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CAPÍTULO LII
Ocupación de Tlapa
25 de noviembre de 1865
Con el auxilio personal y material que saqué de La Providencia, regresé a Tlapa donde había dejado mi fuerza. Al llegar a Tixtla supe que un Jefe austriaco llamado el Duque de Bernard, con 700 infantes austriacos y una fuerza de traidores de 300 hombres mandados por Visoso y seis piezas rayadas de montaña, había ocupado a Tlapa, y que Segura ocupaba un cerro muy defendible a la vista de esa población. Entonces el General Jiménez que mandaba en Tixtla, puso a mi disposición por orden del General Alvarez expedida a solicitud mía, un pequeño Batallón de Guardia Nacional de Chilapa, que constaba de 200 hombres. Con ese Batallón emprendí la marcha por los pueblos de la montaña, entrando por Hueyenecantenango y levantandolos en son de guerra, aunque no puedo decir en armas, porque no las tenían, logré poner en acción más de dos mil indios que marchaban de montaña en montaña, paralelamente con mi fuerza armada, que constaba de 200 hombres y el pelotón de cabos y sargentos oaxaqueños, hasta salir por la espalda a mis soldados que a las órdenes del Coronel Segura ocupaban un cerro a la vista de Tlapa.
Como el Duque de Bernard vio salir simultáneamente por todas las cuestas que formaban la cordillera al sur de Tlapa, masas de hombres cada una con una música de instrumentos metálicos, le pareció que por mal armados que estuviéramos debíamos ser muy superiores en número a su fuerza y abandonó a Tlapa. Despedí en seguida a los indios que ocupé dándoles las gracias y devolví al General Jiménez el Batallón de Chilapa porque no tenía con qué mantenerlo y él me lo pedía con apremio, porque el enemigo le amagaba por Iguala.
El Jefe austríaco tomó el camino de Chila de la Sal y se acampó a la margen derecha del río, y cuando yo llegué a ese punto, acampé a la izquierda.
Así permanecimos algunos días, hasta que la fuerza austríaca regresó a Atlixco, dejándome al frente a Visoso con unos 300 hombres, poco más o menos. Se me informó de algún amago de tropas procedentes de Oaxaca y con ese motivo regresé a Tlapa. Entonces Visoso se atrevió a pasar el río y permaneció en el pueblo de Chila.
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