después de dos días de permanencia allí, y cuando el General Curtois d'Hurbal se preparaba a resistirme, dejé el mando al General Mariano Escobedo, con orden de moverse hacia Oaxaca, si el enemigo tomaba la iniciativa; y con los Batallones de Morelos y Cazadores, marché a campo traviesa hacia Teotitlán del Camino, que era mi verdadero punto objetivo.
Después de un día y parte de la noche de marcha, pernocté muy cerca de San Antonio Nanahuatipan, a donde según noticas que tuve de mis exploradores, estaba el grueso principal de los franceses, que tenían una fuerte avanzada de infantería y artillería sobre la vía de Oaxaca, en la Hacienda de Ayotla.
A las 9 de la mañana del día 10 de agosto de 1865, llegué a San Antonio Nanahuatipan, sin que el enemigo que ocupaba esa posición, hubiera tenido noticia de mi marcha, porque no la hice por el camino, y lo batí bruscamente, haciéndole mucho daño a un batallón que a la sazón se lavaba en el río; pero como los soldados franceses tenían allí mismo sus armas en pabellón, después de la sorpresa, hicieron una defensa muy vigorosa, y replegándose hacia la iglesia, dejaron en el camino la mayor parte de sus vestidos y mochilas y muchos muertos desnudos, pues desnudos combatieron (1).
Había yo dado orden al Coronel Espinosa y Gorostiza que estaba en Cuicatlán, para que en combinación con mi movimiento, acudiera él también a San Antonio con su Batallón, dos obuses de montaña, una compañía del Batallón Juárez y el escuadrón que mandaba el Coronel Ladislao Cacho; pero la fuerza que el enemigo tenía en Ayotla y que estaba fortificada pasajeramente en la hacienda y con artillería, no le permitió el paso, y tuve que retirarme con pérdidas muy considerables de Oficiales y soldados: pero sin que el enemigo se atreviera a perseguirme.
Es lamentable que el Coronel Espinosa y Gorostiza se hubiera encontrado con ese obstáculo que él creyó insuperable, porque su concurrencia me hubiera permitido tomar el pueblo de San Antonio, derrotar definitivamente a la columna del General Brincourt y apoderarme de un rico convoy que se encontraba en aquel pueblo y que por un momento estuvo en posesión de la primera columna que penetró al punto amagado.
Me reuní al Coronel Espinosa y Gorostiza en Tecomavaca y marché con él a Oaxaca, mandando regresar también al General Escobedo, que había retrocedido hasta Huauclilla.
El enemigo no avanzó entonces, pero más tarde volví a poner en su observación fuerzas de caballería, permaneciendo así más de ocho meses, y siguiendo aquel sus trabajos de construcción de los dos caminos.
Notas
(1) El Capitán Noix, en su libro antes citado Expedición de México, 1861-1867, capítulo III, parte segunda, páginas 440 y 441, refiere el combate de San Antonio Nanahuatipan como sigue, disminuyendo grandemente el número de muertos de los franceses: El General Brincourt se dirigió pues hacia Huajuápam, lugar que ocupó sin resistencia, el día 1° de agosto; el mismo día el Coronel Giraud que partió de Orizaba, hacia su entrada en Teotitlán, pero en vez de detenerse allí, continuó su marcha hacia San Juan de los Cues, dejando a su retaguardia varios destacamentos.
Porfirio Díaz se encontraba entonces sobre la línea de Huajuápam, y ocultando su marcha a través de las montañas, se dirigió hacia Teotitlán, y el 1° de agosto, a la cabeza de 2,000 hombres, cayó de improviso sobre la Villa de San Antonio, en donde se encontraba una compañía del 7° de línea, a la vez que su hermano Félix Díaz (de sobrenombre El Chato) con 600 infantes, 150 caballos y 3 cañones, atacaba otra compañía en la Hacienda de Ayotla. Los destacamentos franceses, mandados por oficiales enérgicos, resistieron vigorosamente el ataque, pero habrían sin embargo sucumbido bajo la superioridad numerica del enemigo, sin la pronta llegada de refuerzos. El enemigo sufrió pérdidas notables; las tropas francesas tuvieron unos cinco muertos y una treintena de heridos. Diez hombres de caballería mexicana se hicieron matar con bravura a su lado.
Vuelto a Teotitlán el Coronel Giraud, se disponía a retrogradar a Orizaba, pero habiendo sabido que Porfirio Díaz meditaba un nuevo ataque, detuvo su movimiento. El día 7 de agosto el General Brincourt se reunió con el Coronel Giraud y no pudiendo resistir al deseo de perseguir al enemigo aún cuando para ello no tenía autorización del Mariscal, avanzo hasta Nochistlán, situada a 35 leguas de Tehuacán y cerca de 20 de Oaxaca. Se juzgaba con fuerzas suficientes hasta para ocupar a dicha ciudad, pero bien a su pesar tuvo que ceñirse a las órdenes formales del Comandante en Jefe. El Mariscal Zazaine se oponía a esa expedición porque no contaba con fuerzas suficientes; y por lo tanto le habría sido imposible sostener al General Brincourt en caso de un descalabro; además se hallaba en la precisión de reforzar las columnas empeñadas en la campaña del norte, y por esto el movimiento sobre Oaxaca fue suspendido, dejándose una guarnición en Yanhuitlán, que era una excelente posición militar y haciendo retrogradar el resto de las fuerzas.
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